Ish incómoda, bebe de su copa– estaba muy preocupada por ti, por la amenaza, no dormí casi toda la noche. Llame a todos los que pudieran saber de ti. Hasta que Lalo, me dijo dónde estabas, me tranquilice, no me dijo a qué delegación te habían llevado, pero no podía dormir, así que seguí esperando aunque sabía que no regresarías, hasta la mañana –con un nudo en la garganta continua– Han sido muchas emociones encontradas; nunca creí estar en este papel de la mujer preocupada que espera por su… -sin saber, cómo decir hace una pausa; Sandro la observa con atención, analizando cada palabra y gesto; mientras ella con el nudo en estómago, contiene las lágrimas- hombre, que está metido en problemas y lo que menos te esperas es que –hace un gesto de dolor y desagrado- quien avisé sea la ex; que ella se enteré antes que tu –traga las lágrimas que comienzan a brotar.-
Sandro sorprendido, se queda de hielo, pálido y frío; comienza a entender, la molestia de Ishtar – ¿Casandra? –frunce el ceño, pensativo y dudoso- pero yo no le avise a Casandra; no le puede avisar a nadie. No sé los números y sí hubiera podido, te llamaría a ti o a Pablo.
Ish dudosa y con los ojos húmedos pregunta – ¿y entonces como se enteró ella y aviso a la mujer de Juan?
Sandro con gesto frustrado responde– no sé, tal vez mis amigos con los que estuve antes del pleito. Alguno de ellos debió ver algo y la buscaron; hay mucha gente que la conoce y que aún nos relacionan; no es que haya sacado una publicación de mi divorcio –dice esto último con molestia e ironía; una situación que evidentemente le duele también a Ishtar, que traga saliva, y el dolor de esa situación; es algo que no puede controlar ni evitar, que muchos aun los relacionen.
Ish calmando las lágrimas – entiendo, pero eso no me quita el malestar; el detalle que ella se enterara, es lo que me molesta; el que ella siempre estará ahí… me frustra
Sandro– no hay motivo ¿porque le llamaría? me perjudica el que se entere
Ish– no sé
Sandro hace una mueca derrotado, entendiendo que las dudas se han apoderado de Ishtar– no hay motivo; estoy contigo y te amo –dice intentando convencerla, se acerca a ella y la abraza, para luego besarla, se detiene para secar las lágrimas que ruedan en silencio por la cara de Ish– quédate tranquila todo está bien; ya solucionamos lo de la amenaza, y lo de anoche ya quedó ahí. Lo de Casandra, pues es algo que yo no puedo controlar
Ish hace el esfuerzo por calmarse y cambiar un poco el tema, que sabe no la llevara a nada bueno, más que a discutir con él por nada– ¿tu estas bien? ¿Te lastimaron?
Sandro –no gran cosa…
Ish –solo la ceja rota, moretearte la mejilla, tal vez la pierna; me pregunto porque no te llevaron al hospital
Sandro sorprendido, con una sonrisa de lado – si me pusiste atención… porque estaba tan borracho que no aparentaba necesitarlo
Ish agarra la cara de Sandro entre sus manos –estaba preocupada, es obvio que te escanee cuando te vi; espero haya quedado peor el otro. Lalo no me quiso decir la delegación, sino hubiera ido por ti
Sandro se vuelve a sentar –mejor, como fuera no iba a salir
Ish – fue raro, pregunte en todas las delegaciones y hospitales, no había registro tuyo
Sandro se encoje de hombros y desvía la mirada, sirviendo lo que resta del vino – tal vez aún no me llevaban
Ish ya no responde nada, se bebe el vino y lo observa un poco nervioso, pero ya no hace comentario – y ¿cómo te sientes? ¿Descansaste?
Sandro – pues me tome unas pastillas desinflamatorias y para el dolor; me dormí un rato después del baño.
Ish – ¿desayunaste lo que te deje?
Sandro –sí, gracias
Ish le sonríe y aprieta ligeramente su mano – vamos para que descanses
Sandro la mira seductoramente– está bien –pide la cuenta- también necesitas descansar – paga y se levantan para salir
Ishtar camina hacia afuera, seguida de él. Cuando están afuera lo toma de la mano, llegan al auto de Sandro y le abre la puerta para que suba, antes de subir le da un beso y le regala una sonrisa coqueta.
Sandro – Pues vámonos
El camino se les hizo más corto, llegan a casa, temprano. Ish saluda a Conde y Duque, les sirve de comer, llamó a Emily en el camino, para que fuera a sacarlos a pasear y jugar con ellos; llegando poco después que ellos, se los lleva, a pasear; e Ishtar entra a casa a ver a Sandro, que está en la recámara, revisándose los golpes.
Ish – ¿qué haces?
Sandro deja lo que hacía, para darle la atención a Ishtar – nada. No sabes como deseaba estar contigo –la abraza y comienza a besar suave y lento en el cuello y oreja- te necesitaba mucho, abrazarte –ella se abraza a él, acariciando su cabeza y espalda- solo quería ya llegar a casa contigo
Ish – ¡te amo!, no te imaginas cuanto; necesitaba tanto saber que estabas bien y a salvo –abrazada a él lo besa y comienza a desnudarlo
Sandro con voz ronca se deja hacer lo que Ishtar quiere, así que ella lo desnuda lento y delicadamente; luego hace un camino de besos desde el cuello, hombros, pecho, abdomen, haciendo énfasis en cada parte del cuerpo de Sandro; observando sus gestos. Sin detenerse continua a pesar de encontrar zonas que causan gestos de dolor a Sandro, sin que el emita ningún quejido; con sus manos recorre los hombros, espalda y brazos de él; notando el gran dolor que siente al pasar por el costado izquierdo.
Ishtar se detiene e intenta revisarlo con el tacto– Te lastimaron el costado, ¿Qué paso? ¿Cómo te patearon? –pero no puede saber sí tiene una costilla rota o no
Sandro – no sé, creo que sí. Pero ya fui al hospital temprano, antes de llegar y no tengo nada.
Ishtar– ¿seguro? ¿Te sacaron radiografías? No tienes ninguna costilla rota, fisurada, ¿nada?
Sandro, se sienta en la cama –si Ishtar, me tomaron radiografías. Solo me mandaron medicina
Ishtar lo observa dubitativa y triste– ¿algo más que tengas lastimado y que deba saber?
Sandro– la rodilla esta lesionada, pero en quince días estaré como sí nada –Ishtar lo mira con tristeza y pena– ven, tranquila –dice jalándola de la mano para que se siente a su lado; juntando las cejas con gesto de súplica continua– estoy bien, pero sí quieres puedes aliviar mi dolor con más besos –le dice lanzándole una mirada lasciva y besando su cuello.
Ish sin poderse resistir se monta sobre de él, besándolo apasionada y profundamente, con un gran deseo y pasión, él con melancolía ahoga algunas lágrimas en los besos, apretándola fuerte contra él. Ella con gran necesidad lo busca, va en su encuentro, apasionados, enredados entre sí, envueltos en las sabanas, con las respiraciones agitadas, los besos continúan, Ishtar acaricia el cabello de Sandro, mientras lo contempla embelesada y pensativa; el continua dándole besos en cada dedo de las manos y en la boca.
Sandro– ¿Estás más… tranquila?
Ishtar– algo
Sandro– ¿qué te preocupa?
Ishtar alza los hombros, y se acerca más a él acurrucándose entre sus brazos– no sé; me siento impotente. Solo me queda rezar y rezar mucho. –Sandro la besa en la cabeza y la aprieta entre sus brazos– tal vez… podría… ser buena idea buscar una casa –Sandro incrédulo, se aleja un poco sin soltarla, para verla a los ojos– puede ser una buena idea
Sandro sonríe ampliamente, y la llena de besos, en la cara labios y frente– ¡será una excelente idea! Veras que si –Ish le sonríe feliz y juguetona- tengo unas opciones en mente, pero tendrás que verlas
Ish respira hondo pensando en la decisión que acaba de tomar – está bien, aunque habrá que modificarlas para que sean toda una fortaleza
Sandro abre los ojos sorprendido, y luego sonríe– sí, lo que quieras; poco a poco
Ish– bueno, duerme un poco; voy a ver sí ya se fue Emily. –dice levantándose; pero Sandro la jala, para besarla de nuevo, sonriendo felices
Sandro con una sonrisa pegada en su oreja le dice –ahora veo que sí eres celosa
Ishtar ríe con nerviosismo– ¿celos? Jajá ¿no sé de qué hablas? –Sandro ríe, negando con la cabeza– ahora regreso –se levanta y lo deja, en la cama; levanta la bata y salé al jardín.