¡Dan! Aquel nombre le volvió a la mente.
Esto fue un estímulo para estar alerta en busca de ese idiota. Pero solo veía una capa verde en todas direcciones.
Un golpe de aire frío pego en su rostro provocando un estremecimiento involuntario. Estuvo aturdida por recibir un aire tan fresco llenando sus pulmones.
Su vista era muy clara al permitirle contemplar con sumo detalle la gigantesca dimensión de aquel monstruo verde. El terror se apoderó de su conciencia al sentirse tan pequeña y vulnerable.
Un pequeño consuelo le brindaba la luz con una hermosa tonalidad entre la copa de los pinos. Si, eran pinos no árboles. Los reconoció de los documentales sobre naturaleza que le gustan a Tony. Pero no habían pinos en ningún sector. ¿Dónde los habían abandonado?
Tenía un fuerte impulso de gritar en busca de Dan pero sería mala idea por los animales o peor aún llamaría la atención de... ¿Lo habrán realizado "aquellos" por meterse a su zona? No, esto no era su estilo. ¿ O sería los hermanos de aquella chica? ¿Habrán matado Dan? Por un segundo esa idea cruzó su mente pero la descartó al conocer lo escurridizo que era ese zorro.
Un chillido de ave le llamo la atención hacia las copas de los pinos donde un ave negra la miraba. Se estuvieron mirando un tiempo pero no parecía que tuviera miedo de los humanos. Además que podría hacerle si estaba en relativa zona segura.
Dejo al ave para recapitular todo lo que sabía, fue torturada, secuestrada y estaba segura que se vengaría.
Sin aviso alguno un dolor atravesó los laterales del cráneo con un punzón terrible. Apretó con fuerza los dientes a la espera del alivio o explosión del cráneo. Estuvo a la espera pero nunca sucedió aquello.
Un craqueo del ave se escuchó y por un momento creyó que se burla de ella.
"Joder, eso dolió"
Escucho una extraña voz pronunciar sus pensamientos. Miro por todos lados pero ni un alma aparte de ella estaba ahí. ¿Será el pájaro un nahual?
Dudo pero al final miro hacia el ave y nada solo le miraba. Se sintió tan estúpida por escuchar las historias del viejo.
Con nervios relamió sus labios y trato de peinar su cabello para llevarse una gran sorpresa. Repaso el contorno de su cabello varias veces encontrando la misma sensación de patrones de una trenza. ¿Cuando tuvo el cabello largo para trenzarlo?
¿Estaba drogada? ¿Este bosque tiene alucinógenos en el aire? ¿Habrá hongos? Huele tan bien.
Deberían ser los pinos que desprendían este olor tan fresco muy diferente a los aromas que usaban para ambientar a las centrales. Aún así el olor a tierra mojada persistía.
Trago, pero la sequedad le molestaba tanto que se llevó las manos hacia la garganta. Y miro, volvió a mirar no creyendo a sus ojos. Sus manos eran pálidas, uñas horriblemente descuidadas y manos grandes. Al llevar las manos al cielo en busca de respuestas noto que la diferencia en altura muy obvia a su parecer.
Estos hechos tan extraños le reforzaron la idea de cerciorarse que tenía todos sus órganos. Con un toqueteo rápido en su torso y la circunferencia más amplia de sus senos le dio una sorpresa grande. Y como no sorprenderse pues sus senos eran modestas manzanas no esos melones.
Podía sentir una traicionera lágrima asomarse entre sus ojos para ser limpiada con la manga. No deseaba quebrarse ahora eso podía esperar hasta estar segura y a solas.
Aunque era gracioso puesto que la soledad que sentía en este momento era mayor que nunca. Parecía que la sociedad se había extinguido dejándole ahí.
¿Por qué?
¿No estaba buscando algo?
No sé acordaría si sucediese buscará algo.
Que estaba buscando.
Estaba buscando.
No se acordaba.
¿Hacía tanto frío antes?
Se abrazo ella misma buscando la máxima calidez que su cuerpo podía ofrecer. Ahí fue cuando detallo su vestimenta que era un simple abrigo azulado hasta las rodillas con un botón y un lazo de hilo para cerrar la abertura del cuello, mangas estrechas y un pedazo triangular de tela extra en los laterales. Mirando las mangas se veía otra manga debajo color hueso que parecía más delgada a comparación del abrigo. Tocó la tela del abrigo siendo tan áspera entre sus yemas cómo imagino y el estado era totalmente desgastado.
Abrazando su cintura un cinto de cuero anudado donde una daga en su funda y al lado contrario una pequeña bolsita. Siguió el recorrido hasta notar tela azul pálido cubriendo sus piernas, además de tiras cafés alrededor de sus piernas hasta tocar unos botines con tiras como amarré.
Le habían disfrazado para humillarle aún más.
Estaba rabiando ante la idea de las risas de quién la disfrazó de tal manera. Al intentar quitarse el abrigo un mechón rebelde cayó sobre sus ojos deteniendo sus manos.
Lo miró.
No creía lo que sus ojos miraban aunque estaba frente a ellos.
Su cabello.
Tomo el mechón que sobresalía de frente y lo volvió a mirar.
Su cabello era rubio.
Rubio
Estaba más enojada que nunca. Ella podía tolerar ser secuestrada, abandonada, drogada, disfrazada, blanqueada de piel pero jamás de los jamases permitiría que alguien tocase su cabello.
Ahora esto le parecía personal y está deuda sería pagada con lágrimas y sangre.
No tenia opción alguna... tendría que cortar aquel dorado cabello y encontrar un tinte negro. Pasar más tiempo bajón el sol durante el tiempo suficiente para obtener su hermoso tono de piel.
Estaba aguantando las lágrimas con dificultad ahora. Cómo amaba su cabello. Respiro y en un rápido movimiento saco la daga de su funda llevándola hasta sus ojos analizándola, era metálica con filo aterrador en un mango de madera. Estaba lista para realizar lo que debía realizar. Lo llego arriba de su cabeza dejando que la poca luz que se filtraba besara el metal dándole un resplandor. Y en un momento de claridad pensó, ¿no había animales en un bosque?
Grito internamente para sacar su frustración.
Ya tendría tiempo para tranquilamente analizar a profundidad su cuerpo, o aquel extraño cuerpo más dotado. No quería pensar en las diferencias ya que su cordura estaba al límite.
Recobro el sentido lo suficiente para guardar aquella daga aferrada a sus mano antes de clavársela por accidente o desesperación.
Un sonido de hojas moviéndose detuvo su ataque en un segundo al quedarse quieta en busca del motivo. Se agachó para no ser vista y se estuvo quieta hasta el punto de dejar de respirar por momentos para hacer el menor ruido posible.
Por un segundo creyó escuchar unos murmullos cómo canticos pero se desvanecieron.
La calma volvió a ella pero algo parecía decirle que estaba mal. Fue cuando vio un pequeño colgante de hueso cerca suyo. Algo le impulso a tomarlo pero al momento de posar sus dedos en el tuvo dolor.
Sin pensarlo un alarido se escapó de sus labios en busca de calmar un poco su mente. Las lágrimas se deslizaron de sus mejillas hasta besar el suelo.
Los recuerdos fluían sin detenerse.
Habían utilizado una vieja camioneta "prestada" para ir a comprar las olorosas flores. No podían desperdiciar el conecte del amigo del amigo de Dan. Todo había salido demasiado bien para ser verdad.
Al cerrar los ojos de frustración casi pensó que se derretía su cabeza. Un sonido lamentable salía de sus labios o tal vez de todos lados. Toda esta mezcolanza provocó una extraña psicofonía que saturaba sus oídos.
Consiguieron salirse de la ciudadela, enteros y llenos del producto lo más rápido posible, aún a costa de rechazar una invitación almorzar. Ya en ruta de regreso estaban extasiados por la maldad realizada sin consecuencias prendieron fuego.
Ya elevados no les importo utilizar una ruta alterna abandonada que según habladurías estaban infestados con brujos, fantasmas y creyentes de dioses extraños. Pero está ruta les permitiría a cortar tiempo como los dejaría menos expuestos hasta entregar la mercancía a los "distribuidores".
Andaban planeando como gastar en sus mentes las ganancias antes de tenerlas, ya que soñar no costaba nada. Ya sabían que les quitarían una parte por derecho de piso pero era mejor que su vida. Si eran astutos sacarían una buena tajada aún con todas las comisiones.
Apretó las manos con más fuerza en busca de apagar ese dolor.
El recuerdo de estar hambrientos y un poco perdidos, tuvieron suerte al tomar un camino alternativo donde encontraron un conjunto de casas. Obtuvieron un ligero almuerzo de un anciano que se apiado o logro ver el hambre en sus caras, ya que todos los habitantes los habían mirado con desconfianza. La generosidad de aquel viejo fue suficiente para rellenar su termo con café, un par de manzanas y pan para el camino. Y con una voz ronca les recomendó dar vuelta para tomar otro camino, no prestaron demasiada atención y solo asintieron a sus palabras. No acepto nada por su ayuda, ya que era un regalo de buena fe.
De regreso al camino no pudieron evitar hablar sobre ese pueblo, dejando al anciano fuera por su bondad. Pero un pueblo escondido bajo la sombra del olvido, estaban imaginando sobre el culto y fechorías que realizaron esos pobladores recelosos de los forasteros. Ya estaban agradeciendo salvarse de ser entregados como sacrifico a sus dioses en un trabajo oscuro o tal vez ser hechos comida por sus instintos caníbales. Entre risas por los pensamientos aun rondando, logro ver como Dan sacaba de su mochila una tabla que el viejo prohibió tocar al ver su curiosidad.
Un craqueo le saco del estupor, y soltó rápidamente ese colgante. Este cayó al suelo dónde pacíficamente estaba sin muestras de hostilidad.
Al pensar en aquella tabla logró sentir la áspera madera en sus dedos como lo puntiagudo de las incrustaciones en cada letra. Se tambaleo un poco haciéndole casi perder el equilibrio pero se estabilizó al último momento.
Todo estaba mal y de eso estaba segura.
No haría nada si entraba en pánico ahora después de todo lo ocurrido. Se palmeo fuerte las mejillas para despertar.
Nada, no había ocurrido nada.
Calma
Seguía perdida, confundida y ahora se sumaba sus cara a la lista del dolores. No había opción más que calmarse para trazar un plan.
Calma
Calma
Inhalo – Exhalo
Inhalo – Exhalo
Trato de convercense que todo estaría bien. Pero fue más dicho que hecho ya que terminó con las manos en su cabello jalando un poco en frustración hasta pensó escuchar una risa maniaca salir de ella.
Estaba totalmente perdida en este momento, sin una manera de contactar con la civilización. Maldijo su avaricia cómo sus deudas.
No podía quedar ahí eternamente para auto compadecerse y morir sin intentar salir. No les daría esa satisfacción, no claro que no.
Miro aquel collar un momento casi deliberando dejarlo ahí pero lo tomó nuevamente con algo de temor, estuvo esperando pero nada sucedió. Lo colgó del cinto para llevárselo.
Ajusto su postura para ganar algo de confianza y avanzó hacia donde llevara ese bosque. Con cada paso su cuerpo estaba ajustando sus músculos y se hacía más fácil andar.
Entre mas avanzaba, sentía como un mundo verde le daba la bienvenida. Y como un hechizo roto escucho los ruidos de la naturaleza volvió a cobrar vida. Ese pajarraco seguía por delante tal vez siguiéndola por curiosidad o esperando tragar su carne.