Anthony llegó a casa al día siguiente sintiéndose intensamente feliz y satisfecho como nunca antes se hubo sentido. Pero igual tenía que hablar con su gemela Ana, no podía creer lo que había hecho con Sindy.
Ana estaba en el gimnasio de la mansión junto con Kaspy. Ambos se cuidaban el físico, la joven rubia necesitaba seguir con los cuidados de su cuerpo para evitar volver a paralizarse.
Kaspy se sentía en el mejor de los mundos junto a su amada dorada, sin embargo tanto lujo lo incomodaban, debido a que no estaba acostumbrado a tanto Glamur.
Aquello era lo que más enamoraba a Ana. Kaspy no iba tras su dinero, ni un estatus social ni nada por el estilo. Ésto causaba una buena impresión en Nick y Sara también.
Karin se ocupaba del bebe de Kaspy, ya que Lucy se encargaba de Ismael y su educación.
Ana y Kaspy reían felices mientras hacían pesas, cuando Thony llegó.
- Kaspy por favor dejame solo con mi gemela. Necesito hablar con Ana.
Kaspy miró a su amada a modo de interrogación, la joven asintió con la cabeza y recién Kaspy se alejó.
Al quedar solos los gemelos, Anthony suspiró profundamente. Ana sonrió feliz al saber lo que su hermano sentía.
- Estás feliz ¿verdad Thony?
- ¿Por qué lo hiciste Ana? - Anthony no pudo evitar de sonreír
- Porque te mereces ser feliz hermano - le dijo Ana - Además sé que ni tú ni Sindy darían el primer paso.
- ¿Y por eso hiciste de Sindy una doncella en extremo apetecible?
- Así es
- ¿Al punto de correr gran peligro debido a que es violable?
- Anthony, ella te tiene a tí para la protejas. Como nuestro padre protege a nuestra mamá Sara y así como Kaspy me protege a mí. Así tú protejerás a Sindy.
Anthony sonreía junto con su gemela debido a que jamás imaginó aquello.
- Sindy....¿sabe lo...lo que pasaste?
- No, no lo sabe. Ella, al igual que tú, es pura. Ustedes son inocentemente puros. Y yo quiero que sigan así.
Anthony la abrazó con fuerza intensa, sabía que su gemela aún sufría pero Kaspy la ayudaba siempre. Como también lo hacía Nick.
- Gracias Ana, muchas gracias hermana. Pero en serio, temo por Sindy y su seguridad. Anoche en el restaurante todos esos malditos babosos y pedofilos la miraban con oscuro deseo....como....
- Como suelen mirarme a mí los malditos aristócratas ¿verdad? Esos pedófilos violadores...
- Hermanita, tranquila - Anthony la abrazó con ternura logrando que se calme.
- Sindy es inocente, y muy pura. Se merecía explotar su belleza y sensualidad para atraerte. Ella te ama hermano.
- Lo sé Ana, lo se. Y estoy feliz por ello.
- Debes protegerla hermano. Sindy es la primera chica perfecta felíz, que disfruta siendolo. Y todo gracias a tí.
- Ahora disfrútalo tu también hermana. Kaspy también te ama.
Anthony regresó a la mansión de Sindy debido a su desesperante deseo de tenerla en sus brazos.
En cuanto Sindy vio a su dorado amor, corrió a sus brazos desesperada. Se besaron efusivamente.
Gay carraspeó su garganta molesto, nunca le gustó el excivisionismo y menos tratándose de su hija, a la que jamás le permitía salir sola a ningún lado. Anoche no fue una excepción ya que él mismo la llevó al restaurante y regresó a casa.
Anthony y Sindy se alejaron, Gay los veía con el ceño fruncido a ambos.
- Perdón padre
- No me gusta que lo hagas frente de todos Sindy - dijo severamente Gay.
- No volverá a pasar padre - Sindy sujetó a Thony de la mano - Si nos disculpas nos retiramos.
Así Sindy arrastró a su amado dorado a su habitación con gran desesperación. Gay sonrió moviendo la cabeza. Al único que él permitiría que toque a su querida hija es a Anthony.
Gay no dejaba a Sindy salir de su mansión sola y acompañada en muy raras ocasiones. Le gustaba tenerla encerrada para protegerla, debido a todo lo que vio y aún ve en su trabajo.
Como Sindy se había acostumbrado a ese tipo de vida, no le resultaba problemático en lo absoluto.
Sin embargo a Anthony si que le resultaba chocante eso, ya que él quería llevar a Sindy a todos lados. Hacerle conocer el mundo, pero Gay le hubo dejado muy en claro que jamás permitiría que haga tal cosa.
Incluso había pensado obligar a Sindy a entrar al convento donde estaría aislada del mundo entero directamente, cuando apareció Anthony en la vida amorosa de Sindy.
Esto lo hizo postergar su decisión de encerrarla por siempre en un convento de monjas sin contacto con el público, pero aún no descartaba la idea. No todavía.
En ésto sería inflexible, y por supuesto que la opinión de la misma Sindy no importaría, ya que era su hija y él debía protegerla de los peligros del mundo.
Pero si Anthony demostraba ser tan eficaz como su padre Nick, con intenso placer le confiaría a su querida hija Sindy.
En la habitación, Sindy se pegaba en el cuerpo de su amado Anthony devorandolo a besos. El rubio la abrazaba con tanto amor que lograba hacer que Sindy se desespere más aún.
- Te amo - le susurraba Sindy sobre sus labios - Dios Thony, te amo tanto mi amor.
- Tranquila Sindy, aquí estoy contigo. El amor es para relajarse y disfrutarlo, no para desesperarse.
- Es que...tú si puedes ir a donde sea...en cambio yo...yo no...
- No me importa el mundo exterior si no estoy a tu lado. Así que relajate Sindy.
Ambos se dejaron caer junto a la chimenea, para permitir que el calor los envuelva mientras fuera caía nieve.