Roselia miró al hombre y extendió su mano que contenía una copa con vino.
—Ven, siéntate —. La mujer sonrió y él caballero se sentó junto a ella, observando sus piernas delgadas que se veían suaves.
—No comprendo porque usted me dijo aquellas palabras —. Angel mantenía su cabeza agachada.
Roselia se levantó y se acercó hasta él hombre, tiro la copa y agarro las manos de Angel para después sentarse sobre él.
—¡¿Señora?!—. Estaba rojo y trató de alejar a Roselia, quien sorprendida se rió.
Roselia se acercó al rostro de Angel y dijo:
—Sabe muy bien a lo que vino, ahora no trate de ser tímido —. Dijo mientras bajaba su mano hasta llegar a la parte baja de Angel, después apretó con fuerza —te llame para follarme —. Y luego lo beso, cruzo sus brazos en el cuello del hombre y se acomodó sobre él mientras comenzaba a subir y bajar con fuerza restregandose sobre el hombre.
—Haaa señora —. Angel se sonrojo más al apretar el trasero de la mujer, pero al no poder seguir aguantando decidió agarrar con fuerza a la mujer y besarle con brusquedad.
Al separarse Roselia se levantó. Camino a la cama y se quitó la bata, quedando desnuda frente a Angel, quien se sonrojo tanto que parecía un tomate.
—Ja, ja, ja eres muy tímido —. Roselia se sentó en la cama —apresúrate no seas tímido, no debo recordarte por lo que has venido.
Él hombre se levantó y se acercó a ella mientras se quitaba la ropa, Roselia se emociono. Angel al estar desnudo por completo se acercó a ella.
—Si no sabes como, yo te voy a guiar —. Dijo ella.
...
A la mañana siguiente al despertar Angel se disculpó y se marchó, diciendo que regresaría después. Ella se quedó en la cama con un fuerte dolor de espalda. Pues por muy virgen que Angel era, se portó como un animal en celo.
—Mi espalda —. Bostezo y se acostó.
Tocaron tres veces la puerta y una criada entró.
—Señora, él joven amo tuvo una pesadilla y quiere verla.
De inmediato se levantó.
—¿Qué esperas? Trae lo —. Ordenó.
La criada se fue y minutos después regreso con él niño en brazos.
Roselia extendió sus brazos y abrazo al niño.
—¿Qué sucede? ¿Qué tienes? Cuéntame —. Habló con calma y voz baja.
—¡Yo... alguien... me hacía daño!—. Lloraba el pequeño niño.
Roselia acaricio los cabellos del niño.
—Está bien, ya pasó yo estoy contigo ahora. No hay nada que temer, yo te protegeré —. Habló en voz baja, como en un susurro.
—No me dejes... no... —. Orfila pedía sin dejar de llorar.
—¿Cómo podría? Eres mi preciado hijo, jamás podría abandonarte.
Estuvo junto a él cuidándolo. Al ser el medio día ambos salieron, Roselia abrazaba a su hijo y no lo dejaba caminar debido a que él niño seguía teniendo miedo y pedía que no lo dejara nunca.
—Quiero abrazarlo —. Apareció Carlos.
Roselia enojada se detuvo y lo miró.
—Ya sabes la respuesta —. Dijo ella.
—Por favor, solo una vez ¿no dejaras que un padre abrace a su hijo? —. Preguntó aún con las manos extendidas.
—Han pasado años y no quisiste abrazarlo, es tu culpa no mía. No te lo voy a dar —. Se negó.
Carlos respiro profundo para calmarse.
—Está bien, entonces siéntate y comamos algo —. Se sentó Carlos.
Roselia suspiró, no quería seguir peleando, pero tampoco quería estar junto a ese hombre desalmado. Pero también tenía cansado los brazos y quería descansar solo unos momentos.
—Te ves bien, supongo que ese caballero lo sabe hacer bien —. Comentó medio molesto.
—Si —. Dijo Roselia y Carlos la miró fijamente —debemos darle un aumento por ser bueno en la cama —. Habló con burla.
—Debió ser muy bueno para que sugieras eso, ¿buscarás a otro para llevar a tu cama?
—Mmmm no sé, por el momento solo me quedaré con él —. Dijo sin ver a su esposo.
Carlos no entendía porque razón estaba molesto.
—Hazlo conmigo esta noche, tengo estrés acumulado —. Se recostó en la silla y miró a Roselia.
Ella lo pensaba.
¿Debía hacerlo?
Tal vez.
¿Tendría otra oportunidad?
Probablemente no.
Decidió aceptar.
—Está bien —. Accedió haciendo sonreír orgulloso a Carlos — después de las diez puedes llegar, ahora me voy, debo atender ciertos asuntos.
—Te puedo ayudar.
—Cuando te necesite, te aviso —. Se alejo con el niño en brazos.
..
—¿Qué dice?—. Preguntó él sujeto.
Roselia había ido a un gremio en busca de información.
—¿Usted esta loca? No podré encontrarle una casa en el bosque de los muertos ¡¿tiene idea de lo difícil que es entrar a ese lugar?! ¡¿Usted cree que algún imbécil idiota se atrevería a vivir allí?! Dios, usted me hizo enojar —. Se recostó en su sillón y suspiró —no tengo nada, vaya a buscar a otro lugar, busque a un imbécil que se quiera arriesgar tanto, adiós que le vaya bien y no regrese.
Ella se fue de allí.
Al llegar a un callejon miró a su caballero.
—¿Cuál gremio es el mejor? O busca un gremio de criminales que sea nuevo —. Ordenó.
—Si señora, si me permite sugerirle un gremio, seria el gremio de "Las rosas".
Incrédula miró a su caballero.
—¿Las rosas?—. Lo miraba con asco.
—A pesar del nombre, déjeme decirle que es un gremio nuevo de cuatro años, las habitalidades son increíbles y nadie a dado una queja, se dice que son hombres fuertes, ágiles, incluso si la apariencia no es lo que uno puede imaginar increíble, son grandiosos y tienen lo necesario para todo.
—Mmmm
"¿Un gremio nuevo?"
—Vamos a verlo, guíame.