No esperaba que llegara a este punto.
El ruido de los soldados batallando con los guardias fuera del palacio enclipsa cualquier otro en el castillo real.
Eventualmente, los rebeldes se abren paso hacia mí, el rey, su fervor no se detiene incluso ante su regente, la audacia de estos seres es incalculable.
Sin embargo, esta rebelión ocurrió debido a mi propia decisión, ya que un rey debería de controlar al reino, no al revés, pero parece que la decisión de acumular todo el poder en una figura no es algo que le guste a los plebeyos o a los nobles. Si solamente hubiera sido más sutil en cuanto a mis intenciones...
A pesar de ello, ¡Yo soy un rey y voy a afrontar las consecuencias de mis acciones! Aunque ello signifique la muert-
"¡ROYD!"
La voz del general de los rebeldes, Mark Gust, interrumpe mis pensamientos al gritar mi nombre, y me llena de ira pensar que tal mono insignificante que nunca había conseguido nada pueda obtenerlo todo al crear una insurgencia en mi contra, de verdad que no puedo más.
"¿!PIENSAS QUE PUEDES SALIRTE CON LA TUYA MARK!?" -Después de dejar salir un poco de mi enfado, creo que ya puedo decir lo que verdaderamente opino al respecto.
"¿De verdad piensas que no serás desechado después de cumplir tu función? ¿En serio piensas que eres digno de ser un rey?" -Al final de mi pregunta, mi cara ya se ha distorsionado en una llena de ira, y mis manos aferrándose al trono como garras, pero nada de ello cambiaría el resultado. Él ignora mis preguntas y avanza.
"¡Hoy será el día en el cuál nuestro rey egoísta será destronado!" -Los soldados celebran mientras el general se acerca hacia mí, la sonrisa en su cara no podría ser más obvia al igual que mi odio hacia alguien tan incompetente dándole un final no solo a mi vida, sino que a mi reinado.
Mark se acerca cada vez más al trono, blandiendo la espada con la cuál planea matarme, ya no puedo sentir ninguna otra emoción más que el miedo hacia mi propia muerte, ¡Pero yo soy un rey y voy a-!
Una espada en mi abdomen interrumpe mi charla motivadora interna, el trono se mancha de sangre y a pesar de tener un arma clavada en mí, extrañamente, ni siquiera siento el dolor, al ver y oír la celebración de Mark y los rebeldes, la única emoción en mi rostro es incredulidad.
En tan solo un par de segundos mi vista detiene su funcionamiento, en un par de segundos más, ya no puedo escuchar a los soldados, y cierro mis ojos.
Cuando abro mis ojos de nuevo, para mi sorpresa, me encuentro en un espacio completamente negro, dónde no hay nada excepto por mí.
Al cabo de unos minutos, antes de acostumbrarme al espacio vacío, el escenario alrededor de mí se distorsiona y se transforma en algo completamente diferente.
Lo que aparece ante mis ojos, es el interior de lo que parece ser un gran palacio, parecido al mío pero mucho más grande, oscuro, elegante y tétrico, diría que fantasmal, incluso.
A su vez, en frente de mí aparece un gran trono, que también podría describirlo como fantasmal, no parece un lugar donde un mero rey de los mortales se siente. Al percatarme de ello, entiendo un poco más de mi situación actual.
Al mismo tiempo, una persona aparece de la nada en el trono, sus ojos brillan con una azul suave, tiene una sonrisa malévola y una arrogancia que palpita a través del mismo palacio.
"Jajajaja" -Consigo, trajo una risa baja, grave y ligeramente burlona, puedo suponer que se ríe de mi situación actual, pensar en ello hace que mi mano se cierre en un puño con ira, pero si es quien creo que es, no me atrevo a decir una palabra en frente de él sin su permiso.
"Supongo que esta es la parte en la que me introduzco" -Pasa de estar relajadamente sentado en su trono a estar parado mientras se presenta.
"¡Soy el dios de la muerte, rey de los espíritus y pecado capital de la arrogancia! ¡Marduck!" -Mientras más cerca del final de la presentación, más alto era su tono. Al confirmarse mis dudas, empiezo a temblar, pero parece que soy incapaz de sudar en nerviosismo, no creo que este sea mi cuerpo físico...
"¿Quieres otra oportunidad? Jajaja" -Un comentario sorprendente, junto con una risa casi idéntica a la anterior, en vez de desvanecerse, su sonrisa se hace más grande. Sin embargo, dudo que la ayuda de un dios sea algo tan fácil de obtener, con el celo fruncido le respondo.
"En ese caso, ¿Cuál sería el precio a pagar?" -Mi nerviosismo no logra ocultar el miedo que le tengo a su respuesta.
"Jejeje" -Esta vez, la risa fue más lenta y sutil, provocando mayor nerviosismo.
"Supongo que conoces el Imperio del Sol. Solo necesito que me hagas un favor en el mundo mortal. Jejeje" Esta vez, su risa me dió un poco de miedo, no me parece que esté en una situación dónde pueda negociar o refutar lo que me pida.
"Por supuesto, no irás solamente para hacer eso, me considero bastante benevolente, te daré una oportunidad para recuperar lo que es tuyo" -La última parte me sorprende, también me hace decidir en tomar esta oportunidad sin miedo.
*suspiro* "Acepto el trato" -Estoy determinado a aprovechar esta oportunidad, igualmente ya tenía algunas cuentas que rendir con el imperio.
"¿Oh? ¿Ni siquiera vas a escuchar lo que voy a pedir que hagas? ¡JAJAJAJAJA!" -Esta vez, su risa envuelve todo el lugar, lo cuál me sorprende en gran medida.
"Me gusta que seas tan obediente, jejeje. Pensaba en darte un solo poder como pequeña ayudita, pero creo que te voy a dar otro porque así soy yo ¡JAJAJA!" -Esta vez su risa fue más corta y menos ruidosa, a pesar de ello, no sé hasta qué punto serán útiles los poderes que menciona, y tengo incluso menos idea de lo que quiere de mí.
"¿Qué te parece si empezamos ya? ¡JAJAJAJA!"
-Esta vez mi sorpresa inunda mi rostro, hasta el punto en el que verbalizo mis dudas.
"¿¡Ahora mismo!?"
"¿Por qué no? ¡Buena suerte! La vas a necesitar..."
Antes de poder responder, me encuentro, de nuevo, en un lugar completamente diferente al anterior. *Suspiro* De verdad tengo que lidiar con esto.