El tiempo transcurrió lleno por décadas o tal vez siglos de paz.
Zora había dominado el vuelo, sus estudios culminaron de manera perfecta.
La princesa dragon había terminado por convertirse en una de las figuras más imponentes del mundo, tanto por su poder de combate como por su gran astucia en todo tipo de ámbitos, estaba bendecida con los mayores talentos posibles de su raza.
Ahora formaba parte de las reuniones entre los generales dragon y el Rey pero más que nada era una formalidad pues pocas ocasiones se requería de su opinión para asuntos importantes.
Pero que asistiera en estas reuniones la llevó a enterarse de lo que ellos llamaban la Reunión Ancestral.
Está reunión se llevaba a cabo cada mil años, era cuando los Reyes de cada mundo se reunían y compartían información con la intención de ayudarse a prosperar mutuamente.
Por ejemplo, el Rey Humano había compartido su conocimiento en las diferentes formas de usar el maná y no limitar su uso al combate, el Rey Demonio compartió tácticas para hacer más fácil y efectiva la caza de bestias mágicas.
Zora no pudo esconder su curiosidad por esta reunión y pidió que se le permitiera ir, lo que más quería era ver por sí misma como eran las otras razas y aunque dudoso el Rey terminó por aceptar llevarla alegando que tampoco tenía razones para no llevarla y creyendo que era una buena oportunidad de que conociera más del mundo por sí misma.
El día de ir llegó rápidamente y los preparativos ya estaban hechos, Maxwell se quedaría a gestionar el lugar mientras el Rey Dragon junto a su hija y generales partían a la Reunión.
Aquella reunión no se llevaba a cabo en cualquier lugar sino en lo que los reyes llamaron la raíz del mundo.
Un mundo vacío de materia y abundante de los grandes poderes.
Para llegar ahí existía un altar en cada mundo, el cual siempre estaba en donde residía el Rey, en este caso se encontraba en el centro del Castillo flotante del Rey Dragon.
Era una plataforma plateada llena de ornamentos que coincidían con grandiosos dragones rodeando por completo la plataforma.
Cuando todos la pisaron, el Rey Dragon libero su magia envolviendolos en un vertiginoso espiral blanco por un momento. Al momento siguiente estaban en un lo que parecía un enorme y circular cristal completamente blanco sin embargo a pesar de la ausencia de materia era fácil desplazarse por este lugar con el control del mana impulsando el cuerpo.
Adelante de ellos había varias personas de apariencia imponente observando a la espalda de alguien a un más imponente.
Eran todos los Reyes junto a sus más leales súbditos.
El Rey Humano con un gran halo girando sobre él y de apariencia refinada tenía a su espalda 5 ancianos de apariencia formidable, les llamaba "Sabios".
El Rey Bestia con enormes garras y 2 cabezas tenía tras él a 3 bestias que llamaba "Garras".
El Rey Elfo de apariencia serena con orejas largas y cabello dorado hablaba con 8 diferentes elfos a los que llamaba sus generales.
El Rey del Cielo, con apariencia majestuosa y enormes alas con bellas plumas resplandecientes en multicolor llamaba a sus 5 acompañantes "Destellos".
El Rey Demonio con su imponente y enorme cuerpo color púrpura y 6 brazos saliendo de su espalda llamó presuntuoso y torpemente "Reyes Demonio" a sus 5 acompañantes.
El Rey del Mar de apariencia escamosa y reptilinea verde llamó a sus 4 acompañantes "Olas".
Y por último el Rey Dragon de apariencia digna y majestuosa extendiendo sus alas junto a sus generales e hija acompañandolo.
Zora sintió especial admiración por el Rey Humano, supo instintivamente que era el más débil de entre los reyes pero el más sabio, el que parecía cargar consigo mismo la mayor cantidad de conocimiento que ella jamás tendría.
Quiso acercarse a él pero el Rey Dragon la detuvo y comenzó la reunión.
La reunión fluyó tranquilamente hasta terminar y Zora aprovechando la oportunidad trato de acercarse a él una vez más pero fue interrumpida nuevamente por el Rey Dragon, mientras se retiraban de la raíz del mundo ella pudo ver al Rey Humano sonriendo en su dirección, esa fue toda su interacción con él en ese momento.
Volviendo a su mundo, todos volvieron a la normalidad.
Repentinamente un día el Rey Humano visitó el mundo Dragon y tras arreglar sus asuntos pendientes con el Rey Dragon se retiro sin embargo se encontró con Zora y estaba claro que ella quería una charla con el Rey Humano sin embargo para su sorpresa él habló primero:
"Tu eres la hija del Rey Dragon, ¿cierto?" Dijo con una sonrisa en su rostro.
"Me alegra verte, sabes estoy un poco preocupado por tu padre, creo que alguien lo está engañando"
Mientras afirmaba esto su rostro expresaba amargura y pesar genuinos que conmovieron y preocuparon a Zora
"No puede ser... Dígame ¿qué puedo hacer para ayudar?"
Una sonrisa indescifrable se posó en el rostro del Rey Dragon y dijo:
"Vendré a visitar pronto de nuevo, cuando venga asegúrate de contarme todo lo que te pregunte"
"Si, encantada" Respondió Zora, chocando con su habitual astuta personalidad.
Su charla fue breve y en unos instantes el Rey Humano se había ido dejando a Zora con fascinación por haber hablado con él y preocupacion por lo que le dijo.
Pará ella la palabra de un Rey era tan genuina y absoluta como la de su padre y ni siquiera pensó en cuestionarlo.
Los días siguieron pasando y en desconfianza por lo que creía saber, su relación con los demás generales fue distanciandose cada vez más hasta el punto de que llegaba a discutir con ellos por cosas mínimas en las que normalmente no habría discutido.
El tiempo pasó hasta que el Rey Humano volvió a aparecer frente a Zora.