Zhou Zan bajó de la carreta al llegar a la ciudad, cesta en mano se dirigió a la calle donde sabía vendían cerámica.
Necesitaba comprar algunos tarros pequeños para la mermelada ahora que había comprobado podía hacerla y era factible venderla. El líder de la aldea y la tía Chan lo habían alentado con entusiasmo a hacerlo luego de probar la mermelada que les había llevado. La esposa del líder había ido tan lejos como para encargarle dos tarros para la próxima semana.
Mientras se acercaba a la tienda, su mirada se vio atraída a la tienda de telas, recordó la ropa de Xiao Ming y casi sin pensar decidió entrar.
Dentro no se detuvo a mirar las telas suaves y costosas, ya tenía en casa a pesar de no saber como convertirlas en ropa, un asunto que aún debía tratar con la tía Chan Jie, solo revisó las telas sencillas perfectas para el día a día y trabajo en el campo, después de eso fue directamente al mostrador, donde un dependiente mayor lo miró de arriba a abajo.
Al ver el porte educado y bello de Zhou Zan el vendedor puso una sonrisa en su rostro, a pesar de que el diseño de su ropa era sencillo, podía decir por su experiencia en el negocio que la tela azul claro era de excelente calidad.
—Cliente, sea bienvenido.
—Buenos días, me gustaría comprar dos conjuntos para niño y dos para adulto. —Cuando recibiera los consejos de la tía Chan volvería por la tela.
Compraría dos cambios para Xioa Ming que tanto lo ayudaba y de verdad lo necesitaba, claro que también planeaba mandar hacerle ropa con la tela de su dote, pero eso tomaría tiempo; también compraría un cambio sencillo para Lu Wei y uno para él dado pronto comenzaría el trabajo en el campo.
El vendedor sonrió aún más y asintió, alejándose del mostrador para tomar debajo la ropa doblada.
—Estos conjuntos son de la mejor calidad, además miré este bordado, ¿no es bonito? Pero si al cliente no le gusta puede pedir uno y en unos pocos días se lo tendremos.
Zhou Zan tocó la tela suave y de color azul brillante con bordados exquisitos y pensó que la ropa era muy hermosa, Xiao Ming se vería realmente lindo con ella, sin embargo no era adecuado para la vida en el campo, aunque quizás podría comprarle después algo así al pequeño, cuando hubiera mucho más confianza y quizás sucediera un evento especial.
—Es realmente bello —dejó de tocar la ropa—, pero estaba buscando algo más sencillo, para el trabajo en el campo.
La sonrisa del vendedor perdió fuerza al escucharlo, su mirada complaciente se convirtió en una de desdén, sin embargo seguía siendo una venta. Pero quien diría que un ger que se veía tan guapo y elegante era en realidad un trabajador del campo, pensó el vendedor volviendo a mirar a Zhou Zan de arriba a abajo, esta vez de una forma completamente diferente.
El hombre guardó la ropa y sacó unos conjuntos más sencillos hechos de linio y ramio.
—¿Algo como esto? —masculló el vendedor.
Zhou Zan tocó la tela café y amarilla, igual a la que había revisado al entrar, ciertamente era un poco áspera, pero sabía era la ropa adecuada para trabajar, era como la de los aldeanos, más importante era la que podía permitirse dado necesitaba capital para el negocio de mermeladas y estaba cuidando su dinero.
—Si, esto. Llevaré dos conjuntos para niño y dos para adulto como dije. ¿Cuál es el precio?
—Bueno… —comenzó el dependiente, dándole otra una mirada a la ropa de Zhou Zan—, 200 monedas de cobre por cada conjunto de niño y 300 por cada conjunto de adulto.
Zhou Zan parpadeó y solo pudo asentir, la ropa hecha era costosa, parecía que realmente convenía mandarla a hacer como creía. Sacó la bolsa para disponerse a pagar cuando alguien lo interrumpió.
—¡Eso es un robo! —se quejó una joven mujer de unos diecisiete años, desde la entrada.
La expresión del hombre tras el mostrador se torció. Se debía decir que la recién llegada tenía razón y lo enfurecía estar siendo expuesto.
—¿Robo? ¿Qué robo? Mira, este es un negocio legítimo y tú no… —El vendedor se detuvo al reconocer a la dama.
—Señorita Zhao, uste… usted, ¿qué hace aquí?
La chica joven era claramente una dama rica en la ciudad, de rasgos bonitos y serios, de grandes ojos negros con pestañas largas, nariz alta y cejas finas, lamentablemente, la linda chica sufría un severo caso de acné, concretamente en sus rubicundas mejillas, vestía elegantemente de color amarillo con algunos patrones de flores y aves en su ropa.
—¿Qué? —espetó acercándose Zhao Lixue—, ¿no puedo venir a revisar mis tiendas acaso?
—Nno, no, no dije eso, joven maestra, yo… yo me refería a que… yo-
—¡Cállate! Ahora entiendo la razón por las que las ventas han bajado. ¿Quién querría comprar en un lugar donde le roban? —exigió saber, manos en su cintura.
Detrás de la chica había una mujer en sus treintas, probablemente su sirvienta, quien la seguía de cerca con expresión seria, también había un ger anodino de mirada baja.
—Yo… yo no…
—Dependiente Pan, esta despedido, es mejor se retiré sin causar escándalos —habló la sirvienta con voz firme.
Zhou Zan vio al vendedor de expresión temerosa asentir varias veces sin rechistar.
—¡Y trae esos libros de cuenta para revisarlos, si hay algo mal te enviaré a la cárcel! —declaró la joven.
—¡No me atrevería, señorita Zhao! ¡No me atrevería¡ Los traeré enseguida, enseguida —dijo el asustado vendedor, giró sobre sus pies para correr a la parte trasera de la tienda.
Zhou Zan se percató con curiosidad que la tal señorita Zhao lo miraba ahora. Habiendo presenciado el temperamento de la chica y aunque había resultado en su beneficio decidió simplemente retirarse no queriendo involucrarse en ningún tipo de problemas.
—Me retirare, gracias a la joven dama por su intervención honesta y justa —dijo Zhou Zan, haciendo una media reverencia. Se dirigió a la salida.
—Detente ahí, aún puedas comprar, por los problemas que presenciaste cobraré la mitad del verdadero precio de esa ropa.
Ante lo dicho Zhou Zan sonrió agradecido.
—Eso es muy amable, aceptaré la oferta de la joven maestra… —Zhou Zan volvió a inclinarse un poco, queriendo conocer el nombre de la chica pero sin querer dar el suyo.
—Soy Zhao Lixue —respondió con orgullo, sus ojos indagadores en el rostro de Zhou Zan, como si buscará comprobar algo—. Cao Jian —comentó, dándole un vistazo a la mujer que la seguía.
La mujer asintió como si entendiera y actuó con rapidez.
—Guo Dishi, asume ya tú nuevo puesto de trabajo y atiende al cliente.
El nervioso ger se apresuró a rodear el mostrador y ofrecerle a Zhou Zan una pequeña sonrisa.
Zhou Zan solo entregó el dinero cuando escuchó la cantidad total y recibió la ropa doblada y atada con un lazo, pensado con un poco de sorpresa que el puesto de vendedor había sido entregado a un ger, algo que por la memoria del antiguo Zhou Zan y por lo que había visto hasta ahora comprendía no era algo común.
Colocó la ropa en su cesto y se dirigió a la chica.
—Muchas gracias al joven maestra Zhao.
La chica se acercó repentinamente a verlo, sus ojos fijos en su rostro, un segundo después chasqueó la lengua.
—Eres realmente una belleza, ¿seguro que eres un ger de campo?
Zhou Zan fingió vergüenza y solo bajó la cabeza.
—Ah —suspiró ella—, es una lástima seas un ger, eres justo mi tipo.
—Agradezco el cumplido de la joven maestra, ahora me retiro con su permiso —Zhou Zan había dado un paso para irse cuando la joven volvió hablarle y tuvo que detenerse otra vez.
—Y tu piel es tan bonita —se quejó. Sus ojos oscuros brillando con envidia, no del tipo malicioso que haría a uno preocuparse, sino del tipo que secretamente te hacia sentir un poco bien contigo mismo, sin embargo él no sintió nada.
Para Zhou Zan como se viera antes o ahora no era algo verdaderamente importante, sino él estar vivo y poder llevar una vida tranquila.