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Chapter 119 - persecuciones

Con la adrenalina alta, preocupada y frustrada por no haber podido prestar un poco de atención a las placas; que reflexionando un poco, cae en la cuenta de que esa camioneta es la misma que ha estado vigilando su casa, que quiso asustar a Emily, y que de seguro ahora quiere intimidarla a ella, o saber sobre el paradero de Sandro. Lo cual puede guardar relación con el tipo que buscaba esa mañana a Sandro. Se pone a hacer memoria y meditar, en que momento la pudieron haber comenzado a seguir; pero lo más posible es que haya sido cuando regreso a su casa, con la agente de ventas. A quien llama para saber sí se encuentra bien, con el pretexto de haberse equivocado de número y aprovechar para confirmar la cita el sábado; al oír todo normal, se despide y cuelga. 

Mientras va a casa de su madre, duda en informarle al comandante Rodríguez, sobre lo sucedido. De cualquier manera, tendría que presentar formalmente su denuncia y llamarle, solo serviría para añadir algo más a la carpeta de investigación, del atentado contra Pablo, Sandro y TECNO-IUS. Se decide por solo informarle lo acontecido, pero estando en su casa, más tarde. Una vez calmada y relajada, termina de llegar a la casa de su madre; a quien en definitiva no le contara, sobre esa pequeña situación. 

CASA DE LA MAMÁ

Ish – ¡hola mami! 

-¡hija! ¿Qué milagro que te acuerdas de uno? 

Ish con media sonrisa se queja – ¡no seas dramática! ¡Te llamo a diario! ¿Cómo les va?

-bien, con altibajos en los negocios, pero ahí vamos, no hay que quejarse. Tu abuela está bien, paseándose ya sabes. ¿Y a ti? ¿Qué te trae por aquí? ¡Estás muy delgada! 

Ish – ¿crees? Solo voy al gym diario y mis cachorros me hacen sacarlos a pasear también diario y… -se detiene de decir que Sandro la hace sudar, por respeto y porque aún no sabe- pero como bien, frutas y verduras diarias, un jugo de verduras temprano, frutas frescas en jugó, agua o cóctel, un almuerzo, comida, cena… 

-¿qué tienes? Te vez triste

Ish – problemas que nunca faltan. 

-¿con la firma? He oído que les va muy bien; seguido salen en las noticias o periódicos

Ish – eso me han dicho. Afortunadamente la firma va bien; creciendo y todo excelente

-¿entonces? ¿Qué es? Amor

Ishtar suspira –muy larga historia

-por algo has venido ¿no? haber cuéntame, ¿qué es lo que ocurre?

Ishtar – bien, no sé cómo comenzar…

-por el inicio, siempre me cuentas del trabajo, amigos… hasta que tu hermana y tu prima están en tu firma trabajando; pero no del amor, y sé que de ahí vienen esas ojeras y ojos hinchados

Ishtar se mira en el cristal de la vitrina que está detrás de su mamá, preocupada por su aspecto – bien, ¿recuerdas a Sandro? 

-sí, ¿tu antiguo jefe?

Ish – si, encontró a su mujer con otro en su casa 

-¡qué barbaridad! ¡Mugre vieja! 

Ish asienta y continúa – yo le lleve el divorcio y la pelea por la custodia de los pequeños. Cuando Sandro encontró a Casandra con el amante se salió de la casa con todo y los peques, me llamo… le ofrecí asilo en la única habitación vacía que tenía en casa en ese momento. 

-aja, ¿qué tiene que ver Sandro, en esto? –Pregunta con un poco de molestia, intentando no concebir la idea de su hija y él antiguo jefe.-

Ish toma aire y se da valor para decir lo que viene – Sandro y yo, comenzamos una relación -su madre se queda perpleja por la noticia- actualmente vivimos juntos, o algo así

-¿Qué? ¿¡Así sin casarte!? ¡Está viejo! ¡Y con hijos! Fue tu jefe

Ish –unos pequeños que me quieren. Y sabes que nunca he querido casarme

-¡no importa! ¡Hay hija! ¿¡Y dónde esta!? ¿¡Por qué no ha venido a dar la cara!? Mínimo a presentarse, con todas las formalidades que deben existir

Ish – hemos tenido unos problemas, muchos

-No es hombre para ti

Ish –lo amo, lo amo como no te imaginas –no logra contener más y comienza a llorar.- éramos tan felices, con pequeños problemas de pareja sin importancia

-¿hace cuánto? 

Ish –llevamos casi dos años, desde que comenzamos a salir

-¿qué ocurrió?

Ish le cuenta lo que ocurrió a muy grandes rasgos y muy por encima. –el problema es que, no se sí está bien o no; porque se fue, y tampoco sí va a volver

-¡Hay mi niña preciosa! ¡Mi querida Ishtar! –la abraza dulcemente- te mataría tu abuela si se entera 

Ish – ¡por eso no había venido! –Ríe entre sollozos- no quería enfrentarlos… no sabía sí mi relación iba a funcionar; tampoco sabía cómo decirles; Sandro me dijo en varias ocasiones pero yo me negué. Cuando conseguimos la Custodia de los pequeños, acordamos que vendríamos a verlos y formalizaríamos la relación; pero tuvimos bastante trabajo, viajes, luego nos fuimos de vacaciones, y ahora todo se ha complicado, y tengo miedo por él, por mí, por todos los que me rodean; no sé qué tan buena idea ha sido venir, pero necesitaba verte. –la abraza.-

Su madre la abraza más fuerte, con lágrimas en los ojos. – Sí hubieras venido antes –suspira- ¿aun llevas la medalla que te regale?

Ish – si, -le muestra la cadena que cuelga de su cuello, con una medalla de San Benito- siempre la traigo, y les regalé unas a él, Pablo y Josué

-el Santo que los protege de todo mal; mientras los acompañe estarán protegidos y bien.

Ish da una media sonrisa. – No sé qué hacer… -suspira- bueno…

-ten fe, todo se solucionara, dale tiempo… cuando vuelva le das una paliza y luego lo traes -ríe un poco- o viceversa… como quieras; -en un tono más serio sin burla ni chiste, dice- todo se solucionara

Ish – espero… voy a rentar la casa entera

-está bien; ¿y tú?

Ish -me iré a un apartamento, con el que me pagaron hace un tiempo 

-¿es seguro? 

Ish –si, hay mucha seguridad y nadie sabe de él

-sabes que puedes venir aquí sin preocupación

Ish –no quiero ponerlos en peligro; prefiero que todos aquí estén tranquilos. No quiero que Dakota se entere de todo el embrollo; nadie en la ISHMAR sabe pormenores y algunos ni siquiera saben lo ocurrido.

-no te preocupes, ¿necesitas que te apoyemos en algo?

Ishtar pensativa y triste; suspira, haciendo pucheros le dice –sí, necesito que cuiden a mis cachorros. ¿Pueden tenerlos aquí?

-¿tus perros? Claro, hay mucho espacio en el jardín, pero no hay quien los saque a pasear 

Ishtar sonríe triste – ¿puedes conseguir a alguien que los pasee? Solo necesitan que jueguen con ellos, les den mucho amor, están acostumbrados a dormir adentro. No comen solos, es un par de gañanes y facilones con las chicas. Pero son muy nobles, educados y sobretodo leales.

-Está bien Ish, solo que no tenemos como mantenerlos, ni para pagarle a alguien que los saque a pasear. Sí dices que saben comportarse y andar dentro de casa no hay problema

Ish –si, solo no los dejen entrar a la hora de la comida. Son abusivos. –ríe, recordando lo chantajistas que son, ponen su cara de perros desnutridos y hambrientos, para convencer que se les de lo que sea que coma uno. –amo a ese par. Pero en el departamento no caben. Yo les puedo pasar la pensión de mis perrijos, pero no los puedo abandonar, dejar, ni tener encerrados. 

-Está bien, hija. Tráelos

Ishtar le sonríe y abraza, de manera efusiva. Después de más platica, la comida; ya tarde, se va Ishtar de la casa de su madre; pasa al departamento al que se mudara, a revisar el estado del lugar. Hace una lista de necesidades; visualiza el espacio y lo que necesita. 

Antes de irse a casa, se entrevista con un detective que había contratado, semanas atrás y que le da información clasificada sobre el problema de TECNO-IUS, quien no le tiene muchos avances, y a quien le encarga investigar el paradero de Sandro. Su péqueña reunión no dura más de diez minutos; antes de que el detective desaparezca. Ella da vueltas por la ciudad, algunas tiendas y se va a casa.

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