La brisa de la mañana soplaba suavemente mientras Emma caminaba hacia la estación de tren. Había decidido tomar un tren temprano para visitar a su abuela en el pueblo cercano. Mientras caminaba, se sintió nostálgica por los días en que pasaba las vacaciones de verano en el pueblo de su abuela. Pero ahora, con su trabajo y sus responsabilidades, no tenía mucho tiempo para visitarla.
Mientras esperaba en la estación, Emma se sintió intranquila. No sabía por qué, pero algo parecía estar fuera de lugar. De repente, se dio cuenta de que había un hombre mirándola fijamente desde el otro lado de la plataforma. El hombre tenía una expresión extraña en su rostro y Emma se sintió incómoda. Decidió moverse a otra parte de la plataforma para alejarse del hombre.
Finalmente, llegó su tren y Emma se subió a él, aliviada de estar lejos del extraño hombre. El tren se movía lentamente a través del campo y Emma disfrutaba de las vistas. Pero después de unos minutos, el tren se detuvo bruscamente. Emma se preguntó qué estaba sucediendo y se asomó por la ventana. Se dio cuenta de que había una multitud de gente en el camino y que alguien parecía estar en problemas.
Emma salió del tren para ver qué estaba sucediendo. Había un hombre mayor tirado en el suelo, parecía estar sufriendo un ataque al corazón. Emma se acercó para ayudar y rápidamente se dio cuenta de que no era la única. Un médico también estaba en el tren y se ofreció a ayudar al hombre.
Finalmente, el hombre fue llevado a un hospital cercano y Emma volvió a subir al tren. Pero algo había cambiado en ella después de ese encuentro. Se dio cuenta de que había algo más en la vida que simplemente ir de un lugar a otro. Se prometió a sí misma que tomaría el tiempo para ayudar a los demás y apreciar los pequeños momentos de la vida.
El tren se movía de nuevo y Emma se sentó pensativa en su asiento, reflexionando sobre lo que acababa de suceder. Sabía que su visita a su abuela sería diferente esta vez, y que tendría mucho más en qué pensar durante el viaje de regreso a casa.