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Chapter 2 - 1

Tiempo después

El sol se postraba en todo su esplendor sobre el cielo, un calor anormalmente fuerte se encontraba en este día.

Expuestos a este abrasador calor 6 perros se podían apreciar, intentaban cubrirse del sol a toda costa. Se encontraban sucios, hambrientos, sedientos y con la constante picazón de las garrapatas que eran notables a simple vista. Todo esto sumado al calor que quemaba su pelaje era como un infierno para ellos.

Quejidos constantes se podían escuchar provenientes de ellos. El sufrimiento que se apreciaba en su tono era doloroso de presenciar.

2 de estos perros se mantenían recostados sobre la tierra con claros signos de desnutrición, dolor y cansancio en su cuerpo.

Se encontraban en un agujero hecho por el perro más grande de entre todos, ese mismo que ahora intentaba hacer algo para protegerlos del calor. Su instinto lo guiaba mientras encontraba la mejor forma de hacerlo.

Jaló una maltratada y agujereada cobija que se encontraba cerca de ellos y con sus dientes la tomo por una orilla. Se postro encima del agujero que escarbó en la tierra y se mantuvo ahí evitando que los perros sintieran directamente el sol. Todos ya habían entrado ahí, uno encima de otro.

El perro miró hacia sus hermanos que se encontraban en estados completamente deplorables, luego giró su vista hacia donde estaba su comida y agua. La comida que tenían era muy poca a comparación con la cantidad de perros que eran y ni que decir del agua. Su situación en vez de mejorar parecía empeorar cada vez más.

Aunque vió esto el perro se mantuvo firme, no era como si no estuviera acostumbrado a situaciones desfavorables.

Desde que vieron por primera vez la luz habían vivido en la escasez extrema. El hambre, la sed, el dolor y la enfermedad habían sido pan de cada día para ellos. Nacieron siendo 12, ahora solo eran 6.

Todo esto provocó que conocieran bastante bien lo que era el sufrimiento, un sufrimiento que por más que intentaban no podían superar. Un sufrimiento que sabían duraría hasta ver la luz por última vez.

Mientras estaba en su labor por cubrir a sus hermanos pudo oler a el humano acercarse a ellos. No pudo girar su vista ya que tenía la cobija entre sus dientes pero no fue problema porque el humano se acercó hacia el y se agachó hasta estar a su altura, mirandolo fijamente a los ojos.

El líder anterior siempre había confiado en el humano, siempre lo seguía sin importar que, hacía todo lo que pedía no importaba que era y siempre les enseñó que debían seguir su camino y proteger a sus cachorros. Pero el no creía en eso.

No, el le tenía miedo al humano, verlo y oler su aroma le provocaba terror. Podía oler el aroma del anterior jefe en el, todo su cuerpo estaba impregnado de ese olor. De pies a cabeza el aroma estaba presente. Y, sobretodo, su boca y manos desprendían el olor mucho más fuerte.

Su líder confío en el y lo protegió y el en respuesta lo había asesinado y comido. Es por eso que odiaba verlo, su cuerpo se llenaba de terror y el solo podía  mantenerse en pie por si intentaba algo contra el.

Y aunque el intentaba manterse firme y atento sus hermanos no podían, el temblor en sus cuerpos era bastante evidente. Ninguno de ellos tenía la fuerza para evitar ser el siguiente en ser la comida.

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José vió con tristeza el estado del perro, sus ojos cansados y con miedo lo observaban. Alguna vez al ver esos ojos le surgió la idea de que el sabía que se habían comido a su padre, pero siempre había desechado eso pensamiento. Era solo un perro, no tenía esa capacidad.

Se preguntó cómo estaban los demás perros así que se movió un poco hasta llegar a un punto que le permitía verlos y otro pesar se sumó a los ya incontables al verlos, ahí estaban todos, o bueno, los restantes, apilados entre sí y soltando gemidos de dolor.

Ver todo esto solo le hizó pensar que liberarlos en el exterior era incluso mejor para ellos.

Mientras los veía le llegó el recuerdo de Max junto a ellos cuando eran unos cachorros y una lágrima se le escapó al recordar esos pequeños pero felices momentos.

Esto le hizó reafirmar su idea y se puso en marcha para llevarse a los perros.

Lo hizó rápido y en ese mismo momento ya que no quería arrepentirse.

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Fin del capítulo