Me presento, soy un chico de 10 años, estoy aquí jugando con mi amiga. Una niña de la misma edad con un cabello corto de color morado.
Este es uno de los momentos más felices de mi vida, es de las pocas veces que puedo jugar a su lado, y no es que tenga una mala vida con mis padres. Pero el hecho de siquiera poder pasar tiempo al lado de una buena amiga es razón suficiente para hacer que me emocione.
De cualquier forma, ella siempre se ve tan feliz a mi lado. No me extraña y ver esa sonrisa en su rostro, es una de las cosas que sinceramente amo, no, no la amo a ella, no obstante, su reír es algo que hace que mi corazón palpite con emoción.
- ¡Vamos! No puedes alcanzarme si corres de esa manera tan lenta.
- ¡Ya verás quien es la lenta aquí!
Ambos estamos jugando a las atrapadas, no es mi juego favorito, y te preguntarás el porqué. Una razón bastante fácil, ella siempre me gana cuando se trata de correr, no sé si los dioses la bendijeron con eso o simplemente es una superdotada en deportes.
No me dejaré derrotar tan fácilmente por ella, no cuando siempre se burla de mí por esto. Mis piernas comienzan a moverse aún más rápido, duelen y queman, mis músculos están siendo forzados. Extiendo mi mano para atraparla finalmente, pero ella me esquiva, todo el cansancio hace que mis piernas cedan y termino rodando varias veces en el césped.
«No me extrañaría si me dicen que me rompí algo de esta forma»
Oigo pasos acercándose con ligereza, definitivamente es ella. Yo estoy boca arriba en el suelo con una mirada patética por no haber sido capaz de alcanzarla.
Su mirada expresa algo de preocupación por el precipitado "Accidente" que acabo de sufrir. No obstante se alivia al instante en el que ve que no me ha pasado nada grave. Me encuentro perfectamente bien, aunque un poco sucio probablemente.
No sé cómo sentirme al respecto con el hecho de que mi amiga la cual se supone es mala en deportes me está dando una paliza a la hora de correr. Simplemente, soy algo patético, sin embargo, no debo quitarle el mérito tampoco, siempre se ha destacado en su escuela por ser tan buena en deportes que requieren el correr.
- No me ha pasado nada tonta, quita esa mirada que da miedo de tu rostro.
- En primera, no tendría esta mirada si tú no corrieras peligro de matarte solo, tonto.
Me da un pequeño golpe en la cabeza, aunque no puedo quejarme, es muy tierna cuando quiere. Ah, realmente me gustaría ser capaz de casarme con ella algún día.
Es de esas cosas que de un momento a otro te hacen cambiar de opinión.
- Descansemos un rato por favor Yuki.
- Está bien, la ganadora aceptará tu petición.
Esas palabras duelen en mi orgullo, pero no le digo nada, ahora que lo pienso, nunca le he preguntado al respecto sobre que quiere ser cuando sea mayor. Es una cosa bastante importante, me preocuparía si mi mejor amiga quiere seguir unos malos pasos. Por eso, yo, como su mejor amigo le aconsejaré en dado caso.
- ¿Qué quieres ser cuando seas mayor?
- ¿Eh, a que viene eso tan de pronto?
- Bueno, ya sabes, hay que planificar lo que nos gustaría ser en un futuro.
Explico con cierto entusiasmo, ella lleva su mano a su barbilla y se queda reflexionando con una expresión bastante seria en su rostro.
- Quiero ser una doctora.
Wow, no puedo decir que no me sorprenda, un sueño como ese debe ser genial, además, puedo verla como mi doctora personal. Sinceramente, debo aplaudirla, he escuchado por parte de mis padres que algo como eso ha de ser muy difícil.
- ¿Y tú, que quieres ser cuando seas mayor?
Me saca de mi línea de pensamiento con esa pregunta, ahora que lo pienso bien, nunca me puse a pensar en eso. Pero si ella quiere ayudar a las personas, yo también quiero hacer eso deteniendo a las malas personas, por lo que contesto sin vacilar y haciendo una sonrisa que intenta ser genial.
- Por supuesto que un policía.
- Wao, genial.
Ella me aplaude con un rostro sorprendido, en esencia nuestras dos aspiraciones son iguales.
Estar debajo de este árbol es tan cómodo, aun recuerdo cuando nos conocimos.
Éramos dos niños de 4 años, mamá y papá habían tenido a mi hermana pequeña por ese tiempo y me dejaban salir a jugar por aquí cerca siempre con vigilancia. En una de esas terminé en este lugar, una especie de mini patio tan bien cuidado que no da la sensación de abandonado.
Una niña algo llorona estaba en el suelo arrodillado, cuando me acerqué por mi mera inocencia para preguntar, ella se había extraviado, pero para su suerte solo estaba a unos pasos de su casa.
Ya han pasado 6 años desde entonces y seguimos reuniéndonos aquí, es simplemente lo mejor del mundo. Aunque desde hace unos momentos siento una molestia que no desaparece, es como un agujero en mi pecho que no me permite disfrutar del todo, no, sería mejor decir que disfruto tanto esto que se siente muy vacío dentro de mí.
Y, como si todos mis malos presentimientos se hicieran realidad, el árbol detrás de nosotros colapsa, diablos. Ya debe ser muy viejo para que haya pasado eso.
- ¿Estás bien Yuuki?
Preguntó mirando a un lado mío, no obstante no hay nadie, no, ni siquiera estoy en el mismo lugar, todo es de un color rosa que me enferma un poco. Comienzo a caminar llamando a Yuuki, no sé dónde se haya metido, pero definitivamente debo encontrarla.
- ¡YUUKI!
Grito con todas mis fuerzas, sin embargo, cuando salgo de ese mini patio, no veo casas, ni vehículos, tampoco calles, solo una llanura sin más. Pero con un pequeño montículo con un árbol de cerezos en la mitad.
- ¿Qué es esto?
Comienzo a correr hacia el sitio, mis piernas que no deberían ser capaces de permitirme hacerlo, lo hacen, como si nunca hubiera corrido con Yuuki. A la par que me acerco al punto, me percato de que esto no es más que un sueño.
Y en el montículo está ella, una chica de cabello, ojos y vestimenta de colores morados.
Esta no es Yuuki, Yuuki tiene el cabello corto, Yuuki es una niña de 10 años, ella es una chica de secundaria. Pero el mayor rasgo diferente entre las dos es...
Que definitivamente Yuuki no lleva armadura, una que no pertenece a las del pasado, no obstante que se parecen. Es más como las que verías en las novelas de fantasía. Pero en cuanto nuestras miradas se cruzan comienzo a recordar todo.
Claro, no voy a encontrar a Yuuki, porque ella sencillamente está muerta.
Recuerdo bien los hechos.
Fue un día de lluvia, no fui a la escuela porque me sentía mal, y Yuuki siempre venía conmigo.
Ese día volvió sola a casa bajo la fría lluvia, sus padres parecieron haberse olvidado de eso, y, tuvo el peor destino que podría tener una niña de su edad. Raptada, violada, golpeada y quemada.
Así fue lo que mis padres me contaron, era muy pequeño para entender en ese entonces lo grave del asunto.
Únicamente sabía... que, sin poder despedirme de ella, la perdí, perdí a la única amiga que tuve.
Lloré, lloré demasiado, creo mis lágrimas ya no salían porque las agoté. Me desquité con la pared, pero nada más me logré lastimar.
En su funeral, deseaba que todo fuera una broma, deseaba que ella saliera de ese cajón y dijera que todo había sido una farsa, deseaba poder jugar bajo ese árbol donde nos conocimos una vez más... pero, sobre todo. Deseaba poder decirle que me gustaba.