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Chapter 4 - Krypteias POV

Somos la élite entre los soldados del rey, espías podrían llamarnos, fuimos seleccionados desde muy jovenes por Leónidas en persona para formar parte de este grupo. No solo recabamos información, sino que paramos cualquier amenaza presente o futura hacia Esparta.

Estábamos entre los ilotas cuando fuimos escogidos para ir a la batalla contra un enemigo invencible. Encaramos la batalla con honor y valor que nos aportaban nuestros hermanos, aunque pudimos retenerlos por unos días, los números persas eran avasallantes.

Cuando llegué a este lugar estaba con un amigo, no tardamos en encontrar a muchos de nuestros hombres que participaron en la batalla, y a los 2 días de campamento, nuestro rey apareció.

-Vigilemos el camino por un tiempo, cuando alguna persona de la aldea salga sola los secuestraremos e interrogaremos-.

-Me parece bien.

Este es el primer trabajo que nos da el rey, debemos hacerlo a la perfección Brasidas-. Sus ojos demostraban absoluta concentración y seriedad.

-Me preguntó por qué serán tan peligrosos los hombres con túnicas grises, no estás nada curioso?- una mirada de complicidad se reflejaba en el rostro de Brasidas.

-Mmm, es una misión demasiado importante, esperemos a recolectar mas información antes de acercarnos a esos hombres-.

No pasó mucho tiempo cuando un hombre de ropas simples salió de la aldea con una mochila en su espalda.

Borbo se había levantado temprano ese día, debía recolectar algunas hierbas para venderle al druida, el hombre las encargó el día anterior, y la paga era buena, no debía alejarse mucho de la aldea así que el peligro era nulo.

Después de saludar a los guardias, se dirigió al este de la aldea, no muy lejos de la entrada había una área que podía contener lo que estaba buscando, era una caminata rápida y el día acompañaba, el sol azulado y el ruido de unos flappers revoloteando por ahí, era bastante pacifico en comparación con la dura vida que llevaba, su trabajo no era fácil yy..... hasta aquí pudo pensar, sintió un duro golpe en el cuello y antes de caer ya estaba inconsciente.

-SLAP- Una buena palmada despertó al hombre, cuando Borbo abrió sus ojos, vio a 2 tipos de armadura, sus caras tapadas, le llamó la atención el físico que tenían, nunca había visto tantos músculos en ninguna persona, los brazos, sentía que podían reventarle la cabeza de un solo golpe.

-Dime tu nombre-dijo Brasidas mirándolo seriamente.

Borbo lo miró incrédulo, no entendía que le dijo, era un dialecto que no había escuchado antes.

-¡HABLA!-gritó Pausanias encajándole otro golpe.

-PARA PARA, NO ENTIENDO QUE ME DICEN! SOLO DEJENME IR NO TENGO NADA DE VALOR CONMIGO-

-Tenemos un imprevisto, tal parece-.

-Ah, ni hablamos el mismo idioma, llevémoslo de vuelta al campamento, sácale la remera y manchémosla de sangre, tal vez crean que lo mató algún animal-.

Borbo, estaba aterrado, uno de los hombres sacó un cuchillo enorme, ya está eso es todo, mi vida fue tan corta, ni siquiera tengo esposa! Con los ojos llorosos y mocos chorreando, esperaba su muerte..... que nunca llegó, solo le hicieron un corte en la mano, mancharon su camisa blanca y se desvaneció.

-Ja! ni siquiera hizo falta golpearlo para llevarlo, ya me cae bien este tipo-.

-Andando, veamos que puede hacer el rey con este tipo-.

El campamento estaba frenético, el equipo de caza había reclamado su presa, una vaca enorme, su peso equivaldría fácilmente a 5 vacas en Esparta!, 3 cazadores volvieron en busca de ayuda para transportar semejante animal, mientras otro equipo se preparaba para descuartizarlo y asarlo.

-Fue más fácil de lo esperado, pero no nos podemos confiar, este animal claramente no es un depredador lo que disminuyó el riesgo, puede que no tengamos esa suerte la próxima vez- comentó Lysandro.

-Por el momento aseguramos comida, una fuente de agua, el campamento va mejorando rápidamente gracias a los que tenían conocimientos de carpintería, aún así somos demasiado ignorantes de los peligros que nos rodean-.

-Qué bueno que sacaste ese tema, 2 de nuestros hombres trajeron a un meticcio de estas tierras, lo trajeron hasta aquí porque tenemos un grave problema-.

-Y ese problema sería...-

-La barrera del idioma, no podemos entenderle, ni él a nosotros claro-.

-Eso es problemático, llévenme con él veremos que podemos hacer-.

Los 3 rápidamente fueron al encuentro de aquel hombre, la supervivencia de todos sus soldados dependía de la velocidad en que pudieran recolectar información sobre este lugar.

Borbo estaba atado con una simple cuerda trenzada, pero lo suficientemente fuerte para que no pudiera mover las manos, ni las piernas, no tenía escapatoria ni tampoco sabía por qué lo habían traído a este lugar, era el bosque, pero en qué parte estaba? No tenía idea. De repente oyó los pasos de unas personas aproximándose, eran 3 el de la derecha parecía medio viejo canoso, su armadura era dorada igual que su casco, y con una lanza en mano. El de la izquierda en cambio no llevaba casco ni armadura, sino una piel de animal sobre sus hombros, su pelo negro resplandecía a la luz del sol. Pero lo que más le llamó la atención fue el tercer hombre, alto, fuerte, su mirada penetrante hacía que se sintiera como un conejo frente a un depredador. ¿Cómo voy a salir de aquí? se dijo.

-Libérenlo- ordenó Leónidas, rápidamente desataron la soga de sus manos y pies; el hombre aún nervioso por la situación se puso de pie lentamente y miró al rey.

-(Borbo)- dijo señalándose.

-Leónidas, Demófilo, Lysandro- El rey señaló uno a uno para que se pudieran entender.

-(Hay un hechizo que nos podría ayudar a entendernos me dejarían realizarlo?)-

-Está pidiéndonos algo, pero nose que será, no podemos liberarlo-. Leónidas apuntó hacia donde se encontraba la Aldea y cruzó sus brazos.

Entendiendo a qué se referían Borbo negó con su cabeza y les indicó con un movimiento de muñeca que quería realizar un hechizo.

Leónidas no entendía de que se trataba, pero al parecer el tipo entendía que no se iría a ningún lado en este momento, así que asintió con su cabeza.

-(Bien necesitamos estar sentados)- apuntó al piso y se sentó con las piernas cruzadas, esperando que los demás hagan lo mismo, solo Leónidas se sentó frente a él, así que comenzó a realizar un canal. Los magos de verdad podían comunicarse telepáticamente incluso estando a metros de la otra persona, pero a él le resultaba muy difícil, tenía que estar sentado y concentrado para hacerlo bien. Una vez formó el canal con el otro tipo, se aclaró la garganta y....

-Hola, hola ahora me entiendes?-