Durante los siguientes días solo platicamos de nuestras vidas, le conté que aparte de ser soldado me dedicaba a desarrollar tecnología y que la armadura que llevaba puesta fué diseñada por mí.
Ella me contó sobre su vida en la aldea donde nació, aunque parecía estar algo triste al hablar de ello no la interrumpí porque hablarlo podría ayudar a superar su dolor.
Según lo que me contó las familias elfas no son numerosas, son de entre 3 o 4 integrantes y que cuando los elfos cumplen cierta edad simplemente se alejan del cuidado de sus padres para establecer la suya propia.
Ella aún se encontraba bajo el cuidado de sus padres, su madre era algo así como una doctora y su padre un guerrero por lo que ella aprendió sobre supervivencia desde muy joven, desde como tratar heridas pequeñas hasta los usos de distintas hierbas silvestres.
Su pueblo no era grande, 30 personas en total, cosa que es muy estándar entre los pueblos elfos según ella.
Finalmente tras un rato dejó de hablar mientras pequeñas lágrimas se formaban bajo sus ojos, yo solo la abracé ligeramente y le dejé llorar todo lo que quisiera para sacar todas sus emociones fuera.
- No quiero que algo así vuelva a pasar señor Nathan... Yo, quiero ser fuerte como usted para que no vuelva a quedarme impotente mirando mientras le hacen daño a las personas que amo -
La voz tras esas palabras no estaba quebrada sino que contenía una fuerza de voluntad enorme.
- Entonces te ayudaré, con las cosas que puedo construir te haré más fuerte, eres la primera persona que conozco en este mundo y no dejaré que sufras más -
Ella no era solo hermosa, su calidez y actitud acogedora me parecían encantadoras, tuvo mala suerte de encontrarse con seres humanos tan viles pero no permitiré que eso le impida ser felíz, yo me aseguraré de que lo sea, quiero estar al lado de ella y experimentar más de la tranquilidad que me ha brindado estos días.
- Señor Nathan, yo... -
Nephy me dirigió una mirada llena de cariño y aprecio, sus ojos transmitían un fuerte deseo y afecto.
A pesar de vivir tanto, jamás había experimentado amor por alguien fuera de Ruminas, no estaba muy seguro de precipitarme porque nos conocemos desde hace muy poco pero algo me dice que está bien aceptar.
- Quiero estar a su lado -
Mientras decía esas palabras intentaba ocultar su rostro sonrojado en mi pecho para que no viera lo avergonzada que estaba pero sus largas orejas moviéndose de arriba a abajo frenéticamente la delataban.
- Mírame un segundo -
Le pedí que levantará el rostro mientras usaba mi mano para empujarla ligeramente, tras un pequeño forcejeo ella se rindió y me miró a los ojos.
Tras unos instantes de contacto visual ella cerró los ojos y levantó la barbilla, claramente esperaba un beso así que lentamente baje la cabeza para que nuestras bocas estuvieran a la misma altura y presioné mis labios contra los suyos.
Con nuestros cuerpos tan juntos me era posible sentir el latir de su corazón y oler su dulce fragancia, no nos dábamos un beso profundo sino que solamente eran nuestros labios tocándose pero fué dulce y tranquilizante, un sentimiento que no había experimentado antes pero que quería volver a sentir.
Permanecimos así durante un rato pero eventualmente nos separamos, la mirada en sus ojos había cambiado, antes me miraba con una mezcla de respeto y anhelo pero ahora solo podía ver un infinito cariño de su parte.
Ella claramente estaba feliz en este momento y yo no era diferente, nunca antes había experimentado un amor tan puro como el que ella sentía por mí y eso me hacía muy feliz, renovando mi deseo de protegerla.
- Realmente lo quiero mucho -
Ella dijo eso mientras sostenía mi mano.
- Deja de hablarme así, nunca me han gustado las formalidades -
Ella se sonrojó ligeramente y corrigió sus palabras.
- Te quiero mucho, esposo -
Esas palabras me dejaron en shock, sabía que su cultura era distinta a la mía, parece que en este mundo no existe el concepto de noviazgo, si dos personas deciden estar juntas automáticamente son marido y mujer sin embargo a pesar de saber esto no pensaba dar marcha atrás a mis palabras, quería estar con ella de todos modos.
- Yo también te quiero Nephy -
= Es bueno que haya encontrado una persona para amar señor, en esta vida no estará solo =
En mi otra vida tampoco lo estaba Alice, te tuve a tí desde que tengo conciencia y muchas otras personas influyeron en mi a lo largo de los años, Ruminas, mi hermana y mis compañeros de la hueste e incluso los soldados con quiénes pelee hombro a hombro.
= Pero jamás pudo experimentar el amor... un complemento indispensable de la vida humana, su trabajo fué importante para la alianza y la supervivencia de todas las razas pero su propia felicidad es igual de importante =
Realmente es como si ella fuera mucho más conciente ahora, lo que sea que Ruminas le haya hecho es como si ahora fuera un verdadero ser vivo.
Luego de ese episodio de confesión reanudamos nuestro camino y tras 13 días de viaje logramos salir del bosque e incluso encontramos un sendero que parecía formar parte de una carretera rústica.
En ese tiempo mejore aún más mi control sobre el maná y mi flujo interno con ayuda de Nephy.
Decidimos viajar cerca del sendero porque según Alice éste pasaba cerca de un pueblo donde podríamos conseguir ciertos suministros.
No nos tomó mucho ver el pueblo a lo lejos y para no atraer atención innecesaria me puse una túnica muy larga sobre mi armadura para cubrirla casi por completo.
Juntos Nephy y yo nos acercamos al pueblo donde nos encontramos con unas pocas personas, ya que no estaba muy interesado en la cultura local simplemente nos dirigimos a la única tienda del pueblo y compramos unas cuantas cosas como hierbas medicinales y especias.
Pagué con el dinero que obtuve al saquear a los comerciantes y sin más nos fuimos del pequeño pueblo, ni Nephy o yo queríamos quedarnos mucho allí porque mi objetivo era una gran ciudad.
De nuevo regresamos a la carretera que ahora parecía menos desgastada, parece que solo el tramo que viene del bosque al pueblo está descuidado pero si lo piensas es normal, nadie se tomaría las molestias de arreglar un sendero que conduce a un bosque lleno de monstruos.
Nuestro viaje transcurría sin problemas hasta que comenzamos a escuchar sonidos de lucha a lo lejos, me daba un mal presentimiento pero aún así decidí acercarme con Nephy a mi espalda en caso que algo peligroso pasara.