Mientras Dae envejecía y experimentaba una nueva vida en compañía de su hombre, Lumie yacía sumido en un profundo sueño. Había optado por desconectarse ante la falta de energía. Había desperdiciado gran parte de sus fuerzas transformando a Urr en un sistema y asistiendo a He´An en sus demandas.
La poca energía acumulada se había ido así como así. Lumie quería llorar lágrimas de sangre con solo pensar en sus preciados puntos llegando prácticamente a cero. Debía comenzar a ahorrar energía nuevamente.
Lumie se había despedido de He´An y cerrado sus hermosos ojos. Supuso que la próxima vez que los abriera sería para enviarlo al siguiente mundo. Jamás imaginó que terminaría cayendo en un recuerdo de hace mucho, pero mucho tiempo atrás. Tanto, que esa memoria parecía estar cubierta de telarañas.
Lumie contempló su oscuro alrededor. Parecía ser un mar negro que engullía todo lo que caía en sus turbias aguas. Daba miedo e inseguridad.
Lumie retorció su esponjoso cuerpo y trató de caminar hacia el único punto de luz. Se trataba de un altar blanco y escalonado que era iluminado por unos faroles a cada lado.
Cuando se acercó, se dio cuenta que no era el único sistema con la misma idea. Miles de pequeños y medianos sistemas habían arribado a las cercanías del altar y estaban expectantes a lo que pudiera ocurrir.
Se aferraban con firmeza a algún conocido o simplemente jugaban con la etiqueta de su número de serie colgada en su cuello para tratar de reducir su nerviosismo. Eso mismo es lo que estaba haciendo Lumie.
Analizó la larga cifra numérica repitiéndola una y otra vez en su cabeza. La había mencionado tantas veces ya que se la sabía de memoria, del derecho y al revés.
"No estés nervioso"
Lumie se sorprendió ante la llegada de su amigo. No estaba seguro de la cantidad de años que habían transcurrido desde que se conocieron. Pasaron de ser rivales, conocidos, a finalmente amigos. Siglos fue lo que les tomó poder conocerse y descubrir que tenían más en común de lo pudiera pensar.
Lumie centró su atención en Tenabri. Contempló a su buen amigo cuyo cuerpo apenas se veía. El color de su pelaje era grisáceo oscuro, lo que se camuflaba con el lúgubre entorno. Sin embargo, sus intensos y brillantes ojos verde esmeralda lo hacían resaltar.
"¿Quién dijo que estoy nervioso? Tu estas nervioso"
Bromeó Lumie, sintiéndose de mejor ánimo. Ahora que no estaba solo, la oscuridad que lo envolvía, ya no le resultaba tan aterradora.
En ese momento, la luz que alumbraba el altar se intensificó. El murmullo ocasional de los sistemas se detuvo, permitiendo que el silencio se apoderara del lugar.
Una peculiar voz se apoderó rápidamente del odio de los sistemas. Se trataba de un sonido monótono y frívolo, pero que no podían ignorar ni eludir.
"Los números que llamaremos a continuación vendrán con nosotros"
La voz comenzó a enumerar distintas cifras. Se trataban de números grandes, bastante apartados del primer lugar.
Lumie se inquietó, ya que su etiqueta era muy similar a la que se estaba mencionando. ¿Podría ser que él también sería llamando a continuación?
Tenabri entrecerró los ojos y tomó una decisión. Golpeó el hombro peludo de Lumie y atrajo su atención. Con una sonrisa apenas perceptible en su boca le sugirió.
"¿Por qué no intercambiamos etiquetas?"
Lumie quedó anonadado. No conocía de ningún sistema que hubiera intercambiado su etiqueta de identidad.
"¿Por qué quieres mi etiqueta?"
"Te contaré un secreto pero no debes decírselo a nadie". Tenabri se acercó hasta la oreja de Lumie. "Dicen que si te llaman, recibirás un increíble premio. Seguro que es un regalo por tu gran desempeño como sistema"
Lumie dudaba de que fuera realmente así, pero Tenabri lucía confiado. No dejaba de detallarle toda la presunta información que había recibido, eliminando lentamente sus inquietudes.
"Es por eso que hice una apuesta con mis compañeros de que sería uno de los que llamaran la próxima vez, pero es obvio de que eso no va a suceder. Mi número está muy lejos". Tenabri se lamentó. "Pero si me dejas ir en tu lugar, podré cumplir con parte del trato. Solo tienes que mantener esto en secreto"
Tenabri se jactó de su plan como si fuese la mejor idea en milenios. Levantó su mentón con orgullo y siguió suplicándole a Lumie. Empleó todos sus buenos años de amistad como moneda de cambio y le juró devolverle la etiqueta cuando se encontraran.
Lumie batalló y batalló, hasta que su número fue llamado por la peculiar voz. Se estremeció y su corazón empezó a latir a toda velocidad. Debía acercarse al altar de inmediato.
Tenabri golpeó su cabeza y lo obligó a mirarlo. Con total firmeza y seguridad le dijo.
"Dame tu etiqueta Lumie. No pasará nada malo. Lo prometo"
Lumie se perdió en esos ojos verdosos que contenían una fuerza y valentía inesperada. Eran sentimientos que, en su momento, no pudo descifrar ni comprender.
Lumie suspiró, y ante el llamado reiterado de la voz, decidió ceder. Intercambió su etiqueta y contempló a Tenabri acercarse hasta el altar, donde la luz lo envolvió y transportó hacia otro lugar.
La voz mencionó a un par de sistemas más, antes de concluir con su labor. Desapareció y redujo el nivel de intensidad de la luz. Así todo regresó a la normalidad, con la única diferencia de que Lumie estaba solo.
Los sistemas comenzaron a marcharse uno tras del otro. Lumie decidió esperar pacientemente hasta que Tenabri volviera con su premio. Quería saber de qué se trataba y cómo había sido su experiencia. Le intrigaba saber a donde te transportaba exactamente esa luz.
Por desgracia, Lumie esperó y esperó pero Tenabri jamás apareció. Es después de muchos años que descubrió lo que realmente había ocurrido ese día y el terrible error que había cometido.
Tenabri no había ido a recoger ningún premio. Esa luz te guiaba hasta la sala de desechos a fin de eliminar a los sistemas que no cumplían con sus tareas y cargaban con los niveles más bajos de energía.
Lumie, sin saberlo, había asesinado a su mejor amigo.
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El cuerpo de Dae dio su último suspiro, antes de que su corazón se detuviera. El alma de He´An se separó de ese personaje que por años había sido su recipiente. Estaba listo para trasladarse al siguiente mundo, derrotar a los protagonistas y vivir cómodamente con su hombre.
Sin embargo, He´An esperó y nada sucedió. Lumie no apareció para transportarlo como de costumbre, sino que quedó flotando en los límites del plano. ¿Qué estaba sucediendo?
"¿Sistema? ¿Estás ahí?"
Llamó con preocupación.
Fue su voz lo que finalmente despertó a Lumie de su doloroso sueño y lo rescató de esos espantosos sentimientos. Sus azulados ojos pasaron de ser oscuros a un mar brillante nuevamente.
Lumie sacudió su cabeza salvajemente en un intento por borrar ese recuerdo que estrujaba su pequeño y delicado corazón de sistema. ´No quiero pensar en eso. ¡No quiero!´, se repetía insistentemente. Era un clamor; una súplica que se decía asimismo.
He´An pareció notar el estado anormal del sistema. Enarcó una ceja y decidió preguntarle qué estaba pasando. Era consciente de que su relación era compleja y no podían definirse como amigos, pero al menos eran camaradas. Siendo compañeros, teniendo que compartir el mismo barco y destino, no podía ignorar su situación en estos momentos.
"Sistema…¿qué sucede?"
Lumie se retorció con incomodidad. No sabía cómo expresar lo que le había acontecido.
"No es nada…Solo…tuve una pesadilla"
"¿Pesadilla?"
He´An sospechaba de que simplemente se tratase de un mal sueño. ¿Solo por eso tendría esa mirada tan sin vida? Estaba seguro de que algo más se escondía tras esa "pesadilla".
He´An sacudió sus cabellos y se debatió sobre indagar o no. ¿Hasta qué punto tenía derecho a meterse?
Finalmente suspiró y dijo.
"Tomemos un descanso. Nos instalemos en la sala del sistema por unos minutos antes de ir a otro mundo"
Lumie accedió y automáticamente activó sus habilidades. En un parpadeo, los transportó a ambos hasta una sala cuadrada, blanca y con una silla de madera a un costado.
"Guau. Si que es lamentable"
Comentó He´An.
Se acercó hasta la silla y tomó asiento. Lumie lo siguió con nerviosismo y malestar. Su mente estaba confundida mientras su corazón se estremecía de dolor. Era como si ese recuerdo hubiera dejado al descubierto un hoyo negro en su interior.
He´An contempló al sistema mudo e inquieto. Era la segunda vez que lo veía actuar de esta manera. La primera vez fue cuando se pelearon en el segundo mundo y no sabía cómo enmendar la relación.
Ambos permanecieron en silencio; ninguno sabía cómo iniciar la conversación. He´An se debatía sobre si preguntar, en lo que el sistema intentaba darse valor para hablar. Peleaban una guerra interna que no les permitía avanzar.
He´An movía las piernas con ansiedad. La situación lo estaba molestando y no quería seguir perdiendo el tiempo. Estar congelado, sin hacer o decir nada, no era propio de él.
Abrió la boca y expresó.
"Mira…". Dijo como si exhalara un largo suspiro. "Cada uno tiene su historia; su pasado y hasta carga con cosas que no quiere compartir. Eso lo puedo entender"
Lumie observó a He´An. Observó a quien era su nuevo anfitrión; con quien había hecho un pacto; quien se había convertido en su compañero para saltar entre mundos.
Varios años habían pasado desde que se conocieron. Habían viajado por cinco mundos, atravesando momentos buenos y malos. Lumie lo había visto cambiar, pasando de una entidad frívola y oscura a un humano normal que ríe y llora.
Había cambiado y quizás, sin notarlo, él también lo había hecho.
Lumie inclinó la cabeza y se limitó a escuchar lo que He´An le decía. Incluso permitió que lo tomara entre sus manos y lo acercara hasta su rostro. Podía sentir su caliente respiración, revoloteando su melena rosada.
"No preguntaré si no quieres. Si prefieres mantenerte callado, lo respetaré ya que yo también cargó con asuntos complicados, dolorosos y que no me atrevo a revelar. Pero debes tener en cuenta que estoy aquí. Cuando quieras hablar, te escucharé y no te juzgaré"
Lumie abrió ampliamente los ojos y lo miró consternado. Su expresión hizo reír a He´An.
"¿Por qué me miras así? ¿No confías en mis palabras? Pues es la verdad. El día en el que quieras revelarme lo que está pasando, no haré nada más que prestarte mi oído. Somos compañeros después de todo. Estamos juntos en esto"
El corazón de Lumie se conmovió. Una tibieza pareció extenderse por todo su cuerpo, calmando esos sentimientos y pensamientos que lo estaban volviendo loco.
Por un momento, pareció ver la luz. Percibió cómo su mundo era iluminado y alejaba la oscuridad que lo abrazaba con firmeza.
Lumie sentía como si lo hubiesen rescatado de ese lago lúgubre en el que yacía, donde un altar escalonado era lo único que se podía contemplar por los alrededores.
Los ojos de Lumie se llenaron de lágrimas. Un desgarrador llanto resonó por las cuatro paredes de la diminuta sala.
He´An acarició su cabeza insistentemente. Peinó su pelaje y secó esas gotas saladas que se creaban en torno a esos ojos azulados.
"Hic….hic…". Sollozaba Lumie. "Yo…lo mate…hic…lo mate…". He´An se sorprendió ante su revelación, pero permaneció en silencio. No era su turno de hablar. "Era mi amigo…hic…y yo…lo mate…"
"Shhh…ya está. Tranquilo"
Trató de calmarlo He´An, mientras sus manos se movían rítmicamente por su pelaje. No dejaba de darle cariño y reconfortarlo.
Lumie comenzó a relatarle su historia. Le contó acerca de Tenabri y como había intercambiado su vida por la de él. Con completa ignorancia, lo había arrojado a la perdición y ni siquiera se había despedido como correspondía.
Había optado por enterrar lo ocurrido en lo más recóndito de su mente y de corazón. Nunca pensó que esa memoria lo encontraría una vez más y lo arrojaría a la desesperación.
He´An descubrió otro lado de los sistemas y los creadores. Supuso que los sistemas recibían un mejor trato al estar tan cerca de los dioses, pero se equivocó. Esos seres trataban a todos por igual. Fueran personajes, transmigradores o sistemas…para ellos eran prescindibles.
"Fui…un idiota…un tonto". Lumie se limpió las lágrimas que a estas alturas habían humedecido todo su cuerpo. "Sospeché de sus palabras, pero aún así lo acepté. Tal vez, muy en el fondo, sabía que todo era mentira pero me convenía aceptarlo"
"No creo que haya sido así. El dolor que sientes ahora no miente. Te arrepientes; te lamentas por lo sucedido. Está claro que no querías perder a tu amigo, aún si eso significaba que deberías morir tu"
Lumie se recostó en la mano de He´An. No podía dejar de limpiar sus ojos y pestañas, mientras trataba de mantener los mocos bajo control. Amenazaban con descender por su nariz.
He´An contempló el techo blanquecino y sin vida. El pasado de Lumie pareció transportarlo a su propio pasado. Sus historias eran tan parecidas que hasta le daba gracia. Ambos eran iguales.
"Te diré un secreto"
He´An separó sus labios resecos. Abrió una caja, la cual mantenía fuertemente sellada en su interior. Cargaba tantos sentimientos que liberarla sería un suicidio. Pero una rápida mirada no haría mal ¿verdad?
Lumie se sintió atraído por sus palabras y lo miró con atención.
"Yo también perdí a alguien importante de la misma forma. Fui un imbécil y confié en sus palabras. Me dijo que todo saldría bien, y a pesar de que sabía que no podría ser de esa manera, deposité mi confianza en él y lo asesiné. Fue mi irresponsabilidad lo que lo mató"
He´An bajó su vista hasta Lumie. Los ojos de ambos se encontraron y parecieron leer lo profundo del corazón del otro. Aunque solo podían identificar heridas sin cerrar, que supuraban en estos momentos.
"Pero lo encontré. Apareció de nuevo en mi vida y me juré nunca más dar las cosas por sentado. No permitiré que mi descuido nos separe por segunda vez"
Lumie se sorprendió. Por la descripción que estaba dando He´An, podía deducir que se trataba de ese hombre. ¿Qué clase de pasado compartían estas dos personas?
Pero Lumie no preguntó. Era tal y como le había dicho He´An; el día en que quisiese revelarle todo estaría allí para prestarle su odio. Mientras tanto no preguntaría.
Ambos permanecieron en silencio por unos minutos. Lumie calmó su estado de ánimo y rápidamente reunió su poder. Confirmó que el sistema de ese hombre ya se había asentado en el otro plano y que Urr estaba esperando a que partieran. Ya era momento de irse.
"Vamos humano. Vamos al siguiente mundo"
"Si". Dijo He´An. "Vamos"