Nick intentaba llegar a Sara pero cada vez que lo hacía se topaba con un duro muro que le impedía lograrlo. A pesar de ser su dueño, le resultaba imposble lograr su objetivo.
Pero el rubio estaba acostumbrado a su rechazo, a su frialdad continua debido a que Sara nunca lo consideró parte de su grupo. A pesar de todo, él siempre se sintió atraído por esa hermosa chica.
Años después pasó a ser su dueño, sin embargo nada cambió. Sara seguía cerrándose a Nick como en el pasado. Pero el rubio jamás se daría por vencido. Era alguien muy perseverante.
Nick no era un dueño duro ni cruel, más bien estaba pendiente de las necesidades de la muchacha sin causarle daño alguno.
Ésto Sara lo apreciaba bastante, pero no le resultaba posible brindarle lo que él tanto deseaba. El amor de ella.
Estaban en la biblioteca leyendo sus libros favoritos mientras diluviaba fuera, pero en un determinado momento Nick dejó su libro para abrazar a Sara.
En verdad estaba aburrido ya y sin importarle lo que Sara en verdad quería la rodeó con sus brazos volviendose muy cariñoso. Pero la peñinegra se puso tiesa debido a la incomodidad que la invadía.
- Sara, estoy aburrido hagamos otra cosa - pero la aludida nada dijo ni cambio de posición, más bien siguió leyendo el libro - Por favor Sara - el rubio comenzó a acariciarle sus negros cabellos, su hermoso cuerpo.
Pero cuando quiso tocarle sus senos, Sara empezó a respirar entrecortado, dejando caer el libro al suelo. Pero no se movía ni le respondía. Solo anhelaba que acabe pronto y la dejase en paz.
Los recuerdos de lo padecido en la angencia de Chicas Perfectas invadía su mente atormentandola. Pero Nick no lo sabía y la muchacha jamás le dijo nada. No se atrevía a hacerlo debido a la intensa vergüenza que sentía.
Pero llegó un momento en que las caricias de Nick la incomodaron tanto, que se incorporó alejandose de su dueño. Respiraba entrecortado, y estaba al borde de las lágrimas.
- ¿Sara? ¿Qué sucede?
- N-Nada....no pasa nada....
Nick la volvió a abrazar intentando relajarla. Pero la pelinegra volvió a alejarse de su persona. Sudaba por cada poro de su piel.
Nick nada dijo ni volvió a abrazarla mostrandose gentil y comprensivo con Sara.
- Oye - le dijo el rubio con suavidad - Tranquila. No pasa nada. Ven, toma - le ofreció una copa de shampan - Te hará bien.
Sara aceptó el trago bebiéndolo de a sorbo, no soportaba que nadie la tocara así. No después de lo que pasó en ese maldita agencia. Respiraba bocanadas de aire sin lograr calmarse.
- Sara, solo deseo ayudarte. Por favor, solo dime qué ocurre.
- Nada, nada....solo...no es nada.
Las lágrimas hunedecieron su rostro y Nick la abrazó de forma paternal. En ésta ocasión la muchacha aceptó dicho abrazo. Lloraba tanto que el rubio se sentía inútil.
- Por favor Sara si no me dices nada no podré ayudarte. Y lo que más deseo es ayudarte amiga.
- Eres....eres mi dueño Nick - dijo Sara quitándose las lágrimas
- No lo soy, no le perteneces a nadie. Eres una persona no un objeto. Dime Sara ¿qué ocurre?
Cuando la joven quiso hablar, vio a uno de los criados pasar por casualidad en el lugar mirandola con severidad.
Sara lo reconoció al instante. Era uno de los guardias que tanto la atormentaron en la agencia. El terror invadió a la pelinegra y tras desviar la mirada, contestó con dolor:
-Nada, no pasa nada.
Nick volvía a decepcionarse sintiéndose desesperado.
- Si no pasa nada, no tendrás inconveniente alguno a venir conmigo a mi habitación ¿cierto?
- ¿Qué?
- Vamos - tras decir aquello la sujetó de la muñeca y se la llevó a su habitación donde estarían solos y así podrían pasar el tiempo en privado - Me gustas Sara, siempre me gustaste.
Sin decir más volvió a abrazarla y a intentar besarla, solo que en ésta ocasión Sara tuvo que ceder, para mayor tormento suyo.
Nick...no...si supieras por todo lo que pasé...no...no puedo hablar o....o....me matarán...