Chapter 22 - CAPITULO 22: MI PRIMER HIJO

En ese tiempo, el dinero solo alcanzaba para lo básico.

Mi madre, era el único sostén de la familia.

En este tiempo, empecé a cuidar niños, con mis vecinos.

Se corrió la voz.

Poco a poco, hubo un pequeño ingreso, mas, no era suficiente.

Mi madre empezó a llevar a mi hermana a visitas con el doctor.

Por el embarazo.

Era costoso.

Como era menor, la mayoría de las visitas fueron en el seguro social.

Pero, no cubría el parto.

Conforme llegó el momento en que nació mi sobrino, yo, todavía estaba en sexto de primaria.

Mi hermana en ese entonces, tenía 14 años.

Fue una odisea, un vecino nos hizo el favor de llevarlas al otro lado de la ciudad a un hospital económico por su servicio social.

Mi madre, con ayuda de sus compañeros de trabajo, pudo reunir el costo del parto, con la fortuna de haber recibido ropita para bebe, es que mi sobrino pudo salir vestido del hospital.

Para ninguno fue fácil.

Meses después, mi madre consiguió trabajo en un centro comercial con mejor sueldo.

Mi hermana, al no haber tenido una buena relación con el novio, entró a trabajar a una maquiladora.

Desde los 3 meses de nacido, mi sobrino se convirtió en mi primer hijo.

Al que cuidaba desde la mañana, en este tiempo, me cambie de horario en la escuela, al turno vespertino.

Esto ayudaba a que, mi madre, llegara del trabajo a la escuela a recoger a mi sobrino.

Sí, me lo llegue a llevar a la escuela, dado que, a veces mi hermana no llegaba a tiempo para cuidar a su hijo.

Y es curioso, al preguntarle mi madre a mi hermana, el motivo de su embarazo.

Cualquiera pudo haber pensado que fue por ignorancia, por inmadurez sexual.

Por algún motivo imprudente, propio de su edad.

Lo más impresionante fue la respuesta.

Fue por venganza hacia mi padre.

Lo más irónico era que, a él, ni si quiera le importábamos en lo absoluto.

Ahora estábamos en una crisis.

Tratando de sobrevivir con un miembro más en la familia, un hermoso varoncito.

La vida no era fácil, pero no me quejaba.

En las mañanas, cuidaba niños, también los fines de semana.

Y a mi sobrino, gran parte del día.

En este tiempo, mi hermana que salía a las 3 de la tarde, llegaba cerca de las 10 de la noche, para bañar a su hijo y dormir.

Era nuestra rutina.

Hoy de adulta, creo que, en este tiempo, ella sentía la necesidad de vivir su juventud que se había comido de un bocado, pero, ahora ella ya no debía darse este lujo.

El cual se pudo hacer, a costa de que yo fuera perdiendo parte de mi infancia.

Siempre, todo tiene un costo.

Recuerdo que, hicimos el examen de ingreso a secundaria, no sé si antes o después de la graduación.

Quedamos los dos en el taller de mayor promedio, en contabilidad.

Me sentí muy orgullosa de mi amigo.

Pronto llegó el mes de la graduación.