Faltaban apenas minutos para que fueran las 12 de la noche. Estaban los cazadores parados sobre la techumbre de un edificio más o menos alto. Li había conjurado un hechizo para que los ojos del equipo se agudizaran en la oscuridad. El olor a sangre derramada mezclada con algo bien similar al de Uxor revolcado en el lodo, guio a Kuro a aquel lugar, pero, aun con el hechizo de Li, no se veía nada, ni presa, ni bestia.
-vamos Kuro, muéstranos tu talento- dijo Nía en forma de susurro, si el vampiro estaba cerca, debían ser sigilosos.
De pronto el cabello de Kuro empezó a teñirse de un color tierra, y sus pupilas crecieron como las de un búho.
"debe ser un dragón lechuzo", pensó Am, "una pequeña raza de dragoneantes que habitaban hace mucho tiempo los bosques tenebrosos de Zul Moran, muy pequeños".
-puedo verlo- enteró Kuro al grupo; - está justo ahí, señaló un lugar que parecía una sombra fuera de contexto.
Lo que vieron, gracias el hechizo de Li, horrorizó a las chicas más jóvenes, por una parte, Am no había visto nunca tanta sangre y a una criatura así, y por otra Isz no podía creer el estado de "salvajismo" en que se encontraba su guardián.
Una gran melena púrpura ocultaba el rostro y la espalda del vampiro, sus piernas y brazos estaban cubiertos por un tupido pelo pardo, y por donde debían estar sus fauces, caían chorros de sangre, no la de él, sino de la pobre mujer que estaba con el cuello desgarrado en el suelo.
-maldita bestia- gritó Nía encolerizada. Zaharzim movió rápidamente la cabeza mostrando su rostro, sus dientes abiertos eran los de un tiburón, el resto de sus facciones, no parecieron ser tan desagradables como Am esperaba, su piel era del color de la nieve, sus ojos anaranjados tenían una forma parecida a los de Li y su nariz era gruesa en el tabique, pero no grande, era esa especie de sonrisa desquiciada, esos miles de dientes de sierra los que en verdad aterraban.
-Es, mi, turno- pronunció Ur'Gal algo ofuscado por la cólera de Onova, había estropeado parte del plan. Dibujo con su dedo índice una clave mágica sobre su cabeza y de pronto, primero lento, luego torrencialmente, una espesa lluvia de granizo cayó sobre las calles adoquinadas del distrito comercial 21 de Ciudad Foro.
En cosa de segundos se formó una piscina sostenida por la magia Arcana de Li y Fary, Zaharzim se hundió en el agua helada antes de que pudiera ni siquiera soltar a su presa. Acto seguido, Nía se tiró con gracia a la piscina, era profunda, "perfecto", pensó. Lo que no se pudo imaginar era que con comodidad el vampiro se encontraba aguantando la respiración, había soltado a la mujer para fijar su perturbadora mirada en la amazona.
Las sirenas, les llamaban a las hermanas Onova, no necesitaban respirar bajo el agua, sellos mágicos aplicados desde su nacimiento les permitían conjurar oxígeno directamente a sus pulmones, de haber estado en el agua, Izhtar no habría muerto.
-vuelves- pronunció Zaharzim, a pesar de estar sumergido podía hablar, no con cordura, pero si con comodidad.
-te mataré, ¡monstruo! - gritó Nía de la misma manera misteriosa que hablaba el vampiro.
Pareció un torpedo que se disparó directamente a la bestia, Nía propinó con todas sus fuerzas un rodillazo que le quitó el aire a Zaharzim, y sin titubearan desenvainó su espada cortándole el pecho, pudo haberlo partido en dos, pero el vampiro fue rápido y logró impulsarse hacia atrás. Onova no se detuvo, invistió una y otra vez al vampiro desde todas las direcciones, era efectivamente, una sirena bajo el agua.
"Moriré" debió pensar Zaharzim, ya que lleno de cortés decidió nadar tan rápido como pudo hasta la orilla de la piscina, lo logró, pero se vio detenido por el muro arcano, de pronto sintió como la espada de la amazona, lo cruzaba desde la espalda y salía por su pecho.
-lo logré- pensó Nía antes de que el terror la abrumara.
El demonio pareció ser envuelto por una especie de pompa blanca, a pesar de que los sentidos de la mujer eran más agudos bajo el agua, no pudo reaccionar cuando eyectado hacia arriba el vampiro se escapó de su vista. Le siguió, parándose sobre el agua con un hechizo de alto nivel, miró en hacía a los lados, no estaba.
- ¡Arriba! - le alertó Am, aterrada por los que sus ojos veían. Una sensación similar inundó a todos los presentes, incluso a los que ya había visto combatir a Zaharzim.
¡Alas!, gritó Onova mientras un escalofrío cruzó su espalda.
Estaba suspendido el aire, mientras dos alas se agitaban desde su espalda, Zaharzim rio, mientras la espada de Nía aún lo cruzaba de un lado al otro.
-he sido ungido por Dios- rio con fuerza; - ya que el demonio me ha abandonado, ¡él!, quien juró protegerme y yo quise como un padre-.
"Zaharzim" susurró Isz desde lo lejos, en ese momento Am sintió pena por la hija de Gar'Dal.
- ¡Toma! - le gritó Kuro a Nía, lanzando su espada, mucho más tosca que la que había perdido la amazona.
- ¡gracias! - le respondió Onova, volviendo a sonreír; - crees que volando te puedes escapar de mi-.
-Ríndete, ya no tengo Sed, ya la sacié, aún tengo más poder, y si lo libero, no podré detenerme-.
-entonces no te detengas- como por acción de una bomba, el agua explotó a los pies de Nía, propulsándola en un torbellino hacia Zaharzim, no pudo reaccionar, esta vez clavó la espada de Kuro en el corazón del vampiro, un grito ahogado salió de la boca del demonio, que se precipitó a la piscina; - ahora ya estás muerto-.
- ¡Zaharzim! - gritó Isz, cayendo de rodillas, en un llanto desconsolado.
Fary agacho la cabeza rompiendo su parte del hechizo, lo que ofusco a la arcanista que también deshizo el conjuro, esparciéndose el agua por las calles.
Todos salieron asustados de sus casas, gracias al conjuro no habían recibido daño sus hogares. Miraron atónitos lo que había en el suelo, una mujer clavando una espada en el suelo y un montón de plumas blancas alrededor.