El dueño del burdel se encontraba junto a Gay, Nick y Dylan, el abogado, en su oficina discutiendo las cuestiones legales sobre Sara y su pertenencia al lugar.
El rubio estaba a punto de saltarle a la yugular al dueño del lugar pero sus amigos lo contenían.
— La cuestión es que tiene en su poder a una aristócrata que fue secuestrada hace siete años — decía Dylan — Me aseguraré de que sea condenado por éstos cargos y....
— ¿Acaso no entienden nada? Esa chica fue ofrecida por una agencia. Pague por ella hace seis meses, y desde que la compré no dijo una palabra. Solo sabe brindar excelente placer sexual y jamás intentó escapar. Es un exclava sexual perfecta.
Nick lo sujetó de las solapas estampándolo contra la pared hecho una fiera.
— ¡Te mataré maldito bastardo!
— ¡No le hice nada! No se qué fue de ella antes.
Dylan logró que ese sujeto les entregue a Sara, pero Nick ya le había dado la orden a Gay. Mataría a ese tipo y quemaría el brudel entero junto a quienes tocaron a Sara.
Dylan se fue para seguir indagando más sobre esa agencia infernal, mientras Gay se reunía con sus amigos para llevar a cabo la orden de Nick. A su vez el rubio tras vestir a Sara la llevó a su limousina y se fueron.
La pelinegra era una autentica autómata, no hacía nada por sí misma. No reconoció a Nick ni pronunció palabra alguna. El rubio la llevó directamente a la mejor clínica privada de la zona aristocrática.
Allí fue atendida por Adam, el mejor doctor y por Irina, la mejor psiquiatra. Sara estaba enferma, fisica, emocional y mentalmente. Pero nada que ellos no puedan curar.
Nick se instaló junto a Sara en la habitación sin alejarse un segundo, salvo para ver a sus hijitos unos momentos.
Por más que el rubio intentaba llegar a su bella esposa, lo cierto era que Sara no respondía nada ni siquiera lo reconocía.
Cuando Nick la sujetó de sus mejillas para obligarla a mirarlo, la joven le susurró:
— Soy una esclava sexual y puedo brindarte un exquisito placer — quiso besarlo pero Nick la esquivó, se sentía destrozado ya que no sabía si Sara volvería a ser la misma de antes o no.
Tras unos días los análisis estuvieron listos. Adam le dijo a Nick que Sara estaba desnutrida pero podría revertir aquello.
— Nada grave ni serio Nick, clínicamente se recuperará. Lo demás escapa de mis manos.
— Gracias Adam.
Irina fue atravesando las capas protectoras mentales de Sara para llegar a ella. Y fue cuando empezó a gritar intentando suidicarse.
No dejaba de llorar y gritar en ningún momento. Por eso debían sedarla colocandole fuertes calmantes y sueros
— Su mente fue despedazada, no puedo decirte nada más. Salvo que no te alejes de ella y por más que la veas dormida hablale. Ella está ahí y ármate de paciencia — Irina le dijo aquello luego de sedar a la pelinegra — Pero te puedo asegurar que ella te ama y te llama a gritos.
Al quedar solo en la habitación, el rubio contempló a su amada dormir mientras las lágrimas humedecían su rostro continuamente.
Nick se las quitaba con intenso amor sin dejar de decirle lo mucho que la amaba. Verla así lo descorazonaba pero confiaba en sus amigos Irina y Adam.
— Te salvaré mi amor, te juro que te salvaré. Soy yo...
—¿N-Nick? - susurró Sara en sueños mientras intentaba soltarse - Nick, ayúdame Nick. Ayúdame....por dios...
— Estoy aquí, contigo Sara. Te salve y te salvaré otra vez, solo vuelve a mí. Te amo.
— Nick ayudame...por dios ayúdame Nick....
Cuando despertó no reconoció a Nick y cada vez que éste u otra persona intentaba tocarla, Sara se volvía loca. Lloraba, gritaba y atacaba con violencia intensa.
Ésto ocurría debido a los medicamentos que le inyectaban devolviéndola poco a poco a la realidad.
A su vez la habían desintoxicado, para que su sistema inmunológico se fortalezca cada vez más.
Pero Sara no quería ser curada, no deseaba volver ya que no soportaba lo que había tenido que vivir. Ésto volvía su recuperación más lenta y complicada. Sin embargo Nick e Irina no se darían por vencidos.
—Nick la salvaremos, lograremos curarla y hacer que regrese a tí. Pero deberás evitar que vuelva a caer en manos de esa agencia, o nunca más la podrás recuperar.
— Descuida Irina, ésta será la última vez que Sara padezca por culpa de esos malditos enfermos desgraciados.
El burdel donde había sido encontrada Sara desapareció envuelto en llamas con el dueño en su interior. A su vez murieron todos los que abusaron de Sara en ese burdel.
Aquello calmó a Nick, ya que su venganza estaba cumplida y una vez más parecía un ajuste de cuentas entre rivales dentro del negocio de la prostitución.