Firmamento descendió sobre la azotea de un edificio cercano y se quitó la capucha.
—Sólo era un monstruo de categoría 1, me puse serio por nada.
Entonces recordó algo que estaba haciendo antes de irse.
—¡La cena!
Allen bajó de la azotea lo más rápido que pudo y llegó a su casa, apagando el fuego y apartando el cazo con sopa, exhalando un suspiro de alivio.
Tras emplatar la sopa y colocarla en la mesa, miró el bastón de madera con un pomo hueco y cinco piedras a su lado. El bastón estaba en una vitrina encima de la pared, y al mirarla, Allen sonrió.
—Quizá en el futuro... pero no todavía.
Allen se quitó la túnica blanca y lo cambió por un pijama antes de encender la televisión y cenar tranquilamente.
El General Titán golpeó una enorme puerta de hierro y se inclinó.
—Pido audiencia para informar a los rangos superiores.
La puerta comenzó a chirriar y sus engranajes giraron lentamente hasta que la puerta se abrió, aunque el General Titán siguió inclinado mirando el suelo.
—El monstruo de Ciudad F, nombrado "Lupus Mega" fue asesinado por un hombre con túnica blanca. Añado que la fuerza de combate del Lupus Mega era de categoría 1, y el equipo de limpieza ha obtenido la mayor cantidad posible de recursos de su cuerpo.
La puerta se cerró lentamente, y el General Titán, aún inclinado, sudaba profusamente y sus manos no paraban de temblar.
Cuando la puerta se cerró, el General Titán se giró y caminó por el pasillo, su frente aún cubierta de sudor. Cualquiera que estaba al otro lado de la puerta eran monstruos entre los monstruos.
Había una diferencia abismal entre la fuerza de un rango A como el General Titán y un héroe de rango S o superior, por lo que el General Titán creía que moriría en un suspiro al informar que no había podido capturar al monstruo. Pero ninguno de los rangos superiores se dignó a darle importancia, ya que era un categoría 1, como mucho lo usarían para experimentar con el.
Al día siguiente, Allen se despertó y comenzó su rutina diaria. Se vistió con unos pantalones azules y una camisa blanca, y salió a la ciudad.
Tras caminar por media hora, llegó a una cafetería al lado de la universidad, al abrir la puerta sonó el tintineo de una campanilla encima del marco y se sentó al lado de la barra.
—Buenos días Allen.
Allen sonrió y asintió, antes de coger el periódico a su lado.
—Buenos días Álex. ¿Cómo ha ido la mañana?
La mujer le devolvió la sonrisa mientras cogía un platillo que puso frente a Allen junto a una cucharilla y un sobre de azúcar.
—Tranquila, con el monstruo que apareció anoche la clase de anatomía se ha suspendido, por lo que han venido la mitad de los que suelen venir.
Álex tenía la piel morena, y su pelo negro estaba recogido en un moño alto. Vestía un traje de camarera negro con un delantal negro.
—No te preocupes, es un día de otros tantos. Solo tengo que recordarte lo que ocurrió hace un mes cuando apareció el Gigax Leo, ese bicho era duro incluso siendo un categoría 4, creo que estaba cerca de ser un categoría 5.
Álex se rió mientras cogía una taza y la ponía bajo la máquina de café.
—No me lo recuerdes... tuvimos que cerrar una semana debido al caos que provocaste en toda la ciudad.
—Era la única manera, aunque en mi defensa solo puedo decir que ya sabes que mis poderes son especiales.
Álex sonrió y negó mientras colocaba la taza de café encima del platillo frente a Allen.
—Podrías haber usado ése bastón tuyo. ¿Cuándo vas a pelear en serio? Tu fuerza debería estar como mínimo en rango A, ¿sabes la fama y dinero que podrías conseguir? Eso sin contar que podrías tener poder político.
—La vida no se basa en fama, poder o riqueza. Cuando uno muere no se llevará nada de eso a lo que haya después.
Álex resopló y miró a Allen fijamente.
—Puede que no se base en ello, pero si que es necesario.
Allen sonrió, ignorando el comentario de Álex, y echó el azúcar en el café antes de beber un sorbo y leer el periódico.
—Odio cuando empiezas a ignorar.
—No te ignoro, es simplemente que decido no contestar.
Álex frunció el ceño y estranguló el aire frente a Allen antes de darse la vuelta y limpiar la máquina de café.
—Los héroes de rango S y superior siguen negándose a aparecer.
—Lo sé, hace unas horas el que viste un traje militar amarillo dijo que no era necesario que intervinieran los que están por encima del rango A hasta que aparezcan monstruos de categoría 5 como mínimo.
Allen dejó mirar el periódico y bebió un trago de café antes de seguir hablándole a Álex.
—Parece que el General Titán aparece mas en los medios que el propio presidente de la Federación.
—Si, ese era su nombre. Y ahora que me acuerdo, dijo algo respecto a los héroes superiores al rango A. Dijo que habían alrededor de cien personas alrededor de todo el mundo que son héroes de rango S, pero la cifra disminuye hasta llegar al rango máximo, por lo que dijo que en su opinión era mejor que ellos no pelearan a no ser que sea absolutamente necesario.
Allen suspiró y negó.
—Eso es una tontería, los monstruos son extremadamente fuertes y peligrosos en algunos casos. Con el Gigax Leo no aparecieron los rango S, y eso sí que era una amenaza.
Álex miró a Allen con cara seria.
—No digas tonterías... te lo cargaste con un meteorito que casi se lleva por delante media ciudad.
—Y ese es el motivo de porqué no uso el bastón.
Álex no comprendió las palabras de Allen, hasta que llegó a entender algo, haciendo que mirara a Allen con asombro.
—¿Todavía no eres capaz de usarlo correctamente?
—Eso es cierto a medias, soy capaz de controlar cuatro de los cinco poderes. El topacio se me resiste, por lo que no puedo controlar como me gustaría el elemento tierra.
Álex estuvo a punto de responder a Allen, pero entraron tres grupos de cinco estudiantes, haciendo que Allen respirara profundamente y volver a mirar el periódico.
—Atiende a los clientes primero.
—Vale.
Tras unos minutos ajetreados, Álex se sostuvo en la barra y miró a Allen, que leía el periódico sin mirar a otra parte.
—¿Cuándo se supone que viene Rose de Ciudad A?
—Pasado mañana si todo va bien. Aunque ayer hablé con ella y me dijo que había un pequeño atraso en las calificaciones, por lo que no estoy del todo seguro.
—A veces odio trabajar para ti, ¿lo sabes?
Allen sonrió en respuesta y cerró el grifo, secándose las manos con el trapo.
—No será por mi manera de trataros a ambas. Además que...
Allen notó algo extraño, por lo que cogió una taza y la llenó de agua. La taza la colocó encima de la barra y se fijó en que se formaba una leve onda encima del agua.
—Ve al refugio.
Álex asintió, mirando el serio rostro de Allen, antes de que todos escucharan la alarma de la ciudad, un monstruo había aparecido.