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Chapter 2 - Hysla Country y William Horkes

Hysla Country es uno de los Tres Grandes Países, sobrevivientes del Desastre Demoníaco.

Con una población de varios millones de personas, es uno de los aglomerados humanos más grandes en el mundo, junto con los otros países.

Sus fronteras se encontraban directamente con el asalto de varios miles de demonios casi todos los días.

En comparación con los otros países, que disfrutaban de una posición geográfica ventajosa contra el asalto demoníaco, Hysla Country era quien se encontraba en la situación más peligrosa, pues los demonios podían atacar en cualquier momento con extrema "facilidad".

Sin embargo, Hysla Country gozaba del apoyo y buena voluntad de los otros Grandes Países. Lo que la volvía un poco única.

Con la ayuda de los Grandes Países, se fundó la Academia Militar encargada de reclutar a todos los jovenes talentosos dispuestos a proteger sus naciones de la invasión de los demonios.

Incluso en la actualidad, unos siglos después de su fundación, la Academia Militar seguía siendo la organización más autoritaria y poderosa de los Tres Grandes Países.

Había pasado mucho tiempo desde que había dejado de ser liderada por completo por Hysla Country y, en cambio, ahora era dirigida por los Tres Grandes Países en conjunto.

***

—"Oye, mira allí. ¿No es el hijo adoptivo de la Casa Horkes?"

—"Si... Parece realmente débil. ¿Es él?"

—"Ni lo dudes. Mira a su lado".

—"¿No es la señorita Lily? ¿Qué hace al lado de ese bastardo?"

—"Por lo que sé, parece que están comprometidos. ¿No es una lástima...?"

Y así...

Escuché las quejas de los transeúntes entrando en mis oídos y saliendo rápidamente por el otro.

No les hice caso.

Aún así... era ruidoso.

El ruido de los murmullos entremezclados aumentó cuando me vieron a mí y a la persona a mi lado.

Me molestó un poco, pero no lo mostré en mi expresión.

¿De qué sirve enojarse aquí, de todos modos? No tenía ni la fuerza ni la voluntad para detener los susurros molestos.

"... No vale la pena".

Con esa excusa en mi corazón, logré relajarme un poco.

No obstante, mi molestia momentánea no pasó desapercibida por la persona a mi lado.

Fingiendo preocupación, dijo.

—"No dejes que te molesten..."

Palabras simples pero poderosas.

Aún así, no lograron ningún objetivo en mí, que ya estaba calmado desde antes.

Esta hermosa chica a mi lado era mi prometida, Lilly Horkes.

Era hija única del Partiarca Horkes, y, evidentemente, había vivido en una cuna dorada desde su nacimiento.

Su belleza y estatus te hacen pensar: "¿Por qué está comprometida con alguien como este?"

Para bien o para mal, yo tampoco sé tanto.

La mirada en sus ojos resumaban una determinación y orgullos inquebrantables. Sin embargo, la sonrisa amable que parecía hacer florecer la delicadeza de su rostro era capaz de hacerte imposible desviar la mirada.

Así de bella era la mujer con la que estaba comprometido.

Y lo admito. Me enamoré a primera vista de ella. Una mujer tan bella y amable como ella estaba comprometida conmigo, un reverendo don nadie. Era como un sueño hecho realidad.

Pero.

Confiar en la gente nunca fue tan fácil. Al menos no para mí.

En el momento de mi adopción no había tenido ningún tipo de contacto con otras personas, ni hablar de mujeres.

Mi ingenuo yo debe haberse estimulado de alguna manera al saber que estaba comprometido con esta chica bonita.

Pero todos volvemos a la sobriedad en algún momento.

Las mariposas revoloteando en mi estómago desaparecieron y volví a pensar con claridad. Esos sentimientos míos, los eliminé de raíz.

Todo era sencillamente sospechoso y no podía confiar en nadie, en especial en los "Horkes".

No había nadie en este mundo que fuera tan desinteresado. "Te salvaré de la miseria y te daré la mano de mi hija en matrimonio para que disfrutes de una vida satisfactoria por todo el tiempo que te queda".

El mero pensamiento me causó repugnancia.

Debía haber algo detrás. Y algún día descubriría los secretos que se ocultan detrás de escena.

Después de pensar en eso por un momento, despejé esos pensamientos de mi cabeza.

Este no era lugar para prestarle atención a esto.

"Hoy es el día en que mi vida cambiará.

Tengo que estar preparado".

Me animé en silencio y levanté la mirada del suelo.

***

Hace mucho, mucho tiempo; los demonios invadieron nuestro planeta.

Las armas de fuego eran inútiles contra ellos e incluso las bombas más poderosas eran ineficaces.

Se pensó en usar una bomba nuclear, pero se concluyó que el daño sería mayor que el beneficio.

Los demonios atacaron a los humanos sin cesar, causando que más de la mitad de la población muriera cruelmente.

Pero su ataque no se detuvo y pareció que eran incluso más decididos sobre la invasión.

Parecía que el evento de extinción masiva de la Era Humama había llegado.

Para los dinosaurios, fue un meteorito. Y para los humanos, fueron los demonios.

Parecía que todo iba a terminar de esa forma, con la victoria aplastante de los demonios.

Un día. Todo cambió.

Una extraña explosión sacudió el mundo desde sus cimientos y apareció un portal extraño.

El "maná" comenzó a salir como un torrente de este "portal".

La energía mágica envolvió el mundo en unos pocos meses, y el planeta pareció ser bendecido. Las plantas marchitas resurgieron, los ríos de sangre desaparecieron y los bosques ganaron color.

Un cambio radical envolvió el mundo cuando todo en él cambió.

Las plantas evolucionaron y sus frutos se volvieron medicinales o venosos en gran medida.

Los animales comenzaron a ganar inteligencia.

Y por último pero no menos importantes.

Los humanos se volvieron capaces de ir contra los demonios. Con la magia.

En el momento en el que se volvieron capaces de controlar esta nueva y peculiar energía llamada maná, y comenzaron a hacer magia, el contraataque comenzó.

Sin embargo, los demonios seguían teniendo muchos más años de experiencia que los humanos, y después de todo este tiempo, el número de invasores demonios comenzaba a superar poco a poco el número de sobrevivientes humanos.

Sin más remedio, los mayores expertos humanos del momento devolvieron a todos los civiles que pudieron a las mayores ciudades del mundo y los sellaron allí. Hasta que se volvieran lo suficientemente poderosos como para ir en contra de los demonios.