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Chapter 2 - Los niños asesinos que secuestraron y mutilaron al pequeño James

*Nota*

Con diez años, Robert Thompson y Jon Venables asesinaron a un niño de dos

Se cumplen 26 años del crimen que conmocionó a medio mundo

El documental 'Detainment', nominado en los Óscar 2019, está basado en sus declaraciones.

el 12 de febrero de 1993 cuando dos niños de diez años secuestraron al pequeño James Bulger de apenas dos para, posteriormente, asesinarlo sin piedad. La sociedad británica recibió la noticia con gran conmoción, más aún cuando se desveló la identidad de los verdugos. Se buscaron todas las explicaciones posibles para entender la monstruosidad que Robert Thompson y Jon Venables acababan de cometer.

¿Problemas familiares? ¿Todo se debía a un juego? Nada evitó que se les condenase a permanecer en prisión hasta la mayoría de edad. Sin embargo, una vez cumplida la pena, se desató de nuevo la polémica. ¿Quién podía asegurar a los ciudadanos que ya no eran un riesgo para la sociedad?

*Dos vidas idénticas*

Robert Thompson y Jon Venables se unieron en la infancia a raíz de los problemas familiares que vivían por separado. Ambos encontraron en el otro la comprensión y el respaldo que necesitaban. Los dos nacieron en la ciudad inglesa de Liverpool. Jon lo hizo el 13 de agosto de 1982, y Robert, diez días más tarde. De nuevo tenían algo en común.

La vida de los dos niños era un drama real. Violencia familiar, hermanos con problemas de aprendizaje, adicciones al alcohol, abandonos y divorcios eran comunes en las vidas de ambos. Sufrieron maltrato físico y psicológico por parte de sus progenitores y, cuando se conocieron, estaban aislados del mundo. Era como si hubiesen aprendido a desconectarse emocionalmente.

Además, su rutina escolar era imposible. No destacaron por ser buenos estudiantes y faltaban continuamente a clase, lo que les llevó a coleccionar un buen número de amonestaciones. Esto, unido al acoso escolar que sufrían, les llevó a hacerse inseparables.

Un detalle que cabe destacar es que días antes del asesinato estuvieron viendo la tercera secuela de la película Chucky, el Muñeco diabólico. Como se supo durante el interrogatorio, ésta supuestamente les sirvió de inspiración para cometer el asesinato. De hecho, ya lo intentaron con otro pequeño días antes, pero la madre llegó a tiempo. Sin embargo, la segunda vez no fallaron.

*Jugando a matar*

El 12 de febrero de 1993 fue el día elegido. De nuevo habían faltado a clase, algo habitual en ellos, y su presencia se hizo notar en el centro comercial New Strand. Armaron jaleo en una de las oficinas del edificio al entrar gritando y revolviendo los folletos del mostrador. También insultaron a una anciana porque caminaba encorvada. Si analizamos aquel ruidoso comportamiento, podemos ver que necesitaban llamar la atención que en su casa no obtenían. De ahí tanta algarabía. Pero, ¿por qué nadie les reprendió durante toda la mañana?

Cuando llegó la hora del secuestro, las 15:39 horas, el centro comercial estaba abarrotado de gente. La madre del pequeño James estaba comprando en la carnicería cuando se despistó un momento.

Robert y Jon aprovecharon la circunstancia para llevárselo cogido de la mano. En las imágenes de las cámaras de seguridad se observa claramente cómo James no opone resistencia alguna y cómo los dos asesinos pasean felices por el pasillo. Durante los pocos minutos que duró el recorrido hasta la salida, ninguno de los viandantes se percató de que el niño de dos años estaba siendo arrastrado en contra de su voluntad.

A las 15:43 horas se pierde la pista de los tres niños. Ante la desaparición de su hijo, su madre alerta a seguridad. Para cuando se inicia la búsqueda, los asesinos ya han tomado una de las salidas secundarias del edificio y se han alejado del lugar.

Durante cuatro kilómetros, Robert y Jon prácticamente arrastran de la mano al pequeño James, que entre sollozos llama a su madre. Ninguno de los treinta y ocho testigos que los vieron pasar se alertaron. Ni siquiera los que advirtieron que el más pequeño tenía heridas en la cara. Lo zarandeaban, "aupándolo hasta la altura de sus cabezas", explicó una de las mujeres que se encontró con ellos. "Me pareció que el más pequeño quería huir", explicó otro testigo.

A pesar de las claras evidencias, nadie socorrió a James. La larga caminata acabó en un descampado junto a una vía del tren, en la zona de Walton.

*Pura maldad*

Lo primero que hicieron con James fue pintarle el cuerpo de verde para después comenzar a maltratarlo físicamente. Le lanzaron numerosos ladrillos que había cerca de las vías del tren y lo golpearon en repetidas ocasiones con una barra de metal. Robert empezó a patearle. Uno de los golpes fue tan fuerte que le dejó marcada la cara. La agonía parecía no tener fin.

Continuaron pisoteándole las manos y los dedos hasta rompérselos. Lo desnudaron y abusaron sexualmente de él, introduciéndole pilas por el ano. Finalmente acabaron saltando sobre el estómago y el pecho hasta reventar el vientre.

Una vez muerto, colocaron su cadáver sobre las vías del tren para que lo atropellase. Querían simular que todo había sido un accidente. Cuando terminaron la "faena", regresaron a sus casas riéndose y bromeando sobre lo que acababan de hacer.

Entretanto, la búsqueda de James había paralizado la ciudad. Todo el mundo estaba ayudando a encontrar al pequeño de dos años sin saber todavía que ya había sido brutalmente asesinado. Durante la investigación se revisaron las cintas de seguridad y las autoridades empezaron a entender qué había ocurrido. Los secuestradores eran dos niños.

Cuatro días más tarde se encontró el cadáver de James cortado por la mitad y, tras una ardua batida, dieron con los dos criminales gracias al testimonio de una mujer que había visto las imágenes por televisión. Cuando se dio a conocer la noticia, la opinión pública protestó encolerizada. Reclamaban justicia aunque fuesen menores de edad.

Se procedió a la detención de Robert y Jon, que fueron juzgados como adultos a petición expresa del gobierno. Durante la vista judicial los asesinos mantuvieron una actitud impasible. Mientras los especialistas reconstruían los hechos, los niños no mostraban empatía ni arrepentimiento. Parecía que aquello no iba con ellos.

*Juzgados como adultos*

El detective Phil Roberts, del equipo de delitos graves, llevó el caso del asesinato de James Burton. Y cuando se percataron de quiénes habían cometido tal atrocidad, el agente aseguró que aquel día "miré el mal a la cara". "Creo que Thompson llevaba las riendas, pero que ambos atacaron a James", sostuvo. "Ese día salieron a matar. Así lo creo realmente. Y si no les hubiésemos atrapado, me temo que habrían actuado de nuevo". Porque son "puro maldad".

Aparte de testimonios como el de Roberts, se examinaron todas las pruebas, incluido el vídeo de las cámaras de seguridad. Y se demostró mediante informes psiquiátricos y forenses, que los muchachos eran plenamente conscientes de sus acciones. Robert y Jon sabían que el secuestro era un acto ilegal e incorrecto y aún así, lo llevaron a cabo. Y no solo eso, si no que terminaron su hazaña perpetrando el terrible crimen que causaría la muerte del pequeño James.

Finalmente el tribunal les condenó como adultos. "El asesinato de James Bulger fue un acto de inigualable maldad y barbarie", fue lo que el magistrado Morland dijo a los acusados.

La pena que se les impuso: permanecer en la cárcel hasta la mayoría de edad. Una vez cumplidos los dieciocho estuvieron otros diez años más entre rejas. Sin embargo, la madre de James, Denise Fergus, no estuvo de acuerdo con esta decisión. "No hablo de la pena de muerte, pero creo que van a morir porque hay personas que van a matarlos", declaró al periódico británico Daily Mail.

Completamente anónimos

Durante su estancia en prisión, Robert y Jon estuvieron en módulos distintos, siempre bajo una estrecha vigilancia. Su proceso de rehabilitación le costó al país cerca de cuatro millones de euros. En 2001, el Ministerio del Interior decretó que estaban preparados para la reinserción, a pesar de las fuertes protestas que se produjeron al comunicarse la noticia.

Se les envió a ciudades distintas del norte de Inglaterra para evitar el posible reencuentro y se les concedió el anonimato de por vida. Sus identidades están bajo secreto y cualquier persona que ose sacarlas a la luz podría incurrir en un delito penado con hasta dos años de cárcel. La sentencia también recogía que Jon y Robert tenían prohibido acercarse a la localidad donde cometieron el asesinato, ponerse en contacto con la familia de James o cometer cualquier otro delito.

"Cada minuto que pase, deberán vigilar sus espaldas"

Denise Fergus

Madre de James Bulger

La madre de James, indignada ante la puesta en libertad de los asesinos de su hijo, explicó al citado diario inglés: "Cada minuto que pase, deberán vigilar sus espaldas. Aunque se vayan a vivir en el fin del mundo, nunca podrán estar tranquilos".

Mientras que de Robert jamás se supo nada más, el 3 de marzo de 2010 Jon volvió a ser detenido. Consumía drogas y alcohol, era un asiduo a la pornografía infantil. Tras cumplir una condena de veinticuatro meses, fue liberado en septiembre de 2013. Pero el pasado mes de febrero de 2018, Jon volvió a violar su libertad condicional al tener en su posesión más de 1.170 imágenes de pornografía infantil y el llamado "manual para pedófilos". La justicia británico lo condenó a tres años y cuatro meses de prisión. Ahora cuenta con 35 años y tiene planes de boda con su novia.

Ante esta situación, el padre de James, pidió al Tribunal Supremo que revelase la identidad de los asesinos de su hijo. Su lucha ante los tribunales tenía un claro motivo: "Su anonimato tiene que ser eliminado. Usted querría saber quién es para que sus hijos no estén en riesgo, ¿verdad?". Han pasado 26 años y sigue habiendo muchas cuestiones sin resolver.

Por otro lado, una nueva controversia ha llegado hasta el mundo de la gran pantalla. El documental Detainment, nominado al mejor corto de acción en los Óscar 2019, presenta la historia del crimen de James Bulger. Algo que su madre Denise, no acepta y pide su inmediata retirada. La herida todavía no está cicatrizada.