El protagonista de esta historia lentamente comenzaba a abrir los ojos. Mirando el techo de su pequeño departamento, un chico de unos 17 años. Cabello negro, ligeramente alto. El Amanecer, aún no surgía en el horizonte. Se puso de pie dejando atrás su cama.
Preparó un ligero desayuno y después una fría ducha, comenzó a cambiarse, se miró en el espejo, tenía puesto el uniforme de su colegio, no muy arreglado, con la corbata muy mal acomodada. Tomó su mochila y salió del lugar.
Caminando y bajando la escalera se topó con algunos tipos que parecían tener su edad. Dos tipos que están fumando y riendo como idiotas, al verlo dejaron de reírse.
—Buenos días, Ol— Oliver es su nombre. Pero todos simplemente lo llaman Ol.
—Puñal— Saludo Oliver sin detenerse.
¿Puñal? Un apodo, créanme no quieren saber porque le dicen así a ese sujeto. Y no, no es porque sea gay.
Oliver simplemente seguido caminando, alejándose de esos tipos. Y de cierta forma, quería alejarse de esa vida. Siendo considerado un delincuente, varios lo toman por alguien que no tiene futuro alguno. Y tal vez sea cierto, y él mismo lo sabe.
Pero Oliver ha decidido cambiar. Desde hace tres meses que ha decidido dejar esa vida y ser un simple chico en su último año de preparatoria. ¿Por qué? ¿Por qué más cambiaria un adolescente? Por una chica.
Hace tres meses que Oliver salvó a una chica. ¡Él! Un simple delincuente que nunca le había importado lo que le hicieran a los demás, pero ese día lo cambió todo, y él lo recuerda perfectamente.
Ese día estaba tirado en un callejón. Eran vacaciones y estaban a punto de entrar a su tercer y último año de preparatoria. Él no entendía como rayos había logrado aguantar tanto tiempo en la escuela, siempre reprobaba en los exámenes, pero siempre en las segundas oportunidades se las arreglaba para pasar.
Pero ya estaba cansado y aburrido de eso. Incluso tenía pensado ya no inscribirse ese último año. Pero, en fin. Ese día estaba tirado, con golpes en toda la cara, había tenido una pelea la cual ganó, apenas. Ni siquiera podía moverse, fue cuando escuchó algo.
Al girar la cabeza se topó con un hombre y una chica, ella tendría la misma edad que Oliver. El hombre la estaba sujetando y tapando su boca para evitar que gritara. La chica se veía desesperada. El tipo comenzó a bajarle la falda.
«No es asunto mío— pensó para sus adentros—. No es asunto mío, no es asunto mío, no es asunto...»
Fue justo cuando sus ojos se toparon con los ojos llorosos de la chica. Y ella rogaba ayuda con esa mirada, rápidamente le vino una imagen a su cabeza, unos ojos de su pasado, y que hubo un tiempo que también rogaban por ayuda.
Y por impulso, usando todo lo que le quedaba de fuerza. Se puso de pie, avanzó de manera lenta hasta llegar al hombre, la falda de la chica estaba completamente baja, dejando ver su ropa interior. Justo ahí, Oliver le tocó el hombro.
El tipo al mirarlo se encontró con el puño de Oliver. La chica tomó la oportunidad para alejarse, pero cayó el suelo debido que su falda dificultaba el movimiento de sus piernas.
Oliver siguió golpeando una y otra vez al tipo, hasta que este cayó en el suelo, parecía inconsciente. Giró para toparse con la chica que componía su falda. Ahora podía verla mejor.
Bajita, cabello marrón claro y ojos azules, eran muy bonita. Ella miró a Oliver, aún seguía el rastro de lágrimas en sus ojos. Parecía, ligeramente, menos asustada.
Ella miró el suelo. Él también bajo la mirada, ahí se dio cuenta que se encontraba sobre un folder y algunos papeles se encontraban tirados, Oliver se agachó para tomarlos, ahí vio una hoja que le llamó la atención.
"Solicitud de inscripción Preparatoria..."
«Es la misma— pensó mientras veía el papel —. Es la misma preparatoria»
—Es— Dijo la chica tímidamente —, es mío.
Oliver la miró y le entregó el folder con todo y papeles. Hecho eso, él simplemente le dio la espalda y comenzó a alejarse de ella. Al pasar al lado del hombre inconsciente le dio una última patada y siguió alejándose.
Le dolía todo el cuerpo, la pelea de mucho antes lo había dejado muy lastimado. Y el último esfuerzo que hizo con ese hombre lo había dejado sin energía. Fue cuando escuchó que se acercaban por detrás. Al girar se volvió para ver como la chica que llegaba corriendo.
—¡GRACIAS! — Dijo — ¡Muchas Gracias!
Lágrimas surgieron, pero ahora ella tenía una gran sonrisa. Para Oliver ese momento fue importante, pues era la primera vez, en mucho tiempo, que alguien le decía "Gracias".
Después de eso. Oliver decidido cambiar. Y desde entonces, asiste todos los días a la preparatoria, y ha intentado cambiar la forma en la que todos lo miran... Algo extremadamente difícil. Pues su reputación de delincuente está muy arraigada en la mente de sus compañeros.
Después de tomar el metro y el bus, Oliver llegó hasta a la escuela. En la cual, muchos más alumnos van llegado. Algunos van en grupos, otros van riendo y hablando, otros parecen caminar dormidos. Pero algo que todos tienen, se apartan del camino de Oliver al verlo.
Llegó hasta su salón de clases, donde al entrar algunos lo miraron y otros apartaron la mirada. Él simplemente los ignoró y fue hasta su lugar y luego miró por la ventana el cielo. Algunos minutos después, todos sus compañeros habían llegado. Y un grupo de amigos resaltaba de los demás. Riendo y hablando como grandes amigos.
Entre ellos había un chico alto, guapo para las chicas, inteligente, de apariencia fuerte, cabello marrón oscuro y ojos azules: Víctor.
«Don perfecto».
Después estaba una chica de cabello rubio y un ligero brillo en los labios. Se reía y se paraba como si fuera superior a todos: Delana.
«La Princesa».
Luego estaba un tipo larguirucho de cabello negro, pero lo tenía ligeramente teñido. Diría que es el mejor amigo de Víctor. Pero éste es un tonto: Adam.
«Don comedia»
También estaban dos más, casi gemelos. Ambos eran inteligentes, tal vez los más inteligentes de todo el salón: Nicola y Alex. Oliver nunca le había puesto apodo a ninguno de los dos, aunque simplemente los llamaba Los Gemelos.
Y en medio de todos ellos estaba una chica de cabello marrón claro y ojos azules, muy linda y con una tierna sonrisa. ¡Sí! Era ella, la misma chica que Oliver había salvado en aquella ocasión. Su nombre es Hannah.
Para Oliver no fue una gran sorpresa volver a encontrarse con ella. Por esos papeles sabía que ella se había inscrito en esta escuela. Pero lo que si lo sorprendió, fue que ambos quedaron en la misma aula.
«¡Tal vez sea el destino!»
Verla le provocó felicidad. Pero ella nunca se fijaría en un chico que tiene la fama de ser un delincuente y abusivo. Aunque ella es amable con todo el mundo, incluso con él. Sólo que parece que ella no lo recuerda. Y tal vez sea normal. Ese día Oliver tenía la cara llena de golpes y para cuando se volvieron a encontrar, él ya no los tenía, así que, tal vez sea por eso por lo que no pudo reconocerlo.
Fue ahí cuando la mirada de Hannah se topó con la mirada de Oliver. Él rápidamente apartó la mirada, fue entonces cuando la profesora entró al salón de clases.
Ella era una mujer muy linda. Cabello ligeramente rubio. De lentes y con ojos verdes. Era una mujer muy amable y posiblemente sea la única profesora que no le tiene "miedo" a Oliver. La Profesora Hirine. Al entrar todos fueron a sus lugares.
—Bien— Dijo la profesora —, como recordarán el gran proyecto de nuestro salón fue la creación del huerto. Así que mañana de nuevo vendrá otro grupo... Así que veamos... quienes serán esta vez.
La profesora tomó su libreta de asistencia. Miró los nombres y aquellos que les tocaba. Siempre tomaba alumnos al azar.
—Víctor, Nicola, Alex, Adam, Hannah y Delana— Dijo la Profesora —, así que ya saben, mañana aquí a las 10.
—¡Pero mañana es sábado! — Dijo Delana con un claro tono de queja y molestia.
—¿Tienes algo más importante que hacer? — Dijo la Profesora con un ligero tono serio.
Delana simplemente guardo silencio. Y así su día de clases dio comienzo, el último día de la semana. Las horas pasaron y el día de clases siguió con normalidad.
◇ ◇ ◇
Sonó la campana de salida y todos se pusieron de pie para irse. «¡sábado!— pensó con alegría —¡Mañana todo el día de descanso!»
—Oliver— Dijo la Profesora —, espera.
Algunos lo miraron de reojo y otros simplemente se fueron. Le pareció ver que Hannah lo miraba ¿o sólo fue su imaginación? Por lo que escuchó, algunos pensaban que había hecho algo, y que ahora la Profesora le pondría un castigo. Finalmente, todos se fueron.
—Mañana también vendrás al cuidado del huerto— Dijo la Profesora.
—¿Yo? — Dije Oliver con sorpresa haciendo memoria —, tengo entendido que mi turno es dentro de dos semanas.
—Sí— Dijo la Profesora —, pero... Mira seré directa. Tus calificaciones están muy mal, si llegas a reprobar los siguientes exámenes es expulsión. Lo cual significa que no terminaras el año. Así que decidí darte puntos extra por trabajo extra, lo que significa que tendrás que venir con todos los grupos, ¿entendido?
Oliver dejó ver su desagrado en el rostro, y eso parece haber enfurecido a la profesora la cual simplemente se cruzó de brazos.
—¿Acaso tienes algo mejor que hacer?
—A las 10, ¿no? — No es buena idea discutir con la profesora.
—Bien— Dijo la profesora ahora con una sonrisa —, puedes irte.
Después de eso salí corriendo de la escuela y fui directo a mi trabajo, sí, tengo un trabajo de medio tiempo, prácticamente todo mi día se fue en un abrir y cerrar de ojos. Llegue a casa eso de las 10 de la noche estaba muerto, super agotado.
Simplemente metí la llave para abrir la puerta de mi departamento. Ya podría descansar, mañana es sábado, no hay trabajo no hay clases… «¿Acaso tienes algo mejor que hacer?» Las palabras de la profesora resonaron dentro de mi cabeza.
La verdad… es que no tengo nada que hacer mañana. abrí la puerta y miré aquel solitario apartamento a oscuras. La verdad… es que no tenia a nadie con quien hacer algo mañana.
La verdad… es que no tengo a nadie que me espere en este maldito departamento. Llegué hasta la mesa, ahí mi cuerpo por fin cedió, me serví un poco de comida, algo de las sobras de ayer, pero sin darme cuenta, caí dormido.
◇ ◇ ◇
Al día siguiente Oliver se encontraba afuera de la escuela. Faltaban unos diez minutos para las diez. Simplemente esperaba hasta que por fin llegó alguien más y se trataba de Hannah. Ella al verlo se sorprendió, miró a todos lados y se acercó, aunque a Oliver le pareció que se veía nerviosa incluso mantuvo su distancia.
—Oliver— Dijo Hannah, parecía tener un tono nervioso —, ¿qué haces aquí?
«Así que...— pensó con cierta desilusión —También le doy miedo»
—La profesora me pidió que también viniera— Dijo Oliver completamente tranquilo intentando no mostrar esa desilusión en su rostro.
—¿Los demás aún no llegan?
—No. Eres la segunda en llegar.
Después, sólo silencio. Hannah nuevamente se veía algo incómoda. Oliver quería decirle algo, lo que sea, sólo para hablar más con ella.
—Hann...— Tarde.
—¡HANNAH!
Al mirar, era Delana quien se acercaba y saludaba desde lejos a Hannah. También venía acompañada de Víctor y Adam. Ella fue con ellos y después de eso, mantuvieron su distancia aún más. De vez cuando Oliver notó miradas por parte de ellos.
Esas miradas simplemente decían "No te queremos aquí". Después llegaron los gemelos y por último la profesora. Ella abrió la escuela y pudieron entrar. Fueron directo al jardín de la escuela, donde se hallaba el huerto.
—Bien— Dijo la profesora —, comiencen.
A Oliver le tocó acarrear agua junto a Víctor. El cuál en ningún momento le dirigió la palabra. Ya con el agua, regaron las plantas. También revisaron que no hubiera malezas y si las había, las arrancábamos. Algunos frutos parecían ya listos para la cosecha.
Durante todo eso, ellos estuvieron hablando sobre su día, sobre el programa de anoche «no me importan los demás— pensó —, pero yo quería hablar con Hannah, pero ella está en medio de ellos y creo que parecen haberse olvidado de mi presencia»
Después de un par de horas habían terminado. Todos estaban sucios, principalmente de las manos. También estábamos cansados y sudorosos.
—Por último— Dijo la profesora —, Oliver lava y guarda las herramientas en el almacén.
Simplemente hizo lo que dijo, la Profesora Hirine puede ser muy amable, pero desobedecerla es gran error. Así que fue hacer su trabajo, mientras juntaba las herramientas escuchaba…
—¡Profesora! — Dijo Hannah —, ¿cree que pueda ayudar a Oliver?
—Uhm— Dijo la profesora —, claro.
Hannah se acercaba, posiblemente para ayudarlo a recoger todo. «Debo demostrar mi caballerosidad— pensó —así que debo cargar todo. ¡Sí! ¡Vamos! ¡Oh carajo! Qué nervios»
Pero entonces Delana detuvo a Hannah y hablaron en susurros, aunque él pudo escuchar perfectamente. Fingió no oír nada.
—Hannah— Dijo Delana —, ¿estas locas? Lo mejor es alejarnos de él.
—No creo que se alguien malo— Dijo Hannah.
—¿Es que no conoces lo dicen que hay de él?— Dijo Adam que se acercó a las chicas —, es un maldito abusivo.
Después los demás llegaron... Oliver siguió recogiendo, fingiendo que no estaba escuchando sus susurros, siempre había tenido buen oído, para escuchar, tuvo que hacer, así sabia cuando ÉL había llegado, y debía esconderse.
—Pues— Dijo Hannah —, yo nunca he visto que abuse de nadie.
—¡El día de ayer le robo a un chico!— dijo Adam— Le robo su libro de historia.
«¿Qué? ¡Yo no hice nada de eso! ¡Se lo pedí prestado! Y se lo devolví cuando termino la clase»
—¿Tú que crees? — Dijo Delana y le preguntó a Víctor.
Víctor miró a Oliver mientras recogía, aunque él simplemente fingió que seguía juntando las herramientas...
—Lo mejor es apartarse de él— Dijo Víctor.
Hannah lo miro una vez más, algo había cambiado en su rostro, había duda «acaso está dudando de mí… esos idiotas la están…» Ellos siguieron hablando más cosas sobre él, no quiso seguir escuchando más, tomó las cosas y se fue.
—¿Que tanto murmuran?!— Dijo la Profesora y eso los sorprendió.
Cuando Hannah miró. Oliver ya se alejaba con las herramientas. Aunque él sabía perfectamente que la profesora posiblemente había escuchado todo lo que ellos murmuraban y les esperaba una buena charla. Sólo sentía pena por Hannah, los demás se lo tiene merecido. Tal vez menos Nicola y Alex, pero sólo ellos.
Oliver lavó todas las herramientas hasta que quedaron completamente limpias. Después las guardo en el almacén. Miro la puerta por unos segundos, ligeramente podía escuchar aun las voces de los demás…
«¿Qué rayos hago aquí? Es más que claro que en esta escuela no me quieren, si me fuera ninguno de mis compañeros se sentiría mal… incluso ahora Hannah me miro como me miran los demás… entonces… ¿Qué mierda sigo haciendo aquí?»
Él estaba molesto, su corazón latía de coraje, cerro los puños, tenía esa sensación esa misma que no tenía desde hace mucho, ese deseo de querer golpear algo, estaba por lanzar un golpe a la puerta del almacén cuando algo llamó su atención.
Un sonido, parecido al de un cristal rompiéndose y parecía provenir de entre en medio de los árboles, así que fue a ver.
◈ ◈ ◈
La profesora estaba cruzada de brazos y miraba completamente seria a los seis chicos. Era una mujer treintañera, muy bonita, pero ahora se veía un tanto amenazante.
—Oliver— Dijo la profesora en tono serio —últimamente ha demostrado un buen cambio. Ya no es el mismo chico de antes. Todos cambian.
—¡Pero profesora! — Dijo Adam —, el tipo da miedo, y las cosas que dicen sobre él...
—¡Rumores! — Dijo la profesora en tono cortante —, todo lo que últimamente dicen de él son rumores. Tal vez esa sea la razón por la cual él es tan distante. O me dirán que nunca han notado que él siempre sale del salón a la hora del receso y se va a comer solo a otra parte.
—A mí— Dijo Hannah —, no me molestaría ayudarlo.
—Y eso es algo lindo, Hannah— Dijo la profesora —. ¡Así que quiero que todos lo hagan! Quiero que Oliver se una al grupo.
—Prácticamente— Dijo Adam con un ligero tono de burla —, él ya es del grupo.
—Sí— Dijo la profesora con tono sarcástico —, esa es la razón por la que lo invitan, le hablan en clase, lo invitan a fiesta o algo así, ¿no?
Nuevamente todos guardaron silencio. Los gemelos solo se encogieron ante la dura mirada de la profesora, aunque Hannah no lo hizo.
—¡Vayan! — Dijo la Profesora —, ayúdenlo con las herramientas...
—¡PROFEDORA! — Gritó Oliver.
◈ ◈ ◈
Todos fueron hasta de donde provino el grito de Oliver. Lo encontraron, pero estaba un poco más allá del almacén, ahí había algunos árboles. Oliver simplemente miraba algo que estaba ahí en medio, parecía algo estrellado, como sí de un cristal se tratara, pero simplemente estaba flotando en el aire. Todos vieron perfectamente eso. Y Oliver poco a poco se estaba acercando.
—Oliver— Dijo la Profesora—, aléjate de eso. ¡Oliver! ¡Oliver! ¡¡¡OLIVER!!!
Fue cuando él estiró su mano y con un poco de miedo tocó esa Ruptura que flotaba en el aire. Al momento de hacerlo, una gran luz los segó a todos.