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Chapter 17 - Cuando se separó...

FLASH BAG

Recién había ocurrido la tormenta de que descubrió a Casandra con uno de sus colegas; después de gritarles, asestarle unos golpes al tipo y salir hecho una furia, comenzó a marcar a medio mundo entre ellos, yo. Le ofrecí la única habitación vacía que tenía en la casa, la cual sin pensarlo mucho acepto, tomando a sus hijos y las cosas necesarias lo más rápido que pudo, llego a mi casa seguido del séquito de amigos y colegas leales que tiene. Quienes acudieron con sus hijos para distraer a los suyos y que estos no se dieran cuenta de lo que sucedía.

Ese día se embriago, así como el siguiente y los tres días subsecuentes; hasta que le di un golpe de realidad. Me pidió hacerme cargo de los trámites y el juicio de divorcio, pelea de la guarda y custodia de sus hijos. Con una mirada suplicante y sosteniendo mi mano; un gesto que me fue imposible el negarme a su petición. Cuando trabajaba con él, me era casi imposible decirle que no a cualquier petición, ya fuera trabajar hasta tarde, en fin de semana, ir hasta el cerro, o simplemente cubrir una audiencia suya. Acompañarlo al desayuno o a la comida era lo mejor del día.

En la preparación de la demanda reclame todo lo procedente conforme a derecho incluida la pensión para los menores, una indemnización por el daño moral, entre otras. Demanda que a Casandra le cayó como bomba, se encontraba como loca llamando a toda hora a Sandro, entre maldiciones, exigencias y amenazas. Le decía que lo pensara bien. Que volviera y otras tantas cosas. Los ingresos comprobables de Casandra son mucho mayores de los que se le pueden comprobar a Sandro; lo cual bien manejado es una gran ventaja, al momento del descuento de la pensión.

El día de la audiencia de divorcio llego, sin que Sandro cediera, ya no había dolor en el solo furia; en su semblante y sus ojos. Trato a Casandra de la manera más fría y seca que pudiese existir. Cuando se dictó el acta de divorcio quedando abierto el término para los incidentes ya que ella se negó a todo acuerdo posible, a pesar de las recomendaciones de su abogado, del juez y la secretaria de acuerdos.

Estuvieron trabajando juntos constantemente, y nos veíamos diario en la casa, cada día había más cercanía y confianza; ese día regresamos a casa aún estaba Sandro contrariado; pero feliz por tener la guarda y custodia provisional de sus pequeños. Después de haber ido a comer a un restaurante; se acerca a mí para darme un gran abrazo en agradecimiento, seguido de un efusivo beso rápido y furtivo; que al reaccionar su acción se alejó rápidamente, sonrojado y apenado por su comportamiento; mientras Ishtar estaba estupefacta con su acción, entre la sorpresa y el deseo de algo tan deseado desde tiempo atrás; pero que antes era algo imposible por la situación de él, pero ahora es diferente, ya no hay impedimentos.

Sabiendo que aún no era el momento ni la situación adecuada para dar rienda suelta a sus deseos; sin embargo no pudo contener por mucho tiempo sus emociones. Después de ese beso no hablaron al respecto; como si no hubiese pasado. Continuaron con sus vidas, pero cada día coincidían con mayor frecuencia en los lugares, al cabo de unos días quedaban en verse para el desayuno, comidas, salidas a otras ciudades y pueblos; más que cuando trabajaban juntos. Cada vez eran más cercanos.

Un día Ishtar llego a casa de un humor terrible; le habían rechazado un proyecto importante de un cliente; después de perder todo el día en el trámite, por un error de uno de los pasantes, que le costó su salida de la firma; también le habían negado el amparo para la suspensión de una ejecución mercantil, y revocaron una libertad condicional de uno de sus clientes más importantes. Entre la frustración, cansancio y agotamiento que cargaba; se tiró en el sillón con sus perros a un lado; era tarde y comenzaba a quedarse dormida cuando escucha que tocan la puerta

Sandro – Ishtar ¿todo bien?

Ishtar – si, pasa –levantándose del sillón para sentarse correctamente. –

Sandro entra, la saluda de beso en la mejilla y se sienta a su lado.

Sandro –no te he visto en todo el día.

Ishtar, piensa un instante en el día, intentando recordar haberlo visto, pero no– Cierto, he tenido mucho trabajo hoy, hasta he despedido a un pasante.

Sandro – que dura. ¿Qué crimen cometió?

Ishtar – no escribir correctamente ni verificar la documentación para unos registros importantes; lo que costara el doble, además del atraso. –Dice suspirando. –

Sandro – ya se resolverá.

Ishtar – Si, pero me estresa el retraso y la presión del cliente

Sandro se limita a observarla. Cuando ella le lanza una sonrisa y él se acerca para abrazarla, ella le corresponde el abrazo, plantándole un delicado beso en la mejilla peligrosamente cerca de la comisura de los labios, seguido de otra sonrisa acompañada de un mirada encendida y llena de emociones y fuego; él contempla de cerca, su rostro a centímetros del de ella, su mirada clavada en la de ella para después bajarla a sus labios.

Ella inevitablemente se acerca un poco más con una sonrisa más seductora; se acerca Sandro a su boca para rosar castamente sus labios; posando un beso en ellos, al sentir la cercanía de su cuerpo con el de Ishtar la toma entre sus brazos colocando una mano en la cintura de ella y la otra en su nuca.

Ella desliza su mano en la cabellera de Sandro y la otra recorre su espalda; con la respiración agitada y el corazón acelerado; se acerca para propiciar otro beso más largo, más profundo. Seguido de otro que pide permiso para entrar y recorrer con su lengua el interior de su boca, un beso más íntimo, un beso que juega con las respiraciones de ambos y que entrelaza sus lenguas en una danza suave de reconocimiento; recorren sus espacios.

Cuando se alejan deja el uno en el otro un frío vacío. Se observan fijamente por unos instantes. Antes de que ella desvíe la mirada a los labios de él que los recorre con su lengua saboreando aun el beso.

Lanzándose a ellos para Besarlos nuevamente, sin discreción ni censura; se coge a él en un abrazo demasiado íntimo y sublime.