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Chapter 4 - Primera Vez

Nunca tuve una relación con la que pudiese ilusionarme, estaba con ella de manera tétrica y abusiva, siendo yo la abusiva, y luego estaba mi otro ex, un lindo chico que lo intento y me enamore profundamente de él, pero también la quería a ella, pero ella no me ofrecía la misma calma que él.

Así que los había perdido, de maneras horribles pero los había perdido.

Pensé en eso por días, luego de la fiesta en la que me la pase con Hector, pensando en ello y llegando a la conclusión que no debía dejar entrar a Hector demasiado profundo, solo debía disfrutar de su cuerpo y luego irme, lo que siempre hice.

El fin de semana llegó y yo estaba en esta discoteca con Danilo, me gustaba salir con Danilo y pasarla bien, aun no me llegaba a aburrir de él totalmente y él estaba a gusto con nuestro tipo de relación, aquí vienen chicos de la universidad así que me crucé con unos cuantos de la jornada diurna, también con el chico de cabello largo con el que se la pasaba Hector pero lo ignore. Con prisa me pegue a Danilo y bailamos, la calentura en mi cuerpo estaba en su punto máximo, también estaba un poco borracha luego de tomar varios caballitos de tequila, estaba ardiendo.

Danilo estaba en un estado similar, pegando sus labios a mi cuello todo lo que podía y tocando mi cuerpo, estábamos en llamas.

Los baños era lo más cercano que teníamos para liberar el deseo, así que nos adentramos a los masculinos y cerramos las puerta con llave, pegando mi abdomen en los lavamanos, bajo mis pantalones, se puso el condón y me penetró fuertemente mientras veía mi reflejo en el espejo. Sonrojada y con lágrimas de placer en el rostro, casi no podía abrir los ojos.

Mordí mi brazo para no dejar salir ningún sonido de placer que emergiera de mi garganta, las manos de Danilo estaban alrededor de mi cintura mientras su lengua recorría toda mi nuca y cuello, el ritmo se hacía más pesado hasta que llegamos al clímax.

Obtuve lo que quise, así que lo aparte de mi cuerpo, me subí los pantalones y me lavé la cara, sin tocar mis ojos. Retire las lágrimas de mis ojos y al abrir la puerta del baño, me choque con el chico de cabello largo y a su lado estaba Hector, los ignore y Danilo salió a mis espalda abrazándome por detrás con burla mientras se carcajeaba.

— ¿Deberíamos volver a hacerlo hoy?— cuestiona cuando llegamos a la barra de tragos.

— No— le digo y con el mentón le señalo el centro lleno de personas bailando, aun siento la mirada de Hector sobre mi cuando salimos del baño— Ve y busca a alguien más— le digo y él me sonríe, me despeluca la cabeza con su tacto y se va a hablar con una chica.

Le pido al barman otro caballito de tequila que pagó inmediatamente y lo tomó, al ardor del trago se acentúa en mi garganta y me quedo mirando un rato a las personas mientras me siento insatisfecha, frustrada sexualmente porque eso en definitiva no me basto, necesito más.

— Hola— un tipo se hace a mi lado y veo que es el chico de cabello largo, el amigo de Hector— Me llamo David.

— Angela— le digo sin mirarlo, viendo como Danilo baila con la chica con alegría.

— ¿Te gustaría sentarte con nosotros?— me pregunta David.

Danilo se acerca nuevamente a mi luego de despedirse de la chica y sonríe, ignorando a David.

— ¿Frustrado?— le pregunto y Danilo asiente con la cabeza, pegando su cara a mi cuello.

— No soy el único frustrado aquí— me dice Danilo, pegado a mi y David nos mira por unos minutos— Vamos a terminar lo que iniciamos en ese baño.

— No puedo— le digo a David y agarro de la mano a Danilo— Adiós.

Lo que pasó luego es demasiado obvio.

***

Estaba recogiendo mis cosas luego de la clase y salí apresurada del aula, encontrándome de frente con David y Hector, hablando de lo que sea que estén hablando, decidí ignorarlos y seguir mi camino pero mi compañera me detuvo unos momentos, agarrando mi brazo y enganchando con el suyo.

— Hola mi querida Angela— me saluda ella y yo la miro raro— Vamos a otra fiesta ¿Si?

— Es lunes— la reprendo y ella solo sonríe jalándome.

— No es una fiesta como tal, es una reunión de compas con los de literatura— se esmera en explicar ella pero de todos modos no me llega a convencer del todo, y sobre todo sabiendo que los de literatura estarán— Mira, esos chicos nos llevaran al lugar y están buenos— dice ella señalando a David y Hector, a lo que yo dejo de caminar.

— No puedo ir— le susurró pero parece que no le importa porque me arrastra hasta que quedamos frente a ellos, intentó evitar a toda costa la mirada de ellos pero siento que ellos me miran demasiado fijo.

La vergüenza me invade luego de recordar cuando salí del baño de la discoteca, luego de haber tenido sexo con Danilo, y la mirada de ellos; o que David sepa que lo continuamos luego, nunca me avergoncé de esto hasta ahora.

— Hola— saluda coqueta y besa a los chicos en las mejillas— Ella es Ángela— me presenta y yo solo les doy una incómoda sonrisa.

— Daniela ¿Cierto?— pregunta David señalando a mi amiga, ella asiente con entusiasmo y yo me muevo incómoda— Que hermosa estás hoy— la halaga con una sonrisa coqueta— Tú también estás hermosa Angela, creo que te he visto en otro lado.

— No creo— miento con rapidez y veo a Hector sonreír.

— Vamos— susurra Hector girándose y dirigiéndonos.

Salimos de la universidad y nos subimos a un pequeño carro, en la parte del piloto va David y en el copiloto Daniela, yo voy atrás cos Hector y me siento tan malditamente incomoda, más que nada avergonzada por lo de la discoteca, quiero echarme a correr lejos pero ya no puedo, lo único que me salva de un posible ataque cardiaco es que hay un gran espacio entre nosotros y que entierro mi frente en la ventana para no verlo, sintiendo el aire frío recorrer mis mejillas.

Llegamos a un conjunto de casas, entrado a una un poco más apartada del resto, donde hay música sonando de manera suave, canciones de The Weeknd invaden toda la sala de la casa, allí están las dos chicas con las que este par fueron al restaurante y se ven demasiado bonitas, yo solo tengo unos leggings negros y un buso enorme que me queda como un vestido, también de color negro y nada mas, ni siquiera una camisa para ponerme por debajo encontré cuando salí de mi casa.

— Hola— saluda Daniela y las chicas le sonríen con simpatía— Soy Daniela y ella es Ángela— nos presenta y yo solo doy una pequeña sonrisa, tocando mi nuca.

— Acércate— me susurra una voz en el oído, haciéndome girar un poco para ver a Hector asomado por encima de mi hombro, encorvado para hablarme cerca al oído— No mordemos— pone una mano en mi espalda y me da un pequeño empujón.

Con timidez, me siento en un sofá individual frente al sofá grande en el que están las chicas, Daniela se siente al lado de la morena y David se apresuró a sentarse al lado de mi amiga, con una sonrisa y ofreciéndole un vaso con licor.

— Yo soy Frida y ella es Erica— se presenta la morena con una sonrisa.

Hector se acerca y se sienta en el reposabrazos del sofá en el que yo estoy, me quedo mirándolo porque yo pensé que se iba a sentar en otro lado, cerca a sus amigos pero no fue así, me permito oler el aroma que desprende su cuerpo, un curioso olor entre un perfume cítrico y fresco que cosquillea en mi nariz. Hector alarga su mano hacia mí, ofreciéndome un vaso con licor que yo acepto luego de agradecerle con timidez, él sonríe y yo siento mis mejillas calentarse.

Esto no debería ser, esta atracción cada vez es más grande.

El lugar se llena por la suave melodía de Moonlight de Chase Atlantic y todos empiezan a hablar, sobre la universidad y sucesos divertidos de cada uno, gustos y disgustos, cualquier cosa que llene en ambiente; Daniela se lleva demasiado bien con todos mientras yo me quedo en silencio.

En el pasado hubiera sido fácil integrarme, siempre fue fácil pero ahora me he vuelto tímida, malhumorada y directa, me he reservado y encogido más en el aspecto social, luego de hacer eso.

— Tu eres la chica del restaurante— dice Frida, sacándome de mis pensamientos— Hector se quedó embobado mirándote.

— ¿Ya se conocían?— pregunta con curiosidad Daniela y Erica le dice que si— Con razón tanta insistencia en traerte.

— Oh— suspiro y Hector se pone incómodo, veo como la pierna le tiembla al sentirse expuesto.

— ¿Pueden prestarme el baño?— preguntó con curiosidad, poniéndome en pie.

— Te llevo— dice Hector también poniéndose en pie.

Él empieza a caminar y yo lo sigo, subimos al segundo piso de la casa y nos dirigimos hasta el final del estrecho pasillo, hacia la puerta blanca; cuando llegamos, él se apoya en la pared y me mira.

— Ahí es— dice con simpleza, señalándome con su barbilla la puerta.

— ¿Estás interesado en mi?— le hago la pregunta directamente, frente a él, mirando sus lindos ojos color miel.

— Si— acepta y luego suspira— Pero tienes novio, así que pensé que podíamos ser amigos.

— No tengo novio— le aclaro y él arquea una ceja— Es un amigo.

— Ah vale, ya capto— dice él, poniéndose recto— En ese caso puedo aspirar a seguir conociéndote del modo en que quiero.

— ¿Cuál es ese modo?— le pregunto curiosa y él solo sonríe, maldita sonrisa encantadora.

— No lo sé— responde él y yo quedo en blanco ¿Cómo que no lo sabe?— Solo sé que no quiero ser solo tu amigo.

— Quieres acostarte conmigo— concluyó y luego le regaló una sonrisa— En ese caso no te esfuerces tanto, pídemelo y lo haremos.

— No quiero hacerlo— dice con rapidez y yo arqueo una ceja— Bueno, si lo deseo— se corrige— A lo que me refiero es que no quiero una simple cogida contigo, quiero explorar más tu mente.

— Lo complicas demasiado— le digo yo, aunque siento que el corazón se me aceleró cuando él dijo eso, quiero decir, solo era una simple cogida pero él quería algo más y no estaba segura si ese algo más le gustaría— Cuando lo quieras, dímelo— le propongo y él se ríe— Dame tu teléfono, te daré mi numero.

Él saca el teléfono de sus bolsillos trasero, lo desbloquea y lo pone en mis manos, que tiemblan como un demonio.

Con mucha dificultad, anoto mi numero y le entrego el celular, él me guarda en contactos y me regala una sonrisa, una hermosa sonrisa que hace ver su cara más atractiva y que tiene el poder de hacerme flaquear con solo verla, me giro y me dispongo a caminar pero él enrolla sus dedos sobre mi muñeca.

— ¿Puedo obtener una pequeña muestra?— susurra jalándome hacia él, quedando yo muy cerca de su pecho. Se encorva para estar más cerca de mi rostro y puedo oler un poco de licor en su aliento, pero es un aroma tan débil que se combina con su perfume.

Enrollo mis manos alrededor de su cuello y pego mis labios a los suyos.

Suaves, son tan suaves y cuando acarician mis labios, siento que me da algo en el pecho, mi corazón se aceleró a mil y siento las piernas temblar, el beso inicia tan suave que me siento arrullada en sus brazos, tengo una mano suya en mi nuca ejerciendo presión para estar cerca y la otra está en mi espalda baja, agarrada en puño en mi suéter.

Hector hace más intenso el beso cuando su lengua se abre paso en mis labios y entra, explorando toda mi boca y enrollándose con mi lengua de manera dominante, sus labios hacen caricias sobre los míos más fuertes e intensas, robándome un jadeo que se ahoga en mi garganta por la intensidad de su beso, me aferro aun más a su cuello mientras las sensaciones por toda mi piel se disparan, mi autocontrol está a un paso de irse de vacaciones y eso es lo que llevo deseando desde que lo vi por primera vez, esta atracción cada vez se hace mas fuerte.

Nos separamos un momento para tomar aire y lo noto agitado, tan agitado como yo.

Él aún está aferrado a mi cuerpo tanto como yo me aferro a él, sintiendo un calor subir por mi vientre de manera aplastante, Hector cierra los ojos un momento y me permito ver su hermoso rostro. Bajo mi mano a su barbilla y la sostengo entre mis dedos, haciendo que abra sus ojos. Con mi lengua acarició sus labios y lo escucho jadear ante esta acción, empujando nuevamente de mi nuca para estrellar sus labios sobre los míos y ponerlos bajo su candente toque, siendo aún más intenso el beso y cuando estoy por reclamar más, él me aleja y veo cuan agitados estamos.

— Hasta aquí— me dice y cuando estoy a punto de quejarme, él me besa rápidamente— Autocontrol por ahora.

El autocontrol me sabe a mierda ahora, estoy ardiendo.