"¡Abuela!¡Abuela! Quiero me leas un cuento".
"Ah, ¿Un cuento? ¿Cuál de todos quieres que te lea?"
"La epopeya de un caballero, como siempre por favor".
"Otra vez, ¿a caso no te cansas de escucharlo todos los días?"
"No, es que me encanta ese cuento y no puedo dejar de escucharlo de ti, abuela".
"Bueno, que se le puede hacer, si te gusta tanto te lo volveré a contar. Siéntate para comenzar".
"¡Si! ¡Eres la mejor abuela de todas!"
"Siéntate que ya comenzare a leer".
"Ok"
"Si ya estas listo comenzare de una vez, y esta alucinante historia comienza así".
(Cambio de escena)
Erase una vez, en un pequeña pero humilde aldea de unos 105 habitantes a unos 630 kilómetros al sureste de la ciudad Espada Solar, del gran Imperio humano de Zaragon, en aquella aldea vivía alguien muy especial, un niño que acababa de cumplir los nueve en una pequeña fiesta que le hicieron los aldeanos de la aldea, pero volviendo al tema aquel niño sin que el lo supiera, se le había concebido un gran y maravilloso destino que lo llevara al camino de la gloria y la grandeza eterna, pero no sin antes pasar por los obstáculos y adversidades impuestos en su camino para dejar su nombre tallado en piedra en la eternidad.
(Pov tercera persona)
Un niño yacía acostado en la sima de una colina mirando el hermoso cielo azul. La mañana era agradable, las mariposas volaban elegantemente al ritmo del viento, los pájaros cantando una suave melodía dando alegría al día, las voces de los aldeanos llenas de felicidad y alegría por este hermoso día asían de este lugar un maravilloso sitio de felicidad, que pareciera alejado de la dura y cruel realidad del mundo en donde viven.
El pequeño niño acostado en aquella colina, era un chico rubio de unos encantadores ojos azules, Eliot, era el nombre del niño nombrado así por su madre, su madre recordarla lo asía suspirar de tristeza, ya hacia un año desde la muerte de su querida madre por una enfermedad que era imposible de curar, después de todo el era solo un niño viviendo en una remota aldea, el no tenia ni el dinero ni los recursos para curar dicha enfermedad, Ahora huérfano vivía en una pequeña casa con la que vivía con su madre antes de morir.
Pero no todo era tan malo, todos en la aldea eran muy ambles con el ayudándolo siempre que podían, lo cual le llenaba el corazón de un profundo agradecimiento sentía que le debía a estas amables personas, jurando que le devolvería todo lo dado. Y así Eliot paso el rato escuchando el canto de la naturaleza, pero de repente se escucho un fuerte ruido de metal chocando contra la tierra alertando a Eliot.
"Ah, ¿Qué ha sido eso?"
Eliot, se preguntaba mientras trataba de observar el origen de dicho ruido, después de mirar los alrededores logro vislumbrar a un hombre en armadura tirado a unos metros de la colina.
"¿Acaso estará herido?"
"Si es así, es mejor que lo ayude".
Se fue corriendo rápidamente con preocupación donde estaba aquel hombre, al llegar al lado del hombre herido, vio que tenia múltiples heridas en su cuerpo por las cuales se estaba desando. Rápidamente comprobó que estuviera vivo.
"¡Señor! ¡Señor! ¡¿se encuentra bien?!"
"Parece que no responde".
"Tengo que comprobar si respira".
"Que alivio, esta vivo.... tengo que llevarlo a la aldea para que reciba tratamiento".
Eliot suspiro de alivio al saber que estaba vivo, y sin mas demora se propuso a llevarlo a la aldea, con sus pequeñas manos agarro las hombreras de la armadura y con la fuerza de su frágil cuerpo comenzó a en pujar al hombre hasta la aldea.
El pobre niño sentía que le dolía todo el cuerpo al arrastrar al hombre de la armadura, el peso era demasiado para soportar, era como cargar una gran roca sobre la espalda, pero aun así Eliot no se rindió, con determinación en los ojos lo siguió arrastrando aunque su cuerpo pedía a gritos que se detuviera.
"Siento que me voy a desmayar, ja, ja".
"No puedo rendirme, este hombre necesita ayuda".
Después de un rato, Eliot logro llegar a la aldea, estaba tan cansado que se le dificultaba respirar, sentía que nunca se había esforzado tanto en toda su joven vida, soltó al hombre y comenzó a grita por ayuda. Los aldeanos que estaban afuera vieron al pobre niño gritando ayuda, preocupados salieron corriendo hasta el para averiguar lo que estaba pasando.
"¡Eliot! que ocurre, estas bien".
"¿Te paso algo? ¿Y quien es el?"
El aldeano se llamaba "Frank", era un hombre de unos 45 años, Jefe de la aldea de Flor Esmeralda y unos de los que mas ayudan a Eliot desde que murió su madre. Cuando vio a Eliot en tal estado se preocupo mucho, y se preguntaba que le había sucedido, el lo consideraba su propio hijo y como un padre naturalmente se preocuparía por su bienestar, y mas aun si traía a un hombre herido tras suyo.
"No me ha pasado nada, pero este hombre necesita ayuda".
"¿Este hombre?"
"Si, lo encontré bajando la colina".
"Estaba tirado en la yerba, así que decidí traerlo hasta aquí".
"Mmm... ya veo, por su armadura parece que es un soldado o un caballero del imperio".
"Sera mejor que lo ayudemos, llevemos lo con Ector el sabrá que hacer".
"Bueno, buen trabajo Eliot, hiciste bien en traerlo a la aldea, nos evitaste un problema".
"No fue problema, de igual manera lo hubiera hecho".
"Si lo se, eres un buen chico, pero necesito que llames a Daniel para que ayude a cargarlo".
"¡Si señor!"
Eliot se fue rápidamente a llamar a Daniel, después de unos minutos volvieron, y comenzaron a cargar al supuesto caballero hacia la iglesia de Ector. Al llegar entraron a la iglesia, dentro estaba un aciano canoso con una túnica de sacerdote, era Ector el único sacerdote de la aldea que predicaba sobre las tres "Grandes Diosas" del imperio.
"¡Ector! necesitamos tu ayuda, es urgente".
"Eh, ¿Qué ha pasado?"
"Eliot a encontrado un caballero herido bajando la colina. Necesitamos que lo ayudes".
"Déjame ver, parece que si es un caballero y uno de alto rango en el imperio.
"Traerlo a la habitación de atrás, hay una cama para colocarlo".
Eliot y los demás fueron a la habitación de a tras, y colocaron al caballero en la cama. Ector prosiguió a quitarle la armadura y examinarlo para tratarlo. Durante los minutos que le tomo el proceso se le podía ver frunciendo el ceño lo que indicaba que algo no andaba bien.
"Entonces, ¿Qué es lo que tiene?"
"(Suspiro) Bueno, parece que ha sido envenenado... por un veneno muy peligroso".
"¡Que!"
"Si, viendo lo solo le queda como máximo seis años de vida".
"Pero puedes salvarlo, verdad".
Lamentablemente no pequeño Eliot, mi nivel en la magia sanadora solo esta en la primer estrella.
"Pero, despertara".
"Si, posiblemente pronto".
"Aug aug"
"Parece, que esta despertando".
El caballero se despertó confundido al no saber donde se encontraba, le dolía todo el cuerpo lo que le dificultaba moverse, desorientado comenzó observar donde se encontraba, su vista cayo sobre Eliot y los demás poniendo lo en alerta, rápidamente miro su cuerpo dando se cuenta que no tenia su armadura y su espada, volvió ha fijar su mirada en los desconocidos.
"¿Quiénes son ustedes? ¿Y en donde estoy?"
"¡Mucho gusto! ¡Mi nombre es Eliot! los demás son, Frank, Daniel y Ector el sacerdote".
"¿Y usted como se llama? Señor".
"Artur, es mi nombre".
Artur, tenia sus dudas sobre revelar su nombre, pero cuando vio lo emocionado que estaba el niño supo que no eran una amenaza, fijando se vio que vestía ropas de lana de baja calidad asiendo le pensar que eran un simple campesino.
"Entonces, ¿alguien puede decirme como llegue aquí?".
Tuviste mucha suerte, Eliot te encontró agonizando cerca del bosque, y con su pequeño cuerpo te trajo cargando hasta la aldea.
"El... ¿Me salvo?"
"Si, lo hubieras visto trayéndote todo cansado, parecía que se desmayaría en cualquier momento".
"Eres Eliot ¿no?, le agradezco por salvar mi vida"
"Realmente no es nada, cualquiera lo hubiera ayudado". Dijo Eliot con nerviosismo mientras se rascaba la cabeza.
"No importa si lo fue o no, de igual manera me salvaste la vida".
"Ahora te debo mi vida. Puedes pedirme cualquier cosa y lo hare".
Eliot al escuchar que podía pedirle lo que quisiera esto lo emociono. Por fin cumpliría su mas grande sueño.
"En serio ¿Cualquier cosa?"
"Si, mientras este en mis posibilidades. Cualquier cosa que pidas".
"Bueno... pues"
Con determinación y un fuego indomable en los ojos, miro al hombre que esta en frente suyo prosiguió a decir lo siguiente. Sin saber que este seria su primer paso hacia su glorioso destino.
"Si es así, le pediré un gran favor."
"¿Cuál favor?"
"¡Quiero que me convierta en un caballero!"
-....-
"¡¿Que?!"
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