Estar atada era desesperante para Sara quien estaba supeditada a la voluntad del guardia para satisfaccer sus necesidades fisiológicas.
Ya no se molestaba en querer soltarse de las ataduras, lo hubo intentado sin éxito alguno. Estaba en la más absoluta oscuridad. La unica luz que entraba era la que se filtraba de la pequeña ventana.
Miraba hacia esa dirección tanto como le era posible hacerlo. Cada tanto encendían la grabación donde la voz metálica volvía a repetir la misma información una y otra vez.
Obediente, callada, leal, sumisa...
Aquella información empezaba a penetrar en su cerebro y a minarla por dentro. Pero Sara se negaba a aceptarlo. Encerrada. Atada. Envuelta en la oscuridad total, alejada de la luz. Privada de su libertad.
Totalmente esclavizada, dependiente de otro hasta para satisfaccer sus principales necesidades. Aislada del mundo. Sola y reducida a nada. Así es como tenían a Sara en ese infernal castillo.
De todas formas no dejaba de llorar debido a la intensa desesperación que sentía, porque nadie iría a salvarla. Estaba sola, ya que su familia había muerto hacía un año en un brutal accidente. Ella estuvo viviendo en un orfanato hasta que la secuestro esa agencia maldita.
Ahora estaba siendo llevada hacia la sala erótica donde sería violada una vez más, bajo la excusa de que debía aprender a satisfaccer a los hombres de diversas formas.
Cuando llegó al lugar vió los instrumentos de tortura y empezó a temblar, mientras suplicaba piedad llorando. Pero fue ignorada una vez más por sus secuestradores.
La desnudaron para colocarle un cinturón paralizante y amarrarla al suelo con cadenas. Luego uno de los guardias se quitó los pantalones y los boxers, para que Sara le practique sexo oral.
Aquello desesperaba a la joven quien sentía intenso asco de tan solo imaginarselo. Forcejeaba en un inútil intento de por soltarse, pero solo logró lastimarse las muñecas.
Katty estaba allí también, para disfrutar del espectáculo mirando aquello mientras daba las debidas órdenes a Sara.
- Bien Sara, recuerda que tu única función es brindar placer sexual a tu dueño. Para ello debes aprender a ofrecer aquello - decía Katty - Empieza entonces.
- No, no lo haré. ¡No!
- Empieza Sar, es una orden - dijo Katty con dureza.
Sara temblaba como una hoja desviando la azulina mirada, ya que solo azco despertaba aquello en su persona.
-No, por dios no...no puedo....no...no puedo....
El guardia, que tenía los pantalones abajo, le dió una fuerte cachetada y luego otra y otra más. Luego Katty apretó el botón del control remoto, activando el cinturón paralizante que le daba descargas eléctricas en su cuerpo.
Sara gritaba retorciendose de dolor en el suelo. Cuando la peliroja acabo de tortutarla, le volvió a repetir la orden.
Se repitió la tortura hasta que Sara no pudo soportarlo más, y acabó sediendo. Comenzó con el sexo oral que llevó horas, ya que la muchacha no lo hacía nada bien.
Cuando la clase práctica acabó, Sara estaba desvastada ya que no paraba de vomitar debido a su descompostura. Nunca se hubo sentido tan mal.
Tras quitarle el cinturón paralizante, los guardias arrastraron a Sara a la bañera donde la sumergieron en agua helada, hundiendole aún la cabeza.
Cada tanto le permitían sacar la cabeza debajo del agua para respirar bocanadas de aire con desesperación, y ser otra vez sumergida bajo de las mismas.
- No - volvía a salir - Por favor - otra vez quedó bajo las aguas para salir después respirando con desesperante intensidad bocanadas dd aire.
Acabado aquello fue sacada de la tina, y secada a la fuerza. La llevaron a la celda donde la volvieron a amarrar a la cama solo que ahora estaba desnuda. Pero la taparon con un caliente acolchado para que no enfermas3.
No le daban respiro alguno, al punto de haber perdido la noción del tiempo. Allí tenía que oír la continua voz en off metálica que le recitaba todo lo que una chica perfecta debía hacer.
Estaba exausta y al poco tiempo se durmió sintiendo cómo aquella imformación iba entrando a su interior lentamente. Sara lloraba en silencio y estando dormida.