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Albión: Las crónicas del príncipe bastardo

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Synopsis
William nunca imaginó que un accidente automovilístico lo llevaría a un mundo totalmente diferente al suyo. Pero así fue, cuando despertó estaba en un lugar extraño y mágico, donde todo parecía sacado de una historia de fantasía medieval. Para su sorpresa, se encontró convertido en el hijo bastardo del rey. La situación no era fácil. Como hijo ilegítimo, no tenía derechos al trono ni a la protección de la corona. Pero William no estaba dispuesto a resignarse, rechazado por su familia y la nobleza, William emprende el camino de la espada y la magia en busca de venganza. Con determinación, comenzó a entrenar sus habilidades mágicas y físicas, buscando la manera de convertirse en un héroe capaz de luchar contra las fuerzas del mal o un villano que doblegue al mundo con su fuerza Y así, con un objetivo claro y una voluntad férrea, William comenzó su viaje hacia la aventura, el peligro y, quizás, la gloria."
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Chapter 1 - C.1. El nacimiento de un bastardo

la luna resplandecía justo en el lugar más alto del cielo al mismo tiempo que el rocío de la lluvia comenzaba a caer sobre la ciudad mojando asfalto.

En la obscuridad de la noche podría resplandecer una enorme llama roja acompañada de una gran nube de humo que salía de un Coche impactado en un muro de contención.

Dentro del vehículo se encontraba un joven observando con dificultad todo.

—¿Voy a morir? — se preguntó a si mismo mientras tosía un poco antes de perder la conciencia, las llamas fueron creciendo hasta que el coche quedó totalmente carbonizado junto al chico, pero en algún extraño lugar volvía a despertar…

[Ciudad Muro de Luna]

Un imponente castillo negro azabache se alza majestuoso en el centro de la ciudad

De las hojas la capital del reino de Norgard, imponente y amenazador. Sus altas torres y murallas de piedra negra se elevan por encima de las casas y edificios cercanos, dominando el paisaje urbano.

Las puertas de hierro forjado que dan acceso al castillo están custodiadas por guardias armados, cuyas armaduras plateadas brillan bajo la luz del sol. Las almenas y los merlones de la fortificación están adornados con picos y gárgolas grotescas, que parecen observar a los habitantes de la ciudad con ojos fríos y amenazantes.

En el interior del castillo, los pasillos están oscuros y húmedos, iluminados sólo por antorchas parpadeantes. Las paredes están cubiertas de moho y las escaleras son empinadas y estrechas. En el corazón del castillo se encuentra el gran salón, un espacio majestuoso y con grandes decoraciones con techos altos sostenidos por columnas de piedra negra. En el salón se encuentra el trono del señor del castillo y Justo en este momento un hombre se encontraba sentado en el, el Rey.

El Rey Harald estaba sentado en su trono de madera de roble, con una postura erguida y majestuosa. Su cabello rubio estaba peinado hacia atrás, revelando una frente amplia y con una gran cicatriz, como resultado de muchos años de batallas y preocupaciones de reino. Sus ojos claros, penetrantes y serenos, miraban fijamente a su consejo y a la corte, que se encontraba de pie frente a él.

Vestido con una armadura de hierro negro, que cubría su pecho y sus brazos, se podían ver las numerosas cicatrices que habían dejado las batallas anteriores. Alrededor de su cuello, llevaba una cadena de oro que colgaba hasta su pecho, adornada con un medallón que representaba a los dioses antiguos.

Su barba, larga y trenzada, le daba un aspecto más maduro y sabio. En su mano derecha, sujetaba una espada de gran tamaño con un mango de oro, con la cual había librado muchas batallas victoriosas.

—El Rey Harald, es un hombre impresionante— susurró la joven doncella que había entrado en la sala y observaba todo con detenimiento.

—les pido su opinión, señores—. dijo el rey Harald con una voz profunda y resonante mientras se levantaba de su trono de roble. —Escúchenme mi corte y consejo, he tomado una decisión importante que afectará a mi familia y a mi reino. he decidido legitimar a mi hijo bastardo que está por nacer.

El silencio rápidamente se apoderó del salón al mismo tiempo que todos los consejeros volteaban a verse entre sí.

Leif el canciller fue el primero en romper el silencio —Mi señor, ¿cómo puedes legitimar a un hijo bastardo? Eso va en contra de la ley y la tradición—

Rey Harald le dio una mirada significativa a Leif —Entiendo sus preocupaciones, pero este es mi hijo, mi sangre y merece ser reconocido como tal.—

Valerius el mariscal del reino interrumpió —Pero mi señor, ¿qué hay de la línea de sucesión al trono? ¿Y qué pasa con sus hijos legítimos?—

Rey Harald se sintió un poco molesto por tantos cuestionamientos y dijo —Mis hijos legítimos seguirán siendo mis herederos, pero este niño también merece tener un lugar en la familia real. Y en cuanto a la línea de sucesión, ese asunto ya lo he solucionado. Mi hijo bastardo no será candidato a ser heredero al trono.

Esto provocó que hubieran muchos murmullos que interrumpió Cedric con un tono un tanto preocupado.—Mi señor, ¿cómo explicará esto a su pueblo? ¿Cómo asegurará la estabilidad y la legitimidad de el gobierno de su heredero el príncipe Alfred?—

Mi pueblo sabe que siempre he actuado con honestidad y justicia. Les explicaré mis razones y les mostraré que esta decisión es para el bienestar de mi reino.

Y en cuanto a la estabilidad y legitimidad de mi heredero, confío en que esta decisión no afectará en absoluto, puesto que pienso que deben crecer juntos para que William se convierta en un comandante del ejército y lidere las tropas por Alfred.

Leif —Mi señor, esto podría causar revueltas entre sus súbditos. Es un riesgo que debe tener en cuenta—

Rey Harald suspiró —Entiendo vuestro punto de vista, pero esta es una decisión que he tomado después de mucho reflexionar. Mi hijo es parte de mi familia y merece ser reconocido como tal. Espero que puedan apoyarme en esta decisión.—

La Reina maria quien también tiene un puesto en el consejo se encontraba visiblemente molesta y dijo —Mi señor, ¿qué hay de la madre del niño? ¿La reconocerás también?—

Rey Harald asintió con la cabeza —Sí, mi hijo será reconocido como legítimo y su madre también tendrá un lugar en mi corte.

Cedric —Pero mi señor, ¿cómo explicarás esto a la realeza y a los nobles de otros reinos?—

Rey Harald molesto levantó la voz y dijo —No tengo que explicar nada a nadie. Esta es mi decisión y como rey, mi palabra es ley y hay que acatarla. Espero que todos entiendan esto y respeten mi elección.—

Todos los cortesanos en conjunto dijeron — mi señor, le apoyamos en su elección.—

Valerius —Como consejero del rey, le apoyaré en esta decisión aunque no esté completamente de acuerdo.—

Rey Harald sonrió y dijo —Les agradezco su apoyo y confianza en mí. Juntos, encontraremos una manera de hacer lo que es mejor para el reino.—

Unos días más tarde dentro de una de tantas habitaciones las contracciones hacían gritar a la joven Andrea Wyrm una joven aventurera era una mujer alta y esbelta, con una figura fuerte y definida propia de una guerrera. Sus bellos rasgos se complementaban perfectamente con sus ojos azules como el mar y su cabello plateado que caía en cascada hasta su cintura, tenía una mandíbula fuerte y definida, y sus labios eran delgados y rosados. Su piel era suave y ligeramente bronceada por el sol, y sus movimientos eran gráciles y precisos, como los de un felino.

Vestía un vestido de seda azul mientras estaba de pie junto al ventanal observando la ciudad medieval que se encontraba rodeando el castillo, cuando de pronto sintió un fuerte dolor en el abdomen y comenzó a gritar.

Rápidamente un par de criadas entraron a la habitación para asistir a la mujer.

Criada marie— ¿Estás segura de que quieres hacer esto sola, señorita Andrea? Deberíamos llamar a la partera.—

Andrea Wyrm—No, no es necesario, es demasiado tarde He leído lo suficiente sobre los partos como para saber lo que tengo que hacer. Pero, si realmente te sientes incómoda, puedes llamar a la partera.—

Criada Nicole —Está bien, yo lo hare, tú quédate Marie no podemos arriesgarnos a que algo salga mal, no quiero conocer la furia del rey. —

Andrea Wyrm —Como deseen, hagan lo que crean conveniente— Dijo mientras jadeaba y gemía constantemente

Después de unos minutos llego la partera corriendo junto a la criada Nicole. —Que es lo que está pasando aquí?— dijo interrumpiendo abruptamente la puerta.

la criada Marie con algo de sangre en las manos dice —la señorita Andrea esta dando a luz al bastado del Rey—.

La partera sin pensarlo dos veces comenzó a revisar a Andrea y dijo Todo parece estar bien, así que vamos a comenzar con el parto.

Andrea Wyrm sintiendo dolor y gritando pregunto —Ahh... ¿Cuánto tiempo llevará esto?—

Partera—No se preocupe, señorita, todo estará bien.—-

Después de un tiempo la partera levantó la voz para que las criadas se prepararan

—¡Aquí viene el bebé! Empuje, señorita Andrea, empuje.—

Andrea sintiendo un gran dolor gritaba desconsoladamente Ahhh...

Partera: ¡Bien hecho! Ya veo la cabeza. Un último empujón y el bebé estará aquí.

Andrea Wyrm: (jadeando) Ya casi... ya casi...

En la habitación de Andrea dentro del castillo, la partera sostenía en brazos al recién nacido, mientras la madre descansaba en la cama.

La partera observaba al pequeño con admiración y una sonrisa en su rostro mientras hablaba con las criadas de la habitación. "Este bebé es increíblemente hermoso, mira su piel, es clara y brillante, y estos pequeños cabellos platinados son tan suaves".

La criada Marie asentía —Si , y sus ojos verdes son realmente notorios, definitivamente heredó la belleza de su padre, lastima que sea un bastardo.—

El pequeño comenzó a mover sus pequeñas manos y a abrir sus ojos mientras la partera lo dejaba en una cuna, mostrando la hermosa apariencia de un bebé recién nacido a las criadas que estaban en la habitación.

—¿Donde estoy?— se preguntaba el pequeño algo aturdido. —Lo único que recuerdo es haberme estrellado contra un gran árbol por evitar atropellar a un venado en la carretera—

Mientras el pequeño divagaba en su mente tratando de recordar que había sucedido, un grupo de 3 personas entró a la habitación.

un hombre que portaba una corona en la cabeza y un atuendo de seda color morado que resaltaba el cabello rubio que llevaba trenzado al igual que su barba, se trataba del rey Harald, a su lado le acompañaba Cedric el era un enano de baja estatura, con una complexión robusta y fornida. Tenía una barba larga y espesa color marrón, que se trenzaba en dos mechones y llegaba hasta su cintura. Sus cejas eran gruesas y pobladas, y sus ojos, de un color marrón oscuro, brillaban con inteligencia y sagacidad, detrás de el se acercaba Valerius es un hombre que transmite una gran sensación de autoridad y seguridad en sí mismo. Su complexión es musculosa y fuerte, denotando una gran dedicación al entrenamiento físico. Su piel es morena, probablemente bronceada por la exposición constante al sol, y está cubierta en gran parte por una armadura de metal plateado que se ajusta perfectamente a su cuerpo.

Las criadas rápidamente hicieron una reverencia y saludaron al rey mientras andrea seguía descansando en la cama.

El rey Harald entró a la habitación del palacio donde su hijo bastardo acababa de nacer. Con una sonrisa en el rostro, se acercó a la cuna donde yacía el recién nacido. El bebé era de piel clara y brillante, con pequeños cabellos platinados y unos profundos ojos verdes.

Harald tomó al bebé en sus brazos con ternura y lo observó con detenimiento, el pequeño en este momento estaba serio y se preguntaba también en su mente

—¿Que me pasó?, ¿Que le pasó a mi cuerpo?—. Pero cuando vio a Harald sosteniéndolo en sus brazos con una sonrisa se sintió extraño y observó todo en la habitación con detenimiento.

Logró ver a Andrea quien se encontraba sentada en la cama observando como Harald le cargaba en brazos, a un hombre enano pero musculoso y a un hombre moreno con un aspecto realmente intimidante, pero lo último que vio fue un espejo en el que pudo verse. —¿soy un bebé? ¿Que está pasando?—

Harald lo levantó en sus brazos mientras observaba cómo el pequeño le observaba con una mirada firme a los ojos, algo que le agradó ya que como rey la gente suele huirle a su mirada y dijo. — si, definitivamente es una buena decisión reconocerte como mi hijo, es por eso que desde hoy en adelante serás llamado William Blackfire, hijo de Harald blackfire Rey de Norgard.