Nayara le mira a los ojos, le agradece su comprensión y le dice:
- Entonces ven y ayúdame con las bolsas.
- Eso está bien: su corazón se acelera cuando él le dice que la quiere, pero ella piensa que lo decía como una amistad y acaba recomponiéndose.
Él recoge las maletas mientras Nayara llama a un taxi para que las lleve a la nueva casa. No es hasta mediodía cuando terminan de trasladar todas las cosas.
Pero antes de salir de casa, suena el móvil de Nayara. Ella lo coge y el joven dice:
- ¿Puedo hablar con la Sra. Nayara Albuquerque?
- Sí, soy yo.
- Soy del IML y llamo para ver si puede reconocer el cuerpo...
- Sí, pero ¿a qué hora?
- Lo antes posible.
- De acuerdo. ¿Puede enviarme la dirección, por favor?
-Sí-El joven le da la dirección y termina la llamada.
Nayara anota la dirección y le dice a Nathaniel lo que tiene que hacer y él la acompaña al IML.
Cuando llega allí, encuentra el cuerpo de Manoel tendido en una camilla y él lleva una bata blanca. Le acaricia la cara y se echa a llorar. Nathaniel le seca las lágrimas y le susurra: "Intenta ser fuerte, porque él no quiere verte sufrir. Debe de estar ahí arriba, en el cielo, pensando en ti, pero no quiere verte llorar, quiere verte sonreír, porque pasaste buenos momentos".
- Gracias por todo, pero ¿podrías dejarme sola un rato? Necesito un tiempo para mí, te llamaré pronto.
- Está bien - le da un beso en la mejilla y se va.
Nayara coge la mano de Manoel y le dice:
- Intentaré ser fuerte por ti. Realmente acertastes cuando tuviste ese mal presentimiento. Intentaré cumplir lo que te prometí, aunque me cueste, porque te quiero, y en eso tenías razón, pero quiero estar sola un tiempo.
Sale del lugar, pero antes le cuenta al joven sobre el cuerpo de Manoel y le dicen qué cementerios hay disponibles y ella opta por uno cerca del pueblo, que está a veinte kilómetros del lugar, y termina siendo la responsable de conseguir una muda de ropa para vestir su cuerpo.
Después se marcha del lugar y le pregunta a Natanael si puede llevarla a su casa a recoger la ropa, ya que no podrá ir sola y él le dice que siempre estará dispuesto a ayudarla. Natanael sube a su moto y llegan a casa de Manoel en veinte minutos. Ella mira a su alrededor y ve que son las dos de la tarde.
Abre la puerta de su casa y siente un ambiente pesado y sus manos empiezan a temblar, Natanael se da cuenta de que no se encuentra bien y la coge de la mano y van a su habitación.
Cuando llega allí, mira en el armario y encuentra unos vaqueros oscuros y una blusa blanca, una chaqueta negra y calcetines blancos. Coge la ropa y la mete en una bolsa de plástico.
Al recoger la ropa, una caja cae al suelo. La caja se abre y aparece una nota escrita Para Nayara.
Nayara abre el paquete y encuentra un precioso vestido azul con encaje y otra nota: "Este vestido es para que lo lleves a la boda de tu amiga. Espero que te guste. Cuando leas esto probablemente ya no estaré viva, porque me han diagnosticado una enfermedad rara, pero no te lo he dicho para que no te preocupes por mí y me queden días de vida. Quiero que seas feliz con quien quieras, pero que sepas una cosa. Te quiero y siempre te querré, no me olvides, pero no quiero que sufras por mi ausencia, porque Nathaniel te quiere y tú le quieres, no intentes negártelo a ti misma y no renuncies a él. Así que eso es todo. Con amor, Manoel".
Nayara empieza a llorar y Natanael dice:
- ¿Por qué lloras?
- Manoel me dejó una carta, mira -ella le entrega la carta. Él la lee detenidamente y después de unos minutos dice: Nayara, tiene razón, pero ¿me amas?
- Nathaniel, te quiero, pero ¿cómo lo ha sabido?
- Se puede saber, pero no hablemos de eso ahora, porque no me voy a aprovechar de ti porque estés triste, ¿de acuerdo?
- Está bien, pero ahora vámonos porque no quiero quedarme más aquí.
- Toma el vestido.
- Eso está bien.
Ella toma la caja y la ropa de él y sale de la casa, cerrando la puerta con llave. Suben a la moto y Nayara se va a casa rápidamente y deja el vestido en casa, se da una ducha mientras Natanael se va a casa a cambiarse y queda en encontrarse con ella en quince minutos para que preparen el cuerpo de Manoel.
Nayara entra en casa, deja la caja en el suelo del dormitorio, ya que no ha comprado ningún mueble, y coge de su bolso un vestido negro y unas sandalias blancas y se da una ducha relajante. En la ducha, siente como si Manoel le hablara en la cabeza, diciéndole: "Nayara, no llores, no quiero verte llorar. Dale una oportunidad a Nathaniel, después de todo, me prometiste que volverías con él".
Nayara termina de ducharse, se pone la ropa, se peina el pelo rizado y envía un mensaje a Nathaniel:
"Estoy en camino ángel, espérame en la puerta".
Nayara coge su bolso, mete la ropa y el móvil dentro y sale de casa. Nathaniel llega y ella parece un poco asustada. Él la mira y le dice:
- ¿Por qué estás tan pálida?
- Porque Manoel me habló en su mente. Fue muy extraño y me asustó un poco, porque me dijo que fuera feliz contigo y que no sufriera por él.
Natanael se baja de la moto y dice:
- ¿Te dijo eso?
- Sí, pero ¿es sólo mi mente?
- No, porque yo la recibí-le entrega a Nayara una carta escrita de puño y letra de Manoel y rubricada por él:
"Natanael, al principio no me caías nada bien, porque amas a la misma chica que yo, pero no quiero albergar malos sentimientos hacia ti, porque sé que me quedan pocos días de vida. Quiero que hagas feliz a Nayara y no la lastimes, porque gente como ella es rara de encontrar, así que trata de hacerla feliz, de lo contrario me iré y terminaré contigo. Así que eso es todo. Te deseo felicidad. "
Ella lee la carta con calma y responde después de un rato:
- Maldita sea, pero será mejor que nos vayamos, porque voy a tener que vestir su cuerpo para el entierro. Puedes irte si quieres, yo cogeré un taxi hasta allí.
- De ninguna manera. Vamos, yo te llevo.
Se bajan de la moto y se dirigen hacia el IML. Luego suben al coche local en dirección al cementerio del pueblo. Una vez allí, Nayara le entrega la ropa al chico y éste viste el cuerpo de Manoel y lo mete en el ataúd.
Nayara empieza a llorar y a temblar y Nathaniel tiene que coger un tranquilizante y dárselo. Le baja la tensión y hay que llevarla al hospital.
Cuando llegó a la oficina de correos, la llevaron a urgencias y la medicaron al cabo de quince minutos. Está conectada a la vía y todo el tiempo Nathaniel está a su lado, diciéndole palabras de consuelo. Con el tiempo le coge la mano, se la acaricia y le dice:
- Intenta calmarte y sé fuerte ángel. Sé que es difícil, pero tienes que estar bien.
- Es difícil, pero lo intentaré. Me siento culpable por su muerte. Si hubiera evitado que se fuera, esto no le habría pasado.
- No fue culpa tuya, deja de castigarte por ello, porque yo siempre estaré contigo.
Ella le coge la mano y él sonríe y la besa en la frente.
Permanecen un rato en silencio y ella se queda una hora con el suero y le dan el alta a las tres de la tarde y decide ir directamente al cementerio, pero antes Nathaniel para en un snack bar y compra una rodilla de pollo con catupiry y una coca cola para Nayara y se dirigen al cementerio. Llegan a las tres y media de la tarde y el entierro está previsto para las cuatro.
Llegan sus familiares y ella va a saludarlos, pero sus amigos no aparecen, ya que no tuvo tiempo de avisarles porque todo sucedió muy deprisa. Se sientan en los bancos mientras comienza una oración. Rezan y cantan una canción de alabanza del Arpa Cristiana. Luego un pastor dice unas palabras de consuelo y en unos momentos se dirigen a la parte donde será enterrado.
Los jóvenes que trabajan allí cogen el ataúd, lo meten en un coche pequeño y suben la colina hacia el lugar del entierro. Luego cogen el ataúd y lo entierran. Nayara empieza a llorar y Nathaniel la abraza para consolarla.
Son las cuatro y media de la tarde y Nathaniel la lleva a casa. Tenía los ojos hinchados de llorar, pero no lloraba porque le quisiera, sino porque se sentía culpable, aunque él le había dicho que no lo era.
Llega a su casa, toma una ducha mientras Natanael la espera en la sala. Nayara se da una ducha relajante y se pone unos vaqueros, una blusa blanca, se hace un moño en el pelo y se va al salón.
Natanael se ha traído ropa de casa, se ducha, se pone unos vaqueros y una blusa azul y se sienta a su lado en el sofá.
La abraza y le dice
- ¿Quieres que me quede aquí contigo?
- No lo sé. No quiero entrometerme en tu vida.
- Nunca te metes en mi camino. Duermo aquí en el salón, pero no quiero dejarte sola aquí, me preocupo.
- Está bien, gracias.
Suena el móvil de Nayara y es su amiga Andressa. Ella contesta:
-¡Hola! Andressa, no estoy bien, Manoel murió en un asalto, reaccionó y lo mataron cerca de mí y tuve que huir para que no me mataran a mí también.
- ¡Dios mío! ¿Hay alguien ahí contigo?
- Sí, Natanael está aquí conmigo.
-¡Hum! Él todavía te ama, ¿verdad?
- No lo sé, pero no estoy de humor.
- Pero tú le quieres, ¿verdad? Ni siquiera trates de negarlo, porque sé que lo amas, pensabas que amabas a Manoel, pero amas a Nathaniel.
- Lo quiero mucho, pero será mejor que pase un tiempo a solas.
- Está bien, pero poco a poco él podrá reconquistarte, si no lo está intentando.
- Sí, lo está intentando.
- Cuídate, ¿vale? Sé que no estás de humor para fiestas, pero no te pierdas mi boda y llévate a Nathaniel contigo, ¿vale?
- Si quiere ir, se lo preguntaré -Le pregunta a Nathaniel: -¿Quieres ir a la boda de Andressa conmigo la semana que viene?
Y él dice:
- Sí, por supuesto.
- Dijo que sí, Andressa. Voy a desconectar y tratar de dormir un poco.
- Bueno, adiós, cuídate.
Ella termina la llamada y escuchan música gospel toda la tarde y la noche. Al cabo de unos minutos, se queda dormida sentada en el sofá.
Él la levanta y la lleva a la cama, la tapa y vuelve al salón y se queda dormido al cabo de unos minutos.