La luz se filtra desde la ventana y hace que se remueva somnoliento entre las rojas sábanas, disfrutando de la comodidad que estas le brindan se acurruca aún más en su sitio. Con los ojos aún cerrados Wu Dalai recuerda que hace días que no había podido dormir en otro lugar que no sea su escritorio y dormir sentado mientras usas tus brazos y el escritorio como almohada por tres noches seguidas, no es lo más cómodo del mundo y las consecuencias siempre las pagaba al despertar. Tener el cuerpo adolorido por quedarse dormido mientras trabaja en la noche es muy incómodo si lo que vas a hacer después de desayunar es ir al trabajo. Pero no es como si su situación pudiese cambiar tan fácilmente, vivía solo en su departamento y aparte de su hermana que lo visitaba ,rara vez a altas horas de la noche, no había quién pudiese despertarlo para que pudiera irse a su cama a dormir, en vez de usar su estudio como habitación. Sabe bien que como todo adulto funcional debería, en teoría , poder cuidar bien de sí mismo, pero con la presión y el estrés acumulado después del último desfile tampoco es que tuviera muchas opciones que digamos, tiene responsabilidades y trabajo que no puede descuidar.
En este momento debería ser más de las ocho de la mañana por que puede sentir el sol iluminar su rostro, pero se siente un poco confundido porque él no suele dejar abiertas las cortinas de su habitación. Ya un poco más consciente trata de abrir sus ojos, pero la luz que ingresa por la ventana es demasiada, casi segadora, así que se ve obligado a entrecerrarlos y cubrir su cabeza con las sábanas, al hacerlo se fija en el color rojizo de estas y queda un poco sorprendido, porque a menos que la luz del sol le haya afectado demasiado y dicho sea de paso que veía puntitos de colores a causa de esa luz, no recordaba usar sábanas de ese color ,generalmente eran tonos entre azul y morado, pero nunca rojo. Esto no es algo que él le da mucha importancia, por que suele ser muy despistado y , por que aún se siente cansado y la cama esta calientita y suave, se remueve un poco más e inconscientemente se acercó al extremo donde la cama estaba más calientita, al hacerlo los brazos que rodeaban su cintura, y que hasta ahora no había notado, lo jalaron en esa dirección, haciendo que se acerque más a la persona con la que compartía la cama. Abrazándolo protectoramente. Cuando su cuerpo chocó contra la piel suave de su acompañante la conciencia volvió a él de golpe.
"Si vivo solo ¡¿Quién esta a mi lado?!"
Abrumado por este pensamiento abrió los ojos de golpe solo para confirmar sus sospechas. Su mano descubierta estaba sobre el hombro de la otra persona, tocando la piel desnuda. Otra alarma se encendió en la cabeza de Dalai ante esta nueva revelación.
"¿Por qué estamos... desnudos? ¿Qué pasó anoche? No me digas que... Nosotros.... No, no, no, ¡No! Debió ser una trampa, esto será un escándalo si la prensa se entera."
Mira a su alrededor y se da cuenta que está definitivamente no es su habitación. Busca su ropa con la mirada y las encuentra fácilmente, tiradas por el suelo, y casualmente fija su mirada en el cúmulo de sábanas que se encuentra junto a él, porque de la impresión había olvidado la otra presencia en la habitación. Sintió como el miedo y los nervios lo recorrían de pies a cabeza, quería salir de ahí rápidamente antes que la otra persona despierte, así que, con sumo cuidado, pero también con premura y nerviosismo apartó los brazos que lo sujetaban con fuerza, se alejó y se sentó en el borde de la cama. Cuando lo hizo sintió su cuerpo cansado y sus caderas muy adoloridas.
Después de moverse cuidadosamente logra ponerse de pie, pero siente algo escurrirse entre sus piernas y de repente se da cuenta de la situación o mejor dicho la confirma porque muy dentro de él no quería aceptar lo que está sucediendo, o sucedió, pero los recuerdos llegan a su mente y se siente realmente avergonzado, anoche había sido muy descarado, y quiere creer que su memoria le está jugando una mala pasada pues es imposible que la persona que está en la cama sea quien recuerda y él siendo quien es haya actuado de esa manera.
"No puede ser cierto. ¿Cómo él…? ¿Yo…? ¿Nosotros… terminamos en esta situación?" piensa y entonces apresura sus movimientos, quiere salir de allí lo más pronto y de ser posible sin ser visto.
Él no puede y tampoco quiere enfrentarse a esa persona, pero a veces la vida parece adiarlo , en demasía, y hace que se resbale al pisar un maldito zapato, pero esto no generaría mayor ruido de no ser porque junto a la cama hay un florero sobre una mesa, no una de noche sino una de esas que tienen las patas bien delgadas, y Dalai en un desesperado intento por evitar su caída agarró la esquina de esa meza ocasionando que esta se moviera de su lugar y el florero y la mesa cayeran provocando un fuerte ruido que, sí por obvias razones, despertó a la persona que estaba en la cama. Dalai se encuentra nervioso, su rostro muestra algo de incomodidad y también vergüenza, mucha vergüenza, pues al final igual había terminado en el suelo.
El joven dentro de la cama se incorpora realmente asustado, digamos que no es nada bonito el que te despierte con el ruido de un florero rompiéndose , él mira alrededor y cubre sus ojos con su mano por la fuerte luz que ingresa por la ventana y que amenaza con agudizar su , ya molesto, dolor de cabeza. Con sus manos se frota la sien y el puente de su nariz. El dolor de su cabeza lo va a matar en cualquier momento, o eso es lo que siente. Toma un poco de tiempo para que se dé cuenta del lugar donde se encuentra. Dalai tan desconcertado se quedó observando y confirmando quien era otra persona que no se percató cuando sus propios labios llamaron su nombre ni de la vergonzosa posición en la que se encontraba.
-Zusel…- se escucha un poco ronco y dulce a la vez, en un susurro que suena más a pregunta que ha llamado.
Allen Zusel es el nombre del joven castaño que ahora luce totalmente confundido y sorprendido de ver a la otra persona en esa situación. Dalai tenía la cabeza baja y su brazo izquierdo estaba apoyado en el borde de la cama, no se atrevía a mirar a la otra persona, mientras que con su mano intentaba de jalar una de las sábanas para tratar de cubrir, sin mucho éxito, lo que dada la situación el contrarió debería no haber solo visto.
Desde su posición en la cama Zusel podía ver el cabello totalmente revuelto de Dalai y por su cuello marcas que parecía descender tanto por su pecho como espalda, no era muchas, pero si visibles. Sintiéndose observado, aunque más analizado que observado, Dalai decidió cubrirse correctamente con la sábana que había encontrado y levantar la mirada, con el rostro completamente rojo, sus ojos pasearon por los hermosos rasgos del rostro del contrario. Zusel era una persona bastante agraciada, sus labios que usualmente eran finos se encontraban ligeramente hinchados y con marcas de mordidas, su cabello castaño y ligeramente ondulado estaba tan revuelto como el suyo y por piel ligeramente bronceada también se podían apreciar algunas marcas.
Zusel ahora despeinado y con esa expresión entre confusión y somnolencia en su rostro lucia bastante tierno y en el día a día realmente era una buena persona, siempre amable y gentil, siempre atento con los demás, a diferencia de Dalai cuya personalidad contrastaba totalmente con su apariencia. Cualquiera quedaría encantado con la siempre amable actitud de Zusel y él, a pesar de su conflictivo carácter, no es la excepción, pero nunca llego a verlo más que como un conocido o quizá hasta un amigo. Dalai sentía alivio y culpa en partes iguales, alivio porque al menos no era un desconocido mal intencionado que probablemente lo habría obligado, más por el contrario recordaba que había sido él mismo quien había provocado fuertemente a Zusel, pero sus recuerdos aún no estaban completos y no entendía como llegó a esa situación ni mucho menos porque se portó tan desvergonzado ya que nunca suele ser así.No recuerda que ocurrió para que terminara en esta situación, pero podía garantizar que él ni Zusel eran totalmente culpables de la situación.