Todos ellos traen una veladora en sus manos, con los rostros con semblante serio y piel pálida, vestidos de negro, con los ojos brillando en la oscuridad de la luna.
De, entre la multitud, hay dos rostros conocidos… son Walter y Gina, vestidos como los demás, con actitud muy seria.
Todos ellos, mirando hacia la parte de la casa donde se ubica la habitación del arquitecto.
Jhon duerme, mientras, una sombra negra que flota sobre él, lo mira con detenimiento, es como una bruma, que susurra con voz de mujer: por fin te tengo, Jhon…
Falta muy poco para el amanecer.
El joven arquitecto se hunde entre sueños.
Recuerda a su tío George, al pie de aquella casa de su infancia.
George ingresa a la casa, en el umbral de la misma, voltea de perfil y lo llama con un ademán de su mano.
Jhon, viéndose en la edad de un niño, avanza hacia la casa.
A cada paso que da, el tiempo parece pasar a través de él.
Al ir a medio camino, George entra a la casa, desapareciendo de su vista.
Jhon no tiene miedo, pero, su corazón parece ir acelerándose y su cuerpo a sudar frío.
Al llegar al umbral, puede ver que, dentro de la casa hay una sombra con forma de mujer, el cuerpo flota ya que no llega a tocar el suelo.
FIN DE CAPITULO 24