Chereads / LA CAÍDA DE UN LÍDER INNATO / Chapter 16 - CAPITULO 15

Chapter 16 - CAPITULO 15

NUEVO RUMBO

El olor a tierra humedad se levantaba con ayuda de la leve brisa que se acentuaba en las montañas junto con los rayos de luz tenues que emitía el sol al amanecer.

Dalia.

Unos pequeños labios titiritaban de frio mientras unos lindos ojos se abrían lentamente con la ayuda de la luz del sol que atravesaba una grieta en la corteza de un gran árbol dándole en el rostro.

Se quejó por un momento en lo que cerraba de nuevo sus ojos antes de moverse evitándola la luz, pero al instante recordó donde se encontraba y los abrió de golpe.

Afortunadamente había sobrevivido ilesa la terrible noche fría gracias al escondite en el que se encontraba, entonces su mente empezó a estimular todo lo que había tenido que pasar en cuestión de segundos, recordó todo con lujo de detalle. Provocándole un enorme nudo en la garganta, aun no podía creer que su propio hermano la haya traicionado de la peor manera.

En su rostro primero se mostró un sentimiento de tristeza total que poco a poco fue cambiando a incredulidad para terminar de forma atroz con un sentimiento de odio sin límites.

Tal vez su mente era muy inexperta para sentir este tipo de cosas, pero el experimentarlo era suficiente, junto con esto tenía algo completamente claro el regresar a casa seria su fin y no permitiría que su hermano se saliera con la suya. Lo único que le preocupaba era su madre y aquella grave enfermedad que contenía.

Pero de inmediato Dalia recordó algo importante. Aunque le doliera en el fondo de su corazón sabía que la prioridad de Tyler siempre fue su madre ni siquiera sus emociones estaban por encima de su madre, entonces esta vez no sería la excepción, o al menos era algo que ella esperaba.

No había de otra, aunque no quería hacerlo, solo le quedaba confiarle la vida de su madre al traidor de su hermano porque para su mala suerte volver sería completamente peligroso más para su madre que para si misma. La calificarían como ´desertor´ y su vida estaría arruinada por completo, sin duda eso solo le afectaría terriblemente.

Tenía mucho miedo, pero aun así estaba decidida.

Esa era una de las cualidades de Dalia, tomaba control de sus emociones y elegia de forma concreta una decisión definitiva.

Sabía de ante mano que vagar sola era enfrentarse constantemente a la muerte en el camino en un mundo donde sin duda alguna su destino como capricornio impuesta por los reyes era tener una vida infernal en sus garras. No tenía más opciones.

Si aceptaba el destino de ser presa de los cazadores y vendida a los reyes, los esfuerzos de su madre habrían sido en vano, pero si luchaba incansablemente en contra de eso podía estar segura que tal vez y solo tal vez podría haber una leve y minúscula esperanza de sobrevivir a este mundo.

Levantó su rostro y vio por una pequeña abertura de la corteza por unos segundos examinando todo a su alrededor, debía estar segura de que los alrededores se encontraban despejados, en cuanto lo confirmo salió poco a poco del escondite; al estar fuera por completo corrió rápidamente sin mirar atrás en dirección hacia la tumba de su padre como le había indicado su madre.

Recurrió a escabullirse por los arbustos y arboles de las montañas para evitar que sus acciones fueran vistas por algún cazador que posiblemente aun la estuviera buscando.

Corrió, corrió y corrio un poco más.

Faltaba muy poco, en eso al estar a tan solo unos metros del lugar sus ojos se llenaron de esperanza y una pequeña sonrisa de alivio apareció en su agitado rostro, pero…

En el momento que estaba por dar un salto sobre un muy pequeño arroyo seco vio como un cazador pasaba justo a unos pasos enfrente de ella, se paralizo por unos segundos hasta que el mismo cazador volteo su mirada hacia ese lado.

Su cuerpo fue más rápido que su mente esta vez moviéndose instintivamente detrás de un árbol que tenía a su lado al mismo tiempo que se agachó y quedó en cuclillas, también cubrió su boca con ambas manos para evitar emitir algún ruido. Su corazón latía a mil por segundo, su respiración se entrecortaba en cada inhalación y su cuerpo no paraba de temblar haciendo que un sudor frio recorriera toda su espalda.

(Mantén la calma. Mantén la calma. Vamos tranquila Dalia.) Pensó.

A pesar de la situación Dalia se repetía esto una y otra vez, sabía bien que cualquier mal movimiento significaría su fin, pero al tratar de respirar con regularidad y sus fuertes latidos logró escuchar como el cazador se acercaba hacia donde ella se encontraba escondida.

Debía hacer algo o la encontraría.

Como pudo se fue moviendo poco a poco hacia los arbustos, pero debía pensarlo bien tan solo un ruido podría ser perjudicial, afortunadamente varios troncos huecos caídos estaban cercanos a ella, aunque se vieran cercanos no habría garantía que el cazador no la notara al moverse. Estaba quedándose sin alternativas y el espacio entre la lejanía de los pasos del cazador y ella se hacía cada vez más corto.

En tan solo un segundo escuchó como otro cazador llamó hacia este lado.

—¡Hey! Mark. ¿Qué haces ahí? —

Sin dudarlo Dalia aprovechó ese descuido y rodó hacia los troncos huecos y se ocultó en el interior de uno, encogió todo su cuerpo y cubrió sus oídos con sus brazos clavando sus uñas en su nuca con fuerza.

—Maya. Yo… —

—Ese lado ya revisé hace poco, no hay nada por allí. No pierdas el tiempo y apresúrate o Brett se enfadará de nuevo. En cuanto lo dijo dio una mirada de disgusto mirando hacia otro lado y volteando sus ojos. Y como es de insoportable en este momento por esa pequeña niña capricornio. —

A pesar de las palabras de la cazadora, el tipo puso una mano sobre el árbol y miró rápidamente aquel lado, pero sus sospechas fueron resueltas. El lugar estaba vacío.

—¡Mark! — Gritó nuevamente la mujer que ya se había adelantado.

El tipo solo chasqueo la lengua y siguió su camino de vuelta. Extrañamente se sentía algo inquieto sabía que había escuchado algo sospechoso en ese lugar.

Al llegar junto a la cazadora, ella lo miró y abrió su boca.

—¿Qué es? —

—No es nada solo escuche un ruido y yo… — No pudo terminar la mujer lo interrumpió.

—Hablas enserio. Olvidadas que estamos en una montaña, muchos animales e insectos albergan aquí es natural oír ruidos por todas partes. En fin, tenemos trabajo. Andando. —

Nuevamente el cazador volteo hacia el arroyo seco para finalmente dar un suspiro de molestia y continuar.

Dalia en su escondite seguía aferrada a sí misma, aprentado con fuerza todo su cuerpo, esto duró por un largo rato.

10 min. Pasaron…

Luego 20 min…

Poco después 40 min…

Su cuerpo temblaba sin control y la adrenalina de hace un momento se palpaba por completo en los fuertes latidos de su corazón, luego de unos segundos abrió sus ojos y soltó sus brazos que estaban aun fuertemente enrollados en su cuello. Respiró profundo y tragó saliva abruptamente antes de salir.

En cuanto estuvo fuera del tronco se sintió aliviada, de una forma u otra se había librado por poco de sus presuntos cazadores.

De ahora en más debía tener mucho más cuidado y calcular cada paso que daba.

Al dar una pisada su cuello le ardió de forma incomoda se pasó una mano por la zona del ardor y la miró solo para quedar sorprendida por cómo había rasgado su piel hasta provocar heridas a tal punto que le llegaran a sangrar. Se frotó con la manga de su chaqueta y continuo, no podía darle demasiada importancia su vida corría aún más peligro que esas pequeñas heridas.

Con todas sus habilidades desarrolladas en las montañas pudo evadir con mucho esfuerzo a los cazadores que se encontraba en el camino y finalmente pudo llegar a la tumba de su padre.

Estar en ese lugar le hacía estar afligida de una forma extraña, un sentimiento realmente difícil de entender para alguien de su edad.

Se agachó frente a la tumba juntando ambas manos y entrelazándolas entre si mientras cerraba sus ojos y decía en voz muy baja unas cuantas oraciones al dueño de la tumba vacía. Le tomó tan solo unos segundos.

Luego se dirigió hacia el lado trasero de la lapidad e hizo un poco de fuerza un par de veces en la parte de posterior, le constaba por su poca masa muscular aun así continuo hasta escuchar un pequeño sonido.

Crick

Entonces un tipo puerta se abrió de la lapidad, era como una pequeña caja secreta que su madre había ocultado con mucho esmero por mucho tiempo. En su interior se encontraba una mochila de tamaño medio, la tomó y verificó su interior; en ella se encontraba un par de botellas vacías, un saco de dormir, unas mantas abrigadas pequeñas, unas cuantas latas de comida y dos de las cosas más importante que necesitaría sin dudar.

Primero.

Un pequeño bolsito lleno de dinero, eran los ahorros de su madre. Se sentía muy mal en tener que tomarlo, no se sentía con el derecho de hacerlo, era su madre quien se había esforzado en recogerlo todo este tiempo y que simplemente ella lo tomara sin más le hacía sentir muy incómoda pero las opciones que tenía a su alcance eran completamente nulas.

Dio un gran suspiro.

Segundo.

Un pequeño paquete de emblemas de un signo en especial, Dalia lo conocía bien, un fuerte nudo se opuso en su garganta al instante. Poco antes su madre se había esforzado tanto en crear estos especiales para Dalia.

La pequeña se volvió a imputar si era buena idea huir o volver a casa.

En cuanto se puso en conflicto consigo misma, unos fuertes ruidos provinieron cerca de donde se encontraba, eran pasos.

Pasos de cazadores en busca de su captura.

Dalia tomó las cosas rápidamente y cerró como pudo la lapidad, luego se encondió con todo y mochila a su lado. Al encontarse oculta segura de no ser vista, observó como cuatro cazadores se dirigían hacia la tumba, apretó sus dientes con fuerza.

No podía quedarse a contemplar las acciones de esos tipos además eran muchos para poder lidiar ella sola, debía irse lo más pronto posible. Caminó con tanto sigilo como le era posible, evitaba toparse con cualquier cosa en el suelo que provocará algún ruido sospechoso, sabía de antemano que los cazadores no tenían ese apodo de por gusto; eran exactamente eso. Cazadores.

Al estar a un radio lo suficientemente alejado de aquellos sujetos Dalia se echó a correr con todas sus fuerzas, ahora con un gran peso en su espalda, pero sabía bien que eso era algo que sin duda necesitaría en su camino hacia lugares desconocidos lejos de la única persona(Su madre) que la protegía de todo y de todos incluso de quien menos esperaba traición. Su hermano.

Llegando a un punto, se dirigió a una montaña que se encontraba en las cercanías donde lograba ver claramente su casa y sus alrededores, sus ojos contemplaron lentamente cada espacio, cada imagen, cada sonido, lo hacía de tal forma que todo se quedará en su mente y el día en que logrará volver no olvidará nada de este lugar nisiquiera el camino.

Sus ojos se cristalizaron y sus pequeños labios temblaban, un par de lágrimas rodaron por sus regordetas mejillas y una de ellas terminó en su boca provocando que apretará con fuerza sus labios al igual que sus puños, a pesar del hecho de que ella tuvo que tomar una decisión completamente decisiva no quitaba que la rabia e impotencia provocada por culpa de su hermano ese día se disolviera como polvo por el viento. Aquella espina impuesta de forma cruel se mantendría en su corazón por mucho tiempo e incluso se podría decir que estaría allí hasta el fin de sus días.

Tomó su mochila y con voz temblorosa dio sus últimas palabras en dirección a lo que ahora por desgracia había dejado de ser su hogar.

—Adiós mamá… —

Se volteo y poco a poco se fue alejando sin mirar atrás, aunque le dolia el corazón que en ese momento se encontraba hecho jirones y se sentia a morir, no podía retroceder.

Su vida dependía de ella y nadie más que ella de ahora en adelante…

AUTOR.

Tal vez queridos lectores se pregunten como una niña tan pequeña puede ser capaz de decidir ir y aventurarse sola hacia lo desconocido así sin más, bueno la respuesta es más que clara. Si desde muy pero muy temprana edad o al menos desde que tienes memoria te inculcan tener una idea clara en la que debes medir cada paso que das o podría ser el último y acabar en las garras de personas que harán de tu vida un infierno, lógicamente desarrollaras un instinto de supervivencia superior a cualquier otra persona que conozcas y eso incluyendo tu capacidad mental a la hora de adaptarte a la situación.

Tanto Dalia como su madre se habían preparado para algo parecido a lo que ocurrió, pero lastimosamente Cristal no pudo actuar junto a su hija como lo previsto.

...