Dejo caer una pila de libros sobre su escritorio junto a los registros de Naruto, empezó con su padre Minato Namikaze, nada fuera de lo común dada a las fechas en que nació eran tiempos de guerra y los padres de Minato murieron cuando él tenía tres años, el propio Hiruzen los había conocido, buenas personas sin ninguna habilidad que pueda hacer elevar objetos como hiso su nieta.
De allí fue a su madre Kushina Uzumaki y realmente no tenía sospecha pensaba en las habilidades de los Uzumaki, grandes reservas de Chakra, longevidad siendo uno de los clanes más viejos del cual se ha escrito, curación y sellado, nada que explicara esa extraña habilidad.
Solo sabia algo, que Naruto no sabía lo que estaba haciendo, solo sucedía cuando ella estaba muy enfadada, triste o asustada.
Desde que tenía tres años el anbu y Naruto empezaron a llevarse bien por lo cual pudo ver a Naruto enojada solo digamos que las cosas se volvían un poco explosivas una vez exploto toda la ventana el hokage mientras lagrimas llenas de ira llenaban sus ojos y chillidos de rabia, había sido difícil calmarla.
Ratón sabía que este poder era peligroso por como el hokage casi enseguida que la ventana exploto se había arrodillado envolviendo a Naruto en un abrazo para protegerla de los cristales que empezaban a volar en círculos.
Muchos ya se hubieran alejado, pero… no este anbu, desde la primera vez que vio a la pequeña supo que en esos enormes y bonitos ojos azules no guardaban ni una pisca de maldad y que esto no era por su propia voluntad.
Cuando el hokage lograba tranquilizarla ella normalmente se desmayaría y pasarían un par de horas antes de que despertara más tranquila y una sonrisa volviera a estar en su rostro, era como si esta extraña habilidad lograba hacer que Naruto soltara toda la tristeza e ira en forma de un ataque que ponía patas arriba la oficina del hokage.
-veo que sabes el porqué, saque a Naruto del orfanato ratón -el anbu asintió, la gente alrededor de la niña, esas personas llenas de rencor hacia el kyubi con sus miradas llenas de odio harían sin dudar que Naruto explotara el lugar -esto es un secreto, ni siquiera el consejo lo sabe, he mantenido a Naruto con mis anbu y ninjas de mi más suma confianza, espero que mantengas las expectativas de mi confianza hacia ti, ratón -su mirada se afilo hacia su anbu que se inclinó ante él.
-puede confiar en mi hokage sama -el anciano suavizo su mirada, antes de mandar a retirar al anbu….
A pesar de que la mayoría de las veces que Naruto accidentalmente lo uso fueron cosas que explotaron cuando estaba enojada o enfriaron cuando estaba triste.
Escuchar risitas en la oficina del hokage se había convertido en algo común para ratón, siempre que le tocaba vigilar, la pequeña estaba allí sentada en el sofá comiendo galletas o revoloteando de un lado al otro, ahora para él no era extraño haberla encontrado, en la cima de un árbol.
Cuando la música resonó en las calles, Naruto saltaba sobre sus pies para tratar de ver, el hokage dio una risa divertido.
-quiero ir, hokage Jii chan -ella ahora tenía cuatro años y seguía siendo la misma niña que ratón había conocido risueña y con esos ojos brillantes.
-mmh, pero estoy ocupado Naruto chan -Naruto le hiso pucheros y saltando sobre sus pies se acercó al hokage.
-por favor, por favor, por favor -ella exclamo con fuerza, el hokage miro hacia donde ratón se encontraba antes de que su sonrisa se agrandara.
-ratón ¿tú que dices?, ¿puedes llevar y traer a esta pequeña? -Naruto giro tan rápido que ratón pensó que ella pudo haberse lastimado el cuello, sus ojos casi parecían tener estrellas al mirarlo.
Él se paró delante del hokage antes de asentir, Naruto dio un saltito y aplaudió antes de correr hacia el anbu, despidiéndose el anbu salió de la oficina con Naruto caminando a su lado, sus brazos estaban a cada lado como si estuviera en una cuerda floja, el ambiente se sentía cálido y ligero, con una brisa refréscate haciendo pensar a ratón si era Naruto quien estaba creando tal ambiente por su alegría de ir al festival de primavera.
Cuando estaban en la calle el anbu subió la capucha de Naruto cubriendo su cabello antes de que ella corriera, el pueblo nuevamente estaba decorado, con diferentes adornos florares hermosos y la música llenaba las calles.
Aunque lo único que el pobre anbu sentía era su nariz moquear debido a la cantidad excesiva de flores en todas partes.
La gente le miraba, era bastante normal que lo hicieran no es común que un anbu anduviera por ahí
El suspiro antes de que una canción pegadiza empezara a resonar en su mente, miro a la pequeña que estaba asombrada mirando las diferentes tiendas, ratón empezó a tararear sin darse cuenta de que Naruto lo estaba escuchando.
Cuando Naruto se detuvo de repente él también tuvo que hacerlo volteándose para mirarla -¿Cuál es esa canción? -ella pregunto, su sonrisa aún estaba en su rostro.
-una canción… -era la canción que desde siempre había escuchado, por lo que su padre le había dicho cuando era niño, su madre la había escrito para el cuándo nació y… esta era la canción que canto en privado en frente de su tumba -no es realmente buena, no vale la pena mencionarla -el anbu lo descarto solo para recibir una ceja levantada y una cara llena de confusión.
-de que hablas -la sonrisa volvió más fuerte que nunca y sus ojos azules parecieron pasar de azul claro a un azul más oscuro pero a la vez más cálido -es preciosa, tal vez a que te refieras a que no es la gran cosa, pero la forma en que la tarareas, es como si alguien te la hubiera cantado con tanto cariño -ella termino y poco después se fue mirando algo que pareció llamar su atención dejando al anbu paralizado, el apretó los labios, su mente decidiendo si reír o llorar, las palabras resonaron en su mente, el suspiro y sus puños se soltaron al igual que su mirada, una suave sonrisa se había dibujado en su rostro….
Había días en los que el simple hecho de pasear con Naruto tranquilizaba y alegraba al anbu, le hacía sentir como un niño pequeño otra vez.
-¿puedes cantarme esa canción? -el anbu parpadeo, mirando a Naruto a la cara, solo para que viera su boca encima de su labio había crema blanca del helado, el solo soltó una risa mientras pasaba una servilleta limpiando su boquita.
-no creo que te guste mucho -Naruto inflo sus mejillas, sus ojos brillaban de forma infantil.
-claro que me gustara -el anbu volvió a negar, dándose cuenta de que no se había sentido tan feliz desde que su padre murió, la gente a su alrededor se hubiera preocupado demasiado y… sinceramente no quería su lastima, no quería que ellos sufrieran -¡ratón! -vio como Naruto se reía de algo, cuando volvió en sí, sintió algo frio en su barbilla… ¿en su barbilla?, al parecer Naruto había levantado un poco su máscara y había untado de helado de vainilla su barbilla.
El solo disfruto verla reír… no, el adoro verla reír, ella era luz, su luz -no puedo cantarte esa canción, pero algún día te cantare una mejor -las mejillas de Naruto estaban sonrojadas por tanto reír.