Cuando abrió los ojos, la chica que Némesis vió con anterioridad estaba en frente de su casa que está a unos cuantos metros cerca. Solo tenía que pasar por una via del tren y todo esto acabaría.
Al cruzar las vias, detras Némesis lo estaba mirando a lo lejos sin mostrar sus intenciones. Cuando miró a aquella sacerdotisa entrar se acercó escuchando con cada paso el crujir de la tierra que había aquí.
La casa no era tan grande ni tan pequeña pero claramente ahí podían residir tres personas a seis como mínimo. Al acercarse no escuchó nada más que del televisor que estaba en un canal de música. Giró un poco su cabeza y se espantó al escuchar un gritó de un hombre adulto que estaba furioso: —¡¿Cómo putas no trajiste dinero, pendeja?! ¡Por esto yo te pagué por esa puta ropa que traes puesto!
Adentro aquella chica que apenas había entrado esta cabizbaja con un semblante de preocupación y tristeza, su padre le estaba reprochando sobre que este día no le dieron el dinero que se supone debería de haber ganado.
El hombre vestido de una camisa delgada, sucia y con un pantalón de mezclilla un poco sucia se levantó y con su mano abofeteó a su hija que al alzar la mirada que casi estaba a punto de gritar que al último momento su madre se lanzó hacia ella que cayó al suelo y que se quedó sorprendida por su reacción. La esta abranzando.
El hombre viendo que la mujer protegió a chica lo empezó a patear con rabia: —¡Y tú qué te metes, pinche pendeja! ¡La perra de tu hija ya sabe como debería de ganarse la vida para nosotros!
La mujer contuvo sus gritos pero dejó escapar uno que estaba conteniendo su preocupación: —¡Es mi niña! ¡No quiero que la golpees!
—¡Maldita perra!
Entre esos gritos también estaba la chica que gritaba por su madre repitiendo "mamá, mamá" varias veces que al momento que paró de gritar el hombre se detuvo y volvió a sentarse en su silla que al frente de donde estaba, una mesa, ahí habían tres lineas de polvo blanco junto con una tarjeta cualquiera y un rollo de papel.
Con ese rollo lo puso en su nariz en un extremo y el otro la linea de polvo blanco que lo succionó y el hombre alzó su cabeza al sentir esa satisfacción reccorrer en su mente.
—¡Su puta madre, estaba buenísima la droga! —se refirió al polvo blanco —Tengo hambre mujer. Prepara algo.
Ella en desespero se levantó sin importarle sí sentía dolor al levantarse, al estar frente al hombre le negó que no tenía ingredientes para hacer su comida: —N-No hay huevos —pronunció con nerviosismo y el hombre irritado al escuchar ello lanzó un billete de a cien pesos y le ordenó que comprara—. Ve por lo que quieres... me traes el cambio.
La mujer corrió hacia la salida ya con el dinero y la chica que está tan asustada se metió a su cuarto en silencio para que su padre no la viera.
Cuando aquella mujer salió de su casa ya no estaba Némesis sino que esta escondido detras de la casa mirando como la mujer lloraba pero intentaba contener el lagrimeo que tiene: "—No pensé que un sobreviviente de mi culto viviera así... en un lugar tan oscuro."
Cuando aquella mujer pasó por el lugar que antes él y la chica pasaron lo fue a seguir desde atras: "—Le ayudaré con los gastos, tengo efectivo y mucho.
>¿Porqué no supuse que habían probabilidades de que algún sobreviviente seguidor mío sobreviviera? Ya no vale la pena mencionar ello. Los ultimos de mi familia posiblemente ya hayan pasado por lo mismo que ella."
No pudo ser el lider eterno y esta vez lo que se supone el padre protegería a sus hijos no pudo cumplir con ese propósito por no tener el poder para protegerlos.
"—En verdad lo siento... no fuí un gran profeta para ustedes, familia. Pero haré mi gran esfuerzo en proteger lo ultimo que queda de nuestra familia."
No hay que crear ilusiones que una pequeña probabilidad haya de que más sobrevivientes estén vivos: "—No sé sí estar agradecido con las decisiones de millones o es como minimo un milagro."
Unos minutos pasaron y Némesis ya estaba un poco cerca de aquella abarroteria que esta a unos metros cerca de donde hospeda. Solo esperó a que aquella mujer hiciera las compras y vaya devuelta de donde haya provenido.
"—Espero y con estos cinco mil pesos le sirva de algo."
Aquella mujer no mira a nadie porque estaba cabizbaja, mira al suelo con pena sin que viera a Némesis que venía rápido a por ella y gritó para llamarle su atención: —¡Oiga, dispulpe señora! —y fue ahí que la mujer miró al chico acercarse.
Su expresión era de sorpresa, nunca lo había conocido ni mucho menos visto aquí: "—¿Será alguien de otro lugar?"
Némesis se quedó triste al ver a la mujer que podría decir que antes era hermosa pero ahora ya no. Aquel pelo que posiblemente era liso estaba quebrado, tenía puesto una ropa como sí fuera una vagabunda de la calle.
Pero al ver esa expresión de desesperación y esperanza le hizo blandir el corazón al joven. Tragó saliva y en ello habló en un tono tranquilo como siempre lo hace: —Buenas noches —y la señora le devolvió el saludo para luego siguiera Némesis hablando—. Soy nuevo aquí por lo que nunca nos hemos conocido ni nada por estilo.
>No vengo con intenciones maliciosas ni nada por el estilo, solo quiero pedirle un favor sí es que me podría hacer —y pensó la mujer—. "¿Qué favor? —tenía ciegas esperanzas en Némesis a lo que respondió—" Su hija... Ella es posiblemente una conocida mia del pasado.
Al mencionar a la chica ella se había espantado por dentro pero ocultó esa emoción. Pero le era de extrañar que la mencionara: "—¿Mi hija? Creo que lo vió caminando aquí por ver aquella vestimenta —y le respondió, diciendo—." Nunca me ha mencionado un conocido suyo cuando era una niña.
—Es que sobre ello no se trata de ello. Como ve soy ciego pero en parte soy un aventurero de rango bajo pero de alta sabiduría. Déjeme y le muestro esto —y metió su mano en el portal que ahí sacó una espada que dejó sorprendida a la mujer y la guardo para luego siguiera hablando—. Puedo ver más allá de lo que el ojo humano puede ver. Y como digo su hija es un familiar mio del pasado que no es de esta vida... es un secreto que no le puedo mencionar.
>No le quiero perder el tiempo, tome estos cinco mil pesos y guardelos. Sí me necesita es en esa casa donde vivo.
La mujer no quería tomar el dinero por lo que lo negó pero él no quiere ello y le entregó el dinero ya teniendo ella en la mano que no pudo negarle una vez más. La necesidad era lo que más le importaba pero no era para ella sino para su hija.
Al ver al chico que se dirigió a la tienda de donde había salido sintió curiosidad que no lo quiso mostrar de manera obvia por lo que se escondió. Observó al chico salir de aquella tienda ya con una bolsa llena de productos para sus necesidades y fue directo a aquella casa que él mismo se lo había enseñado. Confirmó que él dijo la verdad.
"—Nunca mintió que era nuevo aquí."
Era la verdad pero esto solo era un poco de lo que mostró. Y con eso era suficiente: "—Gracias a los dioses que me bendijeron con este muchacho."
Sonrió pues su felicidad de conocer a alguien que le dió esa chispa de esperanza que nunca en su vida lo sintió hasta que ese hombre mostró lo más bajo que cayó junto con ella y su hija recien nacida.
Escondió su dinero y fue a su casa que entró y vió a aquél hombre que estaba en su mundo tumbado en su cama estando drogado.
Fue con su hija que esta acostada esperando a su madre que al mirarla entrando a su pequeña habitación saltó a abrazarla con fuerza: —Lo siento, mamá.
—No te preocupes, hija —sonrió para luego le preguntara sobre lo que comerán—. ¿Quieres lo de siempre? —y aquella chica sonriendo de felicidad afirmó—. Si, mamá.
¿Qué podía hacer con esa sonrisa? Esa sonrisa siempre aquella oscuridad que siempre estan rodeados en cada dia de sus vidas: —Te quiero, hija.
—Yo también.
...
**Némesis:**
Cuando abrí mis ojos miré a mi estando en un lugar que conozco por su aislamiento ante todo el mundo, Nipón.
No recuerdo este dia pero viendo mi vestima supuse que eran tiempos que la aristocracia estaba en sus tiempos de oro. Creo sospechar que era el inició de una guerra entre grupos, no me acuerdo del todo al ser un recuerdo agrió y triste. Actualmente todo era rojo por las casas que están en llamas. En mis manos yacia un niño llorando que lo tenía abrazado en mis manos siendo yo, el espectador una mujer. Estoy en una pesadilla.
Por instinto huí de aquí lo antes posible por mera corazonada pero cuando parpadé ya estaba corriendo adentrandome en el bosque como si mi vida y la del pequeño era lo primero, en especial al recién nacido.
Pero mi visión cambió y veía las patas de un caballo que esta corriendo y luego cambió al ver al caballo que estaba llevando a alguien en su espalda, era un samurai.
Ahora estoy desde el punto de vista de este, este tipo estaba determinado a matar a la mujer y el niño, en mi parte no lo quería hacerlo pero la lealtad que este samurai que tiene hacia su lider era tan ciega y estupida que superaba mi voluntad.
Cuando estuvo cerca la pateó en su espalda y consigo empujó a la mujer de frente y el niño recibió en parte el impacto de la caida que lloró hasta ahogar sus gritos que desgarran hasta el más fuerte y frio ser que exista.
Ahora cambio el punto de vista, miraba como esta mujer se levantó de nuevo y una vez más empezó su carrera. En frente de esta mujer venía otro samurai que la mujer trató de evitar pero el soldado que lleva un arco ya preparado disparó y la flecha se enterró en el brazo de la mujer y despues el soldado pateó con fervor al pecho de esta que cayó hacía atrás. El bebé ahogó una vez más su lloriqueo.
Al haber caido al suelo la flecha que recibió se quebró y se enterró aún más profundo haciendo que su brazo ya no se moviera. Y cuando intentó levantarse gateando en el suelo como sí de un bebe apenas se tratara.
Detras de ella venía el samurai que portaba su arco caminando lento y sin emoción alguna. Era un joven entre los veinte y cinco años de edad. Su mirada esta vacía al igual que el otro que lo seguía.
La mujer ya no pudo caminar y el miedo se apoderó de ella que se quedó inmóvil mirando a las dos personas que posiblemente la abusarian sexualmente. Pero todo fue rápido.
El samurai se quedó a lado de ella embainando su katana y el otro apuntaba su flecha al bebé que cargaba la joven mujer. Y cuando este samurai decapitó a la mujer el bebé recibió en su frente la flecha y terminé despertando de la pesadilla con un gran sudor que siento que pasé apenas por una lluvia intensa.
Respiraba agitado, emocionalmente inestable y la puerta estaba sonando siendo los toques fuertes de Noíl que al escuchar esos toques tienen una sola intención: de preocupación. Ya iba a ir por la puerta pero de alguna manera ella logró abrirla y me miró sorprendida al verme en este estado.
No dijo nada y cerró fuerte sus ojos para luego me viera con seriedad y fuera a buscar posiblemente una toalla en mi armario que lo encontró. Me levanté y cuando intenté pararme mi mente jugó con mi estabilidad que casi me caigo y al último momento ella me sujetó evitando que me lastimara: —No le levantes, ¿no ves que te puedes marear y darte un golpe a la cabeza? —no contesté por un momento hasta cuando me sentó en la cama y le hablé que no me ayudara— Sabes que no tienes que hacer esto, es mi —pero fue directa que lo que dijo me abofeteó—. Es tu problema, no tienes nada que decirme. Yo también diría lo mismo sí fuera tu.
Al verla preocupada una vez más mi cuerpo comenzó a reaccionar al ver su aspecto, a pesar de que traía una pijama los senos de ella son sorprendentes. No puedo parar de pensar en comparar con ella y Yamil que al intentar ocultar mis acciones al ver por mucho tiempo su pecho giré un poco mi cabeza tratando de actuar como sí mis sentidos aún están agudos: —¿Porqué lo haces, Noíl? —y me respondió con una obvia respuesta— ¿No crees que matar a una decena de mujeres victimas de tortura sexual y ver un asesinato en serie afectó tu mente? —era lógico y me preguntó una vez más por mi salud mental— ¿Siempre tienes pesadillas?
—A diario, y a veces son muy intensas —y esta al verme más calmado sacó su teléfono y quizo llamar a alguien que sospeché que se trataba de un psicólogo que lo interumpí—. No pasa nada, estoy en buenas condiciones.
—¿En serio? —me miró con una cara más sería como sí fuera mi madre a lo que le respondí con un tono ya tranquilo— No te tienes que preocuparte por mi, en serio. No te quiero darte problemas ni nada por la minima amistad que tenemos.
Era claro que Noíl seguía estando sería que su grandeza incluso llegó a rebasar a la mía que ni siquiera con ello cambié de parecer. Suspiró derrotada y me dijo: —Sí pasa algo te voy a interrogarte sin importarme qué mamada dices, ¿vale?
>Tú eres mi compañero de casa por lo que tus problemas ahora son mis problemas no por voluntad propia sino que tu eres una amenaza para el público al mencionarme ello. Posiblemente me escondas que eres un asesino pero yo estando aquí puede que te cargue el payaso.
Cargar el payaso es por así decir una amenaza o una advertencia en doble sentido. Este cuerpo se volvió tan débil ante ella que tragó saliva y ella salió de mi habitación cerrando la puerta y una vez más me quedo solo aquí.
"—No pienses en esos melones Ném... no pienses... no, ya ni modos."
No te puedo negar, hombre, es la mujer indicada para alguien que esté a su altura que incluso intentaría conquistarla pero no haré ello. No por ahora pero quizas intente conectarme con ella por lo primero: la amistad entre amigos.
"—Yo nunca tuve amigos por mi maldición pero se ve que ella es del tipo que se enfrenta a todo... Es mejor que ni tenga esperanzas en ella, tal vez sea la chica que no le gusta estar en una peculiar relación."
**Tercera persona:**
Cuando Noíl se tiró a la cama ya empezó a taparse poco a poco cerrando sus ojos tranquilamente pero fugazmente se le vino un recordatorio que se le vino a la cabeza que se quitó la cobija y se miró abajo notando que no traía puesto su faja, eso la avergonzó: "—No seas mamón, ¡no seas mamón!"
No fue tal su reacción que una tipica adolecente extrovertida haría sino que frunció el ceño para intentar apaciguar esa emoción explosiva que poco a poco se calmaba: "—Ahora entiendo porqué madres giró un poco su cabeza y se sonrojó."
Cayó de espaldas al colchón y tapó su rostro que ahora esta más roja que un jitomate: "—Sé que ya varias personas me han visto, ¡pero yo quería que él no me viera de esta forma! ¡Y en especial que llevo puesta mi puta pijama!"
Y giró su cuerpo haciendo que la parte de enfrente estuviera sobre el colchón y asomara un poco su rostro: "—Le tengo que decir que olvide lo que ha visto." Apretó su puño, su determinación a hacer que Némesis guardara el secreto era alta que no podía mostrarse ante el público quien era en realidad.
Y al recordar al pasado por cómo ciertos hombres la trataban al igual que las mujeres la incomodaba mucho que fue por eso que no confia en nadie y tuvo la necesidad de tener que hacer que su grandeza se vuelva más grande que los demás. Pero de alguna manera este chico no intentó de alguna forma tocar su grandeza, solo la estuvo observando y contemplando: "—Eres un pendejo."
Ahora su mirada ya no era tanta de vergüenza sino que este tiene un toque de cariño, pues él no la trató como a una mujer sino la trató como realmente es ella y él es él: "—¿Quién madres eres, wey? Eres el único hombre que me trata con normalidad y no como un bicho de los típicos que intentan seducir con manipulaciones y eso."
Con ello su interés incrementó por este chico que no es mayor a de estatura, al ser un introvertido esto le sería nuevo y sobre todo quería saber más de él y que de alguna forma se ganara su amistad: "—Tu idea de decir la verdad es igualita a la mia pero siento que este lo ha pasado... Tch, ¿en qué madres pienso? Posiblemente él tenga... pareja... o no." Y recordó una vez más que ahora ya no se encontraba en la Ciudad de México sino en Oaxaca: "—Agh, olvídalo. Aún no lo conozco."
Pasaron tres horas desde lo acontecido siendo las ocho de la mañana. Némesis estaba tranquilo escuchando las noticias y a la vez viendo su celular que le fue entregado por la Organización de Aventureros. Noíl mira con seriedad al chico que está pensando en cómo decirle sobre lo que pasó: "—Oyes, Némesis. Quiero que entre nosotros se quede lo que paso en la mañana... No, mejor: Oyes, no le menciones a nadie lo que pasó... Sí, mejor ese y ya luego me las ingenio por sí se mes escapan las palabras."
Tomó un suspiró para luego hablara con seriedad, diciendo: —¿Crees que puedas olvidar lo que paso? ¿O no menciones lo que pasó en la mañana? —y Némesis no escuchó bien ello a lo que dijo— ¿Ehh? —y Noíl le volvió a repetir esas mismas palabras— No mencionaras a nadie lo que viste, ¿verdad? —y Némesis negó con la cabeza, diciendo— No le mencionaré a nadie, pero tienes que saber que antes de todo esto siempre me pasa esto —y Noíl que no era sobre sus pesadillas sino que se refirió a que cómo se presentó su vestima en la mañana que se avergonzó por mencionarlo que tiró esa emoción y fue directa—. No es eso... es sobre como me vestí esa ma...
Y solo Némesis alzó su mano y nego que no le contaría a nadie lo que vio: —No y te agradezco que me hayas secado mi sudor con mi toalla.
Eso la calmó y para finalizar esta drama que Némesis supuso que era inevitable que pasara que pronunció lo siguiente: —A las diez iré de excursión, ¿quieres venir? —Noíl se quedó pensando ello— "Ya tiene un rato que no voy de viaje... vale —y afirmó que iría—." Simón.
...
Poco a poco los ojos de esta sacerdotisa se abrían, despertó en su cama donde siempre se acuesta estando aquí en su hogar.
Cuando la puerta de su habitación se abrió su madre entró teniendo en la mano un plato de su comida que le preparó siendo huevos: —Buenos dias, mi'ja. Qué bueno que ya despertaste.
Al verla tener ese plato hecho de plástico se sentó para luego sostuviera el plato en sus manos que contenta agradeció a su madre por haberle preparado de comer: —Gracias, mamá.
La madre sonrió y por ende salió de la habitación y cerró la puerta dejando sola a la chica que al dar su primer mordisco empezó a llorar. Llorar por ser un inútil.
"—¡Lo siento mamá, lo siento por ser una hija inútil a tus ojos!"
Era tal su rabia que sentía que tuvo que contenerla cerrando sus ojos y luego levantara su mirada. Esta adolorida de que no sacara su madre este lío que su mismo padre es el problema.
"—Porqué... ¡¿Porqué robaste mi dinero puto?! ¡Ese dinero se supone que era para vivir tranquilos por un tiempo bajo un techado pero tu estupidez y la mía hiciste que perdiera todo por las putas apuestas!
>¡¿Porqué no me negué?! Soy bien pendeja."
Apretó sus dientes, y casi iba a gritar: "—¡Calmate, Esperanza! ¡Cálmate!" Esperanza se logró calmar y tomó un gran suspiro para calmar su ira.
El dolor se mantenía a flote pero no tenía que enojarse y estar en ese estado tan triste. Se limpió las lágrimas y comió un poco para calmar sus emociones.
Alguien tocó la puerta de la entrada de su hogar pero nadie contestó por lo que un momento Esperanza se decidió que iría a abrirla hasta que escuchó a su madre que iría a abrir. Curiosa quiso ver qué dejo abierta un poco la puerta de su habitación viendo de reojo.
Desde el punto de vista de Esperanza su madre abrió la puerta y de pronto recibió un bala en la cabeza por una pistola que tiene integrado un silenciador. Se asustó que cerró la puerta de su cuarto y se acostó fingiendo estar dormida.
Escuchó varios pasos caminar en la cocina que escuchó a un hombre hablar: —Es este, ¿no? —y uno respondió— Si, patrón. Este cabrón de alguna manera obtuvo mucha lana.
Pero se abrió la puerta de la habitación de Esperanza que se quedó inmóvil en su cama. Habían entrado desconocidos a invadir su hogar.
Estas personas se acercaron estando a lado de la chica y de pronto estos la apuntaron en su cabeza: —Levántate, sé que estás despierta —la chica no tiene otra opción y por eso se levantó mirando cabizbaja y recibió duro golpe en su nuca que lo terminó noqueando.
Se escuchó otro disparo proveniendo de la cocina que a estas personas no les interesó lo que pasó ahí. Cargaron a la chica y cuando estos estuvieron frente a su jefe este les dijo: —Ya saben que hacer, y ni por un momento lleguen a manosear a la chica. El Mero lo necesitará.
—Vale, patrón. Quemen la casa, rápido.
Pasó rápido y estos se subieron a varios coches del tipo pick up que se transportaron a su destino. Y la casa donde antes Esperanza vivía se quemaba y adentro la madre de ella era quemada por las llamas ardientes del pecado del hombre que lo hacía cenizas poco a poco.
Y en otra parte volvemos con los hombres que raptaron a Esperanza que esta atras junto a otros hombres que hablan entre ellos. El chofer siendo el que ordenó que quemaran todo preguntó: —¿Qué pasa con la chava mi patrón? —sintió curiosidad y este respondiedo le dijo— Dicen que hay algo raro en ella. He escuchado rumores de que la chica es muy habilidosa y sobre todo que es experta en su área —y el chófer dudó sobre ello—. ¿En qué área, jefe? ¿De sacerdotisa? —y el líder afirmo a lo que respondió—. Por eso les dije que no la tocaran, sé que son del tipo que no abusan, los conozco. Pero el Mero Jefe se dirigió a mí junto con el patron que nos encargaramos de traerla con él. No se.
Sintieron un escalofrío por ello. Era sin duda alguna algo que esto podría jugarles la vida. Los tipos que estan en los asientos de atras miraron a sus compañeros negando que no hicieran cualquier cosa que los castigarán a él y a su gente aún sabiendo que no son ese tipo de hombres que no se tienen respeto asimismo.
Asintieron y pues siguieron platicando normalmente como siempre lo hacen. Y con la chica, ella esta profundamente dormida, sin hacer algún intento de despertar y al momento de que está dió un suspiro todo se volvió oscuro en nuestra imaginación y no hubo ruido alguno.
...