Chereads / Malú / Chapter 37 - Capitulo 36

Chapter 37 - Capitulo 36

Uno dos tres CUATRO,

Cinco seis SIETE OCHO.

Uno dos tres CUATRO,

Cinco, seis, siete, ocho... – dice Maria Luísa al ritmo de El segundo vals, música de Dmitri Shostakovich. Mira a Malú bailando con su almohada. Si tu almohada tuviera pies, estaría dolorida y por lo menos lejos de Malú. Termina el baile y se enfrenta a su abuela —Qué pena Malú. Una vez más.

—¿Que está pasando aqui? – pregunta Aline, entrando bruscamente al salón de baile acompañada del doctor Ricardo. Se acerca a la radio y hace una pausa — ¿No era más tarde el ensayo?

—En realidad, Malú pidió que empezara el ensayo antes de que llegara el chico —responde María.

— Lamentablemente ya terminamos la clase y Ricardo ya se va – explica Aline, mirando nerviosa a Ricardo. Y yo no sé nada sobre el vals.

— Entiendo — comenta María — Doctor, ¿tiene que estar en algún lugar después de aquí?

— No mucho… Me encantaría ayudar a Malú, además de que soy muy bueno con el vals y seguro que lo sabré dirigir – responde Ricardo sonriendo a Aline que resopla.

— Excelente. Colócate aquí – explica María señalando el centro de la habitación — Malú, solo los mirarás.

Aline se coloca frente a Ricardo, quien le hace una reverencia. María vuelve a la canción del principio y luego pasa ajustando la postura de los dos:

— Doctor, coloque su mano derecha en la cintura de Aline, la izquierda con el puño cerrado detrás de su espalda. Aline párate derecha. Los primeros pasos son simples. Un paso unido, un paso unido a la cuenta de cuatro. Cinco, seis, siete, darás vueltas, pero seguro que Aline recuerda los pasos, ¿no? – pregunta María, mirando fijamente a la tía de Malú.

— Lo intentaré — responde Aline casi en un susurro mientras Ricardo la mira con curiosidad.

— Entonces vamos a comenzar...

Cinco seis SIETE OCHO...

Uno dos tres CUATRO...

Ricardo y Aline comienzan a bailar mirándose. Ella frunce el ceño mientras él la admira. Se giran, pero solo con Ricardo tocando la cintura de Aline.

—Si no te acuerdas, te puedo llevar por el pasillo. - dice Ricardo.

Luego, Aline gira hacia el brazo izquierdo del Doctor que la sostiene por la cintura, bailando por la habitación. Ella sonríe ante su sorpresa...

— Como puedes ver, no lo he olvidado — inmoviliza a Aline

—No me sorprende eso, sino el hecho de que aprendiste el vals de Shostakovich. - revela Ricardo, llevándola de vuelta a su brazo derecho y sosteniendo el antebrazo derecho de Aline con el izquierdo.

— ¿Por qué? ¿No me veo como si fuera un adolescente que soñaba con un apuesto príncipe azul? – pregunta Aline, viendo su brazo derecho flotar con el izquierdo de Ricardo.

— No, de verdad. - responde Ricardo, haciendo que Aline gire frente a él. Ella acerca su cuerpo, deslizando su mano derecha hacia arriba para descansarla sobre el hombro de Ricardo. —Eres más como un adolescente que tenía a Ozzy Osbourne en la pared de su dormitorio.

— Tal vez… - comenta Aline antes de dar vueltas sola por la habitación, siendo observada solo por Ricardo. Luego se acerca y toma su cintura nuevamente con su mano derecha, mientras su brazo derecho está suspendido en el aire junto con el derecho de Aline — Pero eso no me exime de tener una buena educación.

—Por el nivel, una educación de princesa, ¿verdad? – pregunta Ricardo, curioso. Ella se da la vuelta y luego agarra su brazo izquierdo que está extendido con ambas manos y está un poco detrás de él. —No me vas a decir verdad?

— Exacto - responde Aline girando y sosteniendo el brazo derecho de Ricardo y colocándose frente a él — Hay cosas de mi pasado que no merecen ser recordadas.

— Eso me dificulta conocerte mejor — dice Ricardo, alejándose y luego tomando la mano derecha de Aline, luego alejándose nuevamente y sosteniendo la izquierda. Él la atrae hacia él, colocando su mano izquierda en su espalda mientras su derecha sostiene la mano de Aline con los brazos extendidos — Algo que me encantaría...

—Me encantaría… - repite Aline, inclinando la cabeza hacia un lado mientras giran. —No hay mucho que sepas sobre mí. Yo era la mejor amiga de Anna, ayudé a criar a Malú. Trabajé como camarero y me despidieron. Recibí una invitación del padre de Malú para seguir ayudando en la educación y crianza de mi sobrina.

—¿Pero antes de eso? – pregunta Ricardo haciéndola girar de nuevo y detenerse sobre su mano izquierda. Luego lo vuelve a girar, haciendo que se detenga en su mano derecha y así sucesivamente, varias veces al compás de la música. Hasta que envuelve su brazo izquierdo alrededor de la cintura de Aline, mientras sostiene su mano derecha con la suya. Toca levemente la mano izquierda de Ricardo, mientras sonríe —¿A quién pertenecen los labios? ¿A quién le sonreíste?

—No importa. - responde Aline con seriedad. Reanudan el vals con sus cuerpos uno frente al otro dando vueltas por la habitación.

— Está bien, entonces reformularé la pregunta -Ricardo girando a Aline. Cuando la atrae hacia él, le pregunta: —¿Hay alguna posibilidad de que te abras al amor?

— Tal vez - responde Aline, inclinándose levemente — Pero no es tan simple

Él la sujeta por la cintura levantándola mientras giran. Aline desliza su cuerpo sobre el de Ricardo, jadeando. Él la hace girar una vez más haciendo que se incline ligeramente. Sus labios están separados como si esperara un beso. Entonces Aline toma la mano del Doctor y vuelve a ponerse de pie.

Los dos se alejan, regresan a la posición inicial y hacen una reverencia, recibiendo aplausos de Malú y todos los empleados que se acercaron a mirar. La adolescente jamás hubiera imaginado que su tía bailara tan bien. María también está asombrada por la ligereza de la pareja.

—¿Qué estás haciendo parado ahí? – pide María a los empleados — Vuelvan a sus quehaceres.

— Doña María — llama Adelaide — Solo estoy aquí para avisarles que el niño ha llegado, pero luego vi esta belleza...

— Ya le avisaste a Adelaide — corta seriamente María — Ahora, tráelo aquí.

Aline respira hondo y se aleja de Ricardo yendo a la jarra de agua para saciar su sed. Lo toma con calma, pensando cuánto tiempo ha pasado desde que bailó así.

— Doctor Ricardo — llama María, despertando a Ricardo de sus pensamientos — Espero que nos pueda acompañar el sábado.

— No me lo perdería por nada — responde Ricardo admirando a Aline, que ahora habla con su sobrina.

***

— Doña María, señor Benjamín — anuncia Adelaide, dando paso al joven que no puede ocultar su sorpresa ante el tamaño del salón de la mansión.

— Aline — llama María, mirando fijamente al chico. Apenas se acerca la tía de Malú, ordena — Traduce al chico por favor y empezamos el ensayo...

— Él escucha — interrumpe Aline abrazando a Benjamin — Me alegro de que hayas llegado.

— Malú y Benjamin, colóquense – comienza la matriarca —Benjamin, pon tu mano en la cintura de Malú, Malú arréglate la columna – endereza las manos de Benjamin, que admira a Malú y por una buena razón: La joven se hizo unos rizos en el cabello que caen cerca, en su oreja, una tiara blanca y lleva un hermoso vestido floreado. El look fue minuciosamente elegido por la joven. María se aleja — Bien. Vamos a bailar.

La música invade el salón de baile de la mansión. Benjamin y Malú comienzan a moverse, tímidos. El chico se acerca a la chica, pegando sus cuerpos juntos. Se miran mientras bailan Malú nota que Benjamín lleva perfume. Las palmas de las manos de Benjamin comienzan a sudar, lo único en lo que puede pensar es en no pisarla. Cada parte del cuerpo de Malú siente el calor que transmite el de Benjamin.

El niño nota que los labios de Malú están pintados de un rosa muy claro, casi imperceptible, los ojos de la joven son de un azul muy cercano al oscuro, tiene un tono más verde, un lunar cerca de los ojos, barbilla pequeña, mejillas rosadas con hoyuelos. . Malú nota que los ojos de Benjamín son marrones, casi miel... Le aprieta lentamente la cintura... La miro a los ojos... Respiración fuerte... Labios entreabiertos...

—Y… Chicos… - Aline llama con los brazos cruzados, despertando a los jóvenes. Señala la radio que está apagada, a María, que ahora está hablando con su ama de llaves. Ambos están sonrojados porque no lo notaron: el ensayo ha terminado.

Los dos se alejan sin gracia hacia lados opuestos. María regresa notando las sencillas túnicas de Benjamín.

—Chico, ¿tienes un esmoquin?" ¿Traje? ¿Zapato?

El chico niega con la cabeza con vehemencia, ni siquiera una camisa de vestir se encontraría en la cómoda de Benjamin.

—Está bien, estaba esperando eso. Ven, le pedí a Adelaide que te preparara un traje – informa María conduciendo a Benjamín al piso de las habitaciones de la mansión.

***

Benjamin camina por el pasillo siguiendo a María hasta la sólida puerta de madera. Tan pronto como se abre, la luz del sol que entra por las ventanas lo obliga a cerrar los ojos por un momento. Cuando los abre se encuentra con la habitación pintada en tonos pastel y blanco con detalles dorados y la cama más grande que había visto en su vida. Se acerca al ama de llaves que sostiene su esmoquin negro, calcetín y zapatos negros de charol.

— Vista. Necesito ver si te queda bien – ordena María con seriedad.

El niño toma el traje de hombre y camina hacia el baño indicado por Adelaide. Después de unos minutos, el niño regresa con su abrigo con solapas de seda, pantalones con costados de seda. El cinturón negro sobre la camisa blanca con la parte delantera trabajada. El lazo de la pajarita de seda negra todavía está desabrochado. María se acerca al niño y le hace la reverencia, ajustando su corbata.

—Perfecto. - alaba María, alejándose.

— Benjamin, Ariadne vino a buscarte – advierte Aline entrando en la habitación. Ella sonríe, asombrada por la elegancia del chico.

— Ve a cambiarte entonces, chico — ordena María — Adelaide, guarda el traje para que lo lleve.

—Sí, señora. - responde Adelaide, alejándose.

—¿Cómo supiste que el esmoquin le quedaría bien?

—Porque tiene la misma altura que mi hijo cuando era más joven. -responde María.

— Es gracioso, siempre me imaginé a Thiago un chico flaco — comenta Aline.

— Pero Thiago era flaco... Hablaba de Ícaro. Siempre fue un tipo grande y bien parecido. – revela María bajo la mirada sorprendida de Aline — Bueno, ya terminé mi trabajo, me voy a mi habitación. Por favor guía a Benjamin a la salida.

— Está bien - responde Aline viendo a María salir de la habitación. — Quién sabe… nunca pensé que le gustara Ícaro.

Benjamin sale del baño y le da el disfraz a Adelaide quien lo mete dentro de la capa y se lo devuelve al chico que ahora es acompañado hacia el Salón por Aline. Se despide de la tía de Malú, luego toma sus cosas y camina hacia la puerta. Malú mira a su tía, que hace un gesto con la cabeza para que su sobrina acompañe al niño.

La joven prácticamente corre para alcanzarlo... Luego camina a su lado, tímidamente. Su corazón sigue latiendo rápido, algo ha sucedido y ella lo siente... Necesita saber si él también siente lo mismo, pero no tiene el coraje. Ya están en la puerta cuando uno mira al otro. Malú agita la mano despidiéndose de Benjamín.

"Nos vemos", dice Benjamin, dándose la vuelta poco después. Luego se detiene y mira a Malú, sonriendo "Entonces tu plan A te dio un pastel y le dijiste a tu abuela que yo lo reemplazaría..."

"¿Por qué cree eso?" responde Malú con una pregunta, mordiéndose los labios.

"Bueno, tu abuela me prestó un conjunto completo con zapatos. Y no creo que sea solo para ensayar". responde Benjamín.

"No, no es solo para ensayar" revela Malú deteniéndose frente a Benjamín "¿Te gustaría ir conmigo al baile?"

"Entonces tu plan A te dio un pastel y crees que aceptaré tu invitación... sigue soñando, no soy el plan B de nadie" Benjamín, terco, cruzándose de brazos poco después.

"Tú no eres mi plan B" Malú reacciona con una dulce sonrisa. Ella se acerca "Para ser un plan B, tienes que tener un plan A... y siempre has sido la única persona con la que me gustaría ir".

"Pero dijiste antes que te ibas con otra persona", recuerda Benjamín, confundido.

La joven se pone roja por lo que decide confesarse apuntándose a sí misma y luego de inmediato hace un gancho con su dedo índice agitándolo rápidamente frente a su rostro. "Cuando pensaste que te llevaría al baile, decidí dejarte un rato".

"¿Qué pasa si no quiero ir ahora?" bromea Benjamin, tratando de ponerse serio.

"Encontraré la manera de convencerte", responde Malú con confianza.

"¿Que camino?" pregunta el chico, curioso. "Hasta donde yo sé, no habría nada que me hiciera m..."

Malú toma los labios de Benjamín en un dulce beso. Se aleja, dejando a Malú sin aliento.

"Hasta el baile, Malú", se despide Benjamín, corriendo hacia el auto de Ariadne .