...Pensándolo en retrospectiva, nunca estuve allí cuando más me necesitaban.
Siempre estaba ocupado.
Crecí bajo la enseñanza de mi difunto padre de que para tener éxito en la vida siempre debía trabajar. Para poder darle una buena vida a mi familia y a mis hijos, siempre debía priorizar el desempeño laboral.
Fue así como luego de que nació mi primer hijo, me volví un hombre completamente obsesionado con mi carrera profesional laboral.
La mayor parte del día me la pasaba en la oficina, enfocado en mejorar mi desempeño para ser ascendido.
Con el dinero, logre comprar una casa para mi hijo y logre tener un buen pasar económico.
Creía que estaba haciendo lo correcto.
Qué con este ascenso y aumento de salario, mejoraría la vida mía y de mi esposa e hijo.
Pero… lejos de eso, los problemas seguían surgiendo.
Las discusiones con mi esposa se volvían más frecuentes con el pasar de los años.
Cuando mi esposa llamaba a la oficina furiosa porque no había ido a ver la obra de teatro de nuestro hijo en la escuela, siempre suspiraba, cansado y me disculpaba diciéndole que estaba teniendo demasiado trabajo. Hablar con mi esposa se había vuelto algo bastante fastidiante. Siempre que ella llamaba, era solo para discutir y pelear, así que la mayoría de las veces le encargaba a la secretaria de la oficina que se ocupara de sus llamadas o si no, simplemente ignoraba las llamadas.
Pero, ¿Qué otra cosa podía hacer?
A mí también me hubiera gustado haber ido a ver la obra de teatro de nuestro hijo, pero no puedo. Ahora que había sido ascendido a un cargo más alto, las horas de trabajo que me demandaban era aún más extenuantes y rígidas. No podía faltar.
Este trabajo es lo que nos daba el dinero mes a mes, así que obviamente seria prioridad.
Lo mismo ocurría con mi anciana madre.
Ella estaba en el asilo y no la había visto por un buen tiempo debido a la falta de tiempo.
Era triste, pero necesitaba trabajar para pagar su alojamiento en el asilo y todos los medicamentos y tratamientos que ella requería debido a su avanzada edad. Cumplido los 85 años, mi madre ya no estaba en condiciones de valerse por sí misma, necesitaba cuidado especial y es por ello que la interne en un asilo increíblemente costoso y contrate a enfermeras para que la ayudaran con su día a día acompañándola para que no se sintiera sola.
Así era mi vida.
Mi rutina día a día.
Nada era gratis en este mundo, todo requería dinero. Dinero para el médico, pediatra, dinero para el colegio privado de nuestro hijo, dinero para arreglar las cosas de la casa, dinero para comer, para el asilo y las enfermeras que se encargan de cuidar a mi madre. Todo requería dinero, absolutamente todo.
Es por ello que no podía descuidar mi trabajo.
Era la responsabilidad de ser el sostén de una familia.
Pensé que estaba haciendo lo correcto.
Pero…
No fue hasta cumplir mis 45 años y recibir dos duros golpes que me di cuenta de que estaba equivocado.
El primer golpe que me rompió el corazón fue el descubrimiento de infidelidad de mi esposa.
Habíamos tenido discusiones y pleitos en todo este tiempo, pero jamás dejé de quererla ni amarla. Es por ello que no podía entender por qué ella me había traicionado. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué estaba mal? ¿Acaso yo no lo daba todo de mí para que tanto ella como nuestro hijo pudieran vivir cómodamente en una linda casa y gozar de un buen pasar económico gracias a mis incansables días de insomnio y estrés por el trabajo?
¿Qué hice mal?
¿Acaso no me esforcé lo suficiente?
Me estrujé el cabello, reflexionando en esto, pensando en donde me había equivocado, pero, aunque lo supiera ya nada importaba. A los pocos días, terminamos divorciándonos tras 12 años de casados.
Una separación que me dolió en el alma.
Quede devastado que incluso falte varios días al trabajo.
Mi esposa luego del divorcio, decidió regresar a su provincia llevándose a nuestro hijo con ella.
Obviamente me opuse fervientemente a esta decisión.
¡Acaso quieres separarme de nuestro hijo! ¡No permitiré que te lo lleves tan lejos!
Mi esposa quería llevarse a nuestro hijo lejos, muy lejos.
Sería casi imposible visitarlo fácilmente si tuviera que viajar todos los fines de semana a la provincia del sur del país.
Pero el juez a cargo ignoro totalmente mis reclamos.
No me quedo de otra más que odiar al juez y regresar a una casa vacía apretando mis dientes con enojo.
Tras esto, pasaron dos meses.
Y finalmente…
Fui ascendido en el trabajo.
Me convertí en alto gerente de la empresa.
Mi corazón se aceleró ante el anuncio, ser ascendido a alto gerente era algo que siempre había querido. Trabaje muy duro para lograrlo, y debería de estar sonriendo de oreja a oreja en este momento, pero… lejos de ello, solo sentía una angustiante sensación de soledad y vacío.
La razón por la que deseaba tanto este cargo era que iba a ganar un sueldo más elevado e iba a poder llevar más dinero para mi esposa e hijo.
Pero ahora… todo parecía haber perdido sentido.
Cuando regrese a mi casa fría y vacía, me quite mi traje negro y mis zapatos. Me tumbé agotado sobre la cama y como no tenía ganas para nada, simplemente me decidí por dormir.
Fue en ese momento que mi teléfono inteligente empezó a sonar.
Era una llamada.
Pensé en ignorarlo ya que no estaba de humor, pero al reflexionar que podía ser mi ex esposa llamando para decirme algo sobre el niño, me levanté de un salto y corrí a recoger el teléfono para contestar.
Es aquí cuando me llego el "Segundo Gran Golpe".
La llamada venia desde el hospital.
Y al escuchar el anunciado desde el otro lado de la bocina, me quede petrificado.
Mi mente se volvió completamente blanco en ese momento.
Mis pulsaciones se detuvieron y todo a mi alrededor parecía haberse paralizado.
"Señor? Hola, hola, ¿me escucha? ¿Se ha cortado la llamada?"
La voz al otro lado del teléfono se mostró confuso ante el silencio.
No podía hablar.
Mi cuerpo lentamente fue recuperando movilidad, pero mi vi invadido por un escalofrió en todo mi cuerpo.
Mi mano que sostenía el teléfono cerca de mi oreja tembló incontrolablemente y deje caer el teléfono al suelo.
Este era el peor día en mi vida.
Mi…
Mi madre… había fallecido.
**
Fui un mal hijo.
Nunca visitaba a mi madre por estar ocupado.
Seguro ella se sentía sola.
Los ancianos cuando llegan a esa edad, tienden a sentirse abandonados.
El día del funeral estaba lluvioso.
Varios miembros lejanos de la familia que conocían a mi madre llegaron desde lejos al entierro.
Estuve llorando durante todo el entierro.
Mis ojos tenían unas enormes ojeras por no haber dormido.
Por la tarde, cuando el funeral termino y la gente comenzaba a marcharse, una anciana encorvada y con bastón se me acerco. Ella era la hermana lejana de mi madre.
Cuando se detuvo delante de mí, ella alzo su mirada anciana con ojos rojos de lágrimas y…
…
...Me regaño.
"¿¡No tienes vergüenza!? ¡Mi hermana tuvo un hijo tan deshonesto como tú que nunca la ibas a visitar!"
"…"
"No tienes tiempo para visitar a tu madre, pero si para el trabajo. ¿Qué clase de hijo eres? ¡Tu padre estaría decepcionado contigo!"
Ella entre ojos llorosos me regaño durante varios minutos mientras yo lo único que pude hacer es bajar la cabeza y estar en silencio.
Luego de que su respiración se volviera agitada y se tambaleada del enojo, unos primos que estaban cerca corrieron a ayudarla y con miradas complicadas hacia mí, se llevaron a la anciana lejos.
Todos se habían marchado y el único que quedo en el lugar sin moverse fui yo.
Mis manos temblaban mientras mis ojos mostraban un vacío sin emociones.
Ojos sin vida ni esperanza.
Al final, me senté bajo un árbol cercano y en silencio me quedé observando el cielo lluvioso hasta que se hizo completamente de noche.
Muchas cosas pasaban por mi cabeza mientras miraba la brillante luna en el cielo oscuro.
*Ding*
De repente sentí una vibración en mi bolsillo.
Saqué mi teléfono inteligente y vi que tenía varios mensajes acumulados del trabajo.
Sin pensarlo, borre todos los mensajes del trabajo sin mirarlo siquiera.
Borrar, borrar, borrar.
Justo cuando estaba por borrar el último mensaje, me detuve al notar que el remitente era de un numero desconocido.
¿Eh? ¿No es un mensaje de la oficina?
El mensaje era de un numero desconocido que no tenía agentado.
Qué raro.
¿Acaso será un mensaje Spam? Me pregunté.
Abrí el mensaje y lo primero que apareció en la pantalla fue unas letras enormes con un mensaje en grande.
[¿Te gustaría tener una segunda oportunidad?]
¿Qué diablos es esto?
Fruncí el ceño con molestia, este tipo de mensaje spam justo en este momento me resultaba increíblemente molesto y tedioso. Un sentimiento de enojo surgió en mi interior y presione con fuerza la pantalla táctil para denunciar el numero desconocido y bloquearlo.
Maldijo hijo de puta.
¿Segunda oportunidad de qué? ¿Qué diablos les pasa para mandarme este tipo de mensaje justo en este momento tan delicado?
¿¡No tienen tacto ustedes, maldición!?
Ah…
Dejé escapar un pesado suspiro para tranquilizar mi cabeza y volví a el cielo nocturno.
No podía evitar empezar a recordar aquellos momentos de mi infancia en donde todo parecía ser más brillante y feliz.
Vivía en una pequeña y cálida casa junto a mi madre. Mi padre solía estar ocupado con el trabajo, pero siempre tenía tiempo para mí y siempre me enseñaba y me llevaba a parques de diversiones.
Ahora que lo pienso, mi padre era increíble.
Jamás descuido a su familia e hijo.
Siempre estuvo allí.
En comparación a él, yo simplemente….
Soy una completa decepción.
Se me empezaban a empañar los ojos mientras recordaba mi niñez y a mi madre que sonreía cálidamente mientras me alzaba en sus brazos y jugaba conmigo.
Quisiera volver a esa época.
Volver a esa época en donde no era más que un simple niño ingenuo, despreocupado y vivía en alegría junto a mis padres.
Sí, eso es…
Sonriendo con lágrimas en mis ojos, pensé…
… Quisiera tener una segunda oportunidad de rehacer mi vida desde cero.
Reiniciarlo todo y volver a empezar desde el principio.
Mientras tenía esos pensamientos en mi cabeza, lentamente me fue invadiendo el sueño. Mis parpados pesados por no haber dormido comenzaron a perder fuerzas y se fueron cerrando lentamente.
Cuando mi conciencia se sumergió en una profunda oscuridad, lo último que alcance a sentir fue la vibración de mi teléfono inteligente…
…
[… Procesando elección…]
[…Sistema de reencarnación iniciándose…]
[…3…2…1… Reencarnación iniciado…]
*Ding*
[… ¡Felicidades! Por ser el Tercer Usuario en Reencarnar, se le concederá un regalo]
[Regalo sorteo aleatorio iniciado.]
[¡Regalo ganador!]
[Has ganado el…
….
…....
... El Sistema Abominación…]
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«Capítulo 00: Capítulo 00»
Fue durante una noche calurosa de verano cuando un oficinista de 35 años regreso a su departamento con pasos tambaleantes mientras su mirada flageaba y su aliento olía a alcohol. Claramente estaba ebrio. Con la llave en mano, intento abrir la puerta, pero erro la abertura de la llave varis veces. Gruñendo con enojo volvió a intentar meter la llave, y esta vez tuvo éxito.
Abrió la puerta, tiro su maletín de trabajo en el sofá y camino hacia su cama para echarse sin quitarse los zapatos.