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Chapter 2 - !La orden del Vórtice Estelar es increíble!

"¿Están todos listos?" Le preguntó un caballero con armadura plateada a otro que estaba con los nuevos reclutas en el vagón de transporte.

"Pues yo diría que sí" le respondió el otro caballero.

El caballero de plata asintió con la cabeza y antes de marcharse del lugar exclamó en voz alta "!Estamos apunto de partir la sede de la Orden del Vórtice Estelar, así que para evitar accidentes tomen asiento, abrochen los cinturones y disfruten de las vistas" luego de exclamar su aviso el caballero se dio media vuelta y salió por una puerta corrediza.

El pequeño alboroto que había en el vagón se apaciguó y todos tomaron asiento y de la nada un raro zumbido comenzó a sonar cada vez más fuerte.

¡Zzzzrrrrrr! ¡Zzzzrrrrrr! ¡Zzzzrrrrrr!

Eidan escuchó el zumbido y con cada ciclo sentía como si el ambiente se cargar de estática y poco a poco comenzó a sentir ingravidez y un pequeño vacío en su estómago.

Eidan comenzó a ver por las ventanas como cada vez el vagón se alejaban más del suelo, y también vio como un pegaso con el caballero plateado ensima los escoltaba a el y a otros vagones que despegaba con ellos, los demás que se encontraban también comenzaron a hacer acto de presencia.

"¡Mira, estamos flotando!"

"¡No puede ser, estamos volando!"

"¡Esto es increíble! ¿Cómo está sucediendo esto?"

"¡Sí, estamos levantándonos del suelo!"

"¡Gua, la Orden del vórtice estelar es genial!"

Varias personas estaban emocionadas y no despegaba la vista de las ventanas mirando el paisaje humeante del reino destruido.

El vagón se alzó cada vez más en el aire hasta estar un poco más arriba de las nubes donde comenzó a avanzar hacia delante a toda velocidad en dirección a la sede de la orden del vórtice estelar.

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En lo más profundo del Reino Celestial, donde las estrellas danzaban al ritmo de los destinos humanos, dos dioses se encontraban reunidos. Sus palabras resonaban con una suavidad melódica, mientras compartían su visión egoísta, egocéntrica y narcisista sobre las guerras entre los humanos vasallos y los semidioses.

En una cámara etérea, Ilíthar, el dios de la guerra, se dirigió a su compañero, Arathiel, el dios de la sabiduría. Sus rostros resplandecían con una indiferencia suprema hacia los mortales, reflejando su divinidad y desconexión con los problemas de los simples seres.

"Arathiel, ¿has presenciado las batallas de los mortales? ¿Qué opinas de sus insignificantes esfuerzos?", inquirió Ilíthar con un tono condescendiente.

Arathiel levantó una ceja, su mirada perdida en los cielos estrellados antes de responder con elegancia celestial: "𐌰𐌴𐌷𐍄𐌹 𐌹𐌱𐌿𐌳𐌴𐍃𐌰𐌿𐌷𐌰𐌹 𐌲𐌴𐌹𐍄𐌰𐌿𐌷𐌰𐌹, 𐍂𐌴 𐌲𐌰𐍃𐌸𐌰𐌹 𐌸𐌰𐌹𐌴𐌷𐍄𐌰. Su existencia es efímera, y sus conflictos carecen de trascendencia en la grandeza del universo".

El dios de la guerra asintió con suficiencia, complacido con la respuesta. "Cierto, querido Arathiel, sus almas 𐍆𐌰𐍂𐌾𐌰𐌹𐌺𐌴𐌹𐍃𐍄𐌰𐌿𐌷𐌰𐌹 están condenadas a tropezar en una búsqueda fútil de poder. Su falta de visión divina los condena a la autodestrucción".

Arathiel contempló las estrellas con indiferencia mientras pronunciaba las siguientes palabras: "Los humanos, seres diminutos y frágiles, son tan fácilmente engañados por sus propias ilusiones de grandeza. Sus ambiciones son como sus vidas: efímeras e inconsecuentes".

Ilíthar dejó escapar una risa arrogante, su voz resonando con autoridad celestial. "Verdad absoluta, querido Arathiel. Nuestra superioridad divina es incuestionable. Los mortales son meros peones en nuestro juego cósmico".

Arathiel entrelazó sus dedos con gracia, su voz llena de desdén. "Que sus guerras se desvanezcan en la inmensidad del tiempo, mientras nosotros, los dioses, observamos desde nuestras moradas celestiales. La eternidad es nuestra, y sufrirán por su efímera existencia".

Ilíthar y Arathiel, aún inmersos en su discusión celestial, centraron su atención en la devastadora guerra provocada por los otros dioses en el planeta, que dejó un rastro de destrucción y caos a su paso. Las estrellas parecían titilar con inquietud mientras los dioses debatían sobre la conveniencia de participar en tales conflictos o buscar una alternativa más sabia.

Ilíthar, con un brillo de emoción en sus ojos divinos, rompió el silencio con una voz resonante: "Arathiel, ¿has presenciado el poderío de nuestros hermanos en su guerra masiva? ¿No te tienta la idea de unirte a ellos y participar en su gloriosa batalla?"

Arathiel frunció el ceño, su sabiduría y prudencia chocando con el entusiasmo bélico de Ilíthar. Tras un suspiro sereno, respondió con calma: "Ilíthar, la magnitud de su conflicto ha dejado un rastro de destrucción en el plano mortal. ¿Es sabio para nosotros, como seres divinos, sumergirnos en una guerra tan caótica y sin sentido?"

Ilíthar se mantuvo desafiante, sin dejar de lado su sed de batalla. "Pero, Arathiel, ¿acaso no somos dioses? ¿No está en nuestra naturaleza ejercer nuestro poder y reclamar lo que consideremos propio? Estos mortales solo son peones en nuestra partida divina".

Arathiel levantó una mano en señal de pausa, su voz resonando con un matiz de advertencia: "Ilíthar, debemos recordar que somos seres trascendentes, guardianes de la estabilidad cósmica. La guerra desenfrenada solo genera caos y sufrimiento para aquellos a quienes estamos destinados a proteger".

Ilíthar se cruzó de brazos, su mirada llena de desdén. "¿Acaso temes que nuestra intervención empeore la situación, Arathiel? ¿No crees en nuestro poder para restaurar el equilibrio y reinar con supremacía sobre los mortales?"

Arathiel se tomó un momento para reflexionar, su mirada perdida en la inmensidad del universo. "Ilíthar, no se trata de temor, sino de discernimiento divino. Debemos recordar que nuestra influencia en el mundo mortal tiene consecuencias inimaginables. En lugar de perpetuar la guerra, deberíamos buscar una solución más compasiva y sabia".

Ilíthar gruñó con impaciencia, su arrogancia divina apenas contenida. "¿Y qué alternativa propones, Arathiel? ¿Dejar que estos dos dioses continúen arrasando con todo a su paso, sin intervención alguna?"

Arathiel extendió una mano hacia el cosmos, su voz resonando con solemnidad: "Quizás sea momento de recordarles a los mortales su verdadera naturaleza divina y guiarlos hacia un camino de redención y sanación. Debemos ser faros de sabiduría en medio de su oscuridad".

Ilíthar hizo una mueca de aburrimiento y preguntó con tono indiferente "Y bueno… ¿qué propones entonces?"

"Tengo un plan que de salir bien te puedo asegurar que seremos los nuevos dioses progenitores" dijo Arathiel mientras se reía un poco y comenzaba a reunir una cantidad masiva de energía mágica en la palma de su mano.

Ilíthar sólo levantó la ceja un poco extrañado y le preguntó a Arathiel "humm pues no te quedes callado y dime qué es ese plan tuyo".

"Es sensato que lo sepas ya que ocuparé un poco de tu ayuda para completar mi plan" dijo Arathiel mientras una esfera de energía plateada del tamaño de una pelota de béisbol se creaba en la palma de su mano con intrincados patrones y runas mágicas.

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Eidan se encontraba abrumado por la magnificencia y el esplendor que se desplegaba ante sus ojos mientras descendía del vagón volador mágico de la Orden del Vórtice Estelar.

Mientras Eidan descendía del vagón volador mágico de la Orden del Vórtice Estelar, las personas que le acompañaban también expresaban asombro y admiración al contemplar el majestuoso cuartel general. Algunas de las exclamaciones que resonaban en el aire eran:

"Dioses, nunca he visto algo tan impresionante en mi vida"

"¡Mirad esas torres! Son colosales y brillan como estrellas"

"¡Increíble! ¿Podéis sentir la energía mágica que emana de este lugar?"

"Esto es como un sueño hecho realidad No puedo creer que formemos parte de algo tan grandioso"

"¡Mira esas estatuas! ¡Parecen cobrar vida!"

"Es como si hubiéramos entrado en un mundo de fantasía"

"¡Los jardines son simplemente magníficos! Podría pasarme días admirando cada flor y arbusto"

Las voces emocionadas y maravilladas llenaban el aire, resonando en los espacios de la sede de la Orden del Vórtice Estelar.

El majestuoso cuartel general se alzaba imponente ante él, como una fortaleza impenetrable perdida en las alturas de una montaña escarpada.

El edificio principal, construido con piedra resplandeciente de tonalidades plateadas y azules, parecía fusionarse con el cielo estrellado que lo rodeaba. Sus torres alcanzaban alturas descomunales, y cada una de ellas estaba coronada con cúpulas de cristal que resplandecían con la luz de las estrellas. Grandes estatuas de caballeros mágicos adornaban los salientes de los balcones, sus armaduras relucientes brillaban con la promesa de poderes y habilidades más allá de la comprensión.

Un camino de mármol blanco conducía desde la entrada hasta las puertas principales, flanqueado por jardines exuberantes y cuidadosamente diseñados, repletos de flores de colores vibrantes y arbustos de formas caprichosas. Eidan podía escuchar el suave murmullo del agua proveniente de las fuentes y los estanques ornamentales que salpicaban el paisaje, dotándolo de una atmósfera serena y mística.

A medida que avanzaba por el sendero, las estatuas de los antiguos maestros de la Orden parecían cobrar vida con cada paso, sus miradas penetrantes seguían cada movimiento de Eidan. Sus rostros esculpidos reflejaban sabiduría y poder, recordándole la historia y el legado de la Orden del Vórtice Estelar.

Las puertas principales se abrieron lentamente ante él, revelando un vestíbulo impresionante. Las paredes estaban decoradas con frescos que narraban las hazañas de los antiguos caballeros mágicos, mientras que lámparas colgantes de cristal iluminaban el espacio con una luz mágica y cálida.

Una gran escalera de mármol, adornada con relieves de escenas de batallas épicas, se elevaba majestuosamente hacia los niveles superiores. Eiden subió los peldaños con cautela, admirando cada detalle arquitectónico que denotaba el esfuerzo y la dedicación de generaciones de caballeros mágicos.

Al llegar al nivel superior, Eiden se encontró en un salón de reuniones vasto y exquisitamente decorado. Las paredes estaban cubiertas de pergaminos antiguos y estanterías llenas de libros de conocimiento ancestral. El techo se curvaba en un diseño intrincado de vidrieras, filtrando los rayos del sol en una mezcla de colores brillantes que iluminaban el ambiente con una atmósfera mágica.

En el centro del salón, una mesa de conferencias de madera noble se encontraba arriba de un podio y abajo del podio hay bancas talladas a mano, cada una con un respaldo en forma de criaturas míticas. Desde allí, los miembros de la Orden del Vórtice Estelar planificaban sus estrategias y discutían los misteriosos reinos fuera del alcance de los mortales comunes.

"Todos tomen asiento en las bancas que en un momento vendrá el líder de la orden a dar una pequeña charla de bienvenida" exclamó un caballero que venía guiando al grupo de nuevos reclutas.

Todos los recién llegados tomaron asiento en las bancas y conversaron entre ellos en lo que llegaba el líder de la orden del vórtice estelar.

Eidan se sentó al azar y mientras esperaba el inicio de la conversación, otro joven de aproximadamente su misma edad se sentó a su lado. Parecía un poco perdido, pero cuando se dio cuenta de que Eidan lo observaba, le devolvió la mirada y le sonrió amistosamente.

"¡Hola! ¿Qué tal amigo? ¿Eres también nuevo verdad? Me llamo Leo un placer conocerte" dijo con un tono amigable leo mientras le estiraba la mano a Eidan.

Eidan miró con extrañeza a Leo pero le estrechó la mano "¿mucho gusto, Leo? Sí, también soy nuevo ¿por qué la pregunta?" Respondió de forma algo extrañada Eidan.

"¡Genial!,¡Entonces podemos ser amigos! ¿Cómo te llamas?" Dijo Leo de forma Energética.

Eidan le dirigió una mirada extraña y le respondió "mi nombre es Eidan un placer".

"Que genial nombre Eidan" le dijo Leo con esa sonrisa inocente y carismática "¡Eidan!, ¿tú eres bueno con la espada?"

Eidan se empezó a tronar los dedos de las manos por un poco de estrés y contestó "hem pues lo soy muy hábil con la espada" respondió Eidan mientras regresaba la mirada al podio esperando que llegara el Líder de la orden.

"Pues te digo la verdad… Yo tampoco soy muy bueno ja ja ja, pero por eso estamos aquí ¿no? Para ser verdaderamente fuertes" Dijo Leo mientras también buscaba con la mirada a líder.

"Pues sí la verdad por eso estoy aquí, busco venganza porque..." Eidan fue interrumpido por Leo.

"Shhh calla, mira haya no lo puedo creer, ¡santo cielo es el jefe!" Dijo de forma emocionada Leo mientras miraba fijamente al líder de la orden.

Eidan solo guardó silencio mientras se sentía algo molesto por ser interrumpido.

Cuando el líder de la orden de caballeros entró a la sala, caminando con una postura erguida y segura, todo el mundo inmediatamente guardó silencio. Una ominosa presión se sentía en el aire, como si la gravedad hubiera aumentado repentinamente y hubiera peligro en los alrededores.

El líder, un hombre alto de complexión robusta, piel bronceada y cuerpo musculoso, caminó hacia el podio. Con rasgos faciales afilados y angulares, una mirada penetrante y una expresión seria y enigmática, logró que la sala quedara en completo silencio solo con su mirada de cazador.

"¿Ya viste la melena que tiene el líder? ¿No es increíble cómo su pelo es tan negro? Además, su estilo de cabello es tan salvaje", añadió Leo con admiración mientras no apartaba la mirada del líder.

El líder comenzó a hablar con una voz profunda, grave, madura y todos pusieron atención.

"Distinguida audiencia,

Hoy nos congregamos para celebrar la bienvenida a la Orden de Vórtice Estelar, un grupo de caballeros mágicos unidos por un propósito trascendental: proteger y preservar la luz en medio de la oscuridad. Me dirijo a todos ustedes con gran honor y responsabilidad, como líder de esta venerable Orden, Kuro.

En este camino que se extiende ante nosotros, enfrentaremos desafíos y adversidades, pero también encontraremos oportunidades para demostrar nuestra valía y compromiso inquebrantable. Ser un caballero mágico no es tarea sencilla; requiere dedicación absoluta, sacrificio y una determinación inquebrantable. Tenemos la responsabilidad de mantener el equilibrio entre la luz y la sombra, protegiendo a los más vulnerables y luchando por la justicia en un mundo convulso.

Mi presencia puede inspirar respeto y temor, pero quiero que sepan que mi corazón late con una pasión ardiente por proteger y guiar a aquellos bajo nuestro cuidado. Represento la fortaleza y la sabiduría adquiridas a lo largo de mi arduo camino como cultivador de la Sangre de las Sombras.

Como líder de esta Orden, exijo el más alto nivel de dedicación y excelencia. Cada palabra y acción deben reflejar un propósito claro y una determinación inquebrantable. Juntos, forjaremos un legado duradero y nos convertiremos en los guardianes incansables de la luz en este mundo inmerso en las tinieblas.

No olvidemos nunca el verdadero sentido de nuestro propósito. Somos defensores de la justicia y protectores de los más débiles. Es nuestra responsabilidad proteger a aquellos que no pueden defenderse por sí mismos y asegurar su seguridad y bienestar.

En nuestro camino, enfrentaremos obstáculos que pondrán a prueba nuestra fortaleza emocional y física. Pero les aseguro que no debemos desviarnos de nuestro objetivo. Resistamos el dolor y el agotamiento, pues es en los momentos más difíciles cuando los verdaderos héroes se forjan. Somos portadores de una luz que no debe apagarse, y eso requiere de una determinación incansable.

En esta Orden, seremos una unidad fuerte y cohesionada, una fuerza indomable frente a la oscuridad. Juntos, crearemos un vórtice de energía estelar capaz de disipar las sombras que amenazan con consumirnos. Nuestra presencia será un faro de esperanza para aquellos que buscan protección y refugio en tiempos de incertidumbre.

Hoy, en este momento trascendental, les doy la bienvenida a la Orden de Vórtice Estelar. Unámonos en este camino y desafiemos juntos la oscuridad, protegiendo a los inocentes y siendo la voz de los sin voz. Nuestra determinación será nuestra guía, nuestra valentía nuestro escudo y nuestra unidad nuestra fortaleza. Juntos, prevaleceremos y llevaremos la luz a cada rincón de este mundo necesitado.

Gracias a todos por unirse a esta noble y valiente causa. Que nuestro espíritu y propósito nos guíen siempre en esta travesía." Kuro el líder de orden asintió con la cabeza y así como entró procedió a salir.

La sala explotó en vítores y gritos de orgullo y felicidad, todos sin excepción emocionados por formar parte de esta increíble orden de caballeros.