"Puntaje perfecto en las pruebas escritas; sólo con mirar tu estado físico no es necesaria una prueba física, pero con el tiempo eso se puede solucionar": Dijo el hombre mientras revisaba la prueba recientemente terminada de Paula; los jadeos y los rostros llenos de sorpresa de los demás niños no se hicieron tardar. Después de todo, Paula era considerada un bicho en el orfanato, ningún niño prestó atención a Paula. "Hablaremos de otros asuntos dentro del carruaje. Toma tus pertenencias, y vuelve, te llevaremos a la capital con nosotros". El hombre, expresó su clara decisión de llevar a la niña mientras miraba de reojo a la matrona, que sudaba por todas partes, pero no le quedó de otra que asentir débilmente. "¿Qué estás esperando para agradecer al respetable señor, Paula?". Habló la matrona, con una sonrisa forzada, mientras tomaba la cabeza de la pequeña niña, y la hacía inclinarse en noventa grados.
"M-muchas gracias, mi señor. Espero ser de utilidad para el Reino Luna" Dijo Paula con una voz débil, aunque, hubo un destello de expectativa en los ojos de la pequeña niña. De esta manera, Paula se apresuró de regreso a su habitación en busca de las únicas pertenencias que más le importaban.
El hombre, miró fijamente a la matrona, no pronunció ninguna palabra durante los siguientes quince segundos. Entonces comenzó una frase mientras dejaba de ver a la mujer de cincuenta años. "Podría enviar una notificación al Consejo del Reino, pero lo dejaré pasar por esta vez. No quiero que todos los niños pierdan un techo bajo el que duermen". El hombre, tomó un respiro y continuó. "¿Porqué esa niña? Qué tiene de especial para que la trates tan diferente de los otros niños". Dijo el hombre, escuchando las risas y observando como el resto de niños jugaban entre ellos. La matrona, que en este punto estaba llorando en silencio, respondió. "Sólo la dejaron hace 6 años en este orfanato, no obtuvimos casi ninguna información de ella; eso es todo lo que sabemos de ella. ¡No estoy mintiendo, mi señor!". La matrona se inclinó, esperó a que el hombre aceptara su respuesta, ya que no podía decir nada más. Esa era toda la verdad que la mujer conocía; bueno, a medias.
El hombre, cansado de este asunto, aceptó la respuesta de la matrona y, esperó a Paula, ya que tiene preguntas que tiene que hacerle. De esta manera, sacó una pipa de su chaqueta finamente hecha, y uno de los caballeros se acercó a prender la pipa del hombre, y comenzó a fumar mientras recordaba a su familia. Aunque un toque de tristeza casi imperceptible fueron visibles en sus ojos azules oscuros.
Paula, con un libro en su mano derecha y un libro cubierto por todo su brazo izquierdo, corrió hacía el hombre con un destello de emoción en sus ojos.
"G-gracias por esperarme, mi señor. Ya traje mis pertenencias." Paula habló, aunque sin aliento debido a su apresurada situación. "No te preocupes, sube al carruaje, pero no con tus compañeros, sube en la parte delantera, espera a que llegue, tengo algunas preguntas que hacerte". Dijo el hombre, mirando los objetos que llevaba la pequeña Paula, pero sobre todo, observando el trozo de tela que cubría el ojo derecho de Paula. La niña, aunque sorprendida por el repentino cambio de sucesos, simplemente aceptó, y se subió al carruaje delantero, mientras observada con asombro los caballos, y el hermoso carruaje.
El hombre, habló un poco más con la matrona, y se dirigió al carruaje. Pudo ver a la pequeña niña tocando los asientos, pero el nerviosismo estaba impregnado en todo su cuerpo. Paula no podía estar tranquila en una situación como esta.
El hombre, miró con simpatía a la niña; la hizo recordar a su hija, y comenzó a presentarse. "Primero, mi nombre es Zack, soy un ex caballero que ahora sirve como un servidor público" El hombre, miró los cambios en los ojos de Paula, y continuó. "Sólo llámame por mi nombre, entonces, Paula" Zack, hizo una pausa cambiando su dirección de sus ojos hacía la niña. "Quiero adoptarte".
Todo se derrumbó dentro de Paula.
Temblores en el cuerpo de Paula
Falta de aire.
Lágrimas en su pequeño rostro
El estupor; el miedo; el nerviosismo y, la felicidad en la mente y rostro de Paula eran visibles en ella. Tal vez, fue la sorpresa de la noticia, o la falta de cariño en el corazón de Paula que la hicieron sentirse de esa manera. Pero los ojos cálidos del hombre de cuarenta años, que la miraba con sus ojos llenos de tristeza y, con un inexplicable cariño, la hicieron sentirse feliz.
Paula, saltó a los brazos del hombre, que de ahora en adelante, sería su padre.
Lloró, lloró tanto que mojó la ropa ordenada del hombre; formando un pequeño camino de lágrimas en la vestimenta de Zack, y un pequeño camino de lágrimas secas se formaron en el rostro de la pequeña e indefensa niña, que actualmente se encontraba dormida, apoyada en el pecho del hombre, con un rostro y respiración tranquilos.
Zack, no sabe por qué, tal vez fue el vacío que provocó el perder a su familia hace muchos años, quizás fue el recuerdo de su pequeña hija que perdió, y vio su imagen en esta pequeña. Pero algo de lo que puede estar seguro, es la conexión que se formó cuando la niña saltó a sus brazos. Ya que él también se sintió cálido al recibir el abrazo, que lo hizo recordar a su hija.
Zack, siempre fue un hombre que no conectaba mucho con las personas, por lo menos, eso es lo que la gente piensa. Antes de la muerte de su familia, cuando era un caballero, era conocido por su buen carácter, y comportamiento recto en el trabajo. Pero al llegar a su hogar, era un buen padre, y esposo. Algo bastante poco común en los caballeros, que eran conocidos por su temperamento frío, y carente de emociones. Y mucho menos Zack, que era uno de los líderes de un cuerpo de caballeros.
Siempre fue, una persona que ponía su familia sobre todo, y eso también fue la causa de la muerte de su familia. Por eso, lo conocen como un hombre solitario, excepto las personas que lo conocieron antes del trágico suceso.
Pasaron algunos días, y Zack y Paula comenzaron a acercarse más como padre e hija, aunque Zack quería saber acerca del vendaje en el ojo derecho de Paula, ella se negó a mostrárselo por temor a que la abandonen. Aunque Zack, dijo que no la abandonaría por algo tan bajo, ella se negó. Pero prometió mostrárselo cuando crezca.
Zack, se burló un poco de la pequeña niña, ya que Paula, era muy pequeña para su edad; a lo que Paula hizo un puchero, y también empezó a reírse de la situación.
Los caballeros, que conocían a su protegido como alguien inaccesible, se sorprendieron mucho, ver a su señor con ojos fríos mostrar una expresión tan feliz, fue algo nuevo. Pero, algo que sabían con certeza, es que la niña traería buenas y malas noticias cuando llegue a la residencia de Zack. Ya que un hombre como Zack, que tiene conexiones con muchos Nobles en el Reino Luna, no está sin propuestas de todo tipo, y una hija adoptiva, podría molestar los planes de muchas personas.
Aunque Zack, también estuvo consiente de los problemas que esto traería, el lo resolvería de alguna manera.
Se dijo a sí mismo, mientras miraba por la ventana del carruaje, en la que podía ver la Capital del Reino Luna, Killa. Y Paula, sentada en su regazo mientras leía el libro que trajo consigo del orfanato, y un pequeño collar que tenía guardado en su pequeño bolsillo dentro de su vestido, también levantó la vista, y observó la clara vista de la Capital, Killa.
"Hermoso" Susurró Paula, y una clara sonrisa se formó en sus labios. Y llegó la hora se bajarse del carruaje, y dar un paso hacía la Capital, Killa. El corazón de Paula se llenó de felicidad y nerviosismo. Con el pasar de los últimos días, volvió a intentar imaginar su futuro, y aunque no pudo ver algo como una familia grande, pudo verse a sí misma con una sonrisa en su rostro, y su padre al lado, mientras se divertían, aunque aún no podía ver el final de su camino, esta vez no se apresuró a formar ideas raras, y esperó con entusiasmo lo que vendría para ella en el futuro, mientras daba un paso fuera del carruaje.