Hace mucho tiempo atrás, mucho por decir... los dragones: seres majestuosos que vivían reservados del mundo, vivían en armonía junto con humanos.
Hasta que un día...
Los dragones que eran conocidos por ser los animales más sabios y listos del mundo se volvieron locos por el poder, atacando y borrando su existencia.
En ese tiempo un joven con sangre pura decidió eliminar a los dragones, pues su grandeza había quedado en el pasado. La gente cansada de estar a los pies de los dragones se revelaron junto a su líder: era llamada como Rey Cedric. Los años pasaron y los humanos ganaron la pelea después que el rey de los dragones le entregará el trono siendo desterrado por la eternidad.
Aquel reino fundado le fue otorgado el nombre de Orgon. Un lugar pacífico donde la estabilidad y la paz reinaban.
-¡Se fue por ahí! -Los gritos de los caballeros que perseguían a un hombre sospechoso, señalado por una marca singular que lo caracterizó: La herida que dejó siego su ojo izquierdo que llegaba hasta su garganta corría para salvar su vida hasta llegar a un callejón sin salida dio un salto entre una de las pequeñas aberturas de la pared, saltando sin ningún esfuerzo.
-No me seguirán después de eso... -Aunque parecía aliviado; seguía agitado por la acción, desenvolvió aquellos bultos en sus brazos, mirando el pan y la poca carne que logró conseguir. - ... La porción es cada vez menos.
El hombre que caminaba solo entre la oscuridad del callejón, miraba todas aquellas bolsas que parecían llenar ese largo pasillo.
-... Miuu. -El sonido dejó petrificado al hombre que se acercó de inmediato; buscando entre las bolsas de basura encontró a un pequeño gatito con colores muy distintivos, una pequeña gatita calicó. Aún era muy pequeña, espero un poco por su madre hasta que decidió buscarla a los alrededores: no encontró nada.
-Seguro que volverá por su cría. -Dejando tapado al gatito en un pequeño agujero entre las bolsas de basura continuó su camino.
Cuadras después, noto un olor fétido y a un señor molesto con su escoba.
-¡¿Y ahora que haré con este animal muerto?! Lo puedo hacer picadillo... -Muy seguro de sí, miró fijamente a un lado del bote de basura. Por un momento me asqueo sus palabras pero, ¿qué podía hacer yo?, continúe mi camino cuando recordé al pequeño gatito.
-...
Las nubes se veían muy oscuras como si fuera a caer mucha agua, mirando el cielo trato de volver en sí y continuar su camino pero... ¿Dónde se ahogue? ¿Se muera de frío? ¿Y si su madre es aquella gata que se llevó ese carnicero?...
-¡Ya llegué! -Abrió la puerta con cuidado para ser sorprendido por sus adorables hijos.
-¿Qué tal te fue papá? -Lilith, mi pequeña hija mayor me abrazó con fuerza dándome un beso en mi mejilla. Cuando noto que traía conmigo la comida se apresuró en llevarlas de inmediato a la mesa, acomodándolas miraba muy pensativamente la carne y el pan.
"Ella sabe muy bien que nos dieron menos" Después de la guerra que hubo hace menos de dos años, nos daban a la gente que se moría de hambre una ración para cada familia, antes daban avena, agua, pan y carne; y muy recién también había pescado.
-¿Dónde están Bruno y Cecil?
-Están con la señorita Alexandra
-Lilith... -sorprendida me miró de reojo.
-¿Pasa algo papá? -Acercándome, me quité la capa negra que estaba empapada.
-¿Cuándo llamarás a Alexandra como se debe?
-... Lo siento, pero; no puedo decirle mamá, siento que... estoy supliendo a mi mamá.
Los ojos de aquel padre que sorprendido por las palabras de su hija mayor le hicieron abrazarla.
-Todos extrañamos a mamá, pero no podemos seguir viviendo tristes, cariño- Los ojos dorados que sintonizaban con los de su hija parecían oro, tocando su mejilla acercó su frente a la de la niña.
-Perdón por no estar junto a ti y tu hermano ese día...
-No te preocupes papá, a mamá no le gustaría vernos tristes... intentaré, intentaré llamar a Alexandra de forma correcta.
-¡Miuu! -El maullido del gatito nos asustó, al parecer nos habíamos olvidado de él.
Lilith que miró con mucha curiosidad, lo saque de mi bolsillo para enseñárselo.
-Lo encontré sólito en un callejón. No tiene mamá ni papá quien lo cuide.-Acariciándolo el gatito parecía moverse más por la cálida temperatura de la habitación.
-¡Yo lo cuidaré! - Lilith que estaba emocionada tomo a la pequeña gatita en brazos para darle calor. De inmediato una bella mujer: con su largo cabello negro como sus labios carnosos, como un bello tono de piel blanco entro con Bruno de la mano junto a mi pequeña hermana Cecil en brazos.
-¿Ya llegaste querido?
-...
*9 Años después*
-¡Hermana! Mira lo que he encontrado esta vez. -Mostrándome su bolso con arena, varios pedazos de plata se encontraban en él.
-Se ven de buena calidad, ¿cuánto crees que nos den? Y otra cosa *golpe* ¡¿Cuántas veces te he dicho que no vallas al desierto?! Es peligroso.
-Pero es el único lugar donde podemos andar libremente.
-¿Y qué harás si lo descubren? -Con preocupación, solo suspiro. "Entiendo que sea joven pero... es peligroso estar fuera" -Promete que no Volverás Bruno.
Entre regañadientes asintió con la cabeza.
-Promételo. -Insistí pero no pareció hacerme caso.
...
Estaba muy emocionado, quizás esto pueda ayudarnos más.
Me gusta ir al desierto a buscar objetos brillantes, puedo traspasar el desierto rápidamente por una habilidad que me fue heredada.
"Sangre de Dragón" Son aquellos últimos descendientes de los dragones que se extinguieron después de la conquista del Rey Cedric, dejándonos sin opciones nuestra raza de dragones la mayoría fue obligado a darle su poder al Rey. Soy capaz de cambiar mi cuerpo a libertad en mi verdadera forma: un fuerte, guapo y poderoso 'Dragón'.
No entiendo por qué mi hermana se preocupa si nunca hay nadie en el desierto: la arena, el sol ardiente y pocos decanos como islas que resguardan algunos animales. Antes todos veníamos a jugar aquí pero... ahora solo soy yo, mientras mis hermanas y mi mamá se quedan en el negocio. Una zapatería entre las calles Mifesto y Guardia. Una de las calles más transitadas por los comerciantes, que aunque son más conocidos ya que nadie más se ha unido a este mercado de cosas básicas.
Sentándome en el sillón apareció mi hermanita quien me abrazó muy fuerte.
-¡Bruno!
-Hola Cecil, ¿qué tal te va? -Mirándola hizo una mueca de disgusto.
-Llevo ayudándole a Mamá desde la mañana, pero Lilith me regaño. -Su rostro era muy dulce, aunque apenas tenía 8 años, aún seguían sus facciones de niña: cachetes rosados, pelo café miel rizado atado con un par de coletas, y sus ojos azules.
-¿Y eso? - Me llamo la atención, Lilith nunca regaña; solamente si hiciste algo que en verdad le preocupa.
-Porque no puedo utilizar esto para jugar.
-Estirando sus manos comenzó a sacar ligeras chispas de colores muy débiles.
Estaba en shock, Cecil ya despertó sus poderes.
-Tu hermana tiene razón, ni yo lo hago porque es peligroso si alguien te ve. "Casi mentira"
-¿En serio? -Sentándola en el sillón, la miré de frente.
-Claro, ¿o quieres que los caballeros vengan por ti? - Tapándose sus ojos con sus risos negó con su cabeza, era muy adorable.
-Ya déjala hijo. Nada más la asustas. -Dijo la joven que estaba entrando.
-Mamá -Dándole un abrazo y un beso.
-Ya llegué.
-¿Qué le estás diciendo a la pequeña?
-Hay mamá, pues que no debe mostrar sus poderes recién despertados. -El rostro de Alexandra se emocionó de escucharlo.
-Me alegra que pueda hacer eso mi bebé. -Dándole un abrazo Cecil refunfuño.
-... Pero no me dejan utilizarlo.
Lilith que estaba de paso se detuvo para avisar.
-Tengo que salir por las provisiones, en un momento regreso.
-Está bien, cuídate. -dijo Alexandra.
-Tan seca como siempre... - Ante las palabras de Bruno, Alexandra levantó sus hombros como afirmación.