Era casi el mediodía cuando un joven grito a todo pulmón -Hemos llegado al puerto de Yulon- En ese momento, todos los tripulantes tomaron su posición y empezaron a hacer sus respectivas tareas para que el que el barco pudiera tocar puerto de forma segura. Algunos preparaban el ancla para dejarla caer en el momento en el que el capitán lo pidera, otros subían por las redes tan rápido y sin esfuerzo, como si caminaran, para poder izar las velas y por último los novatos comenzaban a preparar sus herramientas de limpieza, pues sabían que una vez que bajara la última persona ellos comenzarían un arduo labor. Todas esas acciones las veía Aixa mientras sujetaba un balde cerca de su cara. Apenas los últimos dos días del viaje por fin su estómago se había acostumbrado a tanto movimiento, pero se había encariñado tanto con ese balde que le ayudó por tantas semanas que ya era costumbre cargarlo. Aunque también pensaba que era mejor ser precavida, puede que su estómago se hubiera acostumbrado pero igual no quería dejar alguna sorpresa por ahí.
Por fin habían llegado a su destino. Mientras el barco embarcaba y la tripulación comenzaba a hacer las maniobras necesarias para que la gente bajara, Aixa se quedó estupefacta al ver lo grande que era el puerto.
- No puedo imaginar que tan esplendorosa será la capital, tan solo aquí en el puerto veo toda clase de personas y seres que solo había escuchado en historias- se dijo así misma.
- ¿Primera vez en Yulon? - pregunto un marinero que recogía una soga y de pura casualidad había escuchado el comentario.
- Sí, así de evidente soy ¿eh? - decía con una ligera sonrisa de vergüenza.
El marinero empezó a reír de manera escandalosa
- ¡No te preocupes! aunque no fueras obvia, la mayoría que tomó este barco igual es su primera vez, huyen de la guerra al igual que tú.
- ¿que yo?
- Una disculpa jovencita, no pude evitar ver ese parche en tu ojo, ese sí es muy evidente, pero supuse que fue por la guerra.
Un silencio cubrió la atmósfera que había empezado como una platica casual, Aixa se cubrió su parche con su mano y se giró, pensó que si le daba la espalda al señor entendería y se iría, pero él se quedó ahí parado, esperando una respuesta. La tensión se volvió más incómoda con cada segundo que pasaba. Hasta que el señor la rompió.
- No me malinterpretes, son épocas de crisis. La mayoría, por no decir todos los que vienen aquí es por refugio. Sería raro que una jovencita como tú solo venga por conocer.
Aixa se dio la vuelta nuevamente y con una sonrisa dijo- No. Tiene razón. - pero luego su cara se volvió totalmente seria y viéndolo a los ojos fijamente mientras seguía cubriéndose el parche. - Es solo que esto me lo hicieron hace muchos años y es un mal recuerdo y si bien no huyo de la guerra si busco sobrevivir. Y ahora, si me permite ya están bajando los pasajeros.
Yulon era uno de los cinco grandes reinos que gobernaban en el mundo, pero lo más importante de ahí era la paz y prosperidad que existía. El mundo se había vuelto un lugar de constantes guerras y pleitos entre reinos por varias razones: por territorio, por diferencia de costumbres, por sus riquezas o porque simplemente había un odio de que un reino fuera más próspero que el otro, pero la razón más importante por la que habían empezado las primeras guerras, era la magia.
Y aunque Yulon no poseía mucha magia propia, ya que igual tenía artefactos mágicos que intercambiaba con otro reino, lo compensaba con su ejército, el cual era el más grande y fuerte. Tan solo un soldado de Yulon podía contra cien hombres y aún así seguir en pie para continuar con la batalla. Esa era la razón de su paz, ningún otro reino lograba vencer a su ejército y después de varios años lo habían dejado de intentar. Pero tal magnitud de soldados no los podía dar el mismo reino. Por eso Yulon aceptaba refugiados, pues a cambio de formar parte del ejército, el reino otorgaba protección y suelo para su familia. Y aunque esto era opcional, muchos se anotaban para formar parte, hasta había casos donde la familia entera se anotaba.
Aixa venía sola, así que cuando le preguntaron si se enlistaria en el ejército rápidamente contestó.
- No
- ¿Viene con alguien más?
- No
- ¿Viene igual huyendo de la guerra?
Aixa se quedó pensando por un segundo, pero no iba a dar explicaciones y mucho menos quería volver a pasar por la misma conversación con el marinero. Así que puso ese tipo de cara que uno da cuando esta tan triste por la situación de la que viene que si cuenta la historia podría caer en lágrimas y nadie la podría consolar en días. El soldado captó el dolor que Aixa quería transmitir, así que solo comento.
- No se preocupe señorita, ya esta a salvo aquí. Por desgracia, las mejores prestaciones se las dan a las familias que tienen a alguien en el ejercito. En su caso que viene sola, tendrá que estar por su cuenta.
- Tranquilo, se hacer muchas cosas. Aunque puede que me tarde, conseguiré un trabajo. Muchas gracias.
Antes de que se fuera Aixa del lugar, el soldado le tomó la mano y le dio un papel con una dirección.
- Diga que viene de parte del soldado Yaot
- ¿Yaot?