Derek sentía que su vida ya no tenía sentido.
Con 35 años, era un oficinista asalariado que se esforzaba en la empresa. Hasta hace no más de 5 meses, Derek había estado conviviendo con su esposa e hijo.
Creía que, si bien la relación con su esposa no era la mejor de todas, aun así, ambos seguían queriéndose. O al menos eso era lo que pensaba antes de descubrir que su esposa lo engañaba con otro hombre.
Esto le destrozo el corazón.
Su esposa a espaldas de él había estado trayendo a otro hombre a la casa cuando él no estaba.
¿Por qué sucedió esto?
¿Por qué ella me traiciono?
Derek se estrujo el cabello en un desesperado intento por encontrar una respuesta a la traición de su esposa.
Pero al ser incapaz de encontrar una respuesta, termino girando su mirada hacia su propio reflejado en un espejo y comenzó a cuestionarse si el tuvo la culpa.
¿Acaso fue mi culpa?
¿Descuide a mi esposa sin darme cuenta?
Derek intento preguntarse si él había hecho algo malo que provocara el enojo de su esposa y por ende, su traición. Pero por mas que se cuestionara la razón de la infidelidad de su esposa, ya nada tenia sentido.
El error estaba hecho.
Al día siguiente terminaron divorciándose tras 7 años de casados.
Su esposa tras el divorcio, decidió regresar a la casa de sus padres que vivían lejos en las provincias del sur.
Derek tras enterarse de las intenciones de su esposa, se opuso rotundamente a esta idea.
¡Quieres llevarte lejos a mi hijo!
¡Acaso estas loca! ¡No voy a permitir que te lo lleves contigo!
Derek estaba furioso.
Pero cuando llevo el caso a tribunales, el juez de familias dictamino que su esposa podía llevarse a su hijo con ella.
Totalmente derrotado, Derek ese día paso toda la tarde ahogando su enojo en alcohol barato.