Erasto Gaertner es tan grande que Malú tardó media hora en encontrar su nueva aula. Tan pronto como entra, todos los alumnos y el profesor la miran, reprobando su tardanza. La joven respira hondo, acomoda su cabello y su mochila, caminando hacia un lugar vacío al fondo de la sala. Decide quedarse allí hasta el final de todas sus clases. Se pone los auriculares y baja la cabeza, viajando al mundo donde nunca había pasado nada de esto.
—Sí, estoy seguro de que es ella.
— No, la chica del periódico es más bonita.
—Oye, ten cuidado.
— Deja de empujar...
— Que pendejo, vino a la misma escuela que él.
—Eso es asqueroso.
—¿Podrían realmente...?
— ¡Shhh! ella se está despertando...
Malú abre los ojos encontrando a casi todos en su habitación a su alrededor. Se pasa la mano por la cara por miedo a que los alumnos la pinten. La joven se arregla en la silla, mientras un chico se acerca con el celular y le pregunta:
—Ese eres tú, ¿no? – Malú mira la pantalla de su celular. En ella aparece una foto de Thiago sosteniendo a Malú e intentando esconderse. Lo que está escrito en el título, hizo polémica la situación: ¿CANDIDATO A SENADOR Y SU ASUNTO? — ¡Y tú sí!
Malú le quita el celular de las manos al chico, mientras se forma un alboroto a su alrededor. Gritos, maldiciones y burlas rodean a la joven de cabello corto que no aguanta todo y sale corriendo de la habitación, desesperada. Esto no está pasando... Esto no está pasando... El grupo de estudiantes aparece dirigiéndose hacia ella, lo que la hace correr de nuevo. Las lágrimas nublan su visión hasta el punto de chocar con una mujer que viene hacia él.
—Oye, no corretees dentro de la escuela. - advierte la mujer de hermoso cabello castaño suelto sobre su traje verde musgo, sosteniendo a Malú por los hombros. Luego se da cuenta de que la niña está llorando, dejándola confundida. —¿Qué pasó? ¿Qué paso?
— Nada No, coordinadora Lara – contesta el chico del celular — Salió corriendo de la habitación con mi celular en las manos. Pídele que lo devuelva, ¿por favor?
—Sé que no fue nada, Tomas. Más aún contigo de por medio - replica la mujer enfadada. Toma el celular de las manos de Malú y mira la foto con los ojos muy abiertos. Luego se lo devuelve al niño — Vuelve al salón de clases. - luego mira a Malú — Y tú, María Luísa, ven a mi cuarto.
***
Thiago corre por los pasillos de la escuela buscando la habitación de Lara, que lo espera impaciente bajo la mirada curiosa de Malú. Apenas llega el candidato, el coordinador se levanta aliviado por su presencia.
—Por fin has llegado. - exclama con una sonrisa. Mira a Malú y le pregunta — María Luísa, déjame hablar a solas con tu padre. Siéntate ahí en el pasillo por ahora.
Malú se levanta, todavía limpiándose la cara, mientras pasa junto a Thiago sin mirarlo de frente. Tan pronto como la joven cierra la puerta, la mujer señala el lugar frente a ella, indicándole a Thiago que se siente.
—¿Qué pasa Lara? ¿Qué hizo Malú? – pregunta, serio, negándose a la petición.
— Ella nada. Pero los estudiantes leyeron el artículo sobre su "caso". – responde Lara.
— Sabes que no es cierto — reacciona Thiago, molesto.
— Lo sé, pero los padres de los alumnos y los alumnos no lo saben. Thiago, por el bien de Malú, debes decir la verdad sobre ella lo antes posible. - Sugiere Lara.
— Así expondré a mi hija — afirma Thiago.
—Tu hija ya está expuesta. Si no revela quién es al público, no podré retenerla aquí.
— Necesito más tiempo, hasta que todo se resuelva — responde Thiago.
—Ya no tienes tiempo y lo sabes. Te lo dije cuando decidiste que lo mejor sería poner aquí a tu hija – recuerda Lara
— Me tengo que ir, tengo que llevarla al psicólogo – responde Thiago, saliendo de la habitación. Se detiene al lado de Malú — Vamos.
***
Thiago detiene el vehículo en el estacionamiento de la oficina psicológica. Malú baja con su tablet y con cara de cansancio. No puede olvidar las caras de desaprobación de sus compañeros de clase, solo pensar en tener que volver a la escuela le provoca náuseas. Su padre la toma del brazo y la conduce hacia la puerta trasera de la oficina.
— ¡Bienvenidos! – saluda alegremente la recepcionista — Espera un momento y te atenderá la psicóloga.
Malú se sienta en el sillón verde y mira la televisión. Van pasando las horas políticas y en unos minutos aparece en el rostro de Thiago, provocando que todos lo miren con sorpresa. Ella no puede entender lo que se dice en el anuncio, pero no importa ya que busca no tener que hablar con él.
— ¿María Luisa? – pregunta una joven morena de pelo corto y rizado.
Malú se levanta y va hacia la psicóloga quien le regala una enorme sonrisa. La psicóloga extiende la mano y se presenta:
— Un placer, mi nombre es Ariadne Lacerda. ¿Vamos a entrar?
Malú pasa junto a ella, mientras Thiago se levanta, sonríe a la psicóloga y gira hacia la salida.
—¿No vienes? – pregunta la psicóloga, curiosa.
— No, tengo otros compromisos esperándome, pero no te preocupes, volveré a buscar a Malú.
— Bueno, sería importante que participaras en las sesiones — explica la psicóloga, que se detiene cuando ve a Thiago mirando su reloj, impaciente — A menos que tengas algo más importante que tu hija...
— Te prometo que la próxima vez participaré — responde Thiago sin siquiera mirar a Ariadne.
Se acerca a Malú y la besa en la parte superior de la cabeza, luego se va rápidamente. Ariadne mira a la joven y le dedica una sonrisa, recibiendo una mirada en blanco como respuesta.
Thiago se sube a su auto e intenta llamar a Vera una vez más, quien esta vez responde al tercer timbre:
— ¿Hola Vera? Necesito que llames a los reporteros y celebres una conferencia de prensa en mi casa.
—¿Estás seguro?. - pregunta el rubio al otro lado.
—Absolutamente. Estaré en la oficina en breve y te daré las pautas.
***
TIC Tac...
TIC Tac...
TIC Tac...
TIC Tac...
TIC Tac...
Malú mira su reloj desde que entró en la habitación de Ariadne. No tenía ganas de escribirle nada a la psicóloga que la miraba sin decir palabra. Parece como si se hubiera convertido en una estatua. La joven de cabello negro respira hondo y sigue atenta a las manecillas del reloj que marcaba el final de la sesión.
—La sesión ha terminado. - advierte Ariadne, escribiendo algo en su archivo.
Malú se levanta apresuradamente y se dirige hacia la puerta.
— Hasta pronto — se despide la psicóloga — En la próxima sesión me gustaría que escribieras sobre ti. Ayudaría mucho en su condición.
Malú golpea la puerta con fuerza, haciendo un gran ruido. No sintió que necesitaba tratamiento psicológico, sino recuperar su vida. Se sienta en el sofá de la oficina donde debería esperar a Thiago. Después de diez minutos sale de la recepción, yendo a sentarse en los escalones de las escaleras que dan acceso al estacionamiento. Coge los auriculares, conéctate a la tablet y pon a reproducir tu música. Poco a poco sus ojos se cierran y su mente se aleja de todo lo que la consume. Te necesito mamá...
— Malú - llama una voz femenina que toca su hombro — Abre los ojos, tenemos que hablar...
María Luísa abre los ojos, pero solo puede ver quién es cuando se lleva una mano a la cara. Ella sonríe mientras se quita los auriculares para hablar con su madre.
—Llegaste. -dice Malú feliz.
— Sí, me llamaste y aquí estoy - dice Anna sonriendo — ¿Qué pasó mi ángel?
—Las cosas están bastante difíciles por aquí, mamá. Las personas no son lo que parecen, me han hecho tanto daño que no sé en quién confiar...
— Mi amor - dice Anna, tocando el rostro triste de su hija — Confía en lo que dice tu corazón...
—Solo quería que las cosas… fueran como antes.
—Nada puede ser igual, mi amor. Pero asegúrese de que todo saldrá bien y será feliz como antes o incluso más. Dale tiempo y verás que todo volverá a ser como debe ser...
— Pero, ¿y mi voz? ¿Volverá?
— ¡Hija, despierte! – llama Thiago sacudiendo a Malú — ¿Qué haces sentada aquí en el estacionamiento?
Malú se despierta asustada mirando a su alrededor. Unos fotógrafos a lo lejos le estaban tomando fotos. No tiene idea de cuánto tiempo durmió, pero sabe que logró molestar a Thiago, quien la levanta en las escaleras.
— Vamos — ordena Thiago, abriendo la puerta — Te pedí que esperaras adentro. Joder, ahora van a tener más novedades.
Se sube al lado del conductor y maneja todo el camino sin decirle una palabra a Malú, quien le agradece por no tener que hablar con Thiago. Ella mira el hermoso paisaje en el camino solo pensando en lo que dijo su madre.
***
Thiago y Malú ingresan a la mansión y pronto son recibidos por Vera, quien tiene cuatro teléfonos celulares en la mano y tiene una expresión angustiada.
— Al fin. El personal de la conferencia de prensa ya lo está esperando en la sala – comenta el relacionista público, caminando junto a la candidata —Ya están actualizados con fotos de Malú en una clínica psiquiátrica.
— Fue un consultorio psicológico — corrige Thiago, serio.
— En fin, eso estaba en su agenda — replica Vera — Thiago, vas a tener que hablar de Malú.
— Daría el doble por no hablar, pero las cosas se nos están yendo de las manos — responde Thiago, colocándose el micrófono en la solapa. Mira a su hija y le dice —Ve a tu habitación y sal solo cuando alguien te autorice.
Malú obedece puntualmente, subiendo las escaleras lo más rápido que puede.
— Empecemos hablando de las propuestas de matrimonio, luego del matrimonio y finalmente... De tu hija — explica Vera.
— Hablemos de propuestas, matrimonio y todos los proyectos que he hecho en Curitiba. Y evitaremos en lo posible hablar de Malú, solo diremos que ella es mi familia y nada más. Quiero que ella tenga algo de privacidad por ahora.
Se sienta en el sillón frente a los periodistas que están alborotados.
— Buenas tardes a todos, vamos a la rueda de prensa – saluda Thiago con una sonrisa en el rostro. —Puedes empezar con las preguntas.
— Buenas tardes. candidato – comienza el joven de cabello castaño — Quisiera preguntar ¿quién es la joven que sale en todas las portadas de las principales revistas regionales? ¿Es verdad que es tu hija y que está loca, por eso la escondiste tantos años?