Permanecí sentada dentro del carruaje después de que él se fuera, ya me he propuesto a servirle por el resto de mi vida pero no sé cómo pedírselo, ni siquiera me encuentro en posición de pedirle nada.
Tras pensarlo más solo me seguía desanimando, después de todo ya no tengo ningún hogar al que volver, mi familia y conocidos están muertos, si me rechaza entonces no me queda nada.
Además aún no puedo creer lo que sucedió, oré durante tantos días y la diosa me envió un salvador, tal vez sea un sueño pero incluso si lo es, no quiero despertar de él.
Pasó un rato desde que mi héroe salió del carruaje, al principio escuché voces y sonidos de metal chocando pero desde hace un tiempo deje de prestar atención, después de todo el héroe enviado por la diosa no perdería ante esos malvadod.
Me preocupa un poco que me abandone sin más pero no estoy en condición de ponerme de pie y buscarlo, mi cuerpo está extremadamente débil, así que debo confiar en él y esperar como me pidió.
Tras unos minutos más, la cubierta se apartó de nuevo y él se subió a la carreta.
- ¿Dónde vives? Te llevaré hasta allí -
Eso fué lo que me preguntó pero desafortunadamente ya no tenía hogar, así que le conté lo que le pasó a mi pueblo.
El permaneció en silencio incluso después de que termine de contar mi historia, por su expresión parece estar pensando profundamente.
- Si me permite... yo... quiero que me deje ir con usted... -
Reuní todo mi coraje para pedírselo.
- No tengo nada más, usted me salvó y estoy segura de que era el destino que nos conociéramos, no puedo darle nada para agradecerle así que me ofrezco yo misma, dejó mi vida en sus manos... -
Su expresión parece de sorpresa luego de oír mis palabras y parece meditarlo seriamente.
- ¿Estás segura de querer seguirme? Ciertamente necesito un acompañante pero si lo deseas puedo llevarte a la ciudad de los elfos más cercana -
No hay nada que discutir.
- Ya se lo dije, ésta reunión debe ser la voluntad de la diosa, déjeme ir con usted por favor -
Intenté poner mi cara más firme para transmitir adecuadamente mis sentimientos.
- Bien, espero poder contar con tu ayuda, mi nombre es Nathaniel Lohken, puedes llamarme Nathan -
Tras decirme eso extiende su mano izquierda hacia mí.
- Cuente conmigo, mi nombre es Nephelia -
Por fin después de varios días, mientras respondo a su apretón de manos, sonrío de la felicidad, incluso mis largas orejas puntiagudas se sacuden ligeramente de arriba a abajo.
Cerca de él me siento en paz, como si pudiera sobrellevar mejor la tristeza solo por estar con él.
- ¿Qué haremos ahora, señor? -
El me miró fijamente después de oírme decir eso.
- No me llames así, es raro y por hoy nos quedamos aquí, ya casi anochece por lo que no podemos movernos por el bosque -
Tenía razón, era tarde para intentar llegar a otro lugar.
- Está bien señor Nathan, aunque si nos quedamos más tiempo podemos llevarnos las cosas de valor que los comerciantes transportan, me gustaría ser de ayuda pero no puedo moverme correctamente por mis heridas -
El estiró su mano hacia mi cabeza y frotó débilmente mi cabello, mis orejas se sacuden con fuerza y mi cara comienza a arder de vergüenza.
- No te preocupes por eso Nephy, iré a revisar los demás carros y de paso veré si hay algo de ropa que puedas ponerte -
Recién me doy cuenta de algo, cuando él se fué inmediatamente miré hacia mi ropa, era un vestido corto muy simple sin ninguna decoración pero tenía agujeros y rasgaduras aquí y allá exponiendo mi piel desnuda en muchos lugares.
Podía decir que en ningún momento me miró con lujuria pero no sé si es algo bueno o malo, tal vez no le gusten las mujeres de otras razas... De todos modos no puedo seguir vistiendo de esta manera.
Por el momento solo me recuesto contra una de las paredes de la carreta, pensando en lo que haré de ahora en adelante, quiero ser fuerte, para no volver a vivir lo mismo y para serle de ayuda a mi héroe.
- Madre, padre, daré lo mejor de mi para ser feliz, por favor sigan cuidando a su hija desde el abrazo de la diosa -
Los elfos no lamentamos tanto la muerte como los humanos, nuestras vidas son extremadamente largas, me entristece que hayan muerto, pero tengo la certeza de que están en un lugar mejor donde ya no tienen que preocuparse por nada, ya se les ha hecho justicia y no tendrán ningún arrepentimiento.
Es momento de seguir adelante y concentrarme en mi situación actual, comienzo a circular un poco de maná por mi cuerpo, antes, las ataduras me impedían hacerlo porque estaban hechas de manera especial.
Ahora que soy libre puedo usar este método para sanar más rápido mis heridas, los elfos nacemos con una capacidad muy superior para manejar el maná así que no es problema manipularlo de forma que en vez de potenciar mi cuerpo sane mis heridas.
Al cabo de un rato ha oscurecido del todo pero otra de las características de mi raza es poder ver en la oscuridad, de repente mi héroe estira dentro la mano para darme algunas prendas que encontró en los otros carruajes.
Después de dejar la ropa, mi héroe se dió la vuelta para dejar el carruaje y yo comencé a quitarme las ropas desgarradas revelando mi pálida piel.
Por naturaleza los elfos poseemos una piel más pálida y flexible, rasgos físicos más finos y una complexión delgada, sin grasa extra almacenada en nuestros cuerpos, a excepción del pecho que varía mucho entre individuos pero dentro de la cultura elfa más pequeño es más atractivo, he oído que es diferente para otras razas y espero que sea así porque el mío es bastante grande.
Mientras pienso eso, dejo que el vestido se deslice bajo mis hombros y pecho revelando mi cuerpo desnudo, leves hematomas y pequeños cortes aún son ligeramente visibles por él pero en poco tiempo desaparecerán por completo.
Invoco un pequeño orbe de agua para limpiarme, no me he bañado en un par de días y me avergüenza pensar que mi olor corporal pueda ser desagradable.
Tras limpiarme lo mejor posible uso una ráfaga de aire caliente para secar mi cuerpo y comienzo a vestirme, primero unos pantalones de cuero café oscuro que se adhieren un poco a mi figura, es difícil lograr que suban por mis caderas pero al final pude hacerlo.
En la parte superior me pongo una blusa blanca con cordones en el cuello y una túnica azul con capucha que llega ligeramente por debajo de mis rodillas y cubre mi silueta casi por completo.
Ya completamente vestida y con mejor condición corporal decido salir para ayudar a mi héroe de alguna manera.