Cansado de lo que me estaba sucediendo, solo para causarme dolor y arrepentimientos por lo que me estén castigando, me dejé someter en el suelo y me quedé inmovil a causa de la mano que estaba sobre mi cabeza.
En silencio permanecí mientras escuchaba pasos que se aproximaban junto a el grito de dos hombres, pero extrañamente, mi corazón saltó de la emoción al escuchar a uno de ellos.
—A... a...—. murmuré tratando de recordar lo que quería gritar o a quien quería llamar pero una mano cubrió mi boca y lentamente sentí como el peso en mi cabeza se comenzaba a aligerar.
Con cautela me levanté del suelo y miré a mi acompañante, esos cabellos azules y esa mirada azabache me hicieron confiar un poco en él aunque sentía una ligera molestia aún sin saber el por qué. Si claramente no me había hecho nada más que ayudarme a esconderme, o eso intuí al ver como su mirada se dirigía a todas direcciones. Cuando al fin dejamos de escuchar las voces, me ayudó a ponerme de pie y me tomó del brazo.
— Joven Nathaniel, tenga cuidado. Estamos dentro de las memorias de los gemelos Fray, todo lo que suceda aquí te puede dañar el alma y yo no puedo hacer nada—. algo extrañado por su presencia solo arqueo una ceja y con algo de cansancio solo me miró.— Soy Argenis, se que ahora no me recuerda por la confusión de todo esto, pero yo lo voy a guiar por el pasado de lo escrito en el libro y lo que los zorros dejaron.
— ¿Zorros?—. pregunté confundido.
— ¡Ahg!. Odio tu mente hecha papilla—. soltó sin más y con una expresión de frustración solo me soltó y tomó su propio cabello azul para tirar un poco de este.— No tenemos tiempo para explicar esto que sucede, así que, solo presta atención a los chicos de cabello rojo y a los que los acompañan, ¿Sí?
Confundido por su petición, solo asentí y me tomó del brazo para comenzar a guiarme por el jardín, eso hasta que nos escondimos detrá de las estatuas de mármol que se encontraban. Argenis solo apuntó hacia en frente, esto para que me enfocara en dos jóvenes, uno de cabello naranja y otro de cabello blanco. Ambos solo hablaban y luego de aquella gran casa que parecía ser una hacienda de estilo rústica, de la cual salieron dos jóvenes de aspecto similar, solo que su vestimenta tenía algo que los distinguía el uno del otro.... y eso eran los broches que llevaban en sus camisas.
— El de broche con una gema naranja se llama Tristán, y es el primer dueño de tu marioneta Alepoú—. habló Agrenis en susurro qué solo yo percibí y luego apuntó al otro joven pelirrojo.— ese otro del broche con la gema blanca se llama Trevort y su guardián es Renard.
Miré a Argenis y luego a los cuatro jóvenes que están a aproximadamente 6 metros de nosotros.— ¿Por qué Renard tiene el cabello blanco?
— Porque es una marioneta hecha de pelaje de zorro blanco y Alepoú es una marioneta hecha de pelaje de zorro naranja—. me respondió con simpleza.
Extrañamente una punzada en mi cabeza me hizo retroceder de dolor y una imagen pasó rápidamente, eso me hizo mirar nuevamente a Renard y luego a Alepou, para después a Argenis.
— Argenis, pero yo vi a Renard y no era así...—. le comenté mientras trataba de averiguar de donde conocía a ese chico o donde lo había visto.
— Eso...—. sus palabras callaron y solo frunció el ceño.— Veamos que sucedió, no creo que una marioneta pierda sus características después de tiempo de ser desactivada.
Parecía molesto, pero por eso no traté de llevarle la contraria, así que me dejé guiar. ¿Por?, porque me tomó del brazo con fuerza y sentía que si le llevaba el sentido en otra dirección me iba a gritar. Y yo no quería eso.
Ambos caminamos un poco más cerca de ellos pero aún manteniendo la distancia, esto para no intervenir. No entendía como era eso posible, si según solo eran recuerdos escritos en un libro o tal vez diario de ambos chicos.
Analizando a los cuatro, me perdí en el de cabello naranja por el simple hecho de que verlo me hacia sentir tranquilidad, pero eso solo fue fugaz, ya que él solo habló con algo de ira.
— Joven Tristán, le he dicho que debemos dejar esto y ya cortemos los lazos con ellos—. tomó con fuerza del brazo del pelirrojo quien solo miró a su hermano gemelo.— no veas a Trevort, ¡mírame a mi!.
— Alepoú, no hagas más difícil esto—. le tomó de la mano.— pero debo de hacerlo y tal vez esto sea lo último—. le habló Tristán mientras mantenía una mirada llena de determinación.
— Deja de ser tan imprudente y osado, debes dejar que nuestros amos hagan esto y recuerda que tu y yo estaremos ahí para defenderlos, Astucia—. habló el chico de cabellos blancos qué se llamaba Renard, quien parecía mantener una actitud serena.
— ¡Pero esos malditos van a acabar con los Fray!. No quiero que esto termine... quiero estar más tiempo con Tristán...—. habló Alepoú, quién para callar sus gritos habló entre dientes mientras retenía las lágrimas que comenzaban a formarse en sus ojos.—Bondad, por favor... dime que no sientes lo mismo por tu señor Trevort.
— Astucia, por más que yo quiera a mi Joven Trevort, no voy a oponerme a sus deseos por más que me duela pensar en que esto podría terminar mal—. Renard miró al suelo mientras su mirada de tranquilidad amenazaba con desaparecer de su rostro.— pero... piensa en que si esto sale bien—. alzó la mirada y sonrió débilmente—. si sale bien, la señorita Rossalyn no tendrá que sufrir esto y vendrá una nueva era para los Fray.
Alepoú solo miró a Tristán, quien solo lo tomó de las manos y le sonrió con amabilidad, provocando que este guardián solo llorara mientras asentía repetidamente. Eso me hizo sentir algo nostálgico, y eso que no comprendía el contexto de lo que ellos hablaban... o tal vez en mi corazón si...