Camelia parpadeó confundida, sin importar si abría o cerraba los ojos la vista era exactamente igual, se frotó los ojos sin respuesta, finalmente comenzó a palmear el lugar donde se encontraba. Era áspero y común, nunca había tocado un material de tan mala calidad, a pesar de ello, no había duda de que estaba en una cama.
La última vez que recordaba también estaba en una cama durmiendo, si no fuera por la precaria situación de estas frazadas, no habría comenzado a dudar que estaba en un lugar completamente distinto.
¿Tío quería jugarle una broma?
Camelia se sentó y palmeó hasta encontrar el final de la cama, era más pequeña que un sillón y no había necesidad de que se estirara.
Cuando estaba a punto de ponerse de pie una respiración agitada le golpeó el cuello, asustada no dudo en patear con todas sus fuerzas, fue una lástima que sus piernas cortas y delgadas no tuvieran ningún poder de lucha, en el momento que chocó con el abdomen del desconocido, se le soltaron lágrimas de dolor.
¿En cuanto a la otra persona? No se había movido ni un solo centímetro.
En el momento que el pequeño y suave pie le había tocado el pecho, el hombre suspiró de satisfacción y buscó a tientas más de este cuerpo fragante que lo tentaba.
Extendió la mano y presionó el tobillo de Camelia. Su pulgar se movió ligeramente y frotó con entusiasmo. A Camelia le hizo cosquillas y quiso retirar su pie, pero Silas la empujó hacia adelante y la tomó directamente en sus brazos, arrojando a ambos de vuelta a las sábanas.
Camelia estaba llena de conmoción, en medio de la oscuridad mientras el hombre besaba y mordisqueaba con fuerza su cuello, palmeó el pecho desnudo, podía sentir los sexys abdominales y anchos hombros.
A medida que tocaba como un ciego leyendo Braille, el hombre gimió emocionado, ya había perdida el sentido de racionalidad, solo dejándose llevar por sus instintos.
Los pantalones se envolvieron firmemente alrededor de sus caderas y largas piernas, la firmeza en el medio era intimidante, no necesitaba sacarlo de su ropa interior para saber que podía destrozarla por completo.
No sabía de donde había salido un hombre tan excelente, en lo único que podía pensar era en su familia.
¡Su familia debió preparar un hombre guapo para su comienzo en el mundo adulto!
Aunque no podía verle la cara, no dudaba del gusto de su familia, nunca aparecería en su cama algún cerdo volador.
En un instante, Camelia se calmó.
Al mirar las sombras del hombre, estaba llena de expectativas, después de 18 años escuchando del delicioso placer adulto, finalmente podía experimentarlo con este hombre de alta calidad.
Camelia se rio, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello nuevamente, lentamente se acercó a él. La fragancia dulce y fresca se extendió y entró en el cerebro del hombre.
Silas agarró sin resistencia el cuerpo bajo él, recorriendo cada centímetro con desespero, su manzana de Adán rodó e instintivamente cerró los ojos cuando Camelia lo besó.
Los labios de Camelia eran suaves, fríos y fragantes, solo un ligero toque, a tan poca distancia. La nuez de adán de Silas rodó de nuevo, y una sensación de hormigueo fue desde su cerebro hasta su vientre, haciendo que la protuberancia dura, se hinchara aún más.
Camelia lo lamió como un pequeño animal y Silas agarró su barbilla, le torció la cara y la besó como loco, su lengua abrió los labios y chupó pesadamente la lengua y su líquido, succionó hasta quedar seco, lamió su paladar con la punta de su lengua, y luego asomó la raíz de su lengua, estimulando a la niña primeriza a secretar aún más y dejarlo probar sin sentido, como un delicioso manjar.
Camelia sintió que había sido besada durante mucho tiempo.
Esa noche, Silas la tiró toda la noche, y ella no sabía cuándo había terminado.
No pudo superar la fatiga y se durmió abrazando como un pulpo al hombre.
Silas había recuperado la mayoría de su conciencia, la miró en silencio y sonrió impotente. Inicialmente había estado furioso al haber caído en las artimañas de la mujer en la cama, pero frente al afrodisiaco no había nada que pudiera hacer, por mucha fuerza de voluntad que tuviera, las drogas en el mundo infinito no eran una broma.
Había decidido, ya que esta mujer quería tontear con él, déjela sufrir las consecuencias, desahogaría su deseo y la arrojaría de inmediato cuando terminara.
Sin embargo, había terminado por hacerlo innumerables veces, como una bestia en celo no quería parar, podría engañarse con los efectos de la droga, pero no podía mentirse a sí mismo, las últimas veces había sido por completa voluntad.
Tan pronto como Silas intentó levantarse, Camelia apretó su agarre con manos y piernas.
"Quieto, quieto" Camelia murmuró dormida.
No sabía si un perro le había mordido el cerebro, pero cuando vio su suave rostro dormido, volvió a recostarse en la misma posición, podría haber lanzado a la otra persona fuera de la cama, pero una pizca de compasión luego de lanzar a la otra persona toda la noche lo hizo ceder, levantó la cabeza del otro de su pecho y lo besó en la frente en la oscuridad, se lamió los labios degustando el sabor residual a sudor y cerró los ojos para dormir.
"Buenas noches" susurró.