¡Erick Green!
¿Estas consiente de lo que dices?
Es todo lo que puedo escuchar entre las finas paredes de mi mansión. Una voz chillona y aguda que siempre me molesta, que nunca para y que dudo lo haga aunque sea por caridad.
La voz de mi madre puede ser molesta en muchas ocasiones. Pero, quizás en esta, este en toda la razón.
Una esposa e hijos espera ella de mi; pero, estoy demasiado ocupado con el trabajo. Próximamente quiero abrir una empresa de construcción y seguido, un restaurante muy fino en donde sirvan los mejores platillos.
—¡Sería una magnífica idea! — digo para mis adentros, admirando mi creatividad.
Luego de aquella gran idea y de comer el desayuno tan rico que me preparo la cocinera, me dispuse a tomar rumbo hacia mi oficina.
Me subi al auto rápidamente y dispuse mi atención a conducir por mí vía común hacía la compañía. Hoy tenia una junta importante a la que asistirá mi padre y no significa una buena señal para mí como el hijo mayor.
Solo problemas tengo en mi vida, a parte de mujeres, dinero y licor.
Un día igual a todos los demás que eh tenido.
Lo único diferente en mi día a día, es Carla. Cosa que me sorprende pues es una chica muy irritante, poco agraciada podría decirle pero sería mentir y en lo que si puedo acertar es en que la odio.
Su perfección me enloquece, al igual que su resistencia hacia mí. Es como si su odio hacía mi fuera más enorme que la luna.
En veces me preguntaba que rayos hacía para tenerla de enemiga pero, lo fuí entendiendo con el tiempo, al igual que entendí; no se puede ser amigo de tu jefe.
Y como no soy su amigo, no le daré un aventón hacía la oficina. Aunque pase justo al frente de su departamento y crucemos miradas.
Lo bueno de tomar esta ruta, es que puedo ver su elegante cuerpo antes que los morbosos empleados de la compañía. Desde el vestido que lleva puesto, hasta que tipo de ropa interior lleva puesta y si es natural o plástica.
Antes no me importaban estas cosas pero todo se ah vuelto diferente— converso para mi mismo mientras arreglo mi cabello en el espejo retrovisor del auto con el semáforo en stop.
Para mi sorpresa la veo pasar justo frente a mi. Mis ojos se movieron directo a sus caderas y pasaron a su rostro para acabar en sus labios rojos.
¿Es ella realmente? ¿Carla? O quizás se trata de su hermana; no son muy diferentes después de todo.
Me atrevo a silbar para llamar su atención.
—¡Hey! ¿A donde vas?
Ella se frena un momento para verme y cambiar su expresión a una de total desagrado— ¿Yo? Me dirijo a comprar su café, señor Green— respondió con total serenidad pero manteniendo su elegante postura y su cara de pocos amigos.
Pude notar como los demás conductores clavaban su mirada en mi y a la vez en sus curvas.
Ignore el comentario y me dispuse a arrancar con el semáforo en verde. No tarde demasiado en llegar, solo me preguntaba si en el camino algún extraño la había seducido o algo parecido. No la veía por ningún lado en la oficina y no era común, sobre todo después de hacerme comprar aquella horrenda silla que quería.
Pasados no menos de 3 minutos llego con su vestido, si. Pero tenía una gran mancha negra en el, se veía asqueroso y hoy era la junta; no podía llegar luciendo así.
—¿Que diablos te paso? — pregunte con mis ojos bien abiertos y mi enojo por estallar.
Ella guardo un silencio incómodo y se limitó a decir.
—Aqui tiene su café, señor Green.
Realmente me ignoro, puede que no quiera decirme que estuvo teniendo sexo con alguien más.
—¿No me dirás? — pregunto enojado.
Apretó sus labios y al fin soltó.
—Un hombre... Me tiro el café al vestido, solo porque no quería acostarme con el— respondió aun a regañadientes.
—¿Que?
Ella solo bajo la mirada y apretó su vestido con fuerza. Pude notar que sus ojos se llenaban de lágrimas pero no dejo salir ni una de ellas;es realmente fuerte esta mujer.
—Y-yo... — le interrumpí de inmediato, ya habia entendido lo que me dijo y no quería escucharla una vez más.
—¡Te oí!
—P-pero... — la interrumpí nuevamente.
—Ya no necesitas explicarme. Necesito que mi secretaria vuelva a la normalidad, hay una junta en 2 horas y tenemos que buscarte ropa nueva, no iras con esa porquería de vestido— le explique en búsqueda de levantar su ánimo, trataba de decirle que iríamos de compras ¿No es eso lo que les gusta? ¿Comprar hasta morir?
Pude notar que habia acertado, ella quería ir allí y lucir diferente de lo usual. Quizás vestir mis gustos de ropa o algo parecido, no me importaban, de todas formas queria verla con mis gustos puestos.
—Entonces... ¿Iremos de compras? — pregunta un poco angustiada y apretando su cartera— Es que yo... Es que yo no tengo mucho dinero, ni siquiera eh recibido mi sueldo.
—¿Quién te está pidiendo dinero?
—Bueno, yo pago mis atuendos, señor.
Cualquier mujer en su lugar estaría feliz de ir gratis. Pero no, ella no, ella de ofendia de inmediato como si la hubieras insultado.
—Realmente, no te entiendo para nada—. Confieso sutilmente pero no espero una respuesta de su parte.
—¿Señor?
—No eres normal, me parece a mi, no se a tu novio— un momento... ¿Tenía novio? Yo creo que no, es imposible después de todo.
—¿Como? ¿Acaso escuche mal? — me respondió mientras abría los ojos de par en par.
—Solo vamos, no tengo tu tiempo Carla ¡Necesito trabajar, arreglar documentos y tengo una junta que atender!
Ella solo guardo silencio total. No quiso pronunciar ni una sola palabra y estuvo de acuerdo en entrar al auto que tanto odiaba trás ver a un sin fin de mujeres en el, solo para ir a aquel centro comercial en búsqueda de un vestido digno de sus curvas.