"¡Adiós hermano! ¡Cuídate!"Jael sacudía los brazos con insistencia. Buscaba que su hermano lo viera a bordo del yate.Sus gritos de despedida, se perdían entre las olas del mar que arrastraban a ese pequeño barco de color marfil que ahora se había transformando en un punto blanco en el horizonte.Cuando ya no pudo verlo, Jael dejó de saludar. Retrajo sus brazos y cayó en un pesado silencio. Era la primera vez que se separaba de su hermano. Por 24 horas no sería capaz de verlo ni hablar con él. Eso lo hacía sentir incómodo, inseguro y temeroso.Jael llevó su mano hasta su pecho y sujetó con fuerza su remera. Intentó tranquilizar a su corazón, el cual se sentía fuera de lugar. Era como si algo le hiciera falta."Jael...¿Jael?..."Jael se despertó de entre sus pensamientos. Se sorprendió al ver a Aleia a su lado, tratando de llamar su atención. Lo miraba con desconcierto y un atisbo de preocupación."¿Qué sucede? ¿No te sientes bien?"Jael negó. Intentó enfocar su mente en otra cosa, para suprimir su estado de ánimo anormal."No, no es nada. Descuida""Bien..."Aunque Aleia tenía ciertas dudas, no indagó en profundidad. Decidió conversar sobre otro tema, para tratar de aligerar el ambiente."Fil y Kael nos invitaron al centro comercial. Piensan comprar souvenirs para sus familiares. ¿Quieres acompañarme?""No, ve tú. Yo...estaré dando un par de vueltas y regresaré a la cabaña después"Aleia se marchó, dejando a Jael solo.El sol sobre su cabeza, la ocasional brisa que sacudía sus cabellos y las olas de mar, que chocaban contra sus pies, fue lo único que quedó a su lado.Jael formó la mano en un puño y se dio ánimos internamente. No podía permitir que sus sentimientos lo molestaran. Ya no era un niño; podía actuar sin la presencia de su hermano. De la misma forma que lo había hecho con la empresa y su manager, tenía que tener fe en sí mismo. Era capaz de soportar y enfrentarse a lo que fuese, con o sin su hermano.Además era un día nada más. No es como si fueran a separarse para siempre; como si Hael fuera a sufrir un accidente que les impediría volver a encontrarse.No...no iba a pasar nada malo...¿Verdad?Jael comenzó a sumergirse en pensamientos cada vez más negativos. Los traumas del pasado, las malas experiencias, su falta de carácter y sus inseguridades, le hicieron imposible imaginar una vida sin Hael.Si perdiera a su hermano, ¿qué sería de él? ¿Tendría algún sentido su vida? Eran uno; Hael era su otra mitad y no podía perderlo. ¡No! no debía perderlo.El corazón de Jael latía con velocidad. Su pecho se contraía y cada vez le costaba más respirar. Sin saberlo, estaba atravesando un ataque de ansiedad.No se percató de que una gorra chocó contra su espalda. El viento arrebató un peculiar objeto de la cabeza de una persona y lo condujo directamente hacia él.El hombre se acercó rápidamente a buscar su gorra. La recogió de la arena, y cuando prestó atención al joven, se dio cuenta de que algo andaba mal. El rostro de Jael estaba pálido y sus ojos lucían idos. Ni siquiera se había dado cuenta de su llegada.El hombre enarcó una ceja. Inmediatamente tomó la mano de Jael, trayéndolo de vuelta a la realidad."¿Ah?""Sígueme"Es todo lo que pronunció, antes de emprender camino hacia un rumbo incierto.Jael logró reconocer su voz. Se trataba del mismo sujeto que lo había ayudado a encontrar el prendedor de Trey.Enseguida posó su mirada en sus manos entrelazadas y las sombras que se habían convertido en una sobre la arena. Esa imagen pareció calmar la ansiedad en el corazón de Jael. Lo arrebató de esa pesadilla en la que se había sumido.El hombre condujo a Jael hasta el bar. Se acercó a las conservadoras reservadas para los miembros del staff y sacó dos helados. Le entregó uno de chocolate y se quedó con una paleta sabor a limón.Ambos se sentaron en unos bancos en el exterior. Empezaron a comer, sin apurarse o sentirse ansiosos por entablar una conversación. El momento era relajante y agradable, pese a estar en silencio.Cuando Jael estaba por terminar su helado, escuchó la pregunta del hombre."¿Estás preocupado por tu hermano?"Su acción de comer se detuvo. Separó su boca del trozo de hielo que quedaba y debatió por unos segundos. Dudo sobre si abrir su corazón o guardarse lo que lo estaba inquietando.El hombre no se impacientó. Sus ojos se mantenían firmes en el mar a lo lejos, disponiendo sus oídos para escuchar. Si Jael quería hablar, sería su confidente, pero si no quería hacerlo también estaba bien. Respetaba su decisión."Yo...". Jael mordió su labio inferior. "No se porqué estoy tan preocupado. No pensé que iba a afectarme de esta manera. Es solo que... jamás hemos estado separados de esta forma y sin posibilidad de comunicarnos. Si Hael tiene algún problema, seré el último en enterarme. No podré hacer nada por él. Eso...es aterrador"Jael formó su mano en un puño. Sus uñas se incrustaron en su palma, marcando su piel y generándole cierto dolor.El hombre asintió."Es normal preocuparse por quienes uno ama. El miedo a lo desconocido, es común. No te sientas mal. No eres el primero, ni serás el último en atravesar algo como esto""Lo sé. Sé que mis preocupaciones no son una locura, pero eso no me hace sentir mejor. Quiero que mi hermano esté bien y que no le pase nada malo. Solo quiero protegerlo así como él siempre lo hace, pero...soy tan...tan inútil"El hombre lo miró. Le indicó que siguiera hablando, que estaba ahí para escuchar.Jael sintió como si se hubiese destapado una cañería. Todo lo que se había acumulado por años, estaba saliendo a borbotones. Estaba relevando su corazón a una persona que solo había conocido una vez."Hael está en un yate, a no sé cuantos kilómetros de distancia. ¿Y si el barco tiene un desperfecto? ¿Y si Hael se enferma o se descompone? ¿Y si...se ahoga?""El equipo ha preparado todos los elementos suficientes y necesarios para evitar esos posibles y alocados escenarios. Estarán bien. Confía en mí""Si, pero..."Las palabras de Jael fueron interrumpidas por una desubicada gaviota. Se acercó sigilosamente hasta él y le robó el trozo de helado que no había terminado. Usó su pico para arrebatarle la comida de su mano, aprovechando su descuido.Jael gritó. No estando preparado para ser víctima de un robo. Sus ojos se abrieron con sorpresa, mientras observaba a la gaviota irse volando y con regodeo."¡¿Qué?! ¿Me robo?"Jael pegó un brinco y trató de correr tras el ave, pero ya era demasiado tarde. Había huido con éxito, con su botín en el estómago.Jael pisó el suelo con enfado. Volteó a recriminarle al hombre el terrible accionar de la gaviota, pero no pudo organizar su vocabulario. Su mente quedó en blanco cuando presenció la ligera sonrisa de ese hombre que parecía ser duro y distante por fuera.Las mejillas de Jael se enrojecieron levemente. No podía negar que ese hombre era atractivo. Físicamente, atraía la mirada de más de uno, pero su personalidad tampoco se quedaba atrás. Parecía encajar con su estética."Eh...yo...Me exalte...un poco al parecer. Je je"Jael sacudió sus cabellos, tratando de borrar la vergüenza que sentía. Había armado un completo escándalo delante de este hombre.¿Hombre? En ese momento, Jael se dio cuenta que no sabía su nombre. No le había preguntado cómo se llamaba. Había sido muy descortés de su parte el no presentarse."Me acabo de percatar de que no sé tu nombre. El mío es Jael, ¿qué hay de ti?"Jael estiró su mano en señal de cortesía. El hombre se puso de pie y la estrechó. El calor de ambos cuerpos pareció fusionarse en una misma temperatura."Brint""...Brint..."Repitió Jael, como si intentara grabarse ese nombre en su cerebro.Ambos se quedaron viendo por unos segundos antes de separarse. El ambiente se cubrió de una ligera ambigüedad que ninguno pareció identificar.Finalmente fue Brint quien sugirió a Jael ir a descansar. Le aconsejó hablar con el director, o algún representante del staff, en caso de tener miedo sobre la situación de su hermano. Probablemente, ellos le informarían sobre el paradero del yate y cómo se encuentran actualmente.Jael le agradeció y lo vio marcharse. Su espalda sobresalía a causa de los rayos del sol que impactaban contra él. Lo hacían lucir como una existencia poderosa e inalcanzable. Pero ese hombre, que parecía distante, había tomado la decisión de acercarse a él y contenerlo a pesar de no tener ningún tipo de vínculo.Jael tenía que admitir que Brint era una muy buena persona.—--------A varios kilómetros de distancia, en un yate que se sacudía por el oleaje, Hael contemplaba el paisaje distraído. Al parecer, la preocupación era mutua. Los gemelos no podían invitar sentirse nerviosos el uno por el otro. Hael temía que Trey hiciera un movimiento y perjudicara a su hermano menor mientras él no estaba cerca."Amor, relájate"Iriel envolvió a Hael entre sus brazos. Ambos se mecían ante el movimiento del barco que navegaba por las olas y se adentraba mar adentro.Hael apartó su mirada de la isla a lo lejos y centró su atención en Iriel. Su hombre lucía un tanto molesto. Se sentía en segundo plano; algo que no podía tolerar teniendo en cuenta lo mucho que había trabajado e invertido para que su cita fuera perfecta.Iriel tenía todo un itinerario planeado que, según él, lo ayudaría a ganarse el 'sí' de su bebé. Tras este viaje, debía lograr que Hael aceptara ser su pareja en la vida real."Vamos a comer primero. Preparé un poco de fruta. Podemos dormir una siesta antes de llegar a nuestro destino"Hael asintió y permitió que Iriel lo guiara hasta la cubierta del barco, donde un enorme sofá blanco los estaba esperando. A su lado yacía una mesa con bocadillos y bebidas.El barco se mantenía en rumbo fijo. No estaba previsto que se alejara demasiado de la isla por seguridad, pero debían instalarse en una zona más calmada para que el barco no se sacudiera demasiado. Allí podrían realizar distintas actividades como nadar, bucear y descansar.Luego de que la pareja engullera un plato de frutas, decidió tomar el sol y esperar a que bajara la comida. En un par de horas podrían meterse al mar y disfrutar del agua cristalina.Hael colocó una toalla sobre la plataforma del yate y se puso los lentes de sol. Estando a punto de acostarse, Iriel lo detuvo. Le indicó que se acercara para ponerle protector solar."Date la vuelta así te cubro la espalda y las piernas".Dijo Iriel con la voz más calmada que pudo. Sus manos temblaban al palpar esa cintura, espalda y piernas suculentas. La piel de Hael era tan suave que lo hacía salivar y provocaba que su miembro se hinchara.Estaba sufriendo un mal que él mismo había provocado. Solo podía culparse por sus pecaminosas ideas que estaban poniendo a prueba su resistencia.Iriel se untó las manos en protector solar y comenzó a aplicarlo sobre la piel de Hael. Pese a sus alocados deseos, sus dedos se movían con suavidad y delicadeza por su cuerpo.Iriel fue descendiendo lentamente. Sus manos bajaron por sus omóplatos, tocando sus costillas y deteniéndose en su cadera. Hael podía sentir una ligera descarga, descendiendo por su espina dorsal."¡Ah!"Gritó de sorpresa, cuando Iriel retiró sorpresivamente su traje de baño.Sus manos siguieron bajando hasta llegar a esa prenda de tela molesta, la cual no fue capaz de detenerlo. Iriel metió los dedos en la ropa de Hael y palpó sus glúteos.El primer pensamiento que tuvo fue: sus nalgas son suaves y firmes.Hael se levantó y apartó bruscamente la mano de Iriel. Lo reprendió con la mirada."¿Qué crees que estás haciendo?"Iriel fingió ignorancia. Sacó a relucir su desfachatez, la cual parecía haber sido cultivada en dos mundos. Con cada vida que pasaba, se iba volviendo más salvaje y desvergonzado."¿Qué sucede? Solo te estaba aplicando protector. ¿Porqué tanto alboroto?""Si, claro". Respondió con sarcasmo.Hael se levantó y optó por leer un libro adentro. Se dirigió a la cabina y cerró la puerta, dejando a Iriel sin posibilidad de ingresar en la habitación."Amor, no hagas esto. Déjame entrar".Tocó la puerta con insistencia. Su voz sonaba melancólica, como si hubiese sido traicionado y dejado en la ruina. Manifestaba tanto dolor, lo que no coincidía con los hechos."Si no quieres abrirme al menos deja que termine de ponerte la crema. No quiero que te quemes por el sol"Hael rodó los ojos.Te dejo entrar, permito que me coloques protector solar y ¿luego qué? ¿Pasamos a segunda base?. Hael no pensaba caer en las artimañas de su hombre. Varias cosas había aprendido en estas dos últimas vidas, y una de ellas, era jamás creer en sus palabras cuando había una cama de por medio o cualquier otro lugar donde pudiera suceder "eso".Para Hael, abrirle no era una opción en estos momentos."No gracias. Estoy bien"Contestó, antes de perderse en el libro en sus manos. Se acomodó en la cama y permitió que sus ojos vagaran en la infinidad de letras que componían una historia divertida y novedosa.Iriel se deprimió. No había conseguido aprovecharse de su bebe, aunque no era como si eso fuera a derrotarlo. Todavía quedaba un largo camino por recorrer y sus planes no habían iniciado aún. Debía ser paciente y atacar en el momento justo.