Las nubes blancas cubrían el cielo y Nora parecía perderse en ellas alzando la mirada hacia el firmamento, al salir de la preparatoria despues de haberse aburrido de maltratar a Mest.
Al salir por el porton Jared, su novio, aprovecho para abrazarla por la espalda y besar el blanco cuello de Nora, algo que obviamente ella odiaba provocando que le diera una bofetada al girarse hacia.
"¡Sabes que odio que me toquen sin permiso!"
Aunque no estaba mal recordarle aquello, quizás no debió gritarle y pegarle. Ya que este muchacho de diecinueve años que media un metro ochenta centímetros, era conocido por sus ataques de ira. Por lo cual Nora recibió una bofetada de Jared delante de algunas personas que pasaban por ahí, por suerte para la reputación de Nora no había nadie de la preparatoria presente, ya que había decidido irse antes.
Esta vez fue Jared quien le recordó algo asqueroso susurrando le al oído con una voz igual de asquerosa.
"Recuerda que tu me perteneces y ese cuerpo también o ¿Quizás quieres que te lo haga en un callejón cerca de aquí?"
Nora era la víctima de Jared, el cual solo la protegía de los demás por su sentimiento de posesión hacia ella ya que para el, Nora era un trofeo, después de todo ella era conocida como la indomable y rebelde.
¿Como dicha fémina indomable le había pasado eso? Ni ella misma quería recordar como había sucedido aquello.
Nora solo pudo negar con la cabeza y pronunciar algunas palabras.
"Perdón"
"¿Que haces aquí? No te había dicho que saldría más temprano"
Jared acerco sus labios a la boca de Nora, la cual solo cerró los ojos y no por romanticismo, pero por miedo. En tiempos pasados ella nunca había imaginado que un beso podía ser tan desagradable, así que al sentir que se separaba volvió a abrir los ojos algo más aliviada.
Jared respondió, pero con el mismo tono de voz que hacían temblar de miedo las piernas de Nora, mientras pasaba su mano por el largo pelo de ella.
"Quería ver a mi hermosa novia o al menos eso quisiera decir, pero estoy aquí por algo más interesante que tu"
En ese momento, algunas personas que parecían ser los amigos de Jared lo llamaron desde la otra parte de la carretera. Este tan sólo se despidió dándole una palmada sobre el trasero de Nora, ella tan sólo se quedó en silencio y fue hacia su casa, claramente no tenía energías como para vagar por las calles, solo quería llegar a ducharse y dormir hasta mañana. Aún así, la vida no es tan amable como para darle un descanso ya que al llegar a casa debía lidiar con otro hombre asqueroso y aunque este era gordo y más bajo que ella, era su padre y quien la mantenía.
Dicho padre al escucharla llegar tan sólo se puso de pie y fue hacia ella, para cuestionarle a gritos.
"¿¡Que haces tan temprano aqui!? ¡Sabes que el otro día me llamaron para darme quejas por tus ausencias!"
Nora no tenía ya nada que decir, se sentía tan enojada pero a la vez tan débil que sólo desvío la mirada, pero eso solo provocó una nueva bofetada por un diferente hombre pero con más fuerza, lo suficiente como para hacerla caer contra el suelo.
En ese momento su padre ya había perdido el interés y solo la dejo ahí para luego salir de casa. Nora quien aún se encontraba en el suelo, dio un leve golpe contra el piso mientras susurraba.
"¿Por que todos los hombres son así? No creo haberme merecido esto ¿Entonces porque estoy rodeada de estas bestias llamadas hombres? ¿¡Por que todos son asi!?"
Finalmente se puso de pie y en un arranque de ira fue hacia la cocina en búsqueda de un cuchillo el cual llevo a su abdomen, cerró los ojos con fuerza y después de unos segundos suspiro.
"Hacer esto no tiene ningún sentido, no soy lo suficientemente valiente"
Dejo el cuchillo donde lo encontró, subió a darse una ducha tibia. Al salir de la ducha y vestirse con ropa casual se dio cuenta al verse al espejo que tenía un morado en la mejilla y entre risas pensó que era normal después de esos dos golpes, al final solo acabo con un suspiro y fue a acostarse.
Lo que ella nunca imagino es que en otro lado de la ciudad, Mest pasaba por algo similar. Al llegar a la puerta de su casa después de haber asistido a todas las clases y haber recibido sus notas de anteriores exámenes, su madre lo esperaba en la entrada y al verlo llegar, le indico que estaba en retraso de algunos minutos, lo cual era normal para la poca energía mental y física que tenía Mest.
Al entrar, le dio sus exámenes y el rostro de decepción de la madre se hizo visible.
"¿Diecisiete sobre veinte? Deberías ser mejor que esto ¿Estas rebelan dote? Maldito malagradecido ¿Sabes cuanto me cuesta mantenerte sola? Lo único que debes hacer es darme resultado y no puedes, vaya pedazo de inútil eres."
Mest solo agachó la cabeza esperando que no pasará nada más que palabras, pero su deseo no fue cumplido, ya que su madre saco un cinturón de cuero que había en el salón para luego volver junto a Mest.
"Da la vuelta y levanta tu camisa"
Mest obedeció.
A cada golpe que recibía se formaba un morado y a veces abría su piel, lo único que podía hacer era quejarse del dolor, dejar caer lágrimas al suelo e intentar no gritar ya que al hacerlo, su madre aumentaba la fuerza del próximo para que se callara.
Luego de una hora, cuando la madre se canso, le ordenó ducharse con agua helada para que los morados no se vieran tanto y también le prohibió la cena.
"Los inútiles, no cenan. Eres igual a tu padre, esperando que lleguen las cosas pero no hacen nada"
Hacia ya algunos meses que Mest ya no veía su padre, aunque tampoco lo echaba de menos. Cuando su madre término de hablar, el joven Mest subió a ducharse como se le había ordenado, se vistió y al llegar a la habitación se sintio feliz por la simple razón de que por alguna manera su madre no se había dado cuenta de la mancha roja sobre su pantalón, si lo hubiera hecho, no sólo lo habría golpeado con un cinturón.
"Supongo que hasta yo tengo suerte algunas veces"
Dijo antes de esconder el pantalón bajo su cama para luego acostarse sobre ella.
Así fue como el día término para Mest y Nora