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Chapter 6 - Autoproclamada amiga

— ¡Realmente hemos llegado! — Kana alza la voz por un momento, ella parece un poco conmocionada, después de todo estamos aquí sin prácticamente ningún esfuerzo de nuestra parte.

Dos guardias custodian una enorme puerta de madera que separa la ciudad del exterior, uno de ellos detiene a todos en la entrada, parece ser que debemos tener una autorización para poder pasar, un anciano de la primera carreta le da un trozo de papel al guardia el cual luego de revisarlo detenidamente da su respuesta.

— ... Bien, pueden pasar — el Guardia hace un gesto con su mano derecha a su compañero, el cual da la órden de comenzar a mover esa pesada puerta de madera oscura desde el interior para dejarnos pasar.

Supongo que ahora iremos a la posada que nos habló Guido, finalmente podré descansar de este agotador día de viaje, después de todo llevamos muchas horas sin detenernos y creo que necesito estirarme un poco.

— ¡Wow! ¿Ahí es donde nos quedaremos? ¡Es como una mansión! — mi pequeña hermana alzó la voz repentinamente al ver la estructura que señaló Guido.

Es cierto que es bastante grande, sin embargo tampoco lo suficiente como para considerarse una mansión, además el lugar se ve bastante viejo y corrido por el paso del tiempo.

Al llegar a la entrada, todos comenzaron a bajarse de sus respectivas caravanas y se dirigieron a la nuestra para recoger sus pertenencias mientras nosotros nos apartamos a un lado para no estorbar, luego de vaciarla se dirigieron a la entrada de la posada a excepción de Guido y otros 4 hombres.

— Oye Guido, ¿adonde van? — le dije mientras veo como se sube nuevamente a la carrera y se prepara para conducirla, proceso que repiten esos 4 hombres a sus respectivas carretas.

— Ah, vamos a llevar a los caballos al establo y las carretas al almacén, ¿quieren acompañarnos? De todas formas deberán esperar a que regrese para dejarles una habitación.

— De acuerdo, iremos contigo. — Dije mientras nos subimos con el.

— La ciudad es demasiado silenciosa a esta hora, incluso podría parecer una ciudad fantasma de las que leí en libros — comenta Kana mientras se muestra a si misma un poco asustada.

— Por supuesto, ya es demasiado tarde por lo que todos deben estar durmiendo — le explicó uno de los conductores que casualmente la escuchó.

Guido y los demás guardaron las carretas en el almacén y llevaron a los caballos al establo como esperábamos, por lo que nos preparamos para regresar, pero a mitad del camino de regreso:

— ¡Hay un hombre muy extraño allí! — Kana grita asustada por algo mientras muy temblorosa observa un callejón a mitad del camino de regreso.

— Shh, Kana no grites, despertarás a todos en la ciudad — la reprendí casi inmediatamente.

— ¡P-pero había un hombre de aspecto muy extraño en ese lugar! — ella replica mientras señala el callejón al cual ella miraba previamente, mas cuando miré no logré ver a nadie, decidí no darle mucha importancia a eso, esta zona se ve completamente vacía a excepción de dos borrachos que dormían plácidamente a un lado de la calle, quien sabe quién podría estar despierto de madrugada, pero tampoco creo que nos deba importar algo así.

— No te preocupes, seguro es algún vagabundo que simplemente se encuentra despierto ahora, así que no le des importancia a ello — le explica Guido suavemente tratando de calmarla.

— ¡No lo era! Llevaba una ropa negra que nunca antes había visto, además sentí un aura muy siniestra proveniente de él y miró a mi hermana de forma muy extraña, ¡estoy segura de haberlo visto en ese lugar!

Todos los que escucharon sus palabras se miraron entre ellos y al lugar previamente mencionado sin poder hallar a nadie en ese lugar, por lo que ninguno de nosotros le dio más importancia al asunto y regresamos a la posada a pesar de las réplicas desesperadas de Kana, después de todo no creo que sea tan importante.

* * *

Finalmente entramos a al lugar donde viviremos por unos días.

— Esta es la posada "El gato sonriente", ustedes deben ser los últimos que vienen del pueblo de Windtown.

Nos recibe una mujer realmente hermosa y muy elegante, aspectos que no combinaban para nada con una actitud inexpresiva, tan fría como el hielo con la que nos recibió.

Guido se acerca a esa mujer la cual me atrevo a decir que es dueña del local, y comienzan una pequeña plática donde sólo participaron ellos dos.

— De acuerdo, nos queda una habitación vacía, por favor Elizbeth, escóltalas a la habitación 7 — la mujer indicó tan inexpresiva al punto de parecer un  maniquí muy bien adornado y colocado enmedio de la recepción donde apenas movía sus rojos labios para hablar.

— ¡Hola!, me llamo Elizbeth, pero pueden llamarme Liz, ¡encantada de conocerlas! — muy enérgicamente se dirigió a nosotras una joven de cabello corto, azul, casi violeta y una extraña boina negra en su cabeza, además lleva un uniforme de camarera el cual diría que se ve un poco revelador, aunque no lo suficiente como para dejar descubierta demasiada piel.

— Elizbeth, compórtate — la señora le reprende sin mostrar un ápice de sentimientos, siquiera pude definir si se encuentra molesta o no.

— Lo siento mi señora, por favor síganme, las llevaré hacia su habitación — La chica que podría fácilmente tener la misma edad que yo en mi cuerpo actual, se dirige a nosotros sumisamente y sin decir nada más nos lleva hacia una puerta al final de un largo pasillo.

— Esta es vuestra habitación, por favor si necesitan algo solo díganlo, la recepción estará encantada de atenderlos, o eso diría normalmente, pero la verdad es que es realmente difícil que alguien los atienda allí, así que si necesitan cualquier cosa búsquenme, las ayudaré en lo que necesiten. — declaró recobrando un poco de esa energía que tenía anteriormente.

— De acuerdo, muchas gracias — le respondo mientras me inclino levemente en gesto de respeto por su cortesía a lo que ella me mira un poco extrañada, supongo que las costumbres en este lugar son diferentes a mi antiguo mundo, por lo que le sonreí de la misma manera que había hecho hasta ahora, ella al ver mi segundo intento para agradecerla me devuelve una linda sonrisa como respuesta y se marcha sin decir nada más.

Al abrir la puerta nos encontramos con una muy pequeña habitación, donde apenas había espacio para dos camas personales, una pequeña mesa colocada entre ellas y otra mesa cuadrada solo un poco más grande al lado de la puerta, sobre la cual hay un porta velas con su respectiva vela actualmente encendida, cosa que me sorprendió ya que se supone que no nos esperaban a nosotras.

— Vaya, la habitación es un poco pequeña — comenté un poco decepcionado por ello.

— ¡Está muy bien, Incluso tiene dos camas!, debe haberle costado bastante a Guido — expresó Kana casi inmediatamente.

— ¿Es realmente cara una habitación como esta? —pregunto mientras la observo mejor.

— Definitivamente, normalmente una habitación como esta con dos camas costaría alrededor de 20 monedas de cobre por noche.

— Ya veo — dije sin entender realmente que valor tienen esas monedas de cobre, pero si 20 de ellas son bastante caras entonces deben ser de gran valor.

— Por cierto, podrías contarme un poco acerca del dinero de este mundo — le pregunto mientras me siento a su lado en una de las camas

— ¡Por supuesto!.

— El Imperio de Myria actualmente utiliza 4 tipos de monedas con diferente valor cada una, las de menor valor son las monedas de cobre, luego le siguen las monedas de plata cada una con un valor de 100 monedas de cobre, las monedas doradas son, con un valor equivalente a 100 monedas de plata, imposibles de conseguir para muchas personas por lo que mayormente las utilizan los comerciantes más pudientes y la alta clase social. — continuó.

— Entiendo, ¿y el último tipo de moneda? — pregunto nuevamente percatándome de que sólo mencionó tres de ellas, faltando una.

— Bueno, oficialmente hay cuatro, pero el último tipo de moneda solo la poseen los gobernantes por ser de extremo valor, por ello casi nadie sabe realmente cómo son, según escuché, una sola de estas equivalen a 100 monedas doradas.

— Eso es mucho, una sola moneda de esas debe de equivaler a un millón de monedas de cobre, ¿qué podría costar tanto?.

— No lo sé, solo lo escuché por casualidad de un comerciante el cual lo sabe por el duque de esta ciudad, tampoco sé con certeza si realmente existen ya que casi nadie sabe de ellas.

— Entiendo, mañana debemos buscar lo necesario para partir hacia la capital y así buscar a tus padres, así que descansemos por ahora — me despido dirigiéndome hacia la otra cama para dormir en ella.

— Mis padres, ya no quiero ir... — creí haber escuchado la voz de Kana una vez más, sin embargo cuando me giré hacia ella ya se había quedado completamente dormida.

Yo, luego de dejarla junto a sus padres, debo seguir con mi objetivo, debo buscar una forma de traerla a este mundo, a mi amada Arisa.

En este mundo de magia debe existir alguna forma de lograrlo y no me detendré hasta conseguirlo, por ahora seguiré aprendiendo todo lo que pueda hasta conseguir cumplir ese objetivo y por lo tanto la promesa que hice.

* * *

— ¡Buenos días hermana, ya despierta! — otra vez Kana amanece tan enérgicamente, desearía que me dejara dormir un poco más, tan sólo un poco más.

— Hermana tengo mucha hambre — indica mientras se escuchan gruñidos provenientes de su estómago,

¡Cierto!, mi cuerpo actual ya no necesita comer por lo que no siento hambre, por otro lado Kana si siente esa necesidad por lo que debería llevarla a comer algo.

— En ese caso busquemos donde comer, yo también siento un poco de hambre — le dije mientras abro la puerta, sin saber que del otro lado se encontraba alguien que en ese momento pasaba por allí.

Alguien que sin querer golpee  al abrir la puerta.

— Auch, cuidado... — un niño de unos 16 años se encuentra sentado justo enfrente de mi, por un momento empezó a quejarse del golpe que recibió de mi parte por error, pero por alguna razón al percatarse de mi presencia dejó de hacerlo.

— Oh, lo siento mucho, no me di cuenta que estabas allí — me disculpo mientras le ayudo a levantarse.

— Eh, n-no y-yo lo siento mucho — comenzó a comportarse nerviosamente y con el rostro muy enrojecido, talvez haya sido por el golpe.

— Fue mi culpa, yo fui quien no miró cuando empujé la puerta, así que soy quien debe disculparse — le repliqué mientras compruebo que no se haya lastimado demasiado.

— E-está bien, yo lo estoy así que no pasa nada, ja ja — responde un poco más calmado pero igual de colorado.

— ¿Seguro estás bien? Estás muy rojo — por alguna razón creo que he visto algo así antes.

— S-si, todo está bien, ah, llego tarde, ¡lo siento pero debo irme ahora! — el chico rápidamente cubre su cara con sus manos y comienza a correr hacia algún lugar sin siquiera despedirse, realmente siento como un deja-vú sobre esto.

— Ya estoy lista, ¿vamos?

— Ah Kana, cierto debemos averiguar sobre algún lugar donde comer algo, quizá debí preguntarle a aquel chico antes de que se fuera.

— ¿Un chico?

— Ah, no es nada así que no te preocupes.

— está bien...

De pronto, alguien que conocimos hace muy poco se acerca a nosotros por detrás.

— ¡Buenos días! ¿Han descansado bien?

— Oh, Buenos días a ti también Elizbeth — devolví el saludo.

— Les dije que podían llamarme Liz, creo que Elizbeth suena demasiado formal para mis amigas — explicó con una sonrisa, sin embargo ¿en qué momento acepté ese nivel de relación? nosotros no la conocemos ni ella nos conoce a nosotros, aún así ella decidió llamarnos de esa manera, realmente no la entiendo, aunque por alguna razón me agrada su forma de ser.

— De acuerdo Liz, por cierto puedes indicarnos donde podemos comer algo porque tenemos un poco de hambre — le pregunto mientras señalo a mi afligida hermana menor.

— ¡por supuesto! Casualmente también me dirigía hacia el comedor para merendar, así que ¡vayamos juntas!

— ¡Perfecto, muchas gracias!

Kana y yo le seguimos hasta llegar a un salón relativamente grande con mesas bien ordenadas y colocadas paralelamente entre sí, mientras que en un lateral de la habitación hay dos personas sirviendo los alimentos a todo aquel que se acerca a ellos con una bandeja o plato.

— Bien, gracias nuevamente por tu ayuda — le dije a nuestra nueva amiga mientras recojo mi plato en el cual ahora se encuentra un simple pan frío que parece llevar varios días de haberse horneado, junto a un vaso lleno de un líquido amarillento, el cual ellas llamaron 'pikarea' o algo así.

— No hay problema, ya que somos amigas — declara mientras nos sentamos en una de las mesas del fondo

— Entonces, ¿pueden contarme que sucedió en su aldea? — pregunta intrigada.

Kana por su parte decide contarle todo lo que sabe y la razón por la que todos tuvieron que huir.

— ¡Vaya! Eso es terrible, ¿han avisado al duque sobre eso? Seguro él puede ayudarlos a recuperar su hogar — expresa Liz con intranquilidad.

— Alguno de ellos debería estar encargándose de ese tema, pero aunque logren convencerlos de hacer algo, por los continuos ataques a toda la zona les será imposible que puedan mantener la aldea protegida por mucho tiempo, es por eso que si envían soldados a protegerla todo terminará en más víctimas y será en vano — explica Kana mientras termina con su merienda, aveces ella muestra un lado mucho más maduro del que acostumbra.

— No lo entiendo del todo, aunque eso me hace feliz ya que significa que ambas se quedarán a vivir aquí y podremos divertirnos juntas, ¡justo como dijo ella! — enuncia Liz con una genuina sonrisa en su rostro.

Al escucharla Kana y yo nos miramos mutuamente, sabiendo que debíamos aclararle esta pequeña confusión.

— Este, lo siento mucho, pero sólo nos quedaremos en este lugar por unos días, debemos ir hacia la capital y por ello no nos quedaremos mucho tiempo — tuve que explicarle, aunque anteriormente ella dijo algo que me desconcertó un poco, ¿a quien se referirá con "ella"?, será mejor que le pregunte luego.

— Oh, creí que se quedarían aquí junto a los demás que vinieron de esa aldea, yo lo siento mucho, quizá me precipité un poco al creer que sería así — parece afligida por mi respuesta.

— No te preocupes, aunque no nos veamos en un tiempo seguiremos siendo amigas, ¿verdad hermana?

—  S-si por supuesto — respondí.

— Muchas gracias, aún así cuando se vayan no tendré a nadie más con quien hablar.

— ¿Y los demás trabajadores de esta posada? — pregunté tratando de encontrar una solución a su problema.

— B-bueno ellos, no quieren acercarse a mi... — dijo con voz baja mientras observa su plato ya vacío.

— ¿Porqué es eso, acaso no son compañeros? — pregunto nuevamente mientras termino de comer mi pan.

— Si, precisamente por eso, ellos ya conocen lo que soy...

— ¿Lo que eres? — pregunta Kana tan confundida como yo.

— Si, pero mejor olvíden lo que he dicho por ahora, ya que estarán muy poco tiempo en esta ciudad me gustaría mostrarles algo, allí les diré lo que quieran saber, ¡seguro les gustará ese lugar! — asegura mientras intenta hacernos creer con una sonrisa que no pasa nada, sin embargo definitivamente se nota su pesar.

— ¡Está bien! , sin embargo hermana, ¿no vas a tomarte eso o si? — Kana me pregunta mientras observa atentamente el vaso lleno de ese líquido amarillo el cual previamente no me atreví a tocar.

— Ya no tengo hambre, así que si lo quieres es tuyo — respondí.

Tampoco pienso beber esa cosa sospechosa, Kana por otro lado parece gustarle mucho ya que se lo bebió rápidamente y sin parpadear, ahora siento curiosidad por ese jugo por lo que quizá debí haberlo probado, talvez para la próxima.

Cuando terminamos, comenzamos a seguir a Liz por parte de la ciudad hasta llegar al extremo este, donde esta limitado por la enorme muralla que rodea toda la ciudad.

— Es por aquí, síganme — nos susurra mientras señala unas escaleras las cuales llevan a la superficie de la muralla.

Al llegar a la cima pude sentirlo, una brisa muy agradable pasaba imperturbable por todo el lugar, desde allí se podía ver casi toda la ciudad junto a cada persona que caminaba por ella, mientras que al lado opuesto se podía ver un enorme prado verde, mucho más lejos en la misma dirección se podía divisar una punta blanca que sobresale en el horizonte, no era nada más que una montaña cubierta de nieve, sin embargo esta le daba cierto encanto al paisaje que ante mis ojos se mostraba.

— Este es mi lugar favorito, por alguna razón es muy relajante estar aquí, tanto que me hace querer pasar muchas horas sentada aquí, observando tranquilamente como el tiempo se va para no volver — expresa Liz mientras se inclina al lado mio para observar lo mismo que yo observo.

— Quizá no deberíamos estar aquí, ¿que tal si regresamos, eh hermana? — Kana por otro lado parece tenerle mucho miedo a las alturas, por lo que se aferró a mi fuertemente mientras hace pucheros para regresar.

— Yo, en cuanto a la pregunta que realizaron... — dijo mientras se comienza a quitar esa especie de boina de la cabeza.

— Esas son ¿orejas de gato? — no pude evitar comentar, eso definitivamente me sorprendió, aunque por alguna razón no lo suficiente como para escandalizarme.

—¿Eh? S-si, supongo — respondió avergonzada.

— ¿¡Eres una Semi-humana!? — Kana gritó a la par de sorprendida que yo.

— Si, es por eso que nadie en la posada me habla, después de todo saben que soy una esclava — lamentó.

— ¿Esclava? — pregunté un poco confundido.

— Cierto hermana, tu no recuerdas nada así que te lo explicaré: Se cree que hace muchos siglos, en el principio del mundo solo existían humanos y animales quienes fueron creados por los mismos dioses, ese era un mundo perfecto sin guerras ni explotación, en ese momento todo era armónico y solo se respiraba felicidad, sin embargo en algún punto de esa increíble época surgió un humano que lo cambió todo, ese humano era diferente a los demás ya que anhelaba ser un dios, el creía que lo era, por ello usó magia tabú y comenzó a experimentar con animales y plantas, su investigación fue ciertamente exitosa por lo que él estaba muy feliz, el creó muchos nuevos tipos de animales e incluso plantas, pero eso no era suficiente, hubo un punto en que no pudo seguir avanzando en sus experimentos con animales y plantas, por lo que decidió que era el momento de comenzar a experimentar con humanos.

— Así es, se dice que ese hombre raptó a muchos humanos para sus experimentos de fusión con animales, plantas y magia, muchos de ellos fallaron por lo tanto fue agonizante y doloroso para esas personas que usó para su abominable investigación, él imbulló esos cuerpos con gran cantidad de magia y los convirtió en demonios sedientos de poder. Muchos de sus experimentos fallidos se convirtieron en los monstruos sin inteligencia que actualmente atacan y matan a los humanos, los únicos experimentos que lograron reprimir esos impulsos asesinos fuimos nosotros los semi-humanos y unas criaturas misteriosas llamadas elfos, de los cuales se conoce muy poco. — Liz continuó la explicación que Kana había comenzado.

— Exactamente, es por ello que muchos humanos aborrecen a los semi-humanos como ella y los usan como esclavos mientras que otros les tratan como simples animales — explica Kana.

— Si, por esa razón todos los que saben que soy dejan de hablarme o me tratan agresivamente

— Por otro lado la señora, quien me compró a unos esclavistas cuando era muy pequeña, nunca me ha prohibido nada, por esa razón a pesar de ser esclava no llevo el indicador ni tampoco me prohíbe salir, todo con la condición de nunca mostrarle a nadie mi verdadero ser — continuó.

— Ahora entiendo, aún así, ¿porqué decidiste mostrarnos ese secreto si prometiste no hacerlo? — pregunté intrigado.

— B-bueno, la anciana de vuestra aldea me dijo que podía confiar en vosotras, además me prometió que ustedes serían mis nuevas compañeras si lograba contarles esto en privado — responde Liz mientras observa nuestra próxima reacción.

— Ya veo, esa señora... muchos del pueblo dicen que ella es adivina, después de todo fue quien predijo muchas cosas que pasarían en la aldea, además insistió en que todos abandonaran cuanto antes la aldea ya que los monstruos iban a organizar otro ataque mucho más devastador que el primero el cual acabaría con todos — responde Kana mientras observa el suelo pensativa.

— De acuerdo, suena complicado pero si ella puede ver el futuro significa que todos estaremos a salvo siempre y cuando avise a tiempo para una evacuación, pero... — antes de terminar de hablar, escucho una voz fácilmente reconocible debido a su misteriosa procedencia.

— Advertencia: Se detecta una gran concentración de unidades hostiles a un kilómetro de distancia dirección este, las cuales se dirigen directamente hacia su posición — escuché de Riku casi al mismo tiempo que una bandada de aves sobrevolando nuestras cabezas, ¿A qué se refiere con eso?

Con cuidado me acerco al otro extremo de la muralla mientras Kana y Liz comienzan a debatir sobre algo, sin embargo lo que vi en ese momento fue desconcertante, tanto así que con voz temblorosa llamé a aquellas dos con la esperanza de que mis ojos sólo esten viendo un espejismo o una ilusión.

— N-no puede ser, ¡es imposible! — ambas arrojan la misma frase a la vez, mostrando cuan impactadas se encontraban.

A sólo un kilómetro de nosotros se puede ver un enorme ejército de monstruos marchando lenta, pero constantemente hacia esta ciudad.

— Advertencia: se han detectado 9.479 Goblins de nivel inferior, 9 goblins gigantes y un ser "sin identificar", tiempo estimado de llegada: una hora...