El ambiente en la habitación de Fury era denso. La tensión seguía flotando en el aire tras la conversación sobre los peligros inminentes que Sholan había desatado, pero ahora, después de la difícil decisión que había tomado, el tono de la conversación había cambiado.
Sholan había dado un paso hacia lo inevitable: la separación temporal de Wanda y Pietro. Aunque su corazón dolía, sabía que para protegerlos debía mantenerlos lejos del caos que él mismo había desatado. Las fuerzas cósmicas y las amenazas que se aproximaban eran demasiado grandes, y aunque Wanda había sido estabilizada, el verdadero peligro estaba aún por venir.
Fury se encontraba de pie junto a la mesa, observando a Sholan. "Así que este es el trato", dijo en un tono serio. "Voy a sacar a tu familia del radar. Los moveré a Forest Hills, Queens. A unas cuadras de donde viven los Parker. Como si Olaf hubiera conseguido un trabajo y tuviera que mudarse más cerca de él. Es la única manera de mantenerlos seguros y alejados de los ojos de quienes no deben verlos."
Sholan asintió, aunque su expresión mostraba una mezcla de tristeza y determinación. "Eso es lo que más quiero, Fury. Sé que me estás ayudando, pero... tienes que prometerme algo. Ellos deben estar a salvo, sin importar lo que pase. No quiero que me encuentren ni a mí ni a ellos."
"Lo haré," respondió Fury con firmeza. "Pero a cambio, necesito algo de ti. Necesito información. Y no voy a esperar mucho para recibirla."
Sholan dio un paso hacia él y, con un suspiro, aceptó. "Lo sé. No te haré esperar. Pero primero, tengo que decirles adiós."
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Esa misma noche, en su habitación, Sholan se encontraba preparando lo que serían sus últimas cartas. Una era para Wanda, la otra para Pietro. Sabía que las palabras nunca serían suficientes para expresar lo que sentía, pero era lo único que podía hacer en ese momento.
Se sentó en la mesa, con una pluma en mano y el corazón apesadumbrado. La carta para Wanda fue la primera en ser escrita. Sus palabras salían lentas, llenas de emoción y dolor, pero también de promesas y esperanza.
Mi querida Wanda,
Hay algo que nunca te he dicho, y hoy, en este momento en que tengo que alejarme, siento que debo hacerlo. Te amo, Wanda. Te amo con todo mi corazón, y aunque ahora mis palabras suenen vacías, es lo único que tengo para ofrecerte en este momento. Soy débil, más débil de lo que me gustaría admitir, y no puedo protegerte como mereces. Mi lucha no ha hecho más que comenzar, y mientras mis fuerzas crecen, el mundo a nuestro alrededor se vuelve más peligroso. Te dejo con la esperanza de que este adiós sea solo temporal, pero también con la promesa de que, cuando regrese, nada nos separará.
Cuídate y ten fe. Siempre volveré por ti.
Con una última mirada a la carta, Sholan la dobló cuidadosamente, la colocó en un sobre. Luego, se dirigió hacia la carta de Pietro. La suya sería diferente. Aunque no podía escribir un mensaje tan emocional, quería asegurarse de que Pietro tuviera las herramientas para desarrollar su potencial y estar preparado.
En lugar de palabras sencillas, la carta de Pietro contenía una serie de números y letras, ¿en realidad una ecuación que solo él entendería cuando estuviera listo 3x2(9YZ)4A=? Aunque Pietro pensara que era solo un conjunto de garabatos sin sentido, Sholan sabía que ese código sería la llave para conectar a Pietro con la velocidad que lo definiría en el futuro.
Con ambas cartas preparadas, Sholan las selló y se las entregó a Pietro. Le dijo a Fury que se llevara a los Maximoff a su nuevo hogar, y que todo quedara oculto. La vida de Wanda y Pietro ahora sería una farsa: una mudanza por un trabajo, una nueva vida lejos de los ojos que pudieran hacerles daño.
El día siguiente, en la calle Bleecker, en Greenwich Village, la atmósfera había cambiado por completo. Fury conducía, con Sholan a su lado, hacia una dirección que el joven había pedido con mucha insistencia. Calle Bleecker 177A.
"¿Qué estamos haciendo aquí, Sholan?", preguntó Fury mientras se detenía frente a un edificio que no parecía tener nada fuera de lo común. "No veo nada especial."
Sholan le sonrió de manera críptica. "Lo que busco está aquí, Fury. Sabes tu organización debería trasladarse a Lerna, me han dicho que es muy bonito y eso me recuerda a los trabajos de Hércules"
Fury lo miró, desconcertado. mientras una sospecha comenzaba a formarse en su mente "¿Hércules? ¿Qué tiene que ver eso con...?"
Sholan no respondió, pero antes de que Fury pudiera hacer más preguntas, el joven se bajó del automóvil y caminó hacia la puerta del edificio.
Fury se quedó petrificado, sus ojos se agrandaron cuando recordó que uno de los trabajos fue en la laguna de Lerna donde Hércules se enfrentó a un horrible monstruo la Hidra. Al recordar esto todos los puntos se conectaron de inmediato. HYDRA estaba activa y más aún según lo dicho por Sholan habían infiltrado su organización, y todo comenzaba a tener sentido: Sholan quería que los Maximoff estuvieran fuera del radar por algo mucho más grande que ellos. Una amenaza que ya se estaba gestando desde las sombras.
Fury sin perder más tiempo arrancó para investigar esperando que lo dicho por Sholan sea solo una terrible broma.
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Cuando Sholan llegó a la puerta del Sanctum Sanctorum, se detuvo frente a ella. Sin que tuviera que tocar, la puerta se abrió por sí sola. El Maestro Drum apareció en el umbral con una expresión enigmática.
"Te estaba esperando," dijo Drum con calma. "La Ancestro te aguarda."
Sin decir una palabra más, Sholan cruzó la puerta, sintiendo cómo una nueva fase de su destino comenzaba a tomar forma. Ya no había vuelta atrás. El caos que se avecinaba era más grande de lo que había imaginado, y sus próximos pasos determinarían no solo su futuro, sino el de todos aquellos que estaban cerca de él.