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Chapter 2 - Presagios en las sombras...

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El año es 2748. Neo-Aethelgard, la capital del Imperio Solari, se erguía imponente sobre las llanuras ondulantes, un laberinto de acero y cristal que se elevaba hacia un cielo teñido de los colores vibrantes de la aurora boreal artificial. Desde las alturas de la Torre del Sol, la vista era impresionante: un tapiz de luces que se extendía hasta donde alcanzaba la vista, un testimonio del poder tecnológico del Imperio Solari, la nación más avanzada de las tres que dividían el continente humano en el planeta Aethel.

Pero la belleza del planeta Aethel ocultaba una verdad más oscura. Debajo de la superficie pulida de la tecnología, la magia latía, una fuerza ancestral que se entretejía con la vida misma del planeta. Los humanos, los elfos de los bosques de Eldoria, los enanos de las montañas del continente de Grimfang, las hadas de las islas flotantes de Atheria y los vampiros de la ciudad subterránea de Nightspire, todos compartían este mundo, cada uno con sus propias leyes y tradiciones, sus propios conflictos y alianzas.

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El único foco de luz en la oficina provenía de una lámpara de escritorio que proyectaba un círculo cálido sobre los planos desplegados sobre el escritorio de acero pulido. Fuera, Neo-Aethelgard brillaba con su aurora boreal artificial, un espectáculo de luces que contrastaba con la oscuridad y la tensión que llenaban la habitación.

Kayn, un Silente del Imperio Solari, se movía con inquietud, sus dedos tamborileando nerviosamente sobre la fría superficie de su daga de obsidiana.

El silencio era pesado, roto solo por el suave zumbido de los sistemas informáticos.Selene, su compañera, se sentó frente a él, su cabello plateado brillando bajo la luz tenue. Observaba a Kayn con una mezcla de preocupación y comprensión.

Conocía esa inquietud; la había visto antes, en otras misiones, en otros peligros. Pero esta vez era diferente. Esta vez, era Nightspire.

"No estás bien, Kayn," dijo Selene, su voz suave pero firme, rompiendo el silencio. "Te conozco demasiado bien como para no notar esa tensión."

Kayn suspiró, pasando una mano por su cabello negro como la noche. "Es Nightspire, Selene. Es la liga de las sombras, No es como cualquier otra misión."

Selene asintió, su expresión seria. "Lo sé. Es un nido de víboras, un laberinto de trampas y magia oscura. Pero hemos planeado esto meticulosamente. Tenemos el mejor análisis de inteligencia que hemos podido obtener en este poco tiempo. Sabemos a quién vamos a enfrentar" .

Kayn se levantó de su silla, acercándose a la ventana. Miró hacia la ciudad que brillaba a lo lejos, un tapiz de luces que parecía ocultar una oscuridad profunda. "Pero no sabemos todo, Selene. Hay algo... diferente esta vez. Una sensación de que algo se avecina, algo más grande que nosotros."

Selene se levantó y se acercó a él, colocando una mano sobre su brazo. "Kayn, no puedes dejar que el miedo te paralice. Eres uno de los mejores Silentes que tenemos. Eres... eras... el mejor." Su voz se quebró ligeramente al pronunciar la última palabra, un recordatorio del peso que ambos llevaban sobre sus hombros.

Kayn se giró, encontrando la mirada de Selene. En sus ojos verdes, vio un reflejo de su propia determinación, una promesa tácita de apoyo incondicional. "Lo sé, Selene. Y confío en ti. Siempre lo he hecho. Pero... ¿y si algo sale mal? ¿Y si no podemos detenerlos?"

Selene sonrió, una sonrisa triste pero llena de fuerza. "Entonces lucharemos hasta el final. Como siempre lo hemos hecho. Recuerda nuestras misiones anteriores, Kayn. Hemos sobrevivido a peores situaciones. Hemos enfrentado a enemigos más poderosos. Siempre hemos encontrado la manera de salir adelante, juntos."

Kayn asintió, una nueva determinación brillando en sus ojos. "Tienes razón, Selene. Juntos. Siempre juntos. Pero... esta misión... ¿no te parece extraña? Llegó de la nada, directamente del Alto Mando. No hubo análisis previo, ninguna investigación de campo. Simplemente... 've a Nightspire, infiltraos, y averiguad qué está pasando.' Es demasiado... sencillo."

En ese momento, Selene cerró los ojos, y un brillo etéreo emanó de ella, estableciendo un enlace mental con Kayn. La voz de Selene resonó en la mente de Kayn, clara y precisa, evitando cualquier posibilidad de ser escuchada por oídos externos.

Enlace Mental:{Selene: Tienes razón, Kayn. Es demasiado fácil. Demasiado... conveniente. Como si alguien quisiera que fuéramos allí. }

{Kayn: Exactamente. Y la falta de detalles... es sospechoso. No hay información sobre la seguridad, sobre los posibles objetivos, sobre nada. Es como si nos estuvieran empujando hacia una trampa.}

{Selene:¿Recuerdas la entidad mimica que se hizo pasar por mi? La impostora que se infiltró en la reunión anterior? ¿Y si esto es una trampa similar? Una forma de eliminarnos?}

{Kayn: Es una posibilidad. Pero... ¿por qué? ¿Qué ganaría el Alto Mando con nuestra muerte? A menos que...}

{Selene: A menos que alguien dentro del Alto Mando esté trabajando con la Liga de las Sombras. Alguien que quiere que fallemos.}

{Kayn: Es una idea aterradora, Selene. Pero no podemos descartarla. Debemos tener mucho cuidado. Debemos confiar el uno en el otro, más que nunca.}

{Selene: Siempre lo he hecho, Kayn. Y siempre lo haré. Recuerda, si algo nos parece mal, nos retiramos. No importa lo que digan los altos mandos. Nuestra vida vale más que cualquier misión.}

{Kayn: Entendido. Nos cuidaremos el uno al otro. Si algo va mal, te cubro. Y tú me cubres a mí. No importa el costo.}

{Selene: Siempre.}

El enlace mental se rompió. Selene abrió los ojos, su expresión seria pero llena de determinación. Kayn, a su lado, asintió, un nuevo brillo de cautela en sus ojos dorados. El silencio volvió a la habitación, pero ahora era un silencio diferente, un silencio que ocultaba una conversación secreta, una promesa tácita de lealtad y protección. El silencio antes de la tormenta, pero esta vez, estaban preparados.

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[ Mas tarde esa noche...]

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En el un antiguo desierto, en una ciudad abandonada del imperio Solari, en un palacio oculto tras una fachada de imponente arquitectura, se encontraba Kayn, un joven humano con el cabello negro como la noche y ojos de un dorado intenso que parecían albergar la luz de mil soles. No era un noble, ni un general, ni un mago de la corte. Era un Silente, un agente secreto del Imperio Solari, especializado en operaciones encubiertas que requerían una mezcla letal de magia, tecnología y sigilo.

Su misión actual era delicada: infiltrarse en una reunión clandestina de la Liga de las Sombras, una organización misteriosa que operaba desde las profundidades de Nightspire, la ciudad subterránea de los vampiros. Se decía que la Liga planeaba un golpe de estado que podría sumir a Aethel en el caos, un conflicto que podría desencadenar una guerra entre las cinco potencias: el Imperio Solari, el Reino de Eldoria, el Clan Grimfang, la Confederación Atheria y el Dominio Nightspire.

Kayn se ajustó su traje de combate, una pieza de tecnología avanzada que se adaptaba a su cuerpo como una segunda piel, combinando materiales sintéticos con tejido mágico que amplificaba su velocidad y fuerza. En su mano, sostenía una daga de obsidiana, un arma tan letal como elegante, forjada con magia ancestral y afilada con tecnología de enanos.

Era su herramienta, su extensión, su fiel compañera en la oscuridad.Su entrada a la reunión no sería sencilla.

La Liga de las Sombras era infame por su seguridad impenetrable, un laberinto de trampas, ilusiones y guardias sobrenaturales que protegían sus secretos. Pero Kayn era un maestro del engaño, un experto en el arte del sigilo, capaz de moverse como una sombra entre las sombras.

En la periferia del Imperio Solari ,la ciudad mas cercana al desierto, en un discreto local de encuentro para los Silentes, esperaba Selene, su compañera. Una elfa de Eldoria, con cabello plateado como la luna y ojos verdes como esmeraldas, Selene poseía una habilidad innata para la magia elemental, capaz de manipular el viento, el agua y la tierra a su voluntad. Era la mente estratégica del dúo, la que planeaba las misiones y proporcionaba el apoyo mágico a Kayn durante las operaciones.

Mientras Kayn se preparaba para infiltrarse en la reunión, Selene revisaba los datos recopilados sobre la Liga de las Sombras. La información era escasa y fragmentaria, pero suficiente para elaborar un plan. El objetivo principal era identificar a los miembros de la liga y obtener información sobre sus planes. El fracaso no era una opción.

'Aunque...el hecho de que esta mision nos la dieron sin tan poco tiempo de preparacion no me gusta por varias razones' Penso selene mientras vigilaba su entorno mientras estaba sobre el tejado de un edificio.

El reloj marcaba la medianoche. Kayn se fundió en la oscuridad de las calles de la ciudad abandonada, su figura desapareciendo entre la oscuridad de las ruinas, una sombra que se deslizaba hacia el corazón de la conspiración. La sombra de Aethelgard se cernía sobre él, un presagio de la batalla que estaba por comenzar.

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Con su resplandor artificial, Kayn se movía con la fluidez de un espectro a través de los túneles subterráneos que llevaban a Nightspire, la ciudad-estado de los vampiros. El aire, denso y húmedo, olía a tierra húmeda y a algo más... a la esencia metálica de la sangre.

Las paredes de piedra, húmedas y resbaladizas, parecían susurrar secretos antiguos. Cada paso resonaba con un eco inquietante, amplificado por la oscuridad que lo envolvía. Selene, a través de un enlace mental, le transmitía información crucial: la reunión se llevaría a cabo en el antiguo teatro de Nightspire, un lugar legendario, oculto bajo capas de roca y magia.

Había trampas mágicas, guardias vampiros de élite, y una red de vigilancia que hacía que incluso el más hábil de los espías se sintiera vulnerable. Kayn activó su camuflaje mágico, un hechizo que lo hacía invisible a simple vista, pero que no ocultaba su aura. Para los vampiros, con sus sentidos agudizados, era un riesgo que tenía que asumir. Confiaba en su entrenamiento y en su capacidad para moverse como una sombra.

El teatro estaba en ruinas, un testimonio del paso del tiempo y de las guerras que habían devastado la ciudad. Pero aún conservaba una belleza macabra, una elegancia decadente que contrastaba con la brutalidad del lugar. Kayn se deslizó entre las columnas rotas, esquivando las telarañas que colgaban como mortales trampas. El aire estaba cargado de una energía extraña, una mezcla de magia oscura y la esencia de sangre.

Llegó a la entrada del teatro, una gran puerta de hierro forjado, cubierta de runas antiguas que irradiaban una fría energía. Selene le instruyó a través del enlace mental: una secuencia de toques precisos en las runas desactivaría la trampa mágica que protegía la entrada.

Kayn ejecutó la secuencia con precisión milimétrica, sintiendo la energía fluir por sus dedos. La puerta se abrió con un chirrido metálico, revelando una oscuridad profunda

Dentro del teatro, la reunión ya había comenzado. Kayn se movió como un fantasma entre las sombras, observando a los asistentes.

Eran una colección de seres sobrenaturales de todas las razas: vampiros de piel pálida y ojos rojos, elfos sombríos con túnicas oscuras, enanos corpulentos con armaduras pesadas, y seres de formas y tamaños extraños que parecían salidos de las pesadillas.

Todos estaban reunidos bajo la luz tenue de antorchas que proyectaban sombras danzantes sobre las paredes. En el centro del escenario, sentado en un trono improvisado, estaba el líder de la Liga de las Sombras: Lord Valerius, un vampiro de una antigüedad asombrosa, con una belleza aterradora y una mirada penetrante que parecía leer el alma de los presentes. Su voz, resonante y profunda, resonaba en el silencio del teatro.

'Objetivos identificados, aunque...hay una gran variante que no estaba en los informes' Penso Kayn mientras miraba al lord vampiro Valerius, una entidad clasificada como peligro rango S.

Kayn identificó a varios miembros de la Liga, sus nombres y habilidades confirmados por la información que Selene le transmitía. La tensión era palpable, una atmósfera cargada de secretos y traiciones. Kayn sabía que tenía que actuar rápido, antes de que la reuión terminara y la oportunidad se perdiera. Pero entonces, algo inesperado ocurrió.

Una figura se levantó de entre la multitud, una mujer de belleza impresionante, con cabello rubio como el oro y ojos verdes que brillaban con una fuerza sobrenatural.

Era Selene, pero no era la Selene que Kayn conocía. Esta Selene irradiaba una magia oscura, una energía que lo heló hasta los huesos. Su voz, fría y calculadora, resonó en el teatro. "Lord Valerius," dijo Selene, su voz llena de una autoridad que sorprendió a Kayn. "He llegado para unirme a su causa."

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